29/04/2024

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Problemas ecológicos asociados con repoblamiento del macaco

16/02/2004
El primer primate en arribar a Taiwan, el macaco formosano --conocido a veces como macaco de roca formosano-- no es sólo la única especie de mono que habita la isla, sino también una estrella de los esfuerzos para la conservación de la vida silvestre.

El macaco formosano fue el primer primate que se asentó en Taiwan. Conocido también como macaco de roca formosano y clasificado por los zoólogos como la especie Macaca cyclopsis, su dominio se extendía en el pasado desde las planicies de la isla hasta las montañas de 3 mil metros de altura. Al igual que muchas otras especies de primates, su número fue drásticamente reducido en manos de una especie afín, Homo sapiens.

“Mirando retrospectivamente a 1989, cuando fue promulgada la Ley de Conservación de la Vida Silvestre, la subsistencia misma del macaco de roca formosano estuvo amenazada, como indican los informes de esa época. Por ejemplo, los académicos estadounidenses que llegaron a Taiwan en búsqueda de animales de laboratorio para sustituir a los monos rhesus descubrieron que la población de macacos formosanos estaba en un nivel peligrosamente bajo”, dice Wang Ying, profesor de Biología de la Universidad Nacional Normal de Taiwan. “Por lo menos se mataban unos tres mil monos al año para comida y otros usos. Por ejemplo, la gente podía comprar ceniceros hechos con cráneos del mono en los mercados nocturnos. Esto manchó drásticamente la imagen internacional de Taiwan”, añade.

En vista de la particularidad del macaco como único primate no humano que vive fuera de los zoológicos en Taiwan, se convirtió en una celebridad de los esfuerzos de conservación en la última década. Recientemente, el Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés) realizó un estudio para determinar cuán efectivos han sido esos esfuerzos en ayudar a un rebote de la población de macacos, así como para explorar las cuestiones más amplias del equilibrio ecológico y de las relaciones entre las comunidades humanas y de los simios.

Las buenas noticias son que según los estimados del Consejo, la población de los macacos formosanos ha aumentado significativamente, calculándose actualmente en unos 250 mil individuos agrupados en alrededor de diez mil bandadas. “El creciente número del macaco de roca formosano simboliza la dedicación de los esfuerzos de conservación en Taiwan. Es bueno ver la redención gradual de Taiwan de su reputación como un país poco amistoso con los animales”, dice Wang.

Las noticias no tan buenas son que el estudio y otras investigaciones han revelado muchos problemas en la compleja relación entre monos, humanos y el medio ambiente a medida que sigue creciendo la población de los simios.

Los macacos formosanos tienen un promedio de vida de más de 20 años y viven en grupos sociales que cuentan desde una docena hasta 70 miembros dirigidos por un macho dominante. El área de actividad de una bandada varía de acuerdo con la disponibilidad de alimentos y las condiciones climáticas. En octubre, comienza su temporada de apareamiento que dura tres meses, y dan a luz a partir de abril del año siguiente. Los macacos recién nacidos se aferran fuertemente al pecho de sus madres día y noche. A los tres o cuatro meses de edad, se vuelven más valientes y comienzan a trepar sobre el cuerpo de sus madres. Al llegar a un año de edad, la curiosidad de los monos jóvenes sobrepasa al miedo y comienzan a aventurarse fuera de la manada.

“De todos los animales silvestres en los bosques montañosos de Taiwan, el tenaz macaco de roca formosano posee la mejor capacidad de aprendizaje”, dice Wang. Según el profesor, se cree que el mono posee la inteligencia de un niño de tres o cuatro años de edad y tiene complejos rasgos de personalidad. Sin embargo, debido en parte a su inteligencia, han surgido tristes historias de conflictos entre humanos y simios.

Por ejemplo, los fruticultores cuyos huertos limitan con sitios habitados por los macacos han recurrido a todas clases de tretas —desde perros a petardos y trampas— para evitar que esos ladrones felpudos invadan sus huertos. “Los monos siempre prueban los últimos trucos de los campesinos y encuentran formas para poner sus manos sobre las jugosas frutas”, indica el catedrático. Con frecuencia y en alta voz, los agricultores se quejan que estos animales, en otrora desventurados, se han convertido en una amenaza a su sustento diario.

