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El ocaso de la industria salinera

06/07/2002
El ocaso de la industria salinera
El ocaso de la industria salinera

Una trabajadora desciende de un montículo de sal después de haber depositado su carga. Durante siglos, Taiwan obtuvo la sal del mar (recuadro). La última instalación productora de sal para uso industrial en la isla fue cerrada en mayo. (Cortesía de Liu Kuang-che)

medida que se ponía el sol en la tarde del 2 de mayo, los trabajadores en las salinas de Chiku, distrito de Tainan, terminaban su última jornada. Al día siguiente, la última instalación productora de sal en Taiwan cerraría sus puertas por última vez y una industria que existió en la isla durante muchos siglos llegaría a su fin.

Taiwan se caracteriza por su clima caluroso y húmedo, que lo convierte en un sitio ideal para operar salinas: grandes estanques de poca profundidad excavados cerca de la costa donde se seca en forma natural el agua del mar para producir la sal. Para las personas que viven en la isla, la sal parece ser un recurso que no solamente se obtiene fácilmente sino que también es inagotable. Sin embargo, para quienes no viven cerca de la costa de Taiwan, es un bien precioso y costoso.

Durante la época de las dinastías en China, los emperadores consideraban a la sal –junto con el hierro y los licores– como un negocio donde había que mantener un monopolio. El dinero obtenido a través de los impuestos sobre la sal mantenía fuerte y rico al imperio. El registro más antiguo que se conoce acerca de la industria en Taiwan es un texto de la dinastía Yuan (1279-1368) donde narra que ciertas tribus de las planicies de Taiwan, llamadas pingpu, habían desarrollado una técnica para evaporar el agua de mar bajo el sol ardiente.

En 1661, Taiwan fue tomada por Koxinga, quien intentó usarla como una base de operaciones para derrocar la dinastía Ching (1644-1911). La sal de los pingpu aún era común en ese entonces, pero Chen Yung-hua, uno de los asesores del caudillo, consideró que tenía un sabor demasiado amargo. El sugirió una nueva técnica y un nuevo sitio cerca de la actual Tainan que mejoraron considerablemente el sabor. Chen también introdujo la idea de dispersar tejas rotas en el fondo de las piletas de evaporación para mejorar su eficiencia.

El clima en el norte de Taiwan es muy húmedo para las operaciones de salinas, y la costa oriental es demasiado rocosa. Sin embargo, la costa arenosa del sur reúne las condiciones ideales para ésto. Los registros históricos muestran que, debido a la alta precipitación pluvial en verano y otoño, la recolección de la sal se llevaba a cabo generalmente en primavera e invierno.

Durante la primera mitad de la dinastía Ching, existían cinco salineras que operaban en los actuales distritos de Tainan y Kaohsiung. Varias inundaciones graves ocurrieron en la segunda mitad de esa dinastía, destruyendo una de las instalaciones y dañando las otras cuatro. Las salineras dañadas fueron reconstruidas en áreas más seguras.

Al igual que sus antecesores, los emperadores Ching promulgaron estrictos reglamentos sobre el comercio de la sal. Una vez recolectada, la sal era directamente almacenada en saleros gubernamentales. La única forma en que los mercaderes podían comprar la sal era con el permiso oficial. Para combatir la producción y el comercio ilegal de esta mercadería, la corte Ching declaró legales las cuatro salineras principales y ordenó el cierre de todas las otras. Si bien la sal de Taiwan era embarcada y vendida en otras provincias, la sal importada no podía ser vendida en la isla. La prohibición no fue levantada sino en las postrimerías de la dinastía.

El Tratado de Shimonoseki firmado en 1895 cedió Taiwan a los japoneses, quienes impusieron rápidamente una política de libre mercado en el comercio de la sal en la isla. El nuevo gobierno esperaba que sin impuestos ni otras intervenciones gubernamentales, la industria salinera prosperaría. Sin embargo, ocurrió justamente lo contrario. La producción decayó y las salinas fueron abandonadas.

El ocaso de la industria salinera

Los trabajadores de las salinas de Chiku trabajaban en parejas. Para cuando fueron cerradas, la mayoría de ellos eran sexagenarios y provenían de generaciones de obreros salineros. Fotos de Yeh Ming-yuan

Afortunadamente, el sector manufacturero japonés estuvo disfrutando de un crecimiento sin precedentes, exigiendo una gran cantidad de sal en el archipiélago principal. Aprovechando el potencial de la sal en Taiwan, los japoneses crearon una compañía estatal en 1919 para administrar la mercadería. Se reintegró el anterior sistema de venta, se abrieron nuevas salinas y la industria se recobró. Durante la ocupación japonesa, la sal se convirtió en una de las tres principales exportaciones de Taiwan, junto con el azúcar y la madera.

