08/05/2024

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Los cambios del destino en Macao

16/01/2000
Grabado del siglo XIX que ofrece una vista panorámica del área de Praya Grande en Macao. (Fotos cortesía del Museo Nacional del Palacio)

En las altas horas de la noche del 19 de diciembre pasado, importantes autoridades de China continental y Portugal tomaron presurosos sus respectivos asientos en un enorme salón de actos en Macao. Al dar las doce de la noche, la banda musical entonó las notas del Himno Nacional de Portugal y se arrió por última vez en Macao la bandera de este país ibérico. Al poco rato, se izaba en una asta al otro lado del estrado la bandera de China continental.

Los 2.500 invitados presentes aplaudieron fuertemente y formalmente se puso la nota final al capítulo de la historia colonial de Portugal. Macao, la última colonia portuguesa en ultramar, retornaba de esta manera a la soberanía china. Así, terminaron definitivamente los 442 años de gobierno colonial en ese diminuto pedazo de territorio chino.

Dos días antes de este importante acontecimiento de fin de siglo, se llevó a cabo una sencilla pero significativa ceremonia en el Museo Nacional del Palacio, situado en las afueras de la ciudad de Taipei, Taiwan.

En vísperas del retorno de Macao a China, el museo inauguró una muestra de documentos sobre la ex colonia portuguesa. La exposición, denominada Los giros del destino: una exhibición especial de documentos históricos sobre Macao estará abierta al público hasta el 20 del presente mes.

La muestra procura presentar a los visitantes el desarrollo de Macao en los últimos quinientos años, desde una tranquila aldea de pescadores a un puerto libre y territorio en ultramar de Portugal.

El evento es patrocinado conjuntamente por el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Academia Histórica, la Oficina de Información del Gobierno y el Museo Nacional del Palacio.

En la ceremonia de inauguración, el director del museo, Chin Hsiao-yi, explicó que en 1997, cuando Hong Kong fue devuelta a la soberanía china por el Reino Unido, su institución organizó una exposición especial titulada Humillación y Resurgimiento: desde el Tratado de Nanking a la rendición japonesa, donde se presentaron todos los documentos relacionados con los tratados desiguales firmados durante la dinastía Ching y los esfuerzos para obtener la libertad e igualdad en la comunidad internacional por la República de China.

Explicando el significado de la muestra, el ministro de Relaciones Exteriores, Chen Chien-jen, hizo un resumen sobre algunos de los puntos más sobresalientes en la historia de ese enclave colonial.

“Todos los chinos, indistintamente se encuentren en Taiwan, en China continental, o en ultramar; sentimos gran satisfacción al presenciar el retorno de Macao”, indicó Chen. Las condiciones en que se encontraba China en aquel entonces permitieron que Portugal implantase un enclave colonial en el sur del país, explicó.

Macao se encuentra ubicada en una estrecha península en la costa sur de China, en la parte occidental del estuario del Río Perla. Con una área total de 23,5 kilómetros cuadrados, es un punto estratégico que controla todo el tráfico marítimo que entra y sale de Cantón.

Originalmente, Macao era una pequeña aldea situada en una planicie rodeada por cerros de granito donde los pescadores iban a refugiarse y a reparar sus redes. La llegada de los portugueses en el siglo XVI trajo un cambio drástico en su destino.

En la sección de Fo-lang-chi (nombre con que los chinos denominaban a los portugueses) de la historia oficial de la dinastía Ming (Ming Shih), se hace mención a la primera presencia de portugueses en Macao.

En 1553, un barco portugués cargado con tributos quedó atrapado en medio de un remolino en la costa de Macao. Los bienes a bordo se remojaron y el capitán de la nave propuso alquilar la aldea para secar su carga. Wong Po, subcomandante de la Defensa Costera accedió a tal solicitud.

En 1614, el virrey Chang Ming-kang informó al Emperador que los portugueses habían ayudado a combatir a los wako (bandidos enanos), un grupo de piratas japoneses que merodeaban las aguas del sur de China. Esta acción hizo que el emperador Shen-tsung consintiera que los portugueses se radicaran en Macao.

Cuando los portugueses descubrieron que el tráfico marítimo en la región favorecía sus intereses, ellos demandaron arrendar Macao y sus áreas vecinas.

