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Destilando un trato justo

26/06/2008
Empiezan a popularizarse las compras éticas entre los consumidores, mostrando el rápido crecimiento de los productos de comercio Justo.

"Usted puede pagar por esta taza de café el precio que le parezca razonable", le indica Hsu Wen-yen a uno de sus clientes, quien, perplejo, se queda paralizado, con el billete que iba a entregar aún en su mano. "Este es un tipo de juego que hago con mis invitados. Se trata de un intento para inspirarlos a pensar en el precio y valor", añade uno de los propietarios de Okogreen, la primera cafetería en el mundo de habla china en llevar la marca de certificación otorgada por la Organización de Etiquetado de Comercio Justo (FLO, siglas en inglés).

En esta cafetería, abierta recientemente en Taipei, tales elementos de reflexión a menudo se sirven junto a aromáticas tazas de café recién preparadas. "¿Sabía usted que mientras que una cafetería le cobra cerca de tres dólares estadounidenses por una taza de café, que requiere solamente ocho gramos de café, los propios agricultores ganan apenas un dólar por libra?", pregunta Hsu a dos jóvenes clientes mientras toman su café, tratando de despertar su interés en el movimiento del comercio justo.

Sacar inspiración de una fuente inesperada es algo con lo que Hsu ya estaba familiarizado, ya que es la misma experiencia de aprendizaje por la que pasó mientras estudiaba en la Universidad de Essex en Colchester, Inglaterra. "Un día, me regalaron en la calle un libro gratis de tarjetas postales. En la primera página, una persona arrugaba el ceño ante lo amargo de la taza de café que estaba tomando, y en la siguiente tarjeta, un subtítulo señalaba que el extraño sabor provenía en realidad del sudor de los agricultores pobres", cuenta Hsu, explicando que era la primera vez que reflexionaba sobre la difícil situación de los agricultores en el Tercer Mundo.

Desde entonces, Hsu ha prestado atención al movimiento del comercio justo. "Durante más de 20 años han existido organizaciones internacionales que ayudan a los agricultores en países subdesarrollados, pero no fue sino hasta 2002 que estos grupos separados se fusionaron para convertirse en la FLO", explica Hsu. "En 2003, fui testigo del crecimiento de este movimiento en Europa, especialmente en el Reino Unido.

Después de regresar a Taiwan en 2004, Hsu decidió plantar la primera semilla de este tipo de negocio ético en la isla. "La tienda representa el nombre de nuestra filosofía: el prefijo "oko" significa "ecología" en alemán, y hemos añadido la palabra "verde" en letras rojas para hacer hincapié en que las cuestiones medioambientales no pueden ser tratadas sin una preocupación por la justicia social".

Hsu comenzó destacando el trato injusto que los productores y trabajadores en los países en desarrollo han recibido a menudo. "Ellos son víctimas de la inestabilidad de los cambios en el mercado de los productos básicos", señaló, "Las grandes empresas internacionales tienen suficiente información sobre la oferta y la demanda, y por lo tanto tienen una gran influencia en los precios del mercado". Por ejemplo, el colapso de los precios internacionales del café en 2003 llevó a muchos agricultores en todo el mundo al borde de la quiebra.

A pesar de que el precio en el mercado es bueno, los productores de café sólo pueden obtener un trato desigual con los intermediarios. "La mayoría de las veces, las personas no pueden pagar por las semillas o los fertilizantes requeridos, por lo que tienen que pedir dinero prestado. Con el fin de pagar estos préstamos, están desesperados por vender su cosecha, aún a precios bajos", indica Hsu. "Inclusive, los ingresos que ganan apenas cubren todos sus gastos, mucho menos el costo de la vida".

Destilando un trato justo

Hsu Wen-yen y sus socios esperan crear conciencia acerca del movimiento del comercio Justo en Taiwan. (Fotos de Chen Mei-ling)

Como es bastante difícil para los agricultores cubrir sus gastos, sería imposible pedirles adoptar prácticas favorables al medio ambiente, analizó Hsu. "Con el fin de obtener una mayor cosecha, los productores tienen entonces que reducir las selvas tropicales para desarrollar las plantaciones". Esa es la razón por la que considera la protección del medio ambiente y la justicia social como dos caras de una misma moneda.

