04/05/2024

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Taiwan: la isla del verdor eterno

16/10/1998

Es invierno, la temperatura en el norte de Taiwan ha bajado a 4°C y la humedad hace que el frío se cale hasta los huesos. Cruzando un parque, el amigo inglés que me acompaña me dice de improviso: “¡Qué esplendoroso luce el verdor de las plantas en invierno!”

Al principio, me parece inadecuada su observación. Pero, al poco rato viene a mi memoria los paisajes grises del campo de los inviernos en Inglaterra y la mayor parte de Europa.

Taiwan es una isla situada a unos 150 kilómetros al este de China continental y a unos 360 kilómetros al norte de la isla de Luzón, en las Filipinas. Su posición geográfica, con una ligera inclinación nor-nororiental, entre la masa continental asiática y la cuenca del Mar de las Filipinas la coloca en una posición envidiable en términos de flora, fauna y condiciones climáticas.

Geológicamente, Taiwan es parte del sistema del arco de islas que bordea la costa occidental del Océano Pacífico. En principio, posee un clima subtropical oceánico. Pero, al ser bisectada por el Trópico de Cáncer y encontrarse entre dos ramales de la corriente del Kuroshio, Taiwan posee toda una gama de condiciones climáticas que va desde el tropical al subártico. Además, su inclinación geográfica la favorece con abundantes lluvias que reabastecen su vasta red fluvial.

Siendo una isla que surgió del choque entre las placas euroasiática y filipina a inicios del Cuaternario (hace 1,6 millones de años), la composición de sus suelos es generalmente ácida en el norte y ligeramente alcalina en el sur.

Estas condiciones geoclimáticas ofrecen un espacio ideal para el desarrollo de una admirable biodiversidad. Por otro lado, las diferencias de altitud producen nichos ecológicos muy singulares que favorecen el endemismo de su flora y fauna.

Realmente, Taiwan es una isla de verdor eterno. Su flora es de una variedad impresionante si tomamos en cuenta su pequeña área y latitud geográfica.

Los botánicos han reportado más de 4.000 especies diferentes de plantas vasculares, distribuidas en unas 230 familias. Existen más de 600 especies de helechos, así como 28 especies de gimnospermas y unas 3.500 especies de angiospermas. Se estima que alrededor de un 20% de estas especies son endémicas, o sea, que solamente se encuentran en Taiwan.

Aparte de la gran diversidad de especies, la flora de Taiwan tiene componentes muy particulares en su clasificación. Por ejemplo, la flora de la Península de Hengchun, al sur de la isla, se encuentra totalmente segregada del resto de Taiwan. Junto con la Isla de las Orquídeas (Lanyu) y Lutao, la flora de dicha área tiene mucha afinidad con la del norte de las Filipinas, que pertenece a la región malaya.

La flora de las tierras bajas de Taiwan tiene afinidad con aquélla de las tierras bajas del sudeste de China y las Islas Ryukyu, en Japón. Sin embargo, la flora de las tierras altas de la isla posee más afinidad con la flora de las zonas altas del sudoeste de China.

Para entender mejor la fitogeografía de la flora de Taiwan es menester analizar los detalles geológicos de su formación. Se estima que cuando apareció Taiwan, la isla estaba unida al Continente Asiático. El desprendimiento de la misma ocurrió hace unos 400 a 200 mil años. Por otra parte, durante el último período glacial, el nivel del mar en el Este de Asia era 150 metros más bajo que en la actualidad. Eso quiere decir que el cuerpo de mar que separaba Taiwan del Continente Asiático era mucho más angosto.

Se cree que durante este período, hubo un puente “terrestre” formado de hielo y materiales aluviales que unió Taiwan con el resto del Continente Asiático. Posiblemente, en esa época ocurrió la primera migración de plantas con semillas a la isla. Muchas semillas pueden ser dispersadas sobre grandes extensiones y barreras geográficas sin la presencia de una ruta seca directa.

Otro factor importante que explica la vasta diversidad florística de la isla es que Taiwan es precisamente la frontera entre la región holoártica y la paleotropical.

