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Ecotecnología: soluciones ecológicas a los desastres naturales traen prosperidad

16/09/2004

El 21 de septiembre de 1999, a la 1:47 AM, hora local, la isla de Taiwan fue sacudida por uno de los terremotos más poderosos y devastadores en su historia. Con una duración de cuatro minutos, el seísmo arrebató más de dos mil vidas, causó cerca de ocho mil heridos y dejó a 400 mil sin hogar. Su fuerza de 7,8 en la escala Richter derribó montañas, movió lagos, y aplastó casas, edificios y puentes. Los científicos lo registraron con el nombre de terremoto de Chichi, pero la mayoría de la gente lo recuerda simplemente como "el 921". Los residentes del área central de Taiwan, y en particular, aquéllos en el distrito montañoso de Nantou, fueron las víctimas principales de este terrible siniestro.

Sin embargo, a cinco años de la tragedia, al mirar retrospectivamente hacia el pasado, muchos recuerdan con satisfacción cómo han logrado reconstruir las piezas de sus vidas y su tierra. Según un funcionario, parte de la razón por la cual los esfuerzos de reconstrucción han sido tan acertados, ha sido porque los que los dirigían tenían a la ecotecnología en mente durante su labor de planificación.

¿Qué es ecotecnología? Esta ciencia se refiere a la puesta en práctica de las tecnologías que no dañan el medio ambiente, ya que son eficientes, limpias y se adaptan a las condiciones locales. Es un paradigma que no fue empleado en Taiwan sino hasta hace poco.

"El uso de la ecotecnología en la construcción pública comenzó con la prevención de derrumbes y fallas en los terrenos dentro de las áreas afectadas por el 921", explica Ching Kuo, vicepresidente de la Comisión de Obras Públicas del Yuan Ejecutivo.

Kuo describió a la ecotecnología como una comprensión profunda del ecosistema. El desarrollo sostenible, precisó él, implica minimizar los daños al medio ambiente, aumentar las medidas de seguridad y conservar la biodiversidad. La idea detrás de la ecotecnología --o ingeniería ecológica como se le llama algunas veces-- se remonta a 1938 en Alemania, cuando se sugirió que las fortificaciones que se hacían en los ríos fueran hechas de tal manera que se asemejaran a la naturaleza.

El término "ingeniería ecológica" fue popularizado en 1962 por Howard Odum, de Estados Unidos, quien abogó para que el efecto de la humanidad sobre la naturaleza fuera reducido al mínimo, con el propósito de mantener la capacidad del medio ambiente para renovarse.

"Por ejemplo, veamos el caso de la prevención de derrumbes. Los elementos principales en un derrumbe son el suelo, las rocas, el agua y la pendiente", explica Kuo. "Si el suelo, las rocas y el agua pueden ser separados, posteriormente, cuando venga una tormenta con mucha lluvia, la caída del agua a lo largo de la pendiente será reducida en gran manera".

Después del terremoto, los residentes de Nantou trabajaron arduamente para restaurar los terrenos alrededor de sus aldeas. Sondearon buscando grietas en el suelo, removieron tierra y rocas inestables, cavaron zanjas para drenaje en las laderas y plantaron árboles. "Al realizar todas estas acciones preventivas, también construyeron un sentido de comunidad, y su trabajo en equipo unió a personas que no se habían tratado por años", comentó Kuo. El considera que instruir a los habitantes de la localidad para que tomen en cuenta a la ecología da lugar a un sentido ambientalista y puede incluso conducir a nuevas posibilidades de empleo.

Después de estudiar cómo la ecotecnología podría afectar los costos en construcción, Kuo estimó que costaría 330 mil dólares estadounidenses fijar cada hectárea de laderas que se había derrumbado si se usaban técnicas tradicionales de la ingeniería, mientras que si se emplean ciertos métodos de ecotecnología, el gasto sería una décima parte de esa cantidad.

Por ejemplo, Kuo sugirió usar rocas de diversos tamaños y colocarlas en capas sobre un banco inclinado, con el fin de estabilizar los canales de un río, utilizando una técnica de revestimiento llamada riprap, donde la piedra partida es dispuesta en forma compacta o irregular en presas, diques, represas o malecones similares para proteger las superficies de tierra contra la acción de las olas o corrientes, reduciendo así el impacto negativo en el ecosistema circundante y creando un entorno conveniente para los ecoturistas.

Fijar las laderas usando ésta y otras técnicas ecológicas de la ingeniería no solamente resulta más barato, sino también más estable, afirma Kuo. Después de examinar los datos proporcionados por el Buró para la Conservación del Suelo y del Agua, Kuo concluyó que todavía no se requiere dar mantenimiento al 92 por ciento de los terrenos donde se experimentó con estas reparaciones, realizadas en 540 lugares alrededor de Taiwan.

En un esfuerzo por disminuir el daño causado por la industria que continúa afectando el medio ambiente, el Gobierno se ha fijado la meta de convertir a Taiwan en una "isla del silicio verde". Los nuevos reglamentos estipulan que 15 por ciento de todos los costos de las obras públicas deben ser destinados a solventar las preocupaciones ecológicas con ingeniería. Se pretende que este porcentaje crezca anualmente. Los proyectos de obras públicas regidos por esta disposición incluyen las carreteras, los ferrocarriles y los puentes.

