Hacia finales de 1999, Liu Shin-mei aplicó la tiza a su taco, se acercó a la mesa, y realizó la tacada de su vida. Fue en Alicante, España, y cuando encestó la última bola 9 sobre la mesa, ella se colocó instantáneamente en el primer lugar de la división femenina del Campeonato Mundial de Pool (WPC, siglas en inglés), y logró un pequeño margen respecto a la número dos del mundo, Allison Fisher, del Reino Unido, quien había conservado el título del campeonato durante tres años consecutivos.
La victoria de Liu, no solamente desplazó a Fisher, sino que también hizo resaltar a la atleta taiwanesa como la primera jugadora de pool en el mundo, según la Asociación Mundial de Pool-Billar, el principal organizador del concurso. No significa que ella vaya a quedarse dormida en los laureles. Podrá ser la No. 1, pero aún se esmera mucho en perfeccionar sus destrezas, y dice que su objetivo es darle a sus oponentes “un tiempo bien difícil en cada juego”.
Liu es una de muchos atletas taiwaneses que sobresalen durante los eventos deportivos internacionales de billar. En julio de este año, la reina del pool fue al Centro del Comercio Mundial en Taipei para ver competir a sus colegas varones junto a los principales jugadores del mundo por los primeros lugares del WPC y un total de US$350.000 en premio, el mayor en la historia de este deporte. Aunque Chang Pei-wei, de 25 años de edad, perdió el primer premio en el partido final, cuatro taiwaneses llegaron a los cuartos de final contra cuatro jugadores extranjeros. Esta fue la mejor actuación de los jugadores de pool del país en este evento anual.
“Es un impacto sorprendente para la comunidad internacional de billar”, dice Chao Fong-pang, de 37 años, quien quedó en quinto lugar, y ha ganado dos campeonatos, en 1993 y 2000 en el mismo evento. “Somos absolutamente la potencia mundial de este deporte”, dice Chao. Entre tanto, Alex Pagulayan, de Canadá, quien derrotó a Chang, y logró el primer lugar este año, describió a los taiwaneses y filipinos como “los jugadores más peligrosos del mundo”.
Chao no está exagerando, ya que es más que un logro, dado que no hace mucho tiempo el billar era considerado un juego de “bajo nivel” en Taiwan.
A pesar de todo, el billar de troneras al estilo americano o pool ha tenido seguidores en Taiwan desde que fue introducido hace dos décadas, y el estilo “bola 9” ha sido el más popular. El juego se llama así por el número de bolas, y los jugadores comienzan a empujar la bola con la numeración más baja sobre la mesa. El jugador que encesta la bola 9 gana. Según la Asociación de Billar Taipei Chino (CTBA, siglas en inglés), establecida en 1990, más de 1 millón de personas visitan con frecuencia las 1.200 salas de billar del país. Aproximadamente siete de 10 jugadores tienen entre 18 y 22 años.
Cuando Chao y Liu comenzaron a jugar en los años ochenta, casi todas las personas que ellos conocían, tenían una impresión negativa del juego. Liu dice que en realidad ella pensaba que el pool —jugado en una sala con aire acondicionado— era un deporte mucho más placentero que los que había practicado antes al aire libre. Pero, por ello mismo, la persona común no dejaba de asociar el juego con adolescentes reunidos alrededor de mesas de billar en salas poco iluminadas, sin nada mejor que hacer que faltar a clases, fumar cigarrillos, beber, maldecir y pelear.
En 1990, hasta el Gobierno aplicó medidas al juego. Cuando el Ministerio de Educación emprendió una campaña en contra de las malas influencias de las salas de videojuegos, pachinko, y bares de karaoke, las salas de billar también fueron incluidas, y el resultado fue que se restringió la entrada de los menores de dieciocho años a las salas de billar.
Liu recuerda cómo su familia trató de disuadirla de jugar pool. Su padre, usando un refrán popular, le dijo que las tres cosas más torpes que una joven podía hacer eran jugar pool, fumar y tener un novio.
La respuesta del Gobierno a la mala reputación del deporte irritó a algunos ardientes seguidores del juego. A pesar de su enojo por la hostilidad del Gobierno hacia el billar, Tu Yung-hui, el fundador de CTBA y ahora su vicepresidente, decidió emprender una campaña para diferenciar las empresas miembro de su organización de aquellas asociadas con delincuentes.