En términos fitogeográficos, Taiwan puede ser dividida en siete regiones: nororiental; central; Hengchun; las islas Lanyu y Lutao; alpina; subalpina; y tierras bajas.

La región nororiental incorpora toda la parte nororiental de Taiwan, con alturas menores a los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Se caracteriza por tener la más alta pluviosidad y abundancia de nubes. Posee algunas especies endémicas y restringidas al área.

La región central se refiere a las montañas y valles en la parte occidental del distrito de Nantou. Se encuentra rodeada por la Cordillera de Hsueshan en el norte, la Cordillera Central en el este y el Macizo de Yushan en el sur. Está constituida por valles y colinas interconectadas que no exceden de los 1.500 metros de altura. Posee algunas especies de cedros (Quercus), podocarpos y otros árboles nativos que sólo crecen allí.

La región de Hengchun es una península muy accidentada que llega alcanzar hasta 1.800 metros de altura. Su vegetación está principalmente compuesta por bosques tropicales perennifolios, así como un chaparral seco en la parte occidental. Aparte de las especies endémicas, posee muchas especies comunes en el sur de Asia.

La flora de la región comprendida por las islas Lanyu y Lutao tiene una mayor afinidad con la de las Filipinas. La distribución de unas cincuenta especies de plantas de estas dos islas no se extiende a Taiwan. Las meliáceas, clusiáceas y sapotáceas están representadas con buen número de especies allí, mientras que son pobremente representadas en la flora de Taiwan. Por el contrario, las fagáceas, que son muy comunes en Taiwan, no están presentes en esas dos islas.

La flora alpina de Taiwan está caracterizada por la presencia de especies boreo-alpinas de origen euroasiático, que crecen en las altas montañas hasta una curva de nivel de los 3.500 metros.

La región subalpina cubre terrenos con alturas entre 2.000 y 3.500 metros sobre el nivel del mar, con una vegetación que la distingue de las regiones alpinas y de tierras bajas. La flora es principalmente de tipo templado a templado-frío. Allí se encuentran enormes bosques de coníferas. Existen especies con gran afinidad a las del sudoeste de China, los Himalayas, Japón, y la costa occidental de Norteamérica.

La región de tierras bajas cubre los terrenos con menos de 2.000 metros de altura. Su vegetación es muy diversa y compleja. Es la región donde se adaptan con más facilidad las especies introducidas accidentalmente o por razones económicas. La flora autóctona está compuesta principalmente por bosques subtropicales o cálido-templados con árboles de hojas anchas. Es la región más alterada, ya que la mayor parte de las tierras con poca elevación es utilizada ahora para cultivos agrícolas. Entre los árboles, los géneros más comunes son: Machilus, Litsea, Ficus, Cinnamomum, y Lithocarpus.

En términos de tipos de vegetación, en Taiwan se encuentran plantas de tipo costero, de tierras bajas, montañero, subalpino y alpino.

La vegetación de tipo costero se caracteriza por su alta tolerancia a la salinidad. En este tipo se clasifican los mangles, aunque el área de manglares en Taiwan se ha reducido considerablemente en las últimas décadas.

Los otros tipos de vegetación tienen las características que se mencionaron anteriormente para las diversas regiones florísticas. En muchas áreas, existen especies dominantes. Por esa razón, se encuentran vastos bosques con predominancia de uno o dos géneros, como los bosques Ficus-Machilus, o los bosques Machilus-Castanopsis. Entre los bosques de coníferas, sobresalen aquéllos de Tsuga-Picea.

Por su ubicación geográfica, Taiwan posee las condiciones para sustentar una gran biodiversidad. El reciente esfuerzo gubernamental de conservación de la vida silvestre ha prohibido la tala de bosques y otras actividades destructivas que afectan el medio ambiente natural de la isla.

Con la creación de parques naturales y reservas biológicas, se han conservado grandes extensiones de bosques primarios, que permitirán que se perpetúen especies de plantas y animales en su entorno natural. Así, las futuras generaciones podrán conocer la misma biodiversidad que conocieron nuestros antepasados y aprovechar en forma sostenible los recursos naturales.

Texto y fotos de Luis M. Chong L.

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