02/05/2024

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Un día entre ballenas y delfines

26/12/1999
Una orca asesina hembra (Orcinus orca) y su cachorro surcan el mar cerca de la costa de Hualien. (Fotos cortesía de la Fundación Kuro Shio)
Llegamos poco después de amanecer al pequeño puerto pesquero en las proximidades de la ciudad de Hualien, en el este de Taiwan. El bus hace una hábil maniobra para pasar entre los angostos callejones que conducen al atracadero de barcos.

Los integrantes del equipo tenemos una sensación de ansiedad al bajarnos del bus. Nuestro guía nos indica que debemos ir a un pequeño puesto de la policía de puerto para registrar nuestra salida del puerto.

Un amable policía nos recibe, saca una carpeta y comienza a pasar lista de quienes participamos en la excursión. Por curiosidad, le pregunto cómo es que conoce nuestros nombres. El policía me informa que es un fax recibido unos días antes con los nombres de los integrantes de nuestro grupo. El mismo fue enviado por la agencia de viajes que ha arreglado nuestra excursión.

Un día entre ballenas y delfines

A diferencia de los delfines, las ballenas por lo general son más difíciles de avistar.

A pesar que Taiwan es una isla rodeada por el mar, salir a alta mar es una experiencia especial para la mayoría de los ciudadanos. Hace algunos años, comenzó a entrar en boga la pesca en alta mar. Sin embargo, no todas las personas son aficionadas a la pesca y los conservacionistas no apoyan este tipo de recreación.

Pero, la observación de ballenas es un concepto totalmente diferente. Implica una relación natural con el mar. El impacto que causa a los cetáceos es mínimo y los operadores de este tipo de recreación procuran mantener las embarcaciones a una distancia prudente de estos mamíferos marinos. Además, prohiben arrojar desperdicios al mar o alimentar a los seres marinos.

Un especialista del Laboratorio de Investigaciones sobre Cetáceos señala que los delfines y las ballenas son animales muy sensitivos y su entorno ecológico puede ser perturbado muy fácilmente.

Algunos ecologistas se preocupan de la creciente popularidad adquirida por esta nueva actividad de ocio debido a que no se han formulado todavía reglamentos concretos para controlar este tipo de giras.

Un día entre ballenas y delfines

Un grupo del delfines de Fraser (Lagenodelphis hosei) juegan traviesamente entre las olas.

El Gobierno estimula esta actividad. Un funcionario de la Administración de Pesca del Consejo de Agricultura considera que la industria pesquera de Taiwan necesita diversificar sus operaciones y la observación de ballenas y delfines puede traer mejores beneficios para los pescadores.

Nuestra embarcación va transitando lentamente el canal de navegación del puerto y se aproxima a la salida del mismo. Se comienza a sentir un bamboleo más fuerte al salir del rompeolas y entrar en mar abierto.

La nave es un yate reacondicionado para llevar pasajeros a observar las ballenas. El dueño de la embarcación nos explica que se le ha agregado varias vigas de acero en la quilla de la nave para que sirvan de lastre y den mayor estabilidad al barco.

Pero a pesar del lastre, la nave se menea junto con las olas en alta mar. La silueta de la ciudad va desapareciendo lentamente en el fondo del panorama y muy pronto, quedamos entre cielo y mar. De cuando en cuando, pasa un buque pesquero que retorna de sus faenas nocturnas.

La observación de ballenas se ha convertido en una actividad de ocio que recientemente ha adquirido gran popularidad en muchos países. A pesar de ser algo novedoso en Taiwan, promete ser una importante actividad turística en el futuro. Si bien se ha iniciado algo tarde, la misma se ha desarrollado a un ritmo bastante rápido en la isla.

En los mares próximos a Taiwan se han registrado un total de 27 especies de cetáceos, incluyendo 6 especies de ballenas de barba y 21 de delfines y ballenas con dientes. Esto representa más de un tercio de las 79 especies de cetáceos que existen en todo el mundo.

Las especies más comunes que se ven en las costas de Taiwan son la ballena de esperma, la orca, el delfín nariz de botella y la ballena azul.

En comparación con otros países, resulta más barato y conveniente salir a ver ballenas y delfines en los mares cercanos a Taiwan. En la actualidad, ha atraído el interés de muchos amantes del mar en los fines de semana y días feriados.

La primera embarcación profesional para la observación de ballenas y delfines recibió su licencia en julio del año pasado. La nave sigue operando desde su puerto de registro, Hualien. Sin embargo, ahora hay muchas embarcaciones que ofrecen este servicio desde otros puertos.

Una gira para observar ballenas y delfines en el extranjero puede costar fácilmente unos 300 dólares estadounidenses por persona. En Taiwan, el costo de un viaje hacia sitios frecuentados por los cetáceos va de 30 a 45 dólares, dependiendo del tipo de embarcación. Además, resulta más conveniente, debido a que no hay que alejarse mucho de la costa.

Un día entre ballenas y delfines

La observación de ballenas y delfines se ha convertido en una popular actividad de ocio durante los fines de semana y feriados. (Luis M. Chong L.)

