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Taiwán Hoy

Cada vez más orgánico

01/06/2006
Muchas más granjas locales están tomando parte en el movimiento de la dieta orgánica.

El ser una exitosa empresaria tuvo su efecto en Wong Siang-chun. Debido a la pesada carga de trabajo, empezó a sufrir de mal funcionamiento del hígado y los riñones, osteoporosis y anemia. Al final, ya no tenía fuerzas para trabajar. Con la frustración de que ningún tratamiento médico occidental ni chino mejoraba sus síntomas, Wong dio con la idea de una dieta orgánica y decidió probarla. Su salud mejoró enormemente, y Wong estableció Cotton Fields-Sun Organism, una franquicia de restaurante y supermercado orgánico.

Wong se encuentra entre aquellos que fueron atraídos por la idea de “la dieta viviente”, introducida en Taiwan por Lai Chiu-nan hace 15 años. Lai realizó durante diez años investigación de tratamiento en el Centro para Cáncer de la Universidad de Texas. Allí, ella comenzó a promover la dieta viviente —un estilo de vida que trata el cuerpo, la mente y el alma como un todo. La clave de esta dieta son los productos orgánicos, que crecen en terreno rico en microorganismos y minerales, pero sin el uso de pesticidas, fungicidas, fertilizantes ni antibióticos químicos.

Primero, aquellos que probaban la dieta viviente eran en gran medida personas que sufrían enfermedades crónicas, y estaban desilusionados del efecto de los tratamientos médicos chino y occidental. El sabor natural y la apariencia de la comida orgánica no eran muy populares en ese entonces, pero ahora la situación está cambiando. “La gente que come alimentos orgánicos hoy día es más afortunada”, dice Wong. “Hace quince años, era como comer grama. Ahora, hay gran abundancia de opciones”. Aparte de las ubicuas bebidas enérgicas, los seguidores de la dieta orgánica han desarrollado recetas que son más placenteras para los hábitos alimenticios de los taiwaneses. Un antiguo refrán dice que “las medicinas y comidas tienen el mismo origen”, y la dieta orgánica en Taiwan está hoy influenciada por las teorías médicas chinas.

Wong y Lai comparten puntos de vista parecidos sobre la dieta viviente. Para Wong, la dieta viviente es un estilo de vida holístico, donde la comida es el medio a través del cual se logra la armonía entre el cuerpo y la mente. Sheng-ji —el nombre chino para este estilo de vida— incluye más que sólo la alimentación. "Sheng-ji describe el afecto por la Tierra y la selección de lo que es beneficioso para la vida, incluyendo comida, vestido, vivienda y otros”, dice Wong. “Alguien que adopta una dieta simple y saludable es naturalmente capaz de ver y pensar más claramente”.

Cada vez más orgánico

Generalmente, los alimentos orgánicos no son procesados.

Jhan Yi-cing, fundador de Green Village Organic Stores, indica que sheng-ji también prohíbe el procesamiento artificial. El cree que se refiere a un estilo de vida que es beneficioso para la salud humana, la tierra y el ecosistema. “Irónicamente, a la mayoría de los consumidores no les importa realmente el bienestar de nuestro ambiente natural”, dice. “Ellos sólo ven que una dieta orgánica mejora la salud humana”. Frente a la mayor comercialización de productos orgánicos, Jhan encuentra que más y más de ellos están empacados de forma excesiva y extravagante, lo que él cree que es contrario a la idea básica de protección del medio ambiente. “La destrucción del medio ambiente ocurrió rápidamente en Taiwan porque nuestra economía se desarrolló enormemente en sólo 50 años”, dice Jhan. “Ahora la gente está comenzando a darse cuenta que, el estilo de vida de nuestros antepasados era acertado”.

Chiang Shou-shan, fundador de Dr. Fish, una tienda que vende pescado libre de contaminantes, dice que la mayoría de los consumidores taiwaneses no se dan cuenta que los alimentos que se ven más simples, son los menos contaminados. “Si quieren pescados con agallas coloradas o camarones rosaditos”, dice, “estos se consiguen solamente con colorantes artificiales”.

Al contrario de las falsas creencias populares, la dieta viviente no significa una dieta vegetariana completamente cruda. Como el carácter chino para viviente, sheng, significa vida y crudo, se cree erradamente que los practicantes de este estilo de vida se alimentan con hortalizas crudas. De hecho, una de las principales fuentes de proteína en la dieta orgánica son los frijoles de soja, que obviamente no se pueden consumir crudos. “Una dieta orgánica es básicamente vegetariana, pero en realidad, es difícil que los taiwaneses la sigan. Como la constitución de los asiáticos es diferente de la de los occidentales, es inapropiado transferir dietas orgánicas occidentales a Taiwan sin hacer las revisiones”, dice Ouyang Ying. Su familia estableció el primer centro de salud orgánico de Taiwan hace 25 años, y ha tenido éxito ayudando a pacientes de cáncer a devolverles la salud mediante dietas específicas para cada paciente y enseñándoles cómo ajustar sus estilos de vida.

