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Taiwán Hoy

Respirando a fondo

01/08/2004
Una demostración de taichi chuan, un estilo de chi kung practicado en movimiento.

En una reciente reunión de escritoras y periodistas en Taipei, Tsao Yu-fang dialogaba, no sobre sus obras literarias sino sobre su experiencia en la lucha contra el cáncer mediante el chi kung (qi kung).

“Es muy importante que usted lo practique en la manera correcta, si desea que surta excelentes efectos en su cuerpo”, dice ella al grupo de mujeres que trata de animar para que exploren esta manera alternativa de mejorar la salud.

Tsao, de un poco más de sesenta años, tiene una buena razón para creer en esto. Ella es una especie de milagro, al haber ganado exitosamente la lucha contra el cáncer terminal de ovario en 1998 y volver a tener una vida normal. Los médicos le dijeron que le quedaban entre seis meses y un año de vida, y a principios de 1999 fue operada por primera vez, y recibió seis rondas de quimioterapia. Con una determinación de no dejarse vencer por la enfermedad, también comenzó a buscar otros métodos para mejorar su salud, cuando escuchó de las propiedades restauradoras del chi kung. Tres días después de haber sido dada de alta del hospital, Tsao se inició en este estudio con un maestro de chi kung.

La sentencia de seis meses a un año que le dio el médico a Tsao, se extendió a tres años, pero luego el cáncer volvió. Después de otra cirugía, Tsao decidió no seguir el tratamiento de quimioterapia, y empezó a prepararse para lo peor. Sin embargo, como cosa del destino, conoció a otro maestro de chi kung, que vive en Atlanta, y decidió probar otra vez -esta vez, con mayor compromiso que con su primer maestro.

“Tenía dudas al principio, pero pensé que esta era mi única opción si quería darme una segunda oportunidad”, dice, y agrega que ella sentía en ese momento que había llegado a los límites de la habilidad curativa de la medicina occidental.

Un viaje de dos semanas a Atlanta se alargó a ocho meses en los que sólo practicó chi kung. Cuando volvió a Taiwan, el cáncer del que padecía Tsao se había desaparecido totalmente.

Respirando a fondo

El chi kung es un ejercicio beneficioso para la salud que puede practicar gente de todas las edades.

Tsao no es la única. David Shu, un neurocirujano practicante durante más de 20 años, es otro ejemplo de cómo la tradición china antigua del chi kung puede ser un método milagroso para la salud.

El médico de 55 años fue diagnosticado con cáncer de colón en tercer grado a principios del año pasado. Como es común en estos casos, se recomendó hacer cirugía y quimioterapia. Entre tanto, Shu comenzó a hacer su propia investigación en alternativas, incluyendo la medicina china, dietas especiales y varios tipos de medicina folklórica. Un día se encontró con un libro sobre una escuela de chi kung dirigida por Lee Feng-shan. Intrigado, comenzó a estudiar con Lee mientras recibía radioterapia. Descubrió que el chi kung aliviaba el dolor de la radioterapia, y cuando vió que el tumor no sólo disminuía de tamaño, sino que llegó a desaparecer totalmente, decidió abandonar los tratamientos, y rechazó la cirugía original planificada para abril del año pasado. Al final, estuvo hospitalizado por el cáncer sólo 10 días como preparación para la radioterapia.

El recobro de su salud puede haber sido una buena noticia para Shu, pero sus acciones recibieron algunas reacciones negativas de sus colegas. Muchos dijeron que era imprudente haber omitido la cirugía, afirmando que era esencial para el tratamiento del cáncer. Mientras tanto, un gastroenterólogo hasta llegó a decir que Shu, siendo un médico, era el peor ejemplo posible en la sociedad.

Pero el mismo Shu admite que él no hubiera estudiado chi kung si no hubiera estado enfermo, pero por otra parte él se considera “una persona muy receptiva”, diciendo, “Me encanta probar cosas nuevas y creer en que funcionan”.

Quizás porque él es un médico con experiencia, él está al tanto de las ventajas y desventajas de la medicina occidental, dice, se trata de una medicina que ataca, en vez de prevenir. Y algunas veces, él indica, puede ser un tormento para el paciente.

Citemos el caso del cáncer. La enfermedad permanece con frecuencia después de la eliminación del tumor, y su ataque en los otros órganos conlleva a más cirugía, y más sufrimiento físico y psicológico. Al final, según él, la muerte sigue siendo el destino del paciente.

“Soy un médico. Sé esto muy bien”, dice. “La mayoría de los médicos sólo instan a los pacientes a someterse a cirugías sin decirles sobre las atroces repercusiones”.

Para Julia Tsuei, médica retirada, los problemas asociados con los tratamientos occidentales tienen su origen en la manera cómo ven el cuerpo humano. Respecto a las comparaciones entre la medicina occidental y la china tradicional en cuanto a sus conceptos del cuerpo humano, la ex especialista en obstetricia, de setenta y ocho años, explica que la medicina occidental considera el cuerpo humano como una masa de partículas, mientras que la medicina china tradicional lo ve como una colección de canales de energía -o chi. El ajuste del chi del cuerpo mediante el control de la respiración es el objeto principal de los practicantes de chi kung. Mientras que la medicina occidental suele centrarse en las partes específicas del cuerpo que se enferman.

Respirando a fondo

Lee Feng-shan: “Solamente aquellos con la actitud correcta pueden hallar al verdadero maestro”.

