El primer ministro Hau Pei-tsun, para que el país no corra riesgos, ha ordenado a todas las esferas del Gobiemo que estén preparadas para hacer frente a cuanto pueda resultar del ataque de las Naciones Unidas a la nación árabe. Ha asegurado a la población que el Gobierno tiene ya preparados los planes que han de minimizar cualquier efecto posible de la guerra sobre la vida cotidiana de la gente.
Un plan recientemente anunciado por el Gobierno incluye medidas que pongan coto al desorden económico, ahorren energía, y guarden Taiwan y sus islas anejas de un posible ataque por parte de los comunistas chinos.
El Gobierno debe cuidar de que las repercusiones económicas no desestabilicen la vida cotidiana, especialmente en lo tocante a que la gente se pueda ganar la vida. Se debe castigar con dureza a aquellos que acaparen bienes de consumo o realicen otras actividades ilegales, para evitar una inflación desmesurada.
Además, el Banco Central se debe ocupar de que la cantidad de dinero en circulación y los tipos de cambio de divisas se mantengan en el nivel justo, para desanimar a los especuladores que quieran pescar en río revuelto.
En cuanto al ahorro de energía, el Gobierno ha dispuesto medidas específicas que racionen la electricidad y la gasolina a la vez que aseguren la normalidad en la vida de la población. Aunque el Gobierno ha aumentado las reservas de petróleo de 90 días a 141, Y ha conseguido contratos por 7,6 millones de barriles de proveedores alejados de Oriente Medio, si las reservas nacionales disminuyen marcadamente, será necesario poner en práctica un sistema de racionamiento para toda clase de vehículos.
El racionamiento de la gasolina empezará cuando las reservas desciendan más del 20%; se llevará a cabo un racionamiento aun más fuerte si bajan más del 40%. No se proyecta poner coto al consumo de energía para la industria, a no ser que la tragedia del Golfo Pérsico expecíficamente lo exija.
Sea cual fuere el resultado de la catástrofe de Oriente Medio, ha dejado en evidencia, una vez más, la vulnerabilidad de Taiwan en lo tocante al abastecimiento de materia prima para la generación de energía. Si bien se han toreado con éxito varias crisis energéticas en el pasado, va siendo hora de que Taiwan diversifique sus fuentes de energía desarrollando otras alternativas, incluyendo la opción nuclear.
Pekín pudiera no estar considerando una guerra relámpago contra Taipei en estos días, aun cuando la atención mundial se ve acaparada por los luctuosos sucesos del Golfo Pérsico. Pero no se puede correr riesgo alguno en materia tan grave. El primer ministro Hau Pei-tsun ha obrado con acierto al poner las fuerzas armadas de la República de China en alerta roja en este momento de crisis mundial.