n artículo de revista publicado a finales del año pasado llamó la atención de los lectores hacia un edificio renovado en el distrito de Beitou al norte de Taipei, una área conocida por sus aguas termales. “El Museo de Aguas Termales de Beitou fue establecido hace cinco años como resultado de los esfuerzos conjuntos de los residentes locales, maestros y estudiantes”, narra el artículo en un tono nostálgico. Aunque el escritor expresa preocupación por una propuesta de confiar la administración del museo al sector privado, él enfatiza que la historia que rodea el establecimiento del museo se cuenta con frecuencia para conmover a la gente, incluyendo a los mismos cuentistas.
Hung Te-jen es uno de esos cuentistas. Hung, médico, es uno de los activistas comunitarios más prominentes de Beitou y presidente de la Fundación Cultural de Beitou (BCF, siglas en inglés), una organización local establecida en 2000 para promover el interés en la cultura e historia del distrito. La fundación es ahora una de alrededor de 40 grupos locales de ese tipo, según el Buró de Asuntos Culturales del Gobierno de la Ciudad de Taipei. Hung disfruta especialmente la historia detrás del Museo de Aguas Termales de Beitou porque es uno de los primeros ejemplos del esfuerzo conjunto de la comunidad para preservar con éxito una importante reliquia histórica.
Llanos, montañas y aguas se encuentran en Beitou. La Fundación Cultural de Beitou trabaja junto con el Gobierno de la Ciudad de Taipei para promover la cultura y la ecología del área.
En 1995, varios estudiantes en la Escuela Primaria de Beitou se tropezaron con una estructura abandonada entre la maleza durante un estudio de campo. El edificio de dos plantas, construido a imitación de una villa de campo británica, fue construido originalmente por los japoneses en 1913, en su interior una piscina de aguas termales e instalaciones de baño. Cuando el gobierno colonial se fue en 1945, esta casa de baños se utilizó para diversos fines por los sectores público y privado antes de que el edificio obsoleto quedara abandonado. “Los niños adoraban el lugar”, dice Hung. “Y su devoción conmovió a la comunidad local y al Gobierno para salvar una pieza de la historia”. Después de haberse vuelto a descubrir, el edificio obtuvo el reconocimiento oficial como un edificio histórico y ahora es un sitio turístico importante en Taipei.
Hung no siempre estuvo activo en los asuntos comunitarios. De hecho, él admite ser un extraño para el río Tamsui, una vía fluvial importante que atraviesa la cuenca de Taipei. Sin embargo, eso cambió después que cumplió los cuarenta años de edad. “Yo no sabía nada sobre el río, a excepción de que causaba inundaciones de vez en cuando”, dice. “Los diques a lo largo del río parecían barreras de concreto que evitaban que el río fluyera hacia mi vida”.
Una vista nocturna de Beitou.Se espera que un proyecto para construir un teleférico estimule aún más el turismo en el área.
Cuando era un joven estudiante taiwanés, Hung aprendió mucho más sobre los lejanos río Yangtze y río Amarillo. El indica que ese conocimiento sobre los dos ríos más largos de China representa una brecha entre la educación y la vida cotidiana de aquellos que reciben esa educación. “Parece que nos han enseñado a ignorar a nuestro propio pueblo natal”, señala. “Si no conocemos la tierra que pisamos, no podemos estar seguros de lo que sabemos sobre nosotros mismos”. Hung promete establecer una disciplina de aprendizaje que él llama “ciencia Beitou”. Este tipo de investigación local puede construir la base de una más amplia “ciencia Taipei”, y ayudar a crear un cuadro más dinámico de la ciudad como un todo, señaló Liao Hsien-hao, director del Buró para los Asuntos Culturales del gobierno de la ciudad, durante una reunión reciente de especialistas locales que incluyó a miembros del BCF.
a preocupación de Hung por la educación ha instado al BCF a iniciar un programa de aprendizaje local, uno de 12 en Taipei organizado por el gobierno de la ciudad. Según el médico, se supone que este colegio comunitario desarrollaría una manera práctica y conveniente de aprendizaje. “Los estudiantes no se sentarán simplemente en aulas de clase como en las escuelas regulares”, explica Hung. “Además de ofrecer un canal fácilmente accesible de educación de por vida, nuestro colegio comunitario ofrecerá también un lugar para que los asuntos locales y públicos sean estudiados y discutidos desde diferentes puntos de vista”.
Una gira ecológica en el cercano Parque Natural de Guandu. Hung propone llevar a los estudiantes fuera de las aulas para que puedan tener contacto directo con su tierra natal.
El proyecto propuesto para el teleférico de Beitou es uno de esos ejemplos. Desde 1979, en un intento de contrarrestar el declive económico causado por la prohibición de la prostitución, un negocio que fue lucrativo anteriormente en Beitou, los planificadores propusieron la edificación de un teleférico aéreo. Después de décadas de discusión y debate, el proyecto ahora promovido como un medio para mejorar el tráfico pesado entre Beitou y Yangmingshan, un lugar turístico de la zona－ está en la última etapa de planificación y a la espera de la aprobación de las autoridades del Parque Nacional Yangmingshan. “El colegio comunitario puede introducir información necesaria para la gente y celebrar foros para que los residentes puedan intercambiar opiniones con los expertos, intelectuales y otros que están a cargo de la planificación y construcción”, dice Hung. “Por ello, aún cuando la gente local se oponga al proyecto y se tenga que proceder, la gente podría por lo menos colocar considerable presión en el Gobierno y ayudar a producir mejores resultados”.
