El Partido Democrático Progresista (DPP, siglas en mglés) no parece haber alcanzado la madurez política a pesar de los años que lleva en la oposición. Bien triste ha sido la decisión de retirar a sus parlamentarios para expresar su desacuerdo sobre la reforma constitucional. Su determinación de recurrir al imperio de las masas en la calle para imponer sus ideas ha sido aun peor.
Esta última confrontación provocada por el DPP ha reforzado las dudas que el público alberga de que dicho partido en verdad desee hacer algo por el bien común de la nación.
En el momento en que la reforma constitucional llegó a la fase crucial, el DPP pudo haber mejorado su propia imagen ante el público participando activamente en la tarea histórica de la Asamblea Nacional. En lugar de eso, eligió paralizar la maquinaria de la democracia constitucional y recurrió a violentos medios extraparlamentarios para vociferar sus opiniones.
El DPP acusó al Kuomintang de volver la espalda al consenso sobre la reforma constitucional alcanzado en la Conferencia sobre Asuntos Nacionales el pasado julio. Sin embargo, ello entraña una rotunda falsedad.
Desde que se puso fin a la ley marcial en 1987, el Kuomintang hizo grandes esfuerzos por amoldarse a las exigencias y propuestas de reforma política de la oposición. A pesar de su propia preponderancia absoluta al hallarse en el poder y poseer una mayoría decisiva, el Kuomintang trató a la oposición de igual a igual, yen ningún momento escatimó esfuerzos por fomentar el diálogo con el DPP.
La buena voluntad del Kuomintang se hizo patente cuando el presidente Lee Teng-hui, en su calidad de líder del Kuomintang, invitó a su homólogo del DPP, Huang Hsin-chieh, a tomar el té en el Palacio Presidencial a mediados del año pasado. Aquel encuentro histórico mostró la sinceridad con la cual el partido en el poder desea establecer unas relaciones armoniosas con la oposición. Se trata de alcanzar un acuerdo fundamental respecto a la mejor manera de llevar a buen puerto la reforma constitucional.
Lee invitó al DPP a participar en la Conferencia sobre Asuntos Nacionales con la esperanza de alcanzar un consenso nacional sobre las cuestiones candentes de importancia vital para el país.
Las propuestas de reforma constitucional adoptadas en la Conferencia proporcionaron los principios básicos para la enmienda de la Constitución que se está tratando actualmente. Dichas propuestas modificaban el procedimiento relacionado con los poderes del Presidente en situación de urgencia; la base jurídica para la elección de miembros de la Asamblea Nacional, el Yuan Legislativo y el Yuan de Control; y la situación legal del Consejo Nacional de Seguridad, la Oficina de Seguridad Nacional y la Administración Central de Personal del Yuan Ejecutivo.
Se ha de destacar que el DPP dio su conformidad a esas propuestas. Por ello, ha sorprendido la nueva postura del DPP al desdecirse ahora de lo que antes aceptó. Es una tragedia que tengan influencia en la dirección del DPP elementos radicalizados que han proclamado su deseo de dañar el sistema constitucional del país. El éxito de la reforma en ciernes acabaría con sus ilusiones exaltadas. De todas maneras, aún hay posibilidad de reconciliación. Esperemos que la sensatez y la prudencia prevalezcan en el seno del partido de la oposición, no se vaya a perder éste la democracia grande y sana a la que va encaminada la República de China.