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Chen Hsi-hu: en memoria a una vida de servicio

16/08/2002
La mayoría de las personas en Taiwan nunca escucharon acerca de Chen Hsi-hu; pero cuando falleció el 6 de mayo pasado, él fue lamentado en Senegal, a miles de kilómetros de su país natal. Durante dos años, Chen fue el líder de un grupo de voluntarios que trabaja en el país africano como parte del Proyecto de Cooperación Técnico-agrícola de la República de China para ayudar a los campesinos senegaleses a mejorar la producción de sus cultivos.

Los nexos de Chen con Africa no comenzaron en Senegal. Durante 38 años, él trabajó por el desarrollo agrícola del continente afectado por la pobreza. Nacido en el distrito de Changhua, en el centro de Taiwan, Chen creció en una típica familia campesina. Según quienes lo conocieron, él trabajaba duro y raramente se quejaba. Pocos años después de graduarse de un colegio vocacional agrícola, Chen supo acerca de un plan gubernamental para enviar representantes con el fin de introducir técnicas agrícolas a los países africanos. Rápidamente, él decidió dimitir a su trabajo de oficina y unirse al grupo. Después de terminar su entrenamiento, el joven de 27 años estaba a bordo en un vuelo hacia Camerún.

"Chen fue uno de nuestros pioneros agrícolas en Africa", recuerda Yang Tzu-pao, director del Fondo para el Desarrollo y la Cooperación Internacional, y viejo amigo del técnico. En los primeros años del proyecto, había menos burocracia, de modo que los hombres en el campo tenían que ser innovadores y autodependientes. "Todo lo que teníamos era este proyecto, llamado Operación Vanguardia", dice Yang. "Sólo podíamos enviar expertos en agricultura, como Chen, al extranjero para ayudar a los países necesitados".

Las raíces del proyecto de ayuda agrícola de Taiwan se remontan a 1959, cuando se envió el primer grupo a Vietnam. En los años sesenta, la estrella de la República de China comenzó a decaer a medida que la comunidad internacional comenzó a darle legitimidad a la República Popular China, culminando con el ascenso de esta última al asiento de China en las Naciones Unidas en 1971. Para ayudar a mantener los lazos diplomáticos con los países africanos, el Gobierno de la República de China hizo un llamado a los jóvenes con experiencia agrícola en el país para que se uniesen al programa de asistencia.

Según una portavoz del fondo, muchos jóvenes se inscribieron en el proyecto en aquel tiempo, y la mayoría de ellos, al igual que Chen, eran graduados de colegios agrícolas. "Nuestro primer proyecto africano fue en Liberia", dice ella. Hoy, hay 36 proyectos en 33 países alrededor del mundo. El fondo se encarga de la logística y realiza inspecciones anuales.

La decisión de Chen de trabajar en el exterior cambió su vida. Además de Camerún, él también estuvo en Guinea Bissau, Costa de Marfil y Senegal. Cultivar arroz en la tierra constituye una ardua tarea bajo el clima de esos países. La mayoría de los agricultores en Taiwan pueden adquirir una maquinaria, pero la mayor parte de Africa depende del esfuerzo humano.

"Ellos no pueden darse el lujo de comprar máquinas", anotó Chen en un artículo que escribió para una publicación gubernamental. "Además, las maquinarias que tenemos en Taiwan no son útiles de ninguna forma en este entorno". Chen señaló que enviar maquinarias agrícolas caras y de alta tecnología a los países pobres podría ser un peso financiero. El explicó que cuando se daña una maquinaria, como ocurre siempre con las máquinas, los campesinos no tienen fácil acceso a los respuestos o a un mecánico con experiencia. En vez, los respuestos y las reparaciones tendrían que ser enviadas a costo de la agencia de ayuda, y durante ese tiempo, los campos estarían desatendidos. A la larga, ésto sería más caro e ineficiente, y crearía una peligrosa dependencia en las agencias que ofrecen la ayuda.

Chen descubrió que las técnicas usadas en cada país africano difieren de acuerdo con los patrones climáticos locales. Por ejemplo, en Africa Occidental, la estación lluviosa puede durar hasta cuatro meses. El mejor momento para plantar es antes de que se inicie la estación lluviosa, pero la mano de obra es insuficiente para cumplir la tarea en tan corto tiempo.

"Plantar manualmente demora a los campesinos", observó Chen. "De modo que se ven obligados a plantar menos, y cuando llega la cosecha ellos tienen apenas lo suficiente para alimentar a sus familias. A duras penas les queda algo para vender en el mercado".