Una de sus hermanas, Ouyang Jing, estudió en el Instituto de Salud Hipócrates de Wigmore, en Estados Unidos. Incorporando dietas orgánicas occidentales y japonesas, las teorías médicas chinas y con 25 años de experiencia como nutricionista consejera, Ouyang ha sido reconocida como la autoridad líder en alimentación orgánica en el Sudeste de Asia. Aún así, él enfatiza que una dieta orgánica es sólo una contribución al tratamiento médico ortodoxo.

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Estos productos del mar están certificados como libres de contaminación.

La comida orgánica en Taiwan se ha vuelto muy individualizada. La combinación de alimentos orgánicos crudos y cocidos varía según la condición física de cada persona. “Por ejemplo, los pacientes de cáncer no deberían comer solamente verduras crudas—ellos no tendrían suficiente energía para aguantar la quimioterapia debido a la falta de proteínas”, dice Wong. En el centro de dieta viviente de Ouyang, él siempre examina las células sanguíneas de los clientes para así diseñar las dietas para ellos. Nunca se les da la misma dieta a dos clientes.

Aun cuando la mayoría de los practicantes de dietas orgánicas son vegetarianos, este tipo de dieta vegetariana es muy diferente a la prescrita por el budismo en Taiwan. Los platillos vegetarianos budistas son frecuentemente fritos y procesados con colorantes artificiales, lo que contradice los principios de las dietas orgánicas —cero aditivos químicos y cero frituras. Los alimentos congelados son dañinos para la salud porque la grasa hace que la sangre se vuelva pegajosa, recubre los glóbulos rojos y reduce su capacidad de llevar oxígeno. Si las células normales son privadas de oxígeno, es muy posible que ocurra una mutación y se transformen en células cancerosas.

Ouyang le preocupa el mayor índice de cáncer entre los niños, especialmente leucemia. El cáncer ha sido la causa N1 de muerte en Taiwan durante 24 años, y hay un temor colectivo enorme hacia el cáncer. Esto contribuye al creciente número de personas que desean comer alimentos orgánicos. “Hoy día los niños comienzan a comer hamburguesas y pollo frito a una edad muy temprana”, dice Ouyang. “El objetivo de adoptar una dieta vegetariana es para reducir la excesiva acidez en el cuerpo, mediante la absorción de enzimas vegetales”.

Aunque la mayoría de las dietas orgánicas son vegetarianas, Chiang Shou-shan, quien también es director de nefrología en el Hospital Conmemorativo Wu Ho-su Shin Kong, está promoviendo otro método para ayudar a sus pacientes a recobrar su salud —comiendo pescados sin contaminantes. El número de pacientes que reciben diálisis de riñón en Taiwan es el segundo más alto del mundo, y Chiang desea reducir los enormes costos sociales de la enfermedad del riñón con un método preventivo. El ha observado que comer de forma regular pescado estabiliza y mejora la condición de sus pacientes diabéticos y nefríticos. “Comer pescado ayuda a reducir el riesgo de cáncer de seno, infarto de miocardio y apoplejías”, dice Chiang. “Naturalmente, los ácidos que se producen en los pescados también ayudan a mantener la buena vista y el desarrollo cerebral, especialmente en los niños”.

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Las bebidas enérgicas prometen una manera rápida de consumir vitaminas.

Pero según Chiang, los pescados en el mercado están contaminados con metales pesados, bifeníl policlorinado (PCB) y dioxinas —además de que los pescados contrabandeados de China contienen generalmente formolín. El decidió vender pescado que haya recibido pruebas de varias toxinas y declarado libre de contaminantes. El coopera con pescaderías certificadas por Punto de Control Crítico de Análisis de Peligrosidad (HACCP, siglas en inglés), un estándar nacional de sanidad, y con compañías de refrigeración de primera calidad para garantizar la calidad del pescado, que porta la identificación de pescado saludable. El ochenta por ciento de los clientes de Chiang hacen pedidos de pescado en Internet, y lo reciben fresco en la puerta de su casa u oficina.

Ouyang, por otro lado, fomenta la sopa de raíz de loto como una manera poco costosa para que la gente saludable cuide sus riñones. Para diseminar la idea del estilo de vida orgánico, su centro de investigación ha celebrado más de 63 “campamentos de dieta” desde 1985, en los que los participantes aprenden a mejorar sus condiciones físicas a través de una combinación de buena dieta y práctica de yoga y qigong. Para aquellos demasiado ocupados para participar en los campamentos, el centro de dieta viviente ha desarrollado el primer software de dieta orgánica interactiva del mundo, que enseña a la gente cómo diseñar sus propias dietas, y permite a los propietarios de tiendas registrar la información de sus clientes. “En una barra de jugo orgánico, un cliente podría pedir una bebida para mejorar el insomnio”, dice Ouyang. “El propietario puede consultar el software, hacer el jugo, y registrar las preferencias del cliente”.

A medida que el movimiento de la comida orgánica florece en Taiwan, se aleja más de su modelo estadounidense y crea algo único de la isla. “La idea de comer de forma saludable no ha avanzado al mismo ritmo del desarrollo económico de Taiwan”, dice Chiang. Pero naturalmente, las cosas están cambiando.

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