El pragmatismo de Hung también se refleja en su deseo de aceptar ayuda de todos los recursos posibles. “Sé que hay grupos que insisten en su independencia de los sectores gubernamentales”, indica. “Pero considerando el significado de la continua interacción regional, preferiría desarrollar un sistema sensible de cooperación entre las partes relevantes”. Además del Colegio Comunitario de Beitou que fue inaugurado en abril, otro proyecto patrocinado por el Gobierno que lleva a cabo el BCF se refiere a la promoción de la cultura －y ecología－ orientada hacia el turismo en Beitou. Como parte de un esfuerzo nacional, este programa es financiado por el Consejo para los Asuntos Culturales (CCA, siglas en inglés), en el nivel de Gabinete. Desde mediados de los noventa, durante un período de renovado interés en la historia de Beitou, el CCA ha apoyado proyectos de desarrollo en el nivel comunitario que requieren con frecuencia la cooperación de los grupos locales.
Los visitantes pueden disfrutar de un poco de lujo en un hotel de aguas termales de alta categoría. Tanto el desarrollo público como el privado están impulsando el turismo local.
A diferencia de eventos locales anteriores que incluían festividades tradicionales y recaudación esporádica de fondos, Hung desea convertir la cultura local y los servicios de bienestar en un negocio sostenible, tales como el cuidado de niños y ancianos. Por ejemplo, la comunidad puede cooperar con las escuelas para establecer programas de aprendizaje después del horario escolar, como una alternativa para las escuelas de tareas dirigidas. “Los resultados del desarrollo económico nacional deberían ser disfrutados por todos cada día”, dice Hung. “Y la mejor manera de satisfacer este ideal es promover una industria con bases en la comunidad que sea razonablemente provechosa”. Para este fin, los conceptos de administración comercial, tales como empaque y mercadeo, deberían aplicarse a los productos locales agrícolas y culturales como el caso de los lugares turísticos.
Como médico, Hung pertenece a uno de los tres grupos que él considera crucial para el desarrollo a largo plazo de la comunidad en términos de su contribución potencial. Los otros dos son los farmaceutas y los profesores de secundaria y primaria. Los profesionales de estos tres campos están más inclinados a crear relaciones estrechas dentro de la comunidad local, y están menos inclinados a mudarse del área, explica Hung. Igualmente, están más informados y sólo tienen que ser más sensibles en cuanto a sus alrededores para hacer contribuciones importantes a la comunidad, agrega. Actualmente, esos miembros centrales del BCF tales como You Yuan-jheng, subdirector del Colegio Comunitario de Beitou, y He Yu-cheng, editor jefe de la publicación de la fundación, están haciendo sus contribuciones a través de la enseñanza en el nivel de escuela primaria. “El trabajo comunitario es una tarea a largo plazo que puede continuar durante años, e incluso décadas”, dice. “Hung muestra considerable desinterés y humanidad, y la visión del BCF de un mejor Beitou nos brinda gran inspiración”.
El Museo de Aguas Termales de Beitou. Los estudiantes descubrieron el edificio abandonado y dilapidado en 1995. Tras su restauración se ha convertido en una atracción importante de Beitou.
n vista de la historia de Taiwan, un doctor como Hung es importante en el progreso social general, no sólo en términos de razones humanitarias. La ciencia médica moderna fue introducida en Taiwan a principios del siglo XX por los japoneses, y se convirtió en una de dos disciplinas －la otra es la agricultura－ accesibles a los estudiantes taiwaneses con ambiciones académicas. En esa época, aquellos en la profesión médica gozaban de una presencia altiva en las actividades intelectuales, sociales y económicas. En 1921, por ejemplo, el Dr. Jiang Wei-shuei (1890-1931) fundó la Asociación Cultural de Taiwan, que se dedicaba a la resistencia sin armas contra el régimen colonial japonés. Sin embargo, el desorden social de la postguerra y la persecución política silenciaron durante mucho tiempo a las élites nativas taiwanesas. “Como consecuencia de este retiro de los asuntos públicos, los doctores han sido considerados generalmente como productores de dinero aislados en torres de marfil”, dice Hung. “Aún así, la última década de democratización política ha traído de vuelta a los doctores en la esfera pública, donde ahora representan una de las numerosas profesiones que están tocando asuntos públicos”.
Sin embargo, en un análisis final, la misión de Hung sobrepasa a cualquier profesión en particular. “Los factores humanos son la esencia del trabajo comunitario, y el punto no es una persona sola, sino un grupo de gente”, dice. “ ¿Cuánta gente de edad mediana, tales como nosotros, puede trabajar conjuntamente por una meta común sin fines de lucro?” pregunta Jhan Ru-zong, miembro del directorio del BCF. “Es como volver atrás en el tiempo a los buenos días del pasado de la vida rural”, dice Jhan, recordando una vez cuando los aldeanos vecinos se ayudaban entre sí gratuitamente para cosechar. “En lugar de sentirse vacío e indefenso como mucha gente moderna, yo sé que tengo amigos y compañeros que están listos para respaldarme si algo me pasa”.
Después de pasar casi una década dedicada a su pueblo natal, Hung Te-jen dice que él ha experimentado momentos inexplicables que sugieren que la vida tiene su curso natural y propósito propios. Por ejemplo, con antelación a un evento en el Parque Beitou, Hung y sus compañeros organizadores se preocupaban por las posibilidades de lluvia de ese día que podrían alejar a los visitantes. A la mañana siguiente, se despertaron con un hermoso día soleado. “Hacemos lo mejor que podemos y dejamos que Dios decida”, dice. Así como Beitou es un lugar donde los llanos, montañas y ríos se encuentran para formar una ecología única y rica, al doctor le gustaría que los recursos humanos y naturales unan sus fuerzas para crear una historia que sus paisanos de la comunidad compartan algún día con otros.