El avión fue desviado en el transcurso del vuelo CA095 entre Pekín y Kunming, ciudad situada en el sudoeste de China continental. Un total de 95 pasajeros, incluyendo 20 extranjeros, junto con una tripulación de nueve miembros se encontraban a bordo del Boeing 737 en el momento de ser secuestrado a Taiwan.
Funcionarios de la Administración de Aeronáutica Civil (CAA, siglas en inglés) indicaron que a las 10:20 de la mañana dicha entidad recibió una notificación de la Administración General de Aviación Civil de China continental, con sede en Pekín, de que la aeronave había sido secuestrada y aterrizaría en Taiwan. En esos momentos, el avión volaba sobre la Zona de Información de Vuelos de Foochow (Fuzhou), en el sudeste de China continental.
Cuatro aviones cazas de la Fuerza Aérea de la República de China interceptaron y escoltaron a la aeronave secuestrada para que aterrizara en una pista especial del aeropuerto.
Después de los procedimientos de seguridad que se toman para tales incidentes, el piloto y su esposa fueron conducidos a una oficina en la terminal aérea para ser interrogados.
Este ha sido el décimotercer avión de China continental que ha sido secuestrado a Taiwan en los últimos cinco años. Sólo en 1993, ocurrieron 10 casos de secuestros de aeronaves a través del Estrecho de Taiwan. En agosto de ese año, las autoridades de la República de China promulgaron los reglamentos para el manejo de casos de piratería aérea.
Siguiendo la práctica en tales casos, el piloto fue retenido en Taiwan para ser enjuiciado, mientras que el avión y todas las personas a bordo fueron repatriados después de cumplir con ciertas formalidades.
Refiriéndose al caso, el primer ministro Vincent Siew ordenó que la máxima prioridad en el manejo del mismo fuese la seguridad de los pasajeros. Siew ordenó a los funcionarios del caso en los Ministerios de Transportes y Comunicaciones, y del Interior, así como el Consejo para los Asuntos de China continental (MAC, siglas en inglés) para que coordinasen sus esfuerzos para resolver el caso.
Hablando a través del portavoz del Gobierno, Chien-jen Chen, Siew manifestó que la República de China nunca tolerará los intentos de secuestros aéreos, no importa cuál sea el motivo de los secuestradores. El secuestro de aeronaves es inaceptable dentro de todas las medidas de las convenciones y leyes nacionales e internacionales, añadió.
La Fundación para los Intercambios a través del Estrecho de Taiwan, organismo intermediario con sede en Taipei que administra los asuntos civiles a través del Estrecho, se comunicó con su homóloga de Pekín, la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwan, para discutir los pormenores del incidente e informar acerca de los pasos que tomaría la República de China al encargarse del asunto.
Al mismo tiempo, el MAC instó a las autoridades en Pekín para que consulten con Taipei sobre los asuntos prácticos que surgen a consecuencia del aumento de los intercambios a través del Estrecho.
El vicepresidente del MAC, Sheu Ke-sheng, dijo que el incidente del secuestro de otra aeronave de China continental pone de relieve una vez más la urgencia de la firma de un acuerdo bilateral sobre el manejo de los secuestros aéreos a través del Estrecho.
“Hemos condenado consistentemente la piratería aérea y hemos hecho todos los esfuerzos para garantizar la seguridad de los miembros de la tripulación y los pasajeros inocentes”, indicó Sheu.
De los 16 secuestradores de China continental involucrados en 12 casos de piratería aérea ocurridos entre 1993 y 1994, todos han sido sentenciados en Taiwan a condenas de prisión de entre 6 y 13 años. Dos de ellos fueron repatriados en julio de 1997, tras de haber sido puestos en libertad condicional. Otros seis también han sido puestos en libertad condicional y esperan su repatriación.
La ARATS exigió inicialmente que tras de ser reabastecido con combustible, agua y suministros, el avión junto con toda su tripulación y pasajeros, así como con el piloto secuestrador, fuesen devueltos a China continental.
Las autoridades en Taiwan insistieron en que, de acuerdo a la práctica internacional, el secuestrador debía ser retenido en Taiwan. Finalmente, la ARATS envió una carta a la SEF presentando todas las garantías exigidas por Taiwan y autorizando que el avión volara hacia Hong Kong.
El avión de Air China despegó del Aeropuerto Internacional Chiang Kai-shek a las seis de la tarde del mismo día, aterrizando finalmente en Amoy (Xiamen), en la provincia de Fukien (Fujian) en China continental, informaron funcionarios de Hong Kong, quienes estuvieron observando todo el desarrollo del incidente.