29/04/2024

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¿Autonomía para la Isla de las Orquídeas?

06/08/2000
(Foto de archivo)
En la oscuridad de la noche, el “pueblo tao” lleva antorchas encendidas mientras se dirige al mar en sus canoas blancas. Navegando sobre las crestas de las olas en sus distintivas embarcaciones, estos aborígenes llevan expresiones serias en sus rostros.

Se encuentran involucrados en una antiquísima actividad. Están remando para ir a capturar peces voladores, como lo hacían sus antepasados.

Cada año, entre los meses de marzo a junio, la población indígena de la Isla de las Orquídeas conduce esta labor vital. La pesca es crucial para la subsistencia de la economía de la tribu. El grupo habita en un islote ubicado a 44 millas náuticas de la costa sudeste de Taiwan.

Al igual que los aborígenes de todo el mundo, los habitantes nativos de la Isla de las Orquídeas tienen un espíritu altamente autónomo. Como una reflexión de ésto, la tendencia entre la generación más joven de la tribu es referirse a sí mismos como el pueblo tao. En la antigua lengua tribal, “tao” significa “hombre”.

Sin embargo, afuera de la pequeña isla, la tribu es comúnmente conocida como yami, uno de los nueve grupos aborígenes más importantes de Taiwan.

Los yami construyen sus propias canoas de madera, decorándolas con una banda roja y motivos tribales. Se mantienen de la pesca y de la agricultura, de la misma manera como sus antepasados. Pero esta orgullosa tribu también intenta volver a obtener la autonomía que perdió hace siglos a fuerzas extranjeras.

Después de una década de hacer presiones al Gobierno de la República de China, los representantes de la tribu están observando señales de que los yami volverán a obtener su autonomía.

Durante su campaña electoral, el presidente de la República de China, Chen Shui-bian, quien asumió la presidencia en mayo pasado, prometió que trabajaría para la autodeterminación de los pueblos aborígenes de Taiwan. En septiembre del año pasado, Chen incluso visitó la Isla de las Orquídeas —o Lanyu, en chino— y firmó un documento con los representantes de las principales tribus aborígenes. La declaración promete una “nueva asociación” entre los aborígenes y la nueva administración en Taiwan”.

El Partido Democrático Progresista, al cual pertenece Chen, es conocido por su simpatía hacia los aborígenes y otros grupos minoritarios. Como tal, los yami y las demás tribus aborígenes de Taiwan tienen grandes esperanzas en la nueva Administración.

Yohani Isqaqavut, presidente del Consejo para los Asuntos Aborígenes (COAA, siglas en inglés), se encuentra al frente de la iniciativa de la política del Gobierno Central. Durante mucho tiempo ha sido defensor de la autonomía para los pueblos indígenas de Taiwan.

“Los aborígenes de Taiwan están pidiendo el retorno de la autonomía que una vez disfrutaron como personas”, dijo Yohani. “Se les debe permitir que manejen sus propios asuntos de acuerdo con su voluntad y costumbres tribales”.

No obstante, Yohani señaló que si se establecen regiones autónomas para los pueblos indígenas, éstas tendrán que operar dentro del sistema del Estado. “Los aborígenes podrían encargarse de todo por sí mismos, con la excepción de la defensa nacional y los asuntos diplomáticos”, señaló.

¿Autonomía para la Isla de las Orquídeas?

Yohani Isqaqavut, presidente del COAA, explica los aspectos políticos. (Chen Mei-ling)

El presidente del COAA no espera que éste sea un problema para los aborígenes. “Siendo que la historia está así, todos nos damos cuenta de que no podemos disfrutar de autonomía sin tener al Estado como un ‘paraguas’ administrativo”, dijo Yohani, miembro de la tribu bunun.

Misionero por profesión, Yohani cree que el Gobierno y la sociedad en general deben actuar responsablemente y extender su apoyo para ayudar a los aborígenes a disfrutar de sus derechos.

En lo referente a las relaciones futuras entre el Gobierno Central y las regiones autónomas, Yohani dijo que el COAA ha empezado a considerar la factibilidad de varios modelos. Una zona autónoma podría retener la posición de un poblado bajo la jurisdicción de un distrito o ser redefinida como un distrito que responde directamente al Gobierno Central. Otra sugerencia es que el Gobierno Central trate a la región como una zona administrativa especial.

Bajo el propuesto esquema, el Gobierno en última instancia tomaría a las nueve tribus aborígenes en consideración cuando demarque el mapa sobre autonomía. No obstante, dado que los recursos son limitados, en el mejor de los panoramas solamente una o dos regiones autónomas serían establecidas en los próximos cuatro años. La Isla de las Orquídeas, la localidad aborígen más remota y atrasada, según Yohani, se encuentra en la lista de prioridades.

Conocida como Pongso No Tao —o Isla del Hombre en la lengua de la tribu— la Isla de las Orquídeas ha sufrido un tratamiento muy injusto. En las décadas tras de que el gobierno del Kuomintang declaró en 1947 que la isla es un poblado, una serie de planes de modernización ha afectado seriamente el estilo tradicional de vida de la tribu.

