Taiwan Today

Es innegable que la vida es una escuela, que todo ser humano mientras vive, aprende, y que los presidentes aún los de las superpotencias, también reciben enseñanzas de la vida diaria. George Bush acaba de recibir una lección en Pekín y sería muy de desear que la haya asimilado. La visita del mandatario a China continental, decidida con algo de apuro para "aprovechar" el viaje a Tokio con motivo de los funerales de Hirohito, se realizaba un tanto en tono exploratorio y como para ver que resultado arrojaba, aunque nadie en Washington esperaba cosas sensacionales. Lo que nadie esperaba, tampoco, es que esa visita de matices descoloridos se transformara, en virtud del incidente que protagonizara el astrofísico y activista de los de­rechos humanos disidente Fang Li-chih, en un enfrenta­miento entre Estados Unidos y China comunista. Pero, un viejo refrán dice que "a pequeñas causas grandes efectos" y un incidente que en otros momentos y bajo otras circunstancias quizá hubiera pasado desaperci­bido, pasó a ser de pronto algo importante. El diario "China Post", al comentarlo, dice que fue el resultado de un error de cálculo de los comunistas chinos quienes dieron por sentado que, si se impedía al astrofísico disidente concurrir al banquete de despedida de Bush al que había sido invitado, y por ende transmitirle sus quejas sobre el régimen, el problema desaparecía. Naturalmente, lo que no previeron fue que al impedir que Fang y su esposa penetraran en el salón del banquete convertían al matrimonio en "la pareja de la semana", agregaba el "Post". La noticia era digna de ser difundida y los Fang recibieron una cobertura periodística totalmente inesperada. Es decir, que le proporcionaron al mandatario norteamericano una experiencia de primera clase sobre las me­didas de estado-policía que se aplicaban a dos de sus invi­tados, pese a que ambos - Fang y su esposa - exhibieron las invitaciones presidenciales al llegar. Dichas invita­ciones fueron ignoradas por la policía, cuyos responsables insistieron en que los nombres de los Fang no figuraban en la lista que la embajada norteamencana les había pre­sentado. Ello constituyó un grosero insulto al presidente de Estados Unidos y al pueblo de su país, al que estaba representando. Es evidente - y así lo destacó el "Post" - que el episodio Fang ha tenido hondas repercusiones en Estados Unidos, especialmente entre los defensores de los derechos hu­manos y más especialmente entre los parlamentarios. Entre éstos, las últimas informaciones establecen que se habría iniciado un movimiento tendiente a bloquear toda venta de armamentos norteamericanos a Pekín. Esa ins­tancia contrarrestaría de manera efectiva la actitud "blanda" del Departamento de Estado hacia China comu­nista y la tolerancia ante las violaciones a los derechos hu­manos que allí se registran. Paralelamente, la forma de actuar del régimen de Pekín ha ahondado la brecha entre el partido y los intelec­tuales disidentes, y desmiente la aparente disposición de la cúpula del PCCH de acercarse a Occidente en términos fuera de su autoritarismo habitual. Por lo pronto, muchos temen que lo ocurrido sea pre­cursor de otra campaña contra el liberalismo de las que periódicamente suele lanzar Pekín, y que la confrontación estalle el 4 de mayo próximo, cuando se cumpla el 70º aniversario del comienzo de un importante movimiento intelectual en favor de la democracia, el pensamiento científico y el nacionalismo. Los estudiantes de la Universidad de Pekín ya han iniciado los preparativos para con­memorarlo, y ello no hace sino aumentar la tensión.