Por otro lado, los funcionarios de la dinastía Ming esperaban que la presencia de los portugueses ayudara a eliminar a los piratas de la región y trajera prosperidad al pueblo de Cantón. Las autoridades chinas impusieron un estricto control sobre el movimiento en mar y en tierra de los portugueses, y retuvieron la jurisdicción y la aduana locales.

En 1644, los manchúes derrotaron a los Ming y establecieron la dinastía Ching. En 1691, se aflojaron las restricciones sobre el comercio costero y la renta anual por Macao fue rebajada a 600 taeles (antigua unidad monetaria china equivalente a unos 40 gramos de metal precioso) de plata.

Las autoridades Ching emitieron una proclamación en 1725 estipulando el número de barcos portugueses que podían anclar en Macao. Quince años después, en 1740, la renta fue reducida a 500 taeles.

Con el pretexto de escapar de un cerco por los franceses, tropas británicas invadieron Macao en 1808. Inmediatamente, el gobernador de las provincias de Kwangtung y Kwanghsi, Wu Hsiung-kwang, exigió la retirada de las tropas británicas y proclamó: “Macao no es posesión portuguesa de ninguna manera; es parte del territorio Ching”.

Con la derrota de China en la Guerra del Opio y la entrega de Hong Kong a Gran Bretaña en 1842, los portugueses demandaron inmunidad en el pago de la renta por Macao. Las autoridades Ching rehusaron aceptar la propuesta, pero los portugueses cancelaron el pago de la renta en 1849.

Para resolver las disputas entre las dos partes, se firmó en 1887 un tratado de comercio y amistad, conocido como el Tratado Sino-portugués de Pekín. En el mismo, Portugal se posesiona formalmente de Macao.

Este tratado es precisamente el documento que sobresale en la exhibición del Museo Nacional del Palacio. El documento fue firmado en dos versiones, en chino-inglés y en chino-portugués. Las copias originales que quedaron en manos del emperador Ching reposan actualmente en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores en Taipei.

Los portugueses usaron la aldea pesquera como base para lograr mayores adquisiciones territoriales. Esto trajo como consecuencia una serie de disputas territoriales en los últimos años de la dinastía Ching e inicios de la era republicana.

Como resultado de dichas contiendas, se confeccionaron muchos mapas de Macao y las islas vecinas para tratar de resolver las disputas. Varios de estos mapas se exhiben en la presente muestra.

Con el advenimiento de la República de China, el Dr. Sun Yat-sen señaló que era preciso anular todos los tratados desiguales con las potencias occidentales para poder lograr la paz mundial.

En 1928, la República de China logró deshacerse del Tratado Sino-portugués de Pekín, que fue reemplazado por el Tratado Preliminar de Amistad y Comercio entre la República de China y la República Portuguesa. Aunque quedó sin decidirse la posición de Macao, China recobró los derechos para realizar negociaciones aduaneras, comercio costero, navegación fluvial, de construcción de faros y colocación de boyas.

En la exhibición del museo se muestran también copias del tratado preliminar, así como diversos oficios intercambiados entre las Cancillerías de los dos países.

Los giros del destino: una exhibición especial de documentos históricos sobre Macao presenta por primera vez al público de Taiwan los documentos diplomáticos y legales, así como dibujos y otros materiales de archivo que revelan la verdadera historia de Macao y su desarrollo.

La muestra se presenta en orden cronológico y cuenta con cuatro secciones: “Los giros del destino: desde una aldea de pescadores a un puerto libre”; “Cuando Oriente se encuentra con Occidente: Macao, puerto de una población mixta”; “La firma de los tratados desiguales: la colonización portuguesa de Macao”; y “La abrogación de los tratados desiguales: la República de China lucha por la libertad y la igualdad”.

Además de los documentos oficiales, la exposición también muestra algunos dibujos de la época donde se presenta el semblante de los portugueses visto por los chinos.

En la ceremonia de inauguración, el canciller Chen presentó varios juegos de reproducciones de los documentos que se conservan en los archivos de la Cancillería al Museo Nacional del Palacio y a la Academia Histórica.

Ya culminado el traspaso de Macao a China continental, la exhibición es oportuna porque ayuda a comprender mejor todas las circunstancias en que se desarrollaron los primeros contactos de China con Occidente en la modernidad.

Texto de Luis M. Chong L.

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