La administración de granjas por militares jubilados de la República de China le ha privado a la tribu de las tierras ancestrales sobre las cuales los yami han estado cultivando alimentos básicos, tales como taro y ñame. Peor aún, el ganado de las granjas con frecuencia anda suelto y destruye las cosechas en los campos que todavía están siendo cultivados por los aborígenes.

Un crítico social comentó que antes de que la Isla de las Orquídeas fuese abierta al turismo en 1967, sus aborígenes habían sido tratados como un tema de estudio biológico en vez de como personas.

En 1982, el primer embarque de desechos nucleares de la Compañía de Electricidad de Taiwan fue enviado a la isla para ser almacenado sin el consentimiento de los habitantes nativos, quienes no tenían la menor idea de lo que eran residuos nucleares. En 1996, una fuerte protesta organizada por los miembros de la tribu contra más embarques de desechos probó ser efectiva. No sólo detuvo los embarques sino que también dio a los aborígenes confianza en que ellos pueden salvaguardar sus derechos.

El último impulso para un cambio ocurrió en mayo de este año cuando el escritor yami, Syaman Rapongan así como varios ancianos de la tribu y legisladores aborígenes elaboraron una “Declaración para la Autonomía de la Isla de las Orquídeas”. El grupo organizó una pequeña manifestación en Taipei, pidiendo mayor respeto de acuerdo con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Rapongan indicó que ahora es el momento oportuno para un cambio. “La nueva Administración quizás pueda hacer algo por nosotros”, señaló.

“La idea de autonomía aborigen podría estimular un nuevo pensamiento entre el pueblo en Taiwan”, agregó. “Nuestro deseo es simple: no queremos desaparecer como un pueblo”.

En su opinión, la antigua política gubernamental se resumía a “nada sino un intento para erradicar” la cultura yami.

Haciendo eco a este punto de vista, Syamen Ngare, pastor y activista de los derechos de los aborígenes, dijo que la política pasada de la administración dirigida por el Kuomintang cultivó entre los miembros de la tribu una profunda desconfianza hacia el Gobierno Central.

Incluso si el propuesto plan de autonomía se ha convertido en un acalorado tema de discusión en la sociedad de Taiwan, Ngare señaló que hasta ahora, la mayoría de los integrantes de la tribu yami solamente tienen una idea muy vaga acerca del concepto.

Rapongan reconoció que a la mayoría de la tribu se le tiene que informar sobre cómo una región autónoma bajo el “paraguas” del Gobierno Central beneficiaría sus vidas.

“Alguien tiene que iluminar este trayecto”, dijo Rapongan. Añadiendo que siente una obligación para ayudar a explicar el concepto.

Los dos activistas acordaron que una región autónoma debe estar sujeta a la jurisdicción directa del Gobierno Central con el fin de asegurar beneficios óptimos para los aborígenes.

Rapongan dijo que espera que la futura política del Gobierno enfoque en la “particularidad cultural” de los habitantes nativos de la Isla de las Orquídeas. “Esperamos que también nos permita desarrollar nuestros propios sistemas judiciales y legales”, recalcó.

Hizo un llamado para una participación más activa de parte de los aborígenes de la isla cercana a la costa de Taiwan. “El diseño de una región autónoma para el pueblo del mar no sería extensivo si es elaborado por el pueblo de la tierra. Esto se debe a que éste no tiene una clara comprensión de nuestra cultura oceánica”, manifestó Rapongan.

Incluso si las bases iniciales para un marco de autonomía están siendo erigidas, la falta de una legislación pertinente impone un obstáculo formidable. Antes de que una región autónoma pueda ser puesta junta, numerosas reglamentaciones en las áreas de auto gobierno, recursos hídricos, silvicultura, administración de parques nacionales y derechos sobre la tierra, tendrán que ser revisadas para satisfacer el estilo de vida tradicional de los pueblos indígenas.

Otra tarea es lograr un consenso entre las tribus aborígenes y la sociedad dominante en Taiwan.

Una señal estimulante es que el borrador de la ley básica para los pueblos indígenas dedica un capítulo entero a la autonomía aborigen. El Yuan Legislativo aprobó la primera lectura del borrador, propuesto a principios de este año. Es una revisión de un proyecto de ley similar presentado en 1991, pero que luego fue rechazado tras la primera lectura.

Yohani dijo que el Gobierno trabajará en las legislaciones pertinentes y brindará a los aborígenes información sobre casos similares en el extranjero a medida que el plan para la autonomía toma forma. Incluso así, el diseño de una región autónoma debe quedar en las manos de los indígenas mismos. “Una región autónoma diseñada completamente por el Gobierno destrozaría el propósito”, enfatizó el presidente del COAA.

“Un modelo no debe ser impuesto a la fuerza en el pueblo”, agregó. “Se le debe permitir buscar la forma más adecuada para él”.

Traducido por María Francisca González del Taipei Journal

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