En pocas palabras, la respiración es esencial para el chi kung, que puede practicarse permaneciendo inmóvil o en movimiento -este último conocido mejor como taichi chuan, un arte marcial elegante para gente de todas las edades, y ahora popular en todo el mundo. Pero el control de la respiración puede lograrse solamente en una condición libre de estrés, y al alcanzar una mente libre de cargas se contribuye a un cuerpo sano -una verdad, dice Shu, que él ignoró por demasiado tiempo, como la mayoría de la gente en la sociedad moderna. El doctor dice que él solía trabajar en exceso durante largas horas, y estaba bajo tanta presión que nunca tenía tiempo para practicar ningún deporte, y cuando lo hacía parecía que lo dejaban aún más cansado.

“Solía buscar tiempo para un partido de tenis, aún cuando estaba muy cansado del trabajo”, dice, y sentía que mi resistencia se iba reduciendo día tras día. Al practicar chi kung, dice que aprendió a relajarse, y eso a su vez lo ayudó a tratar su cáncer.

De manera similar, Tsao Yu-fang ha cambiado su opinión sobre el ejercicio. Durante años, ella hacía ejercicios en un gimnasio casi todos los días, hasta el punto en que se convirtió en una adicción.

“Iba temprano en la mañana al gimnasio, sin importar lo cansada que hubiese estado la noche anterior”, dice. Sin embargo, echando un vistazo atrás, ella cree que sus ejercicios le daban energía a corto plazo, pero a la larga se agotaba. “El chi kung es mejor que cualquier tipo de ejercicio”, dice. “Además, a diferencia del estilo de ejercicio occidental, es muy raro que cause lesiones”.

El mayor reconocimiento internacional del chi kung como un método para luchar contra la enfermedad crónica se debe en gran parte a la investigación realizada en China y Taiwan, donde el Consejo Nacional de Ciencias comenzó a llevar a cabo investigaciones serias en colaboración con los practicantes de chi kung, tales como Lee Feng-shan en 1987. Entre tanto, hace doce años, los intelectuales tales como Julia Tsuei, quien se convirtió en su primera presidenta, establecieron una asociación académica para el estudio del chi kung, y hoy tiene 70 miembros.

Para David Shu, la ciencia era obvia, una vez que comenzó su entrenamiento. Su maestro de chi kung insitió en seguir sesiones de entrenamiento en una secuencia específica que requería que él se relajara y controlara su respiración antes de continuar con la próxima etapa. Hoy, él practica taichi chuan, aún cuando sigue siendo escéptico sobre otros caminos alternativos para la salud.

No obstante, el método científico, paso a paso, es precisamente lo que aparta a algunas personas -particularmente aquellas que buscan un curso rápido y una cura inmediata. Lee Feng-shan dice que ésta no es la actitud correcta, pero admite que algunos maestros excéntricos -los llamados maestros “inspiradores”, algunos de los cuales enseñan chi kung sin practicarlo de manera seria ellos mismos- existen en realidad.

“Sólo aquellos con la actitud correcta pueden encontrar al verdadero maestro”, dice.

Respirando a fondo

Los empleados públicos usan con frecuencia los techos de los edificios para hacer ejercicios durante la hora de almuerzo.

Pero, igualmente, los maestros de chi kung expresan que, una vez que los alumnos han elegido a su maestro, ellos deben seguir las instrucciones del maestro al pie de la letra si quieren lograr los resultados deseados. La determinación y la confianza no deberían desestimarse tampoco.

“Fue más fácil para mí lograr mejorar mi salud mediante el chi kung, porque lo acepté cuando ví lo que pasaba”, dice Shu, quien sostiene que aquellos que no lo practican con todo su corazón pueden hasta terminar haciéndole más daño a su salud, si realizan chi kung mientras sufren de cáncer. “Si carecen de confianza mientras usan chi kung como terapia, algunas veces terminan volviendo al hospital, donde los doctores los culpan de buscar ayuda en tratamientos alternativos”.

Para Shu, su experiencia comprueba que el chi kung califica por lo menos como una alternativa para el tratamiento médico occidental ortodoxo.

"Ahora, yo recomiendo a mis pacientes evitar cirugías a menos que sea obviamente necesario, y les recomiendo que aprendan chi kung”, dice Shu. “Con frecuencia, ofrezco una segunda opinión que difiere de los otros médicos, y paso tiempo comunicándome con mis pacientes, explicándoles sobre la importancia de vivir una vida relajada cuando se trata de combatir una enfermedad”.

En otras palabras, Shu se ha transformado en creyente, y los maestros tales como Lee Feng-shan no son los únicos que creen que hay un gran potencial para el desarrollo del chi kung. Con sus 40 años de experiencia, Lee ha establecido nueve centros en la isla donde miles de aprendices de chi kung, incluyendo niños, practican sus movimientos. También hay cursos exclusivamente para pacientes de cáncer, quienes actualmente alcanzan los 100, mientras el maestro viaja al extranjero varias veces al año para promover el chi kung, e intercambiar puntos de vista con los investigadores y practicantes del chi kung de otros países.

Entre tanto, aunque el chi kung está logrando la aceptación como un medio para alcanzar la buena salud, continúa siendo una terapia alternativa y auxiliar, y gran parte de la sociedad prefiere ignorarlo. Quizás para la mayoría de la gente, es un caso simple de nunca haberlo experimentado por sí mismos.

“Las escuelas de chi kung varían en su efectividad; la experiencia es la que decide en qué creer”, dice Tsao.

Claramente, y en más y más casos en Taiwan -sobre todo entre los doctores con formación occidental- experimentarlo es creerlo.

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