"El uso de la ecotecnología en la construcción no sólo mejora la seguridad sino que también contribuye en forma palpable a la regeneración del ambiente local", afirma Kuo. Después de usar estas técnicas, muchas aldeas en Nantou han comenzado a presentarse a sí mismas como destinos ideales para los ecoturistas.

Tomemos por ejemplo una pequeña aldea que ha descubierto un nuevo propósito tras la tragedia del 921. Taomi es un pueblo remoto situado en las afueras de la ciudad de Puli, en el distrito de Nantou. Los brotes de bambú fueron en el pasado la principal fuente de ingresos para los aldeanos de Taomi, con una producción que sobrepasaba a veces las 100 toneladas al día, según informes de noticias. Incapaz de competir, la industria más grande del pueblo comenzó un declive pronunciado en los años noventa, hasta que para finales de esa década la aldea producía no más de cinco toneladas por día. Como muchos otros pueblos agrícolas en Taiwan, los jóvenes se trasladaron a las grandes ciudades en busca de trabajo, mientras que dejaban atrás a los ancianos con pocas esperanzas para el futuro.

Esta era la perspectiva antes de que el destino de Taomi fuera transformado dramáticamente por el catastrófico terremoto del 21 de septiembre de 1999. El seísmo destruyó casi un 60 por ciento de los edificios de la aldea, obligando a Huang Jin-jyun, el jefe de la aldea en ese entonces, a solicitar ayuda a la Fundación NewHomeland, una organización sin motivos lucrativos enfocada a ayudar en la reconstrucción de las comunidades. Después de varias discusiones, la fundación y los aldeanos decidieron reconstruir sus hogares concentrándose en los ríos.

"El río de Taomi es nuestra fuente económica de vida. Vivimos de este río", explica Liao Jia-jhan, de la Asociación de Desarrollo Comunitario. Participando en actividades diseñadas para proteger el río, los aldeanos aprendieron gradualmente cómo organizarse. Mientras tanto, la fundación preparó una serie de clases para instruir a los locales en la transformación agrícola.

Fue entonces cuando el Instituto de Investigaciones de Especies Endémicas envió a Peng Guo-dong para llevar a cabo una evaluación de la ecología de Taomi. "Me sentí muy sorprendido al descubrir que hay tantas especies de ranas, pájaros y libélulas en esta aldea tan pequeña", recordó Peng, agregando que "de las 29 especies de las ranas en Taiwan, 19 pueden ser encontradas en Taomi". Cerca de 33 especies de libélulas y 58 especies de aves también tienen su hogar en Taomi, señala Peng, eso sin mencionar las múltiples variedades de flores y árboles endémicos.

Cuando Peng comenzó a enseñarle a los locales sobre las ranas, libélulas y ciertas especies de plantas endémicas de su pequeña ciudad, los aldeanos descubrieron el valor del cofre de tesoros ecológicos en que vivían. Fue en este punto cuando la idea de una "aldea ecológica" comenzó a materializarse gradualmente.

Hoy en día, la aldea es un destino ideal para los ecoturistas. Los materiales disponibles localmente fueron utilizados en casi todos los aspectos de su reconstrucción. Por ejemplo, una plataforma a la orilla del río se hizo completamente con bambú local. Después de años de trabajo duro, los aldeanos han creado una gran cantidad de pequeñas maravillas, entre ellas un jardín acuático único, un huerto de árboles endémicos y una laguna encantadora donde antes no había nada, solamente un campo de taro abandonado.

"No obstante, todo ésto por sí solo no es lo suficiente como para que una 'aldea ecológica' funcione con éxito. La experiencia ecológica profesional es absolutamente necesaria para el desarrollo sostenible", declaro a Peng. El propuso la idea de conceder "certificados de intérprete" a los locales debidamente calificados, permitiéndoles prestar sus servicios como guías turísticos a los ecoturistas.

Para estar certificado como intérprete ecológico, los aspirantes deben primero aprobar un examen escrito y luego probar sus habilidades en el campo. Después de tres años de estar en operación, hasta ahora solamente 15 personas han obtenido sus certificados. "El profesionalismo de los intérpretes es crítico para mantener la calidad de la aldea ecológica", insiste Peng.

Como resultado, una serie de transformaciones están ocurriendo en la aldea de Taomi. Las amas de casa se han convertido en especialistas en libélulas, y los cultivadores de bambú son ahora "intérpretes de las ranas". Las personas que pensaban que el pueblo iba a morir gradualmente ahora están a cargo de una próspera pensión.

Guan Jia-yi, cultivador de bambú que se convirtió en dueño de un pequeño negocio, describió su nueva vida destacando sus recompensas. "No es tan dura, y puedo conocer a mucha gente".

"Me siento afortunada. El terremoto del 21 de septiembre me dio una forma de vida totalmente diferente", comenta una mujer de apellido Liou. "Antes trataba solamente a mi propia familia, mientras que ahora tengo contacto con muchas personas".

Adaptado del Taiwan Journal por Silvia Villalobos

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