Chen Shu-hui, del Instituto de Investigaciones de Silvicultura de Taiwan, opina que la tensión entre humanos y monos resalta el problema de que las actividades conservacionistas han enfocado por lo general estrechamente en el resurgimiento de un selecto número de especies sin tomar en cuenta el más amplio panorama ecológico. Esta actitud es un rechazo a los primeros días de la política gubernamental, donde sólo unos pocos animales eran tomados en cuenta para despertar el interés público por la conservación, señala ella. El macaco formosano es el ejemplo de un animal que parecía estar en peligro de extinción, pero cuya rápida proliferación lo ha convertido en una plaga en algunos lugares.

Aparte de los conflictos entre monos y agricultores, existen numerosos casos de visitantes en Yangmingshan, en Taipei, o en el Monte Chai, en Kaohsiung, que han sido mordidos por monos que estaban en disputa. Consecuentemente, algunas comunidades han sugerido que el COA afloje la Ley de Conservación de la Vida Silvestre y otorgue poder a los distritos y ciudades para que se ocupen de los animales que hieran a seres humanos o creen otros problemas.

“No deben echarle la culpa solamente a los monos”, increpa Chang Shih-wei, investigador becario en el instituto de silvicultura y miembro del grupo encargado del censo de los macacos. El revela que durante muchos años, los silvicultores que han arrendado sitios boscosos, en vez de plantar árboles madereros como supuestamente debieron hacer, han plantado grandes cantidades de árboles frutales, aumentando las oportunidades de confrontación con los monos. “Sólo distinguiendo claramente los refugios de vida silvestre y las tierras de cultivo es que podremos resolver esos problemas”, indica Chang.

Si bien el número de macacos formosanos está creciendo actualmente, los biólogos advierten que resulta muy difícil predecir si las poblaciones locales seguirán creciendo a largo plazo ya que existen muchas variables inciertas y su medio ambiente cambia permanentemente. “Nadie puede subir a las montañas y esperar ver los macacos de roca sin tener que buscarlos. No hay tanta densidad de población”, dice Chang. Una excepción a la regla es el Monte Chai, que posee la mayor densidad de población de macacos en el sur de Taiwan. Debido a que son alimentados por los turistas, quienes ofrecen la mayor parte de sus requerimientos alimenticios, la casi una docena de bandadas en el área se reúnen alrededor del sendero, esperando que les den algo.

Con los turistas compitiendo para alimentar los monos, y los monos apresurándose para agarrar la comida, surgen con frecuencia peleas entre ellos. Los monos más jóvenes son atacados por los más viejos y la tasa de mortandad entre los jóvenes es alta. También se ha producido un aumento anormal de nacimientos prematuros. “Debido a que los visitantes alimentan a los monos, ellos se excitan cuando llegan las personas. Ellos han perdido su antiguo temor por los humanos, y ésto hace que la gente crea erróneamente que los monos se encuentran por todas partes”, explica Chang. “Cuando los visitantes alimentan o molestan a los monos, algunos de ellos son arruñados o perseguidos por los monos juguetones y traviesos”.

A diferencia de los macacos en el Monte Chai, aquéllos que se encuentran en la región de Fushan, distrito de Ilan, disfrutan su vida en estado silvestre a pesar que tienen que pasar seis horas diarias buscando alimento. Los investigadores han descubierto que ellos tienen una dieta más equilibrada, ya que se alimentan de más de 90 especies de plantas, comiendo sus raíces, tallos, hojas, brotes, frutas y bayas.

“Cuando los humanos alimentan a los monos, ellos sólo les dan bananos. El cambio en los hábitos alimenticios de los monos silvestres puede también afectar la ecología de la flora local”, señala Chang. “Creo que los esfuerzos conservacionistas deben entrar en nuevas dimensiones. El Gobierno debe ir más allá del trabajo de repoblar unas pocas especies protegidas, y debe poner en marcha un plan más abarcador para promover la biodiversidad de la isla”.

La cifra de una población de 250 mil macacos formosanos “no significa mucho en sí”, dice Wu Hai-yin, trabajador del censo de la COA. “Lo que importa son las cifras de los grupos locales que hacen el total, que pueden ser usadas como una base para observar los efectos de la conservación de la vida silvestre. Los investigadores necesitan cuantificar los factores ambientales en diferentes regiones y los esfuerzos de conservación deben ser hechos a la medida según las condiciones de cada área”, opina.

“¿Dónde necesitan protección los monos? ¿Dónde se puede permitir la observación de monos con el fin de educar a la gente acerca de este primate de Taiwan? Una detallada y especializada administración de recursos constituye la clave para que el trabajo de conservación en Taiwan progrese hacia nuevos niveles”, concluye Wu.

Traducido del Taipei Journal por Luis M. Chong L.

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