30/04/2024

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La ruta capitalista de la República de China

06/11/1986
Los chinos en Taiwan celebran hoy el septuagesimoquinto aniversario del final de la dinastía Manchú. Sin embargo, consideramos que pueden sentirse orgullosos de que en un mundo en su mayor parte pobre y antidemocrático, hayan estado durante casi cuatro décadas, construyendo el camino hacia la riqueza y la libertad, en tanto que los comunistas chinos en China continental a partir de 1949 han sufrido masivamente de hambre, mortandad, destitución y represión. Los chinos en Taiwan han venido siguiendo el camino de un acelerado desarrollo económico –y en menor sentido, pero también significativo- de una liberalización política, al permitir la reciente formación del Partido Democrático Progresista de oposición y discutir la supresión de la ley marcial, Taipei está aproximándose también a un hito dentro de su historia. Detrás de este desarrollo existen ciertos principios que podrían ayudar a señalarle el camino a la mayor parte del mundo en vías de desarrollo. El principal de ellos es el sistema básico de derechos de propiedad que cada vez más les ha permitido a los habitantes de Taiwan, cosechar los frutos de su trabajo. Mientras que en los años 50 los habitantes de China continental fueron despojados de sus pertenencias y enviados a fabricas y granjas colectivas, el Kuomintang en Taiwan empezó a convertir en empresas privadas, algunas industrias estatales y a garantizar que los agricultores recibieran sus títulos de propiedad, en la quizás única reforma agraria que ha producido resultados positivos. Ultimamente se ha producido también en Taiwan un creciente respeto por los derechos de propiedad intelectual, desarrollo que refleja el reconocimiento gubernamental del enlace crucial entre el comercio libre y la buena voluntad internacional. A la par de los derechos de propiedad se ha producido también la flexibilización de las restricciones de mercado, dándole a los habitantes de Taiwan enormes incentivos para producir y con un sistema de precios relativamente libre, han podido conocer lo que quiere el mercado. El resultado de esto ha sido un crecimiento en su producto nacional bruto en un promedio del 9 por ciento anual a partir de los primeros años de la década del 50. Esto ha sido un logro de clase mundial, que de continuar, habrá de hacer muy pronto que Taiwan ocupe un lugar preferente dentro del campo económico, a la par de muchas democracias occidentales. No resulta accidental que la Iíberalización económica y su crecimiento vayan acompañadas por un clima político más libre. La misma información y flexibilidad necesaria para los lugares de mercado, conducen a una discusión política más libre. Esto ha creado un ambiente en el que los habitantes prosperan y son libres de vivir como deséen. En resumen, el largo camino del desarrollo exige tanto libertad política como económica. Afortunadamente, a través de los años, el Kuomintang ha venido flexibilizando el autoritario control comercial, para conseguir una prosperidad aun mayor. Y aunque el Kuomintang podría significar una fuerte oposición para el Partido Democrático Progresista, formado el 28 de septiembre, se le ha permitido al nuevo partido de facciones múltiples, nominar 42 candidatos para las elecciones legislativas en diciembre próximo. El presidente Chiang está también manteniendo pláticas a efecto de suprimir la ley marcial, según se dice, a finales del presente año. Esto podría ser, en opinión de un analista norteamericano, "un claro paso adelante en comparación con lo que se ha hecho en el pasado". Dentro de otras cosas, habrá de significar que los civiles ya no podrán ser juzgados ante cortes militares. Al mismo tiempo habrá de acabarse también con parte del anticuado aparato de censura. No queremos decir que en Taiwan los chinos hayan alcanzado una democracia total. Deben darse todavía muchos otros pasos: permitírsele también a la oposición organizada competir totalmente con el Kuomintang; reducirse más ampliamente las barreras de mercado y la libertad de expresión debe ser un derecho más que un raro privilegio. Sin embargo, su desarrollo ha sido sorprendente, especialmente a la luz del legítimo terror engendrado por la presencia del enorme adversario que constituye China continental, tan sólo al otro lado del Estrecho de Taiwan. Mientras la amenaza del continente no justifica la represión política en Taipei, ni incita al Kuomintang a suprimir sus guardias y cambiar hacia un gobierno totalmente democrático. Resulta claro que al pensar en el continente, los habitantes de Taiwan encuentran un gran motivo de congoja al celebrar su septuagesimoquinto Día Nacional. Ha constituido una de las peores pérdidas de este siglo que las espectaculares ganancias de los 19 millones de habitantes en Taiwan no puedan compartirlas con los mil millones de habitantes del continente. Eso es algo que los demás paises en vías de desarrollo podrían hacer notar al ponderar la elección entre la larga y dura marcha del comunismo y la ruta del capitalismo hacia la libertad. (Reproducido de The Asian Wall Street Joumal, 10 de octubre de 1986.)

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