Al terminar la II Guerra Mundial en 1945, Taiwan fue reintegrada a la República de China. La compañía salinera creada por los japoneses se convirtió en un buró de monopolio de la Rep. de China. Al año siguiente, la concesión quedó bajo la administración del Ministerio de Finanzas y en 1952, la compañía cambió su nombre a Labores de Sal de Taiwan y fue transferida al Ministerio de Economía. En 1995, tuvo otro cambio de nombre: Corporación Industrial de la Sal de Taiwan. Hasta el día de hoy, sigue siendo un monopolio del Estado.

Sin embargo, las cuatro salineras que sobrevivieron desde la dinastía Ching no fueron tan afortunadas como la próspera compañía. En julio de 1996, una de las tres salineras en Tainan fue cerrada para ser convertida en sitio de un nuevo parque científico-industrial, con una porción del terreno transformado en un parque de diversiones. En 2000, las otras dos salineras en Tainan se fusionaron en la operación de Chiku, y aquella de Chiayi fue clausurada en 2001. En mayo pasado, la planta de Chiku concluyó el libro de la historia de la sal en Taiwan cuando cerró sus puertas por última vez.

Aunque Chen Hsin-hsiung, operario de la salinera de Chiku por más de 30 años, sabía que vendría su último día de trabajo, sintió tristeza al ver cerrar la instalación. El indicó que la mayoría de sus colegas son sexagenarios y sus familias se han dedicado a este trabajo durante generaciones. "Cuando la industria estaba en pleno apogeo, habían más de 3.000 trabajadores", señaló Chen.

Al final, la salinera de Chiku solamente producía sal para uso industrial. La corporación instaló una fábrica de sal por diálisis que usa complejas maquinarias en el distrito de Miaoli. Aunque la sal para uso industrial no necesita ser de tan alta calidad como la sal de mesa, es más fácil de producir porque usa métodos tradicionales, y la corporación usó trabajadores para manejar la instalación hasta el fin.

Según Ho Chin-chu, investigador que ha realizado un estudio sobre las suertes de la industria durante los años sesenta, la pobreza era común en Taiwan y resultaba difícil encontrar un trabajo estable. Comparado con otras profesiones, ser trabajador en una salinera era estable y por lo tanto, un oficio muy deseado. "Los obreros allí solamente trabajaban medio año, mientras que las personas en las otras profesiones trabajaban durante todo el año", dijo Ho. "Había un dicho en esos días: El ingreso de una salinera puede alimentar a toda la familia".

A medida que creció el sector industrial y prosperó la sociedad de Taiwan, fue cada vez más difícil reclutar jóvenes para reemplazar a la fuerza laboral que envejecía. Esa fue una de las razones por la que el Gobierno fusionó las dos salineras de Tainan.

Li Chi-hsuan, ex director de la salinera de Peimen, dijo que incluso la corporación estatal tuvo dificultades para obtener subsidios del Gobierno debido a los cambios que han ocurrido en el entorno empresarial de la isla. "Los costos aumentan cada año debido a tasas de pago más altas, pero el precio del producto no sigue ese rumbo", explicó Li, añadiendo que la sal importada pronto se ha vuelto más barata que el producto local.

"El medio ambiente natural en algunos países es mejor que el de Taiwan. Su sal cristalizada es a veces tres veces mejor que la nuestra", afirmó Li. "Para empeorar las cosas, muchas industrias tradicionales han trasladado sus fábricas al exterior para rebajar los costos".

"Las fábricas de ciruelos encurtidos, por ejemplo, compraban toneladas de sal de la corporación todos los años, hasta que descubrieron que los ciruelos son más grandes en China continental y la mano de obra allí es más barata. Ellas decidieron trasladar sus instalaciones y la corporación perdió dicha clientela".

La corporación indicó que la sal de mesa sigue siendo producida en Miaoli, pero toda la sal para uso industrial será importada a partir de ahora, en su mayor parte desde Australia. Anualmente, Taiwan importa 2,5 millones de toneladas de sal para uso industrial, incluyendo 300 mil toneladas importadas por la corporación. El 85% de esta cantidad es importada de Australia, y el resto de México e India.

Los planes actuales contemplan la nacionalización de los terrenos en Chiku para convertirlos en estanques de piscicultura. El Gobierno tiene planes para dedicar parte de la tierra para un museo de la industria salinera que será inaugurado en febrero del año próximo.

Traducido del Taipei Journal por Luis M. Chong L.

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