28/04/2024

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Hay que escuchar a los expertos, no a los demagogos

16/05/1991

La reciente manifestación antinuclear de Taipei fue pintoresca y pacífica. Dada la presencia, en la vanguardia de la manifestación, de numerosas madres llevando a sus bebés en cochecitos, aquello parecía más una celebración que una protesta. Sin embargo, uno se pregunta si quienes se oponen a la utilización de la energía nuclear seguirán portándose con sensatez una vez iniciada la construcción de la cuarta central nuclear.


En vista de que el funcionamiento de una central de energía nuclear es un asunto técnico, sería razonable que el público escuche a los expertos del sector en lo tocante a la seguridad, no a los demagogos que sólo buscan arrimar el ascua a su sardina. Por desgracia, los manifestantes sólo habían escuchado a quienes les decían que una central nuclear es como una bomba nuclear a punto de estallar.


Tanto los técnicos de la Taiwan Power Co. como otros hombres de ciencia de la especialidad nuclear han asegurado a la población que, por ser los reactores taiwaneses de un tipo totalmente distinto al de Chernóbil, es materialmente imposible que la tragedia soviética se repita en la isla.


En todo el mundo, hay más de 400 centrales nucleares en funcionamiento, la mayoría en los países más adelantados, como Francia, Japón y Suiza. China continental y Corea del Sur, rivales económicos de Taiwan, no han cesado de construir tales centrales. Tampoco Estados Unidos las ha prohibido a causa del accidente de Three Mile Island. ¿Acaso los habitantes del resto del mundo se han dado a la locura y sólo los taiwaneses se mantienen cuerdos?


Además del factor de la seguridad, no se debe olvidar que Taiwan depende casi totalmente de las importaciones para la generación de energía, y que se está produciendo una carencia crítica de energía en la isla. El consumo energético ha estado aumentando año tras año por causa de la expansión económica continuada y el incremento de la población.


Si no se hace frente a la carencia de energía eléctrica mediante la construcción de más centrales nucleares, habría que erigir una gran cantidad de centrales térmicas. Ello obligarla a importar inmensas cantidades de carbón o de petróleo. El suministro de lo uno y lo otro se puede hacer errático en tiempo de guerra u otras crisis internacionales. Además, se producirá el problema del almacenamiento, la contaminación y el coste.


En conjunto, es evidente que la energía nuclear es la más adecuada para Taiwan. Una de dos, o se construyen más centrales nucleares para satisfacer las necesidades energéticas o la economía dejará de crecer y comenzará su declive.


Según el plan original de la Taiwan Power Co., para fin de siglo, seis centrales nucleares tendrían que estar en funcionamiento. Si quienes se oponen a ello no hubiesen llevado a cabo una labor de zapa, la cuarta central estaría funcionando ya. Por desgracia, los ecologistas han encontrado aliados entre los políticos de la oposición.


Si una diminuta porción de comida cae en la tráquea, uno puede morir de asfixia. Sin embargo, la probabilidad de tal accidente es ínfima. ¿Dejamos de comer para evitar ese riesgo? También es ínfima la posibilidad de accidente en una central nuclear. Pues bien, si necesitamos comer para vivir, también necesitamos energía nuclear para sobrevivir económicamente.

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