08/05/2024

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Reconocen labor caritativa de dos monjas mexicanas

16/09/2010
Las religiosas mexicanas María Esperanza Vega Lanzagorta (sentada) y Alicia Guadalupe González González, posan junto al canciller Timothy C. T. Yang (derecha) y el director general de la Agencia Nacional de Inmigración, Hsieh Li-kung (izquierda), tras recibir sus respectivos certificados de residencia permanente el día 8 de septiembre. (Foto de CNA)
Dos monjas católicas de nacionalidad mexicana recibieron sus respectivos certificados de residencia permanente para extranjeros en la República de China el 8 del presente mes. El reconocimiento destaca las contribuciones a largo plazo de las