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Flor de Loto: Perla china en el baile flamenco

16/07/1994
Hsu Chin Sien Nee, cono­cida por su nombre español, Flor de Loto, se ha consagrado sin reservas al baile flamenco. Es la primera china que obtiene un título de la Real Escuela Superior de Arte Dramática y Danza. En España, Flor de Loto es como una perla china en el mundo del flamenco.

Hsu Chin Sien Nee fue la séptima hija. Sus padres adopta­ron el nombre Sien Nee (hada) de una leyenda china titulada "Chi Sien Nee" ("Las siete ha­das"). Aunque Flor de Loto no es una de las hadas de la le­yenda china, ha llegado a serlo al convertirse en una bailarina famosa en los círculos de la danza flamenca.

En la mayoría de los casos, los mejores artistas manifiestan su talento desde pequeños. Flor de Loto, no es una excepción. Desde niña, le gustaba bailar, pero no empezó a ponerse en contacto con el baile sino hasta que ingresó en la Academia Nacional de Artes de Taiwan. A causa de su comienzo tardío, necesitaba hacer más esfuerzos. Flor de Loto recuerda que cuan­do estudiaba en la Academia Nacional de Artes, cada día llevaba diferentes tipos de za­patos de baile. Todos los días ensayaba hasta ocho o nueve horas aparte de las que pasaba en las clases regulares. A me­dida que ganaba experiencia, aprendía que si quería tener éxito en la danza, tendría que cultivar tres cosas importantes; fuerza de voluntad, perseveran­cia y un estilo propio.

Después de que se graduó de la Academia Nacional de Artes de Taiwan, todos los días cabi­laba sobre qué carrera seguir. Fi­nalmente, decidió estudiar fla­menco en España. Afortunada­mente, sus padres estuvieron de acuerdo con su decisión. A pesar de la alegría que sentía, Flor de Loto estaba consciente de que el camino hacia el futuro sería muy largo, duro y solitario.

Antes de irse a España, Flor de Loto no hablaba nada de español ni sabía exactamente qué era el flamenco. Pensaba que no sería muy difícil aprender el baile espa­ñol y lo escogió porque creía que esta carrera era más corta que la del ballet, que debe empezarse a aprender desde la infancia.

Vida en España

En 1982, Flor de Loto se fue a España a aprender fla­menco. Sólo compró un pasaje de ida y vuelta válido por un año ya que pensaba que podría terminar sus estudios durante ese lapso. ¿Quién iba a imaginar que se quedaría en España durante más de 13 años?

Cuando llegó a ese país, a causa de los distintos idio­mas y costumbres, Flor de Loto se describió como una ciega, sorda y muda. También hizo el ridículo. Por ejem­plo, en una ocasión fue al mercado a comprar maíz y lo coció al volver a casa. Pero, al querer comérselo, lo pasó con dificultad. Ella le preguntó a su vecino a que se de­bía. Su vecino se rió muchísimo. Flor de Loto se enteró que había comprado un tipo de maíz que en España se usa para alimentar a los burros.

Un mes después, ingresó a la escuela Amor de Dios, cuna del flamenco. Quedó muy sorprendida con esa danza. Por primera vez supo qué es el verdadero flamenco y la idea que tenía sobre él, cambió total­mente. Flor de Loto se dijo: "Tengo que aprender desde la base, como un bebé." Así emprendió su pro­ceso de aprendizaje.

Al principio, Flor de Loto estaba en la última fila. La maestra no le hacía caso y creía que era japonesa. De vez en cuando su maestra le daba algunas instrucciones sencillas. Flor de Loto le dijo a su maestra que era de Taiwan, Formosa. Desde entonces, los esfuerzos de Flor por aprender flamenco atrajeron la atención de la profe­sora. Poco a poco, Flor de Loto logró avanzar de la úl­tima fila a la primera.

Largo esfuerzo

Flor de Loto indicó que en España no podía en­contrar información escrita en chino sobre el fla­menco. Por lo tanto, lo único que podía hacer era estudiar, aprender y ensayar sin interrupción. Ella recuerda que durante los tres primeros años, aparte del tiempo para dormir, el resto lo dedicó con toda el alma a aprender los pasos, los movimientos de las manos, el uso de las castañuelas, y a bailar al compás de la música. Todos los días dormía sola­mente cinco o seis horas. En aquel entonces, la casa para ella era como un hotel.