Para Chen, la solución a este problema fue entrenar al ganado para que ayude en la faena. Fabricar maquinarias agrícolas en Africa no era una perspectiva viable, pero diseñar sencillos instrumentos de labranza tales como arados que puedan ser tirados por el ganado era relativamente fácil. Por lo tanto, él introdujo varias piezas del equipo usado durante los primeros años de la agricultura en Taiwan. "El mantenimiento de esos instrumentos es también fácil y barato", dijo Chen. "Creo que la fuerza de las bestias de tiro es perfecta para el Africa de hoy".

En 1996, Chen fue asignado a una posición superior en la misión en Senegal, y en 2000, se convirtió en líder del proyecto. "El era un experto de antigüedad", dice un portavoz. "Todo el mundo confiaba en él. Chen era la clase de persona que realmente se dedica de lleno al trabajo y no pide nada a cambio".

Liu Chun-hsiung, antecesor de Chen en el cargo de líder de proyecto, lo recuerda como un hombre que se enfrentaba a los desafíos que otros no se atrevían. Liu suele referirse a Chen como el "tigre de Africa Occidental". Este apodo cariñoso hace juego con el nombre de Chen, ya que en mandarín Hsi significa "occidente" y hu quiere decir "tigre".

Cuando Chen asumió el mando, él instó que se usaran nuevos métodos de cultivo. Los arrozales en el norte de Senegal son muy salinos, haciendo que sea difícil cultivar arroz adecuadamente y forzando a los campesinos a dejarlos en barbecho durante años. Chen y su grupo usó más agua en los arrozales, reduciendo el efecto de la sal en el crecimiento de la planta. "Antes de introducir las nuevas medidas, resultaba difícil cultivar el arroz y los pájaros se comían las semillas en las aguas poco profundas", dice Hsieh Shun-ching, ex director del fondo. El plan de Chen y la ardua labor del grupo convirtieron cuatro mil hectáreas de tierras abandonadas en arrozales verdes y vibrantes.

El mejoramiento de la producción no fue el único trabajo de Chen. Como líder del proyecto, él también estaba a cargo de las emergencias. Senegal, un país acosado por conflictos bélicos, lo mantenía ocupado. En cierto momento, la sede del grupo quedó ubicado en tierra de nadie durante un choque entre tropas gubernamentales y una facción de línea dura del grupo rebelde Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamance. Aunque el ejército senegalés prometió que no haría daño a nadie, los miembros del personal no quedaron muy convencidos de ésto.

"No era nada seguro", recuerda Cheng Ming-feng, un doctor voluntario. "Todos sabíamos qué pasaría en caso se iniciara el tiroteo". Como se esperaba, no tardó mucho en que el edificio quedase bajo el ataque de los rebeldes. Una granada de mortero fue disparada hacia la misma sede de Chen. Aunque él había salido temprano en la mañana hacia los arrozales, su esposa, Wu Yu-mei, aún estaba en la recámara cuando la casa fue alcanzada por el disparo. Ella estaba parada apenas a dos metros de la explosión y del subsecuente fuego.

Fue una suerte que la pareja no pereciera durante la incursión. La granada de mortero cayó justo en su cama, explica Cheng. "Si no se hubieran despertado temprano esa mañana, ambos hubieran muerto instantáneamente". Después del incidente, la pareja decidió quedarse, a pesar de peligro inherente de vivir y trabajar en un país inestable.

"El grupo vivía como una familia", escribe un reportero. "Ellos iban a los arrozales a las 6 de la mañana y retornaban al atardecer para disfrutar de la cena preparada por la esposa de Chen". Los momentos más felices eran durante la cosecha, dice un miembro del equipo. Cada uno compartía una sensación de éxito al obtener una abundante cosecha. Los excitados aldeanos realizaban coloridas celebraciones. En 2000, en honor a las contribuciones de Chen a la agricultura, el Presidente de Senegal lo condecoró con una medalla.

Sin embargo, los buenos tiempos no duran mucho. A inicios de este año, mientras realizaba los preparativos para mudar la sucursal sureña del grupo, Chen cayó enfermo por cansancio. Los doctores le diagnosticaron un cáncer de hígado. En abril, él retornó a Taiwan para recibir tratamiento médico, donde tuvo momentos de lucidez y otros en estado de coma.

El 6 de mayo, Chen falleció a la edad de 65 años. Según su esposa, sus últimas palabras fueron acerca de su trabajo en Senegal. Quería estar seguro que las semillas fueron plantadas a tiempo.

Traducido de Taipei Journal por Luis M. Chong L.

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