Taiwan Today

En Pekín se ha convocado la Quinta Reunión Plenaria del Undécimo Comité Central del Partido Comunista Chino. Se cree que el propósito de esta reunión es detener el conflicto existente dentro de la jerarquía de los comunistas chinos, y llegar a un acuerdo con respecto a la dirección que debe tomar la economía de China continental. Los "dirigentes" creen que las luchas entre los liberales reformistas y la línea dura dogmática se intensificará, a menos que se decida pronto la sucesión del poder y la política económica a seguir. El octogenario Teng Hsiao-ping, quien ha estado comportándose como un "emperador" más que como un simple dirigente comunista, está apoyando al jefe del partido Chiang Tse-ming para que consiga la presidencia de la todopoderosa Comisión Militar Central, un escalón fundamental para ascender al trono. Pero, por más fuerte que redoblen los tambores de la propaganda comunista por Chiang, todavía le falta el apoyo de los militares, de Yang Shang-kun y del "primer ministro" comunista Li Peng. Yang es un "ex-general", "vicepresidente" de la Comisión Militar Central, y un dogmático radical hambriento de poder que no oculta su intención de llegar al puesto más alto. Pero ni Yang ni Li pueden imaginarse a sí mismos haciendo de segundo violín para Chiang, cuya reputación de auténtico marxista está en entredicho. Ultimamente se ha venido especulando con la posibilidad de que Teng pudiera utilizar la sesión plenaria para anunciar su retirada, aunque mantuviera una mano en las riendas como consejero veterano. Pero, otros piensan que Teng podría permanacer en el poder hasta que la tormenta política levantada por la masacre de la Plaza Tienanmen amaine, y los representantes políticos se pongan de acuerdo en reorganizar las filas del poder. Así pues, aunque haya consenso para organizar las filas de los líderes, esto probablamente no supondrá nada más que un alto el fuego momentáneo entre las camarillas rivales hasta que la figura de Teng se desvanezca completemente de la pantalla política. Si Teng cede el terreno a los radicales, y con ello hay una vuelta a la economía centralizada y al férreo control, abandonaría el poder después de 40 años de desastroso régimen comunista. Estamos asistiendo al "ocaso" de Teng Hsiao-ping, eterrado en parte por la ambición de sus compañeros de partido y por la crítica furibunda de la comunidad internacional.