El gran cariño y la generosidad mostrada a nosotros tras el terremoto del pasado 21 de septiembre han hecho que el pueblo de Taiwan no se sienta solo, que sin duda alguna es una parte integral de nuestra villa global.
Pronto llegaron mensajes de, entre otros, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton; el primer ministro de Japón, Keizo Obuchi; el papa Juan Pablo II; el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair; y el presidente de Corea del Sur, Kim Dae-jung. Además, Estados Unidos, Japón, Rusia, Singapur, Tailandia, Corea del Sur, Australia, Alemania, Suiza, Austria, Francia, el Reino Unido, España, Nueva Zelanda, Turquía, República Checa, Hungría, Eslovaquia y México, fueron tan sólo algunos de los países que ofrecieron asistencia unas horas después del desastre.
En total, 21 países y regiones han respondido generosamente tras el terremoto masivo, que sacudió el centro de Taiwan registrando 7,3 en la escala de Richter, expresando su apoyo y asistencia humanitaria en la forma de grupos e instrumentos de rescate. Esto ha elevado considerablemente el ánimo del pueblo de Taiwan.
Cuando el tiempo era crucial para rescatar a tantos sobrevivientes como fuera posible, fue alentador tener un equipo integrado por 94 profesionales en búsqueda y rescate procedente de Estados Unidos trabajando junto con nuestros grupos de rescate y con 131 de Japón, así como con grupos altamente experimentados procedentes de Francia, Alemania, Corea del Sur, Rusia, Singapur y muchos más. El saber que muchos de estos dedicados especialistas acababan de llegar tras de realizar tareas similares en Grecia y Turquía después de los terremotos allí, aumentaron nuestro agradecimiento y admiración por su ilimitada dedicación para ayudar a otros.
Se salvaron vidas y otras fueron cambiadas como resultado de nuestros esfuerzos conjuntos. Por ejemplo, incluso 130 horas después de que ocurrió el desastre, los equipos agotados formados por especialistas originarios de varios países se sintieron alentados al descubrir que dos débiles y aturdidos hermanos pudieron salir de un derrumbado edificio de doce pisos. Inmediatamente, un rayo de energía invadió a todos los que presenciaban la escena, y la búsqueda para encontrar a otros sobrevivientes continuó en donde unos segundos antes la esperanza pareció haberse perdido.
Nosotros, en Taiwan, hemos quedado profundamente impresionados por el profesionalismo y la perseverancia de aquéllos que fueron enviados a trabajar con nosotros. Y nos comprometemos a aprender todo lo que podemos a través de sus conocimientos y experiencias para beneficiar a nuestra sociedad y al resto del mundo.
Sin embargo, la asistencia profesional de parte de la comunidad internacional no puede curar los corazones rotos ni hacer que retornen los seres queridos que han desaparecido –la pérdida de vidas en Taiwan es muy real. Preferiríamos que cualquier cosa, excepto un desastre, fuese la base para una cooperación más estrecha con el resto del mundo en otras áreas además de la del comercio y la inversión. Pero este acontecimiento ha unido más que nunca a todos los ciudadanos de la República de China en Taiwan y les ha dado más determinación para construir nuevos puentes y lazos con la comunidad internacional, incluso cuando reconstruimos puentes caídos y hogares destrozados en partes de Taiwan.
Los minutos en los que las noticias sobre la magnitud del terremoto fueron difundidas alrededor del mundo y las horas en las que los expertos internacionales llegaban por vía aérea para ayudarnos, han recalcado qué tan pequeño se ha hecho nuestro planeta a fines del siglo XX. No obstante, no es necesario que ocurra un desastre para recordarnos que Taiwan es una parte de la comunidad internacional y que somos importantes los unos para los otros.
Hay muchas formas constructivas para afirmar ésto en el futuro. Mientras tanto, el Gobierno y el pueblo de la República de China en Taiwan estamos agradecidos por el cálido abrazo de la comunidad internacional. Con sus valientes especialistas en rescates hemos saboreado el triunfo del espíritu humano sobre la adversidad, y hemos experimentado directamente el espíritu que puede mantener la paz y la prosperidad en nuestro mundo en el siglo XXI. Nunca lo olvidaremos...
C. J. Chen Portavoz del Gobierno y Director General de la Oficina de Información del Gobierno República de China