02/05/2024

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Taiwán: Oriente y Occidente

26/07/1999
(Huang Chung-hsin)
La República de China en Taiwan ha sabido recorrer el camino desde una sociedad arcaica hasta el mundo industrializado en el transcurso de una generación. Durante las últimas dos décadas, Taiwan ha experimentado una de las más altas tasas anuales promedio de crecimiento de todo el planeta. De acuerdo con las proyecciones de los economistas, esta isla de sólo 36 mil kilómetros cuadrados se convertirá en una nación completamente desarrollada alrededor de año 2000.

Mientras la mayor parte de Africa dormía, y la América Latina avanzaba hacia su década perdida y las naciones de economía estatizada conocían del estancamiento de las fuerzas productivas, la población taiwanesa cortaba sus amarras con el llamado Tercer Mundo, moviéndose hacia el Primero.

No se ha agotado el debate sobre las causas de lo que muchos denominan el “milagro económico chino”. Y sin embargo, con frecuencia se asegura que el fenómeno ha sido un producto de factores como la estabilidad política, la Reforma Agraria, los exitosos Planes Quinquenales de Desarrollo, los incentivos para estimular el ahorro y la formación del capital, las medidas favorables a la promoción de las exportaciones y la sustitución de importaciones, la incorporación de tecnologías avanzadas, la ayuda económica de los Estados Unidos y las tendencias a la vida austera y la laboriosidad de un pueblo educado dentro de las éticas de Confucio y Buda.

De todos modos, es evidente que la dirección política del Kuomintang ha sabido aplicar los principios del fundador de la República de China, Dr. Sun Yat-sen, combinando la herencia cultural y política china con el pensamiento democrático de occidente. El Taiwan de hoy es entonces una mezcla de las enseñanzas de Confucio, Abraham Lincoln, Locke y Jefferson. La economía es de libre mercado con planificación indicativa.

Todo empezó con una Reforma Agraria que compró por medio de bonos y acciones industriales las tierras a los terratenientes, vendiéndolas a los campesinos sin derramar una sola gota de lágrima o sangre. Así, el gobierno convirtió a los cultivadores en dueños de su propia tierra y a los terratenientes en empresarios industriales. Mientras la Revolución Agraria socialista de Mao Tse Tung desembocaba en el estancamiento y la pobreza, la Reforma Agraria capitalista de Chiang Kai-shek terminó con el feudalismo en el campo y creó las bases de la expansión y la modernización de la economía. Durante las primeras etapas del desarrollo agrario se aplicaron ciertas políticas proteccionistas, aunque en el presente se avanza hacia la liberación gradual. Tanto en el campo como en la ciudad, se introdujo la planificación con una visión estratégica de largo plazo. Dentro de las perspectivas actuales del Departamento de Planificación Económica se busca un incremento de la producción con tasas de crecimiento superiores al incremento en la población. Pero al mismo tiempo se aspira a la “distribución equitativa de la riqueza” y a la protección del ambiente y la naturaleza. No hay, ni ha habido, entonces en Taiwan una economía pura de libre mercado, sino más bien una economía planificada de mercado que en la actualidad avanza hacia la privatización, la liberalización y la competitividad en el mercado mundial.

A pesar de todos los intentos de aislamiento, la República de China en Taiwan sostiene relaciones diplomáticas con 28 países del mundo y relaciones sustantivas con 120. Después del colapso del marxismo en la Europa Central y del Este, las relaciones de Taiwan están incrementándose con los nuevos gobiernos democráticos de esa región. Paradójicamente, al mismo tiempo que se producían aperturas en la Unión Soviética y otros países de inspiración marxista, en China continental llegó la Matanza de Tienanmen y el subsiguiente endurecimiento de la dictadura de partido.

Aún así, los gobernantes de Taiwan continúan trabajando por la democratización de China continental y la reunificación de la nacionalidad china. Durante las últimas cuatro décadas no hubo relación de ningún tipo entre los gobiernos y pueblos de Taiwan y del continente. Sin embargo, desde el 2 de noviembre de 1987 se abren los primeros contactos que permitieron a los taiwaneses visitar a sus familiares en el continente. El año pasado, un millón de ellos visitaron China continental.

Es evidente que para los dirigentes taiwaneses la meta final es la reunificación de China sobre la base de la democracia. En un mundo de cambios espectaculares, esta opción ya no parece tan utópica. Nadie pudo predecir la unificación de Alemania. Nadie podría asegurar que la unificación de China es imposible.

Como en la leyenda budista donde un pez navega toda la noche contra la corriente del río, hasta que al amanecer se convierte en dragón, así durante las últimas décadas, la República de China en Taiwan ha sido un pez navegando contra la corriente del río de la historia en la noche del totalitarismo y el estatismo, hasta que en el alba del siglo XXI se ha convertido en dragón. Dragón de la cultura china. Dragón del mundo desarrollado. Dragón de la libertad y el bienestar popular.

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