La mayoría de las giras para observar ballenas y delfines sale de puertos pesqueros localizados en los distritos de Ilan, Hualien y Taitung, todos situados en la costa oriental de la isla. El viaje dura aproximadamente unas tres horas y es necesario hacer reservaciones de antemano.

El interés por los cetáceos también ha propiciado la creación de varias sociedades dedicadas al estudio y la conservación de los cetáceos en Taiwan.

La Fundación para la Educación Oceanográfica Kuro Shio fue fundada hace algunos años por Liao Hung-chi, un veterano experto en ballenas y delfines.

Liao era nos explica que su interés por los cetáceos surgió en cierta ocasión cuando vió cómo los pescadores mataban despiadadamente un grupo de delfines que habían sido acorralados con redes en una bahía.

Al ver a los indefensos mamíferos marinos perecer en manos de los pescadores, Liao reflexionó sobre el triste destino de estos animales. Siendo dueño de una embarcación pesquera y pescador al mismo tiempo, Liao decidió vender su bote pesquero y cambiar de profesión.

En el pasado, los pescadores de Taiwan solían perseguir los bancos de delfines cuando pasaban por los mares cercanos a la isla. Una vez localizados, varias embarcaciones acorralaban los cetáceos hasta guiarlos a una bahía para proceder a sacrificarlos. La carne del delfín es considerada una delicia en los restaurantes de comida japonesa.

En la actualidad, todos los cetáceos son especies protegidas por la Ley de Conservación de la Vida Silvestre. Como resultado de esta medida, los pescadores se abstienen de capturar estos mamíferos marinos.

Al igual que Liao, muchos pescadores se han convertido en voluntarios dedicados a la protección de los cetáceos. Esto ha sido resultado de la campaña de concientización del Consejo de Agricultura, la entidad gubernamental encargada de la conservación de la vida silvestre en la República de China.

Liao y un grupo de voluntarios de la Fundación Kuro Shio nos acompañan en nuestra excursión. La embarcación ha llegado al sitio donde pasa la corriente del Kuro Shio, cuyo nombre ha sido adoptado por la fundación.

Kuro Shio, que significa “corriente negra” en japonés, es una corriente cálida que pasa por el este de Taiwan y sube hasta llegar al Japón.

Al ser más cálida que las aguas en sus alrededores en verano, la corriente atrae grandes cardúmenes de peces que vienen a alimentarse del plancton que se reproduce en medio de este ideal entorno marino. Las ballenas y delfines también se acercan a la corriente atraídos por el plancton y los peces.

Liao ordena al capitán de la nave que apague el motor y eche ancla. Quedamos prácticamente a la deriva en medio del extenso mar. El bamboleo es intenso y algunos de los miembros de nuestro grupo comienzan a sentir mareos. Los voluntarios que nos acompañan reparten bolsas de plásticos.

Alguien vomita dentro de la bolsa plástica y muy pronto, el efecto es contagiante. Más de la mitad del grupo comienza a vomitar y a sentirse mal.

Si bien la mayor parte de los visitantes disfrutan de la observación de ballenas y delfines, algunos de ellos se marean.

Para disfrutar bien de una excursión para observar cetáceos, nuestro guía sugiere algunas medidas prácticas: evitar ingerir bebidas alcohólicas y acostarse temprano en la noche anterior al viaje. Comer algo liviano antes de embarcarse, ya que ésto ayuda a prevenir el mareo. Llevar agua y algún medicamento para mareos. Finalmente, untarse alguna crema protectora del sol.

Al poco rato de estar a la deriva, Liao nos pide que miremos hacia estibor, ya que ha visto un delfín saltar entre las olas. A bordo, todos los visitantes se olvidan del mareo y otros malestares, y comienzan a observar cualquier indicio de algún cetáceo por los alrededores.

De repente, otro delfín salta y causa un gran chapuzón entre las olas. En la embarcación, se escuchan voces de exclamación. Es la primera vez que muchos de los presentes avistan un delfín en su ambiente natural. Muy pronto, un grupo de delfines se acerca al barco, navegando en forma juguetona.

Transcurrida media hora, Liao ordena levar anclas y encender el motor de la embarcación. La nave gira lentamente para dar vuelta atrás e iniciar un lento viaje de retorno a Hualien. Liao nos explica que posiblemente en el camino al puerto podamos ver alguna ballena.

Después de algún tiempo, aparece de nuevo la silueta de la ciudad con la Cordillera Central extendiéndose majestuosamente en el fondo. En esta ocasión, no vimos ninguna ballena. Pero, sentimos gran satisfacción con la salida al mar y la observación de delfines saltando tan cerca de nosotros.

Se calcula que en Taiwan, más del 85 por ciento de los viajes que realizan los barcos para observación de ballenas y delfines logran avistar algún cetáceo. Este es un índice de oportunidades bastante aceptable y que permite un buen desarrollo de este tipo de actividad.

Los encargados de preparar este tipo de excursiones suelen advertir a los clientes que posiblemente no verán ningún cetáceo en la gira. Sin embargo, el desafío y la atracción del mar son más fuerte que la incertidumbre. Los visitantes prefieren salir al mar y esperar que la suerte les permita avistar por lo menos algún delfín.

Texto de Luis M. Chong L.

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