Para hacer frente a este problema, el primer paso es garantizar la independencia financiera. Como defensora del diálogo, la transparencia y el respeto entre los productores y los consumidores, la FLO garantiza un contrato de larga duración y un precio razonable para los cultivos. "El precio comercial de una libra de café es de unos 0,80 dólares estadounidenses, mientras que la FLO ofrece actualmente 1,26 dólares", declara Hsu. "Cada año, el Comité Especial de Comercio Justo, que se compone de productores, expertos y comerciantes, decide sobre la conveniencia de cambiar el rango de precio".

Una colaboración establecida permite a los agricultores tener una vida estable y la posibilidad de planificar para el futuro, señala Hsu. A diferencia de las ayudas, que dependen de los donantes, la FLO ofrece una solución más sostenible para todos los participantes, de acuerdo con el sitio oficial en Internet del grupo.

La FLO también sirve como una observadora que garantiza que los beneficios se reviertan directamente en los bolsillos de los agricultores, en lugar de los intermediarios. "Tal vez los costos del café Comercio Justo sean los mismos o un poco más, pero al menos los compradores saben con seguridad que están pagando por el esfuerzo de los productores". Como explica Hsu, los minoristas certificados por la FLO cuentan con una lista de productores para hacer sus pedidos del grano. "Importamos directamente de agricultores reconocidos por la organización y luego tostamos los granos de café por nosotros mismos", afirma.

Además, hace hincapié en que la FLO retribuye a las comunidades económicamente desfavorecidas. Por ejemplo, las sucursales locales proporcionarán el acceso a préstamos de bajo o ningún interés, asistencia técnica para la construcción de infraestructura y sistemas de comunicación, instalaciones para una mejor atención de salud y educación. "La tarifa de licencia que tenemos que pagar es utilizada para promover estos objetivos", cuenta Hsu.

Por otra parte, la FLO desempeña el papel de educadora. Con el fin de optar a una certificación de Comercio Justo, los productores deben seguir las normas relativas a la utilización de plaguicidas, técnicas de cultivo, derechos laborales y programas de reciclaje. "Por ejemplo, las cooperativas agrícolas deben seguir el principio de igualdad entre los géneros, prohibir el trabajo infantil y garantizar a los trabajadores su derecho a organizarse en sindicatos", destacó Hsu.

También se alientan las prácticas agrícolas sostenibles, señala Karen Yu, co-propietaria de Okogreen, mientras que presenta un paquete en su mano. "Estos granos de café de Ecuador son de sombra, lo que significa que se plantan debajo de las ramas de los árboles. Esta práctica tradicional puede preservar los bosques y el ecosistema dentro de ellos. Sin embargo, en comparación con la práctica habitual cada vez mayor de grano al sol, los del método de sombra requieren más trabajo y son menores los rendimientos de la cosecha".

Después de que los productores adoptan prácticas ecológicas, la FLO también les ayuda a crecer. "En 2003, ninguno de los miembros que firmaron los contratos fueron certificados como productores de granos orgánicos", relata Hsu. "Ello se debe a que los agricultores no pueden pagar los costosos honorarios de certificación, no porque sus granos no sean orgánicos". Sin embargo, en 2006, el 60 por ciento de los agricultores contratados obtuvieron la certificación gracias a la financiación a través de la FLO.

Tales esfuerzos para revertir el círculo vicioso que existe en la industria alimentaria están siendo gradualmente aceptados por los consumidores en todo el mundo. "En 2007, las personas compraron 3.200 millones de dólares estadounidenses en productos de certificados de Comercio Justo, siendo un 47 por ciento más que el año anterior", cita Hsu citando las estadísticas oficiales, y añadiendo que el crecimiento de la organización también fue impresionante. "El año pasado, las cifras muestran que la FLO colaboró con 632 organizaciones de productores certificados de comercio justo, lo que representa más de 1,5 millones de agricultores y trabajadores en 58 países de Africa, Asia y América Latina".

Hsu señaló que Okogreen es en realidad un grupo ambiental en sí mismo, promoviendo el uso de bicicletas, soporte lógico libre, y ofreciendo un espacio para foros y discursos sobre las cuestiones pertinentes. También añadió que por cada paquete de café vendido, la tienda dona 0,30 dólares estadounidenses a campañas locales para el medio ambiente.

Sin importar que la taza de café tenga un sabor suave, fuerte o a nuez, un usuario puede estar seguro de que no hay sudor y lágrimas de los agricultores en el café de Okogreen. Esta pequeña tienda ofrece al cliente mejor salud, un medio ambiente más limpio, la mejora en la justicia social; al igual que un agradable sabor y experiencia. ¿Cuánto estaría usted dispuesto a pagar por una taza?

Traducido del Taiwan Journal Por Silvia Villalobos

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