La elección del momento del viaje presidencial a la zona militar de Kinmen es significativa, dado que Taipei va a anunciar en mayo el final del Período de Movilización para la Supresión de la Rebelión Comunista. Gran parte de la población taiwanesa parece haber caído presa de una falsa sensación de seguridad, creyendo que la coexistencia pacífica de Taiwan con China continental pronto será realidad.
Hablando jurídicamente, la terminación del período de medidas de excepción signjficará que se pone punto final, técnicamente, al estado de guerra entre ambos lados del Estrecho de Taiwan. Pekín se ha negado a renunciar al uso de la fuerza para efectuar la reunificación nacional.
Por otra parte, las relaciones entre Taiwan y China continental han experimentado cambios impresionantes últimamente, en gran medida a causa de iniciativas adoptadas por Taipei, Cientos de miles de residentes de Taiwan visitan ahora el área continental todos los años en viajes de placer o de negacios, o para reuniones familiares. El comercio indirecto a través de Hong Kong ha alcanzado los 4.000 millones de dólares estadounidenses anuales, y los empresarios taiwaneses han invertido unos 2.000 millones en Fukien y K wangtung.
También se han iniciado intercambios culturales. Los atletas taiwaneses han competido en el continente en más de una ocasión. Intelectuales y médicos de allí han visitado Taiwan. Aumenta el número de estudiantes taiwaneses en las universidades continentales.
En resumen, la política de Taipei de evitar todo contacto, compromiso y negociación con el área continental se ha puesto fuertemente en entredicho. Los vínculos culturales y económicos entre Taiwan y el continente es seguro que se estrecharán tras la revisión o derogación de las leyes restrictivas de Taiwan.
En vista de estos cambios, algunos políticos de la oposición exigen la reducción de las fuerzas armadas y de los presupuestos militares. Numerosos empresarios se han hecho eco de la sugerencia pequinesa de establecer vínculos directos para los servicios postales, comerciales y de transporte.
Sin embargo, Pekín ha prestado oídos sordos a las iniciativas de Taipei. Ha hecho caso omiso del llamamiento del presidente Lee a poner en práctica la democratización política y la liberalización económica. Además, se aferra a la impráctica fórmula de "un país, dos sistemas" para la unificación nacional.
Al visitar Kinmen, el Presidente ha recordado a la población que no es tiempo aún de trocar las espadas en arados. Señalando la tragedia de Kuwait, ha dejado claro que el dinero no puede proporcionar seguridad nacional. No podemos despilfarrar nuestras fuerzas en disputas internas. Sin unidad, podemos perder, en un santiamén, cuanto hemos trabajado tanto por conseguir.