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Potencial tecnológico en el bambú

26/04/2003

bambú ha enriquecido la vida de las personas en múltiples maneras. Muchos creen que sus brotes comestibles son un regalo al paladar. Sus hojas maleables son materia prima para numerosos productos, y sus tallos en el pasado fueron usados en andamios y siguen siendo usados en muebles y manualidades. Ahora, gracias a la magia de la tecnología, los científicos han encontrado nuevas aplicaciones para esta planta tropical, las cuales podrían transformar completamente la industria del bambú.

El Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés), en conjunto con el Instituto de Investigaciones sobre Tecnología Industrial (ITRI, siglas en inglés), impulsó el año pasado la búsqueda de nuevas formas de alta tecnología para poner las abandonadas reservas de bambú en acción y ayudar a los agricultores a cultivar nuevas plantaciones. El resultado es una serie de champús y productos para el baño, los cuales utilizan derivados del bambú, tales como carbón y vinagre de bambú, y que podemos encontrar actualmente en el mercado. Otros productos, incluyendo detergentes y filtros contra la contaminación, se esperan dentro de poco.

De acuerdo con el ITRI, cuando el bambú se carboniza a altas temperaturas, se convierte un tipo de carbón altamente poroso, el cual, según se ha comprobado, puede desodorizar, desinfectar, purificar, absorber la humedad, e inclusive, bloquear las ondas electromagnéticas.

Los investigadores explicaron que los pequeños orificios del carbón permiten la absorción de compuestos orgánicos volátiles, tales como sulfuros, metanol, benceno, y fenol. Cuando la humedad es alta, indican los investigadores, el carbón de bambú absorbe la humedad, y cuando el aire está seco, hace exactamente lo opuesto. Por lo tanto, estas cualidades hacen de este material el aditivo ideal para almohadas, filtros de aire en los refrigeradores y purificadores de aire.

Por otro lado, el vinagre de bambú se obtiene al licuar el humo que resulta como producto secundario del proceso de carbonización. Este ácido, dicen los investigadores, es un desinfectante natural que ayuda no sólo a limpiar la piel sino también a mejorar la calidad de los suelos.

El ITRI tiene planes de desarrollar más de tres docenas de productos de bambú y el equipo para manufacturarlos, expresó Chen Wen-chi, administrador del proyecto en el Laboratorio de Investigación sobre Materiales del instituto. Aparte de proveer a las compañías locales con la tecnología y el conocimiento, Chen agregó, el instituto va a desarrollar una certificación estándar para ayudarlos a alcanzar el nivel necesario de calidad.

"Nuestros esfuerzos iniciales ya han dado muestras de resultados muy prometedores", expresó Chen en forma entusiasta. "Una nueva industria está emergiendo".

El uso del carbón de bambú en los productos de limpieza y cosméticos no es una idea nueva. Chen señaló que las fábricas japonesas comenzaron a producir el carbón de bambú hace más de una década, mientras que los productos domésticos que usan este derivado ya han estado en el mercado por seis años.

No obstante su relativamente tardía entrada al mercado, Taiwan está explorando otras aplicaciones tanto del carbón de bambú como de la planta hueca en sí. Inspirándose en tiempos antiguos, los investigadores tratan de transformar el bambú en un material para la construcción resistente a las plagas, como por ejemplo, en los armazones de apoyo de los edificios.

"Hemos descubierto que la razón para que las antiguas casas japonesas de madera y las chozas aborígenes de bambú permanezcan por más de un siglo es que sus habitantes acostumbraban quemar carbón dentro de ellas", señaló Chen. Explicó que el humo carboniza los pilares de bambú, haciéndoles poco apetecibles para las termitas. Actualmente, el equipo del ITRI se encuentra desarrollando unas uniones universales, de tal forma que futuros compradores sean capaces de adquirir los materiales y construir cabañas de bambú por su cuenta. Esto disminuiría eventualmente el uso de la madera de los árboles.

El Consejo de Agricultura sostiene hoy día la política de que finalmente se reemplazaría la madera con bambú en casi todos sus usos. Dado que gobiernos en todo el mundo están comprometidos con la conservación de los bosques tropicales lluviosos, Taiwan no es la excepción. No obstante, el bambú ha surgido como un excelente substituto, no solamente por los múltiples usos de su madera sino también porque las plantaciones de bambú por sí mismas pueden ayudar al mismo tiempo a prevenir deslizamientos de tierra y erosión en el suelo, gracias a que sus raíces y rizomas se aferran a la tierra.

En contraste con los árboles jóvenes, que se toman treinta o cincuenta años para formar un bosque, el bambú puede crecer hasta 120 centímetros en un solo día. El rápido crecimiento permite su utilización tan sólo cuatro años después de ser plantado. Inclusive, aún después de que el bambú maduro es cortado, los rizomas residuales producen con frecuencia brotes inmediatamente. De hecho, indican los cultivadores de bambú, el realizar más cortes permite que el bambú se propague.

De acuerdo con el COA, existen aproximadamente 2.2 millones de hectáreas de bosques de bambú en el mundo, de los cuales 85% se encuentran en Asia. Taiwan posee cerca de 150 mil hectáreas de bambú, y cerca de la mitad consiste de las seis variedades principales más usadas en productos procesados.

Huang Miao-hsui, un funcionario del Consejo, señaló que la industria del bambú en Taiwan disfrutó de un auge durante los años sesenta y setenta, cuando la producción de los brotes frescos de bambú llegó a casi 100 mil toneladas al año. Cerca de diez millones de tallos llegaron al mercado anualmente. En las dos décadas pasadas, indicó Huang, productos de bambú más baratos provenientes de China y países del Sudeste Asiático inundaron el mercado local y llevaron al ocaso de la industria local.

El terremoto del 21 de septiembre de 1999, que causó estragos en el centro y sur de Taiwan, devastó también mucho del cinturón de bambú de la isla. Los dueños de las plantaciones enfrentaron algunos de sus más difíciles desafíos hasta entonces.

El Consejo espera garantizar que todo el material usado en la isla sea cultivado localmente, creando ingresos y empleo para los agricultores. "También ayudaremos a las compañías a certificar y comercializar sus productos tanto internamente como en el exterior", indicó el funcionario, añadiendo que al mismo tiempo en que las industrias obtienen materia prima relativamente barata, se conservan los bosques de Taiwán.

Hasta el momento, dos asociaciones de agricultores en Tapu, distrito de Chiayi, y Chushan, distrito de Nantou, donde la otrora próspera industria del bambú ha estado paralizada por años, han comenzado a sentir los efectos de la tecnología proveniente del ITRI. La asociación de Tapu está vendiendo su propio champú y gel de baño hecho a base de carbón de bambú. El instituto también ha ayudado a estos municipios en la construcción de sus propios hornos para producir carbón.

"Los agricultores están contentos al ver que el bambú tiene tal potencial. Ellos definitivamente tienen grandes esperanzas de que ésto funcione bien para ellos", expresó Chen, del ITRI.

Chen manifestó que los productos higiénicos hechos a base de carbón se han convertido en los más vendidos en la cooperativa de este instituto. Por sí sólos, éstos artículos le producen diariamente 1,400 dólares estadounidenses a la tienda. "Estamos hablando solamente de una tienda", señaló, expresando su confianza en el mercado potencial que tienen los cosméticos basados en el carbón. El administrador del proyecto, sin embargo, admitió que el público en general aún tiene que descubrir los beneficios del carbón y vinagre de bambú.

Hsu Su-hsia, dueña de Jingledye Cosmetics Co. Ltd., hizo eco de la preocupación de Chen. Jingledye, que causó un impacto en el mercado con una línea de productos basados en el jengibre, es otro de los beneficiados por la transferencia de tecnología de esta organización para la investigación. La compañía lanzó varios productos de bambú en Octubre. Hsu sostiene que se necesita una mayor promoción para desarrollar el mercado. "La mayoría de los consumidores no tiene idea de qué es el champú de carbón de bambú", dijo ella. "Tome por ejemplo al jengibre: la mayoría de la gente sabe que el jengibre facilita la circulación de la sangre y por eso la gente tiende a escoger esos productos por encima de los de carbón".

Ella continuó diciendo que la compañía puso anuncios en grandes carteleras por la carretera para promover su nueva línea, pero que el costo de estos anuncios es muy alto. "Esperamos que el Consejo de Agricultura pueda ayudarnos a promover los beneficios para la salud que da el carbón", expresó.

Aparte de los artículos de limpieza más básicos, ITRI tiene actualmente la tecnología para mezclar el polvo del carbón refinado con pintura, fibras no tejidas, y bolsas con cremalleras, lo que les permite resistir los hongos, purificar el agua y prevenir que la comida se descomponga.

El bambú de cuatro años de edad es el que produce el mejor carbón, expresó Chen, haciendo notar que el horno tradicional sigue siendo el mejor método para carbonizar el bambú, a pesar de consumir mucho tiempo. Algunos agricultores que solamente buscan ganancias rápidas podrían usar gas para acelerar el proceso de quemado.

El administrador del proyecto advirtió que el carbón generado de esta manera tiende a contener carcinógenos y por lo tanto no es apropiado por razones de higiene y pureza. También es por eso que se requiere de un mecanismo para obtener la certificación, con el propósito de asegurarse de que ese método no sea empleado.

Sin embargo, la aplicación que más interesa al ITRI es el desarrollo de materias primas para uso industrial y de alta tecnología. Cuando se carboniza a 2.800ºC, el carbón de bambú puede de hecho usarse como electrodos en baterías de alto rendimiento, debido a su alta conductividad y baja resistencia. Chen hizo notar que también podría proveer una solución a bajo costo para producir nanotubos de carbón --una cadena de moléculas cilíndricas de carbono-60-- promovidos como un sustituto potencial para el silicio usado en la industria de alta tecnología.

"Si se pudiera usar el carbón de bambú para fabricar las cubiertas externas para computadoras, televisores y teléfonos celulares, se podría también bloquear efectivamente las ondas electromagnéticas", explicó Chen.

Desde los usos más tradicionales hasta los de alta tecnología, el bambú tiene diversos significados para gente diferente especialmente en Asia. El bambú, que antes se considerara sinónimo de gracia y nobleza, pudiera ser visto por futuras generaciones como un material versátil y ultramoderno.

Traducido del Taiwan Journal por Silvia Villalobos


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