Tu quería cambiar la opinión del Gobierno y del público sobre el juego. “Teníamos que aclarar que ciertos malos ejemplos no representan nuestro negocio”, dice. “Lo más importante, teníamos que probar que el billar podía ser un deporte de competencia regular como cualquier otro deporte”. Como resultado, CTBA comenzó a organizar y buscar el patrocinio para competencias de billar. La organización estableció también un sistema de ranking para jugadores profesionales, y colocó las reglas para los jugadores, réferis, entrenadores y operadores de las salas de pool.
La mayoría de las competencias fueron eventos televisados, y ahora la gente ve pool en la televisión todas las semanas. La amplia variedad de televidentes ha contribuido a la mayor aceptación del juego como un deporte legítimo, y también ha ayudado a crear una base de aficionados que crece continuamente. En cuanto a los jugadores, Tu dice que con el tiempo ellos se acostumbran a actuar frente a las cámaras, e indica que éste es uno de los secretos de los jugadores locales cuando llega el momento de jugar ante la atención del público internacional.
Liu está de acuerdo. Ella dice que habría perdido el campeonato mundial de 1999, si no hubiese superado su miedo a las cámaras en una competencia televisada que duró siete meses el año pasado.
El mismo año otro jugador taiwanés ganó también el primer premio en la misma división junior del WPC, para jugadores menores de 20 años. Desde 1992, Taiwan ha ganado siete de estos títulos. Un evento crucial tuvo lugar en diciembre de 1998, cuando los 13 Juegos de Asia fueron celebrados en Bangkok. Entre las cuatro medallas de oro para billar, el equipo taiwanés logró tres, más dos de plata y una de bronce. Chao, quien ganó una de oro, una de plata y una de bronce, se convirtió en héroe en todo Asia. “Para nuestro país, que no es una potencia mundial en los deportes”, dice Chang Fen-fen, director del Departamento Internacional del Consejo Nacional para Educación Física y Deportes, de nivel de Gabinete, “la verdadera escena internacional son los Juegos de Asia, en vez de los Juegos Olímpicos”. Ella dice que el giro completo de la reputación del billar alcanzó su cumbre en los dos años siguientes después del éxito de Chao —en 2000 había tres veces más el actual número de salas de pool y más de 70.000 mesas.
El éxito de los jugadores taiwaneses y los esfuerzos de CTBA cosecharon finalmente frutos en 1999, cuando el Gobierno comenzó a entusiasmarse por el deporte. Las salas de pool ya no se veían como negocios que necesitaban supervisión estricta ni reglamentaciones duras, y el Ministerio de Economía decidió que las salas de pool eran establecimientos comerciales que permitían a la gente jugar deportes competitivos. En cuanto a la ley que restringía a los menores de 18 años la entrada a las salas de pool, ésta fue anulada, Chao indica que en un campamento de verano de billar que él organizó este año, los chicos jugaban a menudo con sus padres.
Respecto a los niños que toman en serio el billar, algunos colegios de bachillerato en Taipei —la Escuela de Bachillerato Fuhsing, en especial— están ofreciendo el deporte a sus estudiantes. Tu dice que él espera que las escuelas en todos los niveles, incluyendo las escuelas primarias, acepten el billar como parte del programa de deporte. “Sólo cuesta NT$30.000 (US$882) o NT$40.000 (US$1.176) comprar una mesa de pool y otros artículos”, dice.
En cuanto a los jugadores maduros como Liu, las universidades ofrecen oportunidades para estudios avanzados y la adquisición de calificaciones académicas para puestos de entrenador, y organizadores de competencias. Liu es ahora una estudiante en el Departamento de Administración de Recreación y Deporte, del Colegio de Educación Física de Taipei. Ella ha aprendido cómo organizar competencias de billar, y realizar un programa de entrenamiento apropiado o un campamento de verano para el público general. “Este conocimiento me hace sentir más segura sobre mi futuro mientras sigo mi carrera o juego pool”, dice.
Entre tanto, sus expectativas están colocadas en una competencia abierta en Japón, donde ella espera probar una vez más que los jugadores de Taiwan son “peligrosos”.