Su dedicación al flamenco también se puede no­tar por el frecuente cambio del traje de baile. Flor de Loto dice: "Una aprendiz de danza tiene que cam­biar el traje de baile cuando está empapado en sudor. Ha habido ocasiones en que me he cambiado el traje de baile hasta veinte veces en un día."

De 1982 a 1991, Hsu Chin Sien Nee ingresó su­cesivamente en once escuelas para estudiar todo tipo de danza española. Se matriculó como estu­diante libre en la Real Escuela Superior de Arte Dramática y Danza mientras seguía sus estudios en la Escuela Amor de Dios. Tuvo la suerte de seguir aprendiendo con la maestra María Magdalena y el renombrado maestro de jota, Pedro Azorín. En 1991, obtuvo el título de profesora de danza de la Real Escuela Superior de Arte Dramática y Danza. Es la tercera oriental que obtiene un título de dicha escuela. Las otras dos son japonesas.

Durante los diez años de estudio, al estar depri­mida por su aprendizaje, latían en su mente las pa­labras de su hermana mayor: "La definición del éxito está en nuestra mente. No te presiones mucho." Flor de Loto dijo que recordando siempre esas palabras, todos los días terminaba sus deberes con lágrimas y sudor. Ella enfatizó que si ha logrado cierto éxito, se lo debe a sus familiares. No estaría disfrutando de su éxito actual si no hubiera sido por el apoyo econó­mico y espiritual que su familia le brindó.

La bailarina recalcó que el arte no se puede aprender en poco tiempo: "No hay ningún bailador del flamenco que se haya formado aprisa. Aparte de poseer dones naturales, el aprendizaje del fla­menco, requiere largas horas de ensayo y mucha práctica. Además, es esencial ser estudiante de un maes­tro famoso. Evidentemente, es indispensable poseer tres condiciones para que un maestro famoso lo reciba. La primera es talento natural; la segunda es dinero, porque el costo del aprendizaje es muy elevado; y la tercera, afi­nidad predestinada, o sea, debe haber afinidad entre el estudiante y el maestro."

Gran éxito

En 1988, Flor de Loto estableció en Madrid su propio grupo de danza, el Grupo Flamenco de "Flor de Loto". Todos sus miembros son españoles salvo ella. Desde en­tonces, ha hecho muchas representaciones en España, Francia, Alemania, Checoslovaquia, y ha causado gran sensación en dichos lugares.

Por mucho éxito que consiga en el exterior, Flor de Loto siempre se siente alentada por el amor que siente hacia su patria. Al terminar sus estudios, China Continental la invitó a enseñar en Pekín, pero ella rechazó la propuesta. Según su manera de pensar, ella viene de Taiwan y por eso, primero debe presentar el fruto de sus estudios a los taiwaneses.

En 1992, Flor de Loto, invitada por el Ministerio de Educación y el Consejo para la Planificación y el Desarrollo Cultural de la República de China, hizo una serie de representaciones en Taiwan. Esta fue la primera vez que se presentó en su patria. Causó gran revuelo y fue bien acogida. Sus compatriotas le dieron mucho ánimo. También, ha promovido el intercambio cultural sino-español. Este año volvió otra vez a la isla y sus ac­tuaciones nuevamente causaron gran sensación.

En 1993, Flor de Loto se destacó como la mejor ex­tranjera que se dedica al arte del flamenco en España. En 1994, adaptó una obra de danza y la representó en el Teatro Real Coliseo de Carlos III, en España, y luego la presentó en Francia. El rotundo éxito de esta actividad ayudó a fortalecer los méritos de la bailarina. Su estilo y figura son como los de una gitana española. Muchas per­sonas, después de ver sus interpretaciones, dicen que el flamenco de Flor de Loto no tiene ninguna influencia extranjera, es puramente español. Por eso le llaman "china gitana" o "china española." Cabe decir que esas palabras ilustran mejor los esfuerzos de Flor de Loto en el arte del flamenco. ■

                                                                                                                                                  Texto de Marina Chen

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