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Cooperativa promueve comida más saludable y ecología

16/11/2007

Un señor carga una "cesta de frutas y verduras" especial mientras conversa con Yuan Yen-li, dueña y cajera de la tienda de una cooperativa de alimentos en la ciudad de Sanchong, en el distrito de Taipei. La "canasta" contiene diversos frutas y verduras de temporada cultivadas localmente, y es preparada para los miembros que hacen el pedido al menos semanalmente. Yuan revela que este señor se registró como miembro de la Cooperativa de Consumidores Unión de Amas de Casa (HUCC, siglas en inglés) hace algunas semanas, y se convirtió en uno de los 23 mil hogares participantes en el sistema de compras colectivas de la entidad.

La idea que impulsó esta canasta de productos frescos fue el consumo seguro, saludable y ecológico. Cerca de 800 frutas, verduras, y alimentos, orgánicos o normales, que han pasado las pruebas de residuos de pesticidas y otras relacionadas, están disponibles en esta cooperativa presente en todo el país, explicó el gerente general de la HUCC, Hung Chi-wen. Los diversos tipos de alimentos son provistos por los agricultores y productores que están asociados directamente a la cooperativa y que colaboran con ella para cultivar frutas y hortalizas naturalmente.

La HUCC cuenta con tres sucursales en el norte, centro y sur de Taiwan, y ha establecido 30 tiendas en la isla en los últimos cinco años. Se han formado más de 300 clubes de compras asociados con la HUCC, los cuales constan de tres o más miembros agrupados voluntariamente para administrar sus propios pedidos, envíos y contabilidad. La cantidad de miembros crece de 400 a 500 familias cada mes, según informes de la HUCC.

En 2006, el movimiento de mercancías de la cooperativa alcanzó 15 millones de dólares estadounidenses, indicó Hung. Las ganancias fueron cinco veces más que en 2001, cuando la cooperativa fue establecida formalmente. Ya que las pruebas a los alimentos son uno de los costos más altos, sólo 50 por ciento de la ganancia neta es devuelto a los compradores. El reintegro por patrocinio conformó un 1,6 por ciento del gasto total el año pasado, detalló Hung.

Antes de que la HUCC experimentara semejante incremento en su cantidad de miembros y negocios, le tomó a sus participantes ocho años de esfuerzos y experiencias para poder comprar al por mayor directamente de los agricultores, relató la directora ejecutiva de la HUCC, Hwang Shu-te.

"Nuestra meta original consistió solamente en buscar productos seguros para nuestras familias, con el fin de que pudiéramos saber de dónde provienen nuestros alimentos y cómo se producen antes de consumirlos", explicó Hwang. La organización nació a partir de uno de los comités subordinados a la Unión y Fundación de Amas de Casa, un grupo de mujeres activistas, creado en 1987, y enfocado hacia al protección del medio ambiente.

Recordando cómo la cooperativa evolucionó, Hwang relató que la frustración en la lucha contra la contaminación y los esfuerzos fútiles por realizar cambios motivaron a los miembros de la fundación a moverse hacia otro frente de batalla.

Los movimientos sociales en Taiwan de los años ochenta estuvieron caracterizados por las crecientes protestas en contra de la contaminación. La acelerada industrialización de la isla dañó el medio ambiente y ayudó a crear una sociedad que promueve el consumo excesivo, lo que agrava el descuido de las personas hacia la naturaleza. "Uno se siente frustrado. En lo que respecta a los casos de contaminación, hacer apelaciones por los canales legales tomaba mucho tiempo y no resultaba muy útil para resolver las crisis medioambientales", confiesa Hwang.

Además, recuerda Hwang, las protestas callejeras en contra de los grandes proyectos de construcción, que frecuentemente gozaban del apoyo gubernamental, eran fácilmente interpretadas como "violencia" en esa época, lo que hacía difícil convocar a la gente.

Los miembros básicos de la fundación escogieron ejercer su influencia en asuntos en los cuales era más fácil movilizar el apoyo, y que involucran el sustento de la gente; especialmente, la seguridad en los alimentos. "Afecta nuestra vida diaria y es un área sobre la que sentimos poder controlar y efectuar cambios", afirmó. "Muchas incertidumbres en el consumo diario de alimentos se relacionan también con los problemas medioambientales". Debido a varios brotes de alimentos contaminados en una época cuando las pruebas de pesticidas no estaban institucionalizadas, la búsqueda de alimentos seguros comenzó con este grupo de mujeres, quienes solicitaron la ayuda de expertos en agricultura.

Durante una conferencia de la Organización Internacional de Uniones de Amas de Casa, llevada a cabo en Hong Kong en 1991, los miembros de la fundación conocieron la Cooperativa del Club de Consumidores de Seikatsu, Japón. Tras una gira educativa a Japón, procedieron a formar una cooperativa local para enfocar el poder de los consumidores. Sin embargo, limitaciones legales postergaron que la idea fructificara hasta principios de los años noventa, ya que la ley no apoyaba la creación de cooperativas que abarcaran varias regiones administrativas. Después de adoptar varias formas en el entretanto, incluyendo una Cooperativa de Trabajadores regional en 1994, y Defensores Verdes Cia. Ltda. en 1996; la HUCC fue establecida finalmente en 2001.

"De hecho, nuestra primera compra colectiva fue hecha en 1993. Los primeros productos que buscamos fueron arroz del este de Taiwan y uvas del distrito de Miaoli", reveló Hwang. Cerca de 100 familias participaron en el primer proyecto. Las noticias de alimentos contaminados aumentaron la cantidad de miembros. Para 2001, creció hasta alcanzar cinco mil miembros.

Los miembros buscaron familiarizarse con los agricultores, sus campos de cultivo y la forma en que producen y administran las tierras. "La mayoría de los consumidores prefiere hortalizas que lucen verdes y perfectas. Esto causó que los agricultores emplearan pesticidas excesivamente, mientras que los consumidores solamente podían adivinar en base a las apariencias y los precios, y comprar a tientas", indica Hwang. "Tratamos de establecer una relación más directa con los agricultores y llevar información y hasta mensajes a las partes involucradas".

"Cuando comenzamos, nuestros miembros inclusive fueron a ayudar a los agricultores que trataban de plantar frutas y verduras de forma ecológica", recuerda Li De-bin. "Los miembros organizaban giras a las granjas y ayudaban a los agricultores a retirar manualmente las orugas de las verduras". Li ejerció el cargo de administrador en jefe de productos de la cooperativa y ha estado con la organización por más de diez años.

La creciente cantidad de participantes dedicados ayudó a persuadir a los agricultores a cambiar la forma en que cultivaban, a pesar que significaba que se tomaría unos dos o tres años para que el medio ambiente agrícola cambiara lo suficiente como para obtener frutas y verduras según sus requisitos, explicó Li. Para los horticultores, implicaba a veces un mes más para que las plantas maduraran, a diferencia de los 90 días con el uso de fertilizantes químicos.

No es de extrañar que estas dificultades impidieran a más agricultores unirse al movimiento. Los requisitos con respecto a los residuos de pesticidas, especialmente las estrictas pruebas de nitrato en las hortalizas de hojas verdes, también alejaron a los agricultores interesados. Sin embargo, "los primeros agricultores que se aliaron a la cooperativa permanecen hasta hoy, a pesar de que el mercado que constituimos no puede competir con las cadenas de supermercados", replicó Li. Una vez que se cambiaron con éxito el cultivo y la administración, se benefició a los seres humanos y al medio ambiente, señaló. "Nuestros agricultores se sienten muy satisfechos con este resultado".

"Insistimos en suministrar localmente lo que se consume, para reducir los riesgos al medio ambiente y el consumo de energía inherente al transporte internacional, al mismo tiempo que se apoyan los alimentos nacionales", señaló Hwang.

Por otro lado, muchas de las tiendas de la HUCC han evolucionado hasta convertirse en centros sociales para la comunidad local, explicó Grace Hsu, miembro del personal del departamento de planificación del HUCC. Por ejemplo, los miembros de una de las tiendas en el sector de Beitou, en la ciudad de Taipei, brindaron voluntariamente clases de cómo hacer colchas de retazos al público y decoraron las tiendas con las obras terminadas. También se organizaron otras actividades, tales como seminarios de lectura, sesiones de cine, y cursos diseñados para padres e hijos en las tiendas, relató Hsu. El principal proyecto de este año para la HUCC es fomentar la participación de la comunidad.

La HUCC celebra su 15º aniversario este año. La cooperativa publica una revista mensual para que los miembros conozcan acerca de las ideas y prácticas de diversas cooperativas, al igual que informa acerca de temas relacionados con los alimentos y el medio ambiente. Los resultados acerca de las pruebas a los alimentos se publican semanalmente para mantener informados a sus miembros. Aún así, la participación de los miembros requiere estímulo y educación. "Algunos miembros sencillamente encuentran defectos. No podemos excluirnos del entorno mayor y afirmar que nuestros alimentos son los más limpios", advierte Hwang.

Hwang comenzó a tomar parte en la cooperativa ayudando en lo que fuese necesario, ya fuera empacar alimentos, editar revistas u organizar actividades. Sobre todo, ella enfatizó el valor de la participación. "Una cooperativa es un lugar donde las personas administran, enfrentan riesgos y resuelven problemas conjuntamente", concluyó Hwang.

Traducido del Taiwan Journal por Silvia Villalobos

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