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Un orfanato en el sur de Taiwan que merece mayor publicidad

06/03/2003

adie se atreve a contradecir al pastor Yang Hsu cuando reclama que tiene mil hijos. Esto se debe a que el misionero bautista nacido en Shantung, China continental, y su esposa de la tribu atayal, Lin Feng-yin, han criado a un gran número de huérfanos y jóvenes aborígenes abandonados en los últimos 40 años.

La familia de Yang es tan grande que su orfanato conforma técnicamente un pequeño poblado entre las montañas en Liukuei, a unas dos horas de viaje por automóvil desde la ciudad de Kaohsiung.

No se ha dicho lo suficiente acerca del Orfanato Cristiano de Liukuei, ubicado en el sureño distrito de Kaohsiung, o acerca de su legendario fundador, el pastor Yang.

El pueblo de Liukuei, un sitio casi desconocido, es pequeño en términos de población, pero tiene una gran fama en Taiwan. Allí se encuentra uno de los pocos orfanatos en la isla que ha sido visitado muchas veces por los Presidentes de la República de China, incluyendo al fallecido presidente Chiang Ching-kuo, quien estuvo allí en seis ocasiones; el ex presidente Lee Teng-hui y el actual presidente, Chen Shui-bian (tres veces).

Yang, de 83 años, estaba estudiando en Sichuan, provincia ubicada en el sudoeste de China continental, cuando estalló la guerra de ocho años en contra de Japón. Al retornar a su tierra natal en Shantung en 1946, él descubrió que sus padres habían fallecido.

En 1948, Yang viajó solo a Taiwan y se dedicó a la enseñanza en el centro de la isla. En 1951, contrajo matrimonio y poco después, entró en el Seminario Teológico Bautista de Taipei, graduándose en 1955. Después de su entrenamiento de misionero, él eligió predicar en Liukuei y desde entonces, nunca ha abandonado ese sitio.

Cuando Yang y su esposa llegaron a Liukuei, no había nada allí. "Todo lo que vi fueron personas aborígenes que se parecían a mi señora", recuerda.

Los esposos Yang trajeron consigo a su primera hija adoptiva, Luther Lin, una niña sorda y muda proveniente de una familia atayal minusválida. La pareja convirtió su iglesia en un hogar para los niños aborígenes de Liukuei que no tenían comida ni dinero para ir a la escuela.

A medida que la gente se dio cuenta de la filantropía de Yang y su esposa, y su fama llegó hasta los poblados vecinos, tales como Maolin y Taoyuan, la pareja tuvo que agrandar la iglesia para acomodar a los huérfanos adicionales.

Entre el primer grupo de huérfanos que recibió Yang se encuentra Liu Chin-wan. Liu, el primer joven de Liukuei que entró en la Academia de Policía, tiene ahora 60 años de edad y ha sido un frecuente visitante del orfanato en estas últimas décadas.

Luther Lin, ahora una abuela, también se refiere a sus visitas al orfanato como "volver a la casa de mis padres".

Para agrandar su instalación, Yang adquirió en 1964 un terreno de 16 hectáreas situado en un cerro cerca del río Laonungchi, que pasa al lado del orfanato.

Con un batallón de unos 20 "soldaditos", la pareja comenzó a desarrollar el terreno. Además de sembrar y cultivar, ellos construyeron un mini-teleférico para transportar personas y bienes de un lado del río al otro.

El primitivo cruce fue reemplazado posteriormente por un puente golgante, y a inicios de los años setenta, fue reconstruido por uno de concreto; después que el entonces presidente, Chiang Ching-kuo, visitara el orfanato y ordenara ayuda financiera para la construcción.

En marzo de 1974, una bebé sin brazos fue abandonada afuera de un mercado en Kangshan, distrito de Kaohsiung. La niña fue llevada a Liukuei, donde recibió cuidado intensivo por parte de los esposos Yang y logró sobrevivir.

Creyendo que la bebé fue enviada por el Señor, Yang le puso a la niña el nombre de Yang En-dian, que significa en chino "gracia y benevolencia de Dios". Nunca se imaginó que la niña crecería y desarrollaría una amistad con Chiang que posteriormente se convirtió en otra leyenda.

Chiang desarrolló un afecto especial por la niña y arregló para que ella recibiera una intervención quirúrgica en Taipei con la finalidad de ayudar a enderezar su cuerpo y permitir que pudiera pararse sin ayuda de otros. Después, la envió a estudiar pintura y caligrafía china.

La niña no decepcionó al Presidente y creció para ganarse su vida sin ayuda de nadie, vendiendo obras suyas: pinturas hechas con sus pies.

Al preguntarle acerca de sus logros a través de las décadas, el pastor Yang dice que su mayor placer lo siente cuando recibe copias de los registros de méritos o buenas acciones que obtienen sus "hijos".

A la edad de 83 años, el pastor Yang sigue trabajando diariamente junto con su esposa en la iglesia-orfanato. Actualmente, unos ochenta niños se encuentran bajo su cuidado. Con la bendición de Dios, Yang considera que sus obligaciones son dulces y nunca terminarán.

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