La llegada a Taipei de dos funcionarios de la Cruz Roja de China continental representa, sin duda, un nuevo paso en el camino de acercamiento entre los dos lados del Estrecho de Taiwan. Especialmente, cuando su arribo se ha producido tras un arduo proceso de negociación sobre cuántas personas podían venir y qué misión específica estaban autorizadas a cumplir.
Pekín intentó por todos los medios imponer sus condiciones y tratar el caso como un "incidente civil", negociable entre autoridades no judiciales. No hay duda de que se intentaba crear la impresi6n de que China continental tiene el derecho y el poder de presionar al Gobierno en Taipei a soslayar al Poder Judicial de la República de China, además de pasar por alto una serie de aspectos como la jurisdicción de Taipei sobre los prisioneros bajo cargos de delincuencia, la política externa de nuestro Gobierno e, incluso, su derecho soberano a controlar quién puede entrar a Taiwan y por cuánto tiempo puede permanecer en la isla.
Debido a la insistencia de la parte continental por imponer sus condiciones, el Consejo de Unificación Nacional prohibió en primer término el ingreso de los funcionarios, obligándolos a permanecer en Hong Kong una semana. Esa posición puede haber parecido dura, pero fue necesaria para dejar en claro que el Gobierno de la República de China, constitucional y legítimo, está a cargo de Taiwan. Por lo tanto, sus leyes deben ser aceptadas y respetadas.
El Consejo para la Unificación Nacional ha estado haciendo esfuerzos decididos para acelerar las metas de corto plazo de las Directrices de Unificación Nacional. Es decir, establecer las condiciones pacíficas y de cooperación que puedan llevar a Taipei y Pekín a trabajar por una eventual unificación.
Hace una semana, este organismo dependiente del Yuan Ejecutivo aprobó 40 proyectos destinados a promover los intercambios entre Taiwan y China continental. Estos van desde proyectos de economía libre en la zona costera del área continental hasta el establecimiento de vínculos computadorizados a través del Estrecho.
El director del Consejo, Huang Kun-huei, dijo recientemente que la República de China no pasará a la segunda fase de sus Directrices de Unificación si Pekín no pone en claro que ha llegado el momento de establecer la confianza mutua e iniciar la cooperación. Y declaró que se deben hacer estudios de factibilidad respecto a las etapas de largo plazo, tales como la posibilidad de negociaciones de gobierno a gobierno y el establecimiento de comercio, transporte y correo directos.
El primer ministro Hau Pei-tsun dijo a los miembros del Consejo que esta necesaria planificación de largo plazo no debe ser, en ningún caso, mal interpretada como un cambio en la estrategia de paso a paso, que está muy explícita en las Directrices de Unificación Nacional.
Las ruedas de esta máquina podrían empezar a andar si los dirigentes comunistas chinos reconocieran de una vez por todas que la República de China no va a aceptar la fórmula pequinesa de "un país, dos sistemas". Las cosas también se pondrían en movimiento si dejaran de amenazar a Taiwan y dieran "un vistazo a fondo a las Directrices de Unificación Nacional, como una vía lógica y práctica para lograr el ansiado deseo de reunir al pueblo chino.