08/05/2024

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Sobre tifones y otras aguas

06/09/2006

Los tifones son un fenómeno natural con el que los habitantes de Taiwan han convivido desde tiempos inmemoriales. Lo que en Latinoamérica conocemos como huracanes son llamados tifones cuando se desarrollan al occidente de la Línea Internacional del Tiempo, una demarcación imaginaria de los husos horarios dibujada de norte a sur sobre el Océano Pacífico. La temporada de tifones que afectan a Taiwan se inicia generalmente en abril y termina en octubre, aunque las tormentas son más frecuentes de julio a octubre.

Afortunadamente, el promedio de tifones que realmente llegan a golpear la isla, y no solamente a afectar su clima, es de apenas tres o cuatro por año. No obstante, algunas precauciones lógicas son de rigor. En las ciudades, la violencia del viento arrastra señales de tránsito, marquesinas, hojas de zinc y otros que a esas velocidades se convierten en letales proyectiles. Las inundaciones dejan agua estancada rica en bacterias que pueden causar graves infecciones, y la falta de electricidad significa una interrupción en los servicios de agua potable, con el consiguiente riesgo sanitario. Generalmente, no es necesario evacuar a menos que resida en un área montañosa propensa a derrumbes, o en la costa. Los pequeños barcos de pesca artesanal se refugian en los puertos y los trabajadores extranjeros de los barcos se resguardan en tierra en albergues construidos con ese propósito.

Un poco de preparación y cautela previenen y protegen durante esta crisis. Los supermercados se abarrotan de compradores ansiosos por llenar sus despensas ante cualquier eventualidad. Agua, baterías, bocadillos, papas tostadas y fideos instantáneos son los favoritos. Una vez que la tormenta empieza, es recomendable no salir en ningún momento. Es prudente alejarse de las ventanas y cerrarlas; no hay suficiente cambio de presión que amerite dejarlas abiertas.

No obstante, siempre hay algunos listos que piensan que la lluvia trae jugosos peces, y se van a pescar en medio de las rocas. Ciertamente habla mucho de la fertilidad de los ríos de Taipei cuando una inundación trae consigo bagres de hasta siete kilos y los deposita en medio de la calle, pero atraparlos es algo peligroso.

Tal y como la idea de que "río crecido es ganancia para los pescadores aficionados citadinos", existen muchas otras creencias asociadas con los tifones. A pesar de los pronósticos de los meteorólogos, se puede oír a un abuelo decir a su nieto con autoridad: "No te preocupes, mi querido niño. Si hay truenos, eso significa que el tifón no nos alcanzará".

De acuerdo con un reportaje publicado en el diario Liberty Times, muchos ancianos en Taiwan recitan frecuentemente las diversas tradiciones asociadas a la predicción de tifones, tales como si hay truenos o no, así como el crecimiento de la "hierba tifón". No obstante, si bien los académicos consideran que los antepasados tuvieron razón para creer algunas cosas, en muchos casos estas ideas no corresponden con los hechos.

Liu Kuang-ying, decano del Colegio de Ciencias de la Universidad de Cultura China, explica que de acuerdo con las creencias populares, el número de dobleces o estrías en la hierba tifón predice la cantidad de tifones que afectarán a Taiwan ese año.

En septiembre de 1963, el Buró Central de Meteorología (CWB, siglas en inglés) originalmente afirmó que el tifón Gloria tomaría un giro hacia el norte y no golpearía Taiwan. Sin embargo, nadie pudo predecir que la tormenta desviara su curso y causara extensas inundaciones en Taipei. Aún peor, cobró 224 vidas en toda la isla. Muchas personas se quejaron de que el servicio meteorológico era inexacto en sus predicciones, diciendo que "era más seguro observar la hierba tifón". Por lo tanto, por muchos años, muchas personas prefirieron atenerse a su observación de los cielos, o de la hierba tifón en la tierra, para tratar de pronosticar el clima futuro.

Liu cuenta que en esa época, los empleados de CWB se hartaron de todas las quejas del público, así que algunos de ellos decidieron comprar un poco de hierba tifón y cultivarla a un lado del edificio. A través del tiempo, observaban las señales dadas por la hierba. No obstante, tras hacer comparaciones por un período de tiempo, el CWB confirmó que no era un método muy confiable usar la hierba tifón para predecir tifones.

Otra creencia ya antes mencionada, es que si se escuchan truenos, no va a haber tifón. Según Liu, ésta es una creencia equivocada, ya que de hecho, el que la isla sufra o no los embates del tifón no tiene nada que ver con los truenos. Liu llevó a cabo un estudio para saber de dónde provenía esta idea, y descubrió que era de un viejo proverbio. Este dicho popular dice que si hay truenos el 15 de junio, no habrá tifones. Pero si el 15 de julio hay truenos, sí ocurrirán. Liu afirma que muchas personas enfocan en la primera parte del proverbio, y se olvidan de la segunda.

Liu explica que durante la época de las lluvias del ciruelo o monsones en junio, frecuentemente hay truenos. Además, en los meses de verano, el intenso calor desata tormentas con rayos y truenos. Sin embargo, cuando los tifones se acercan a la isla, las condiciones atmosféricas evitan la convección de calor, y por lo tanto, las posibilidades de tormentas con truenos son muy pocas. Cuando los tifones empiezan a rozar la isla, las corrientes de aire hacia arriba generalmente desatan tormentas. Basado en este hecho, Liu opina que existe evidencia científica de que cuando los bordes externos de un tifón rozan Taiwan, son raras las tormentas con truenos, pero que éstas aparecen con mayor frecuencia cuando el tifón golpea la isla. Por lo tanto, la creencia de que si hay truenos no habrá tifones es sólo parcialmente correcta.

En cuanto al adagio de que los tifones que provienen del noroeste son sumamente impredecibles, Liu admitió que los tifones de otoño exhiben con frecuencia rutas extrañas. Antes de la era de las fotografías por satélite, era realmente muy difícil predecir la dirección de estas tormentas otoñales.

En fechas recientes, el 17 de septiembre de 2001, cuando los habitantes de Taiwan aún no se reponían del horror tras la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York, la ciudad de Taipei fue azotada por Nari, un tifón noroccidental. Este tifón fue particularmente destructivo, rompiendo todas las marcas de historia meteorológica, como el más lento, de más larga duración, con la ruta más extraña y la mayor cantidad de lluvia depositada por día. Causó el mayor daño desde el terremoto del 21 de septiembre de 1999; tal y como la interrupción del servicio del Metro por tres meses, un millón de hogares y oficinas sin agua por varias semanas, entre otros. Nari fue el primer tifón formado desde las cercanías de Okinawa que cruzó Taiwan del noroeste al sudoeste. Usualmente, el ojo de la tormenta pierde fuerza y permanece sobre tierra sólo unas pocas horas, máximo cuatro o cinco, pero Nari lo superó diez veces. En total, su paso por la isla fue de casi 50 horas.

Lamentablemente, se predice que este tipo de fenómeno natural aumentará en violencia, y de hecho, tifones como el Nari no llegarán a ser tan extraños. Liao Chung-ming, director del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Nacional de Taiwan, afirma que dado el calentamiento global, los patrones de clima inusitados y extremos ocurrirán con mayor frecuencia. Si esta afirmación es cierta, las implicaciones para nuestra preparación contra desastres y sistema de respuesta son más que evidentes.

Ocasionalmente, la naturaleza puede asestar un golpe doble. Es raro, pero posible, que un terremoto ocurra cuando pasa un tifón. Esto aconteció el año pasado; mientras que el tifón Longwang, un supertifón con vientos de más de 150 kilómetros por hora, se aproximaba a la nación, un terremoto de 5,4 grados en la escala Richter, sacudió la isla y asustó a los ya nerviosos habitantes.

Finalmente, aunque algunas personas tienen la impresión de que los tifones sólo arriban a tierra durante la noche, las estadísticas que se han recopilado indican que las probabilidades de que un tifón toque tierra en el día o en la noche son casi iguales. Cuando el viento ruge y la lluvia cae en torrentes por la noche, el tifón parece mucho más aterrador. Además, cuando los tifones golpean la isla de noche, pueden causar interrupciones en el fluido eléctrico, lo que deja una mayor impresión en las personas.

Texto de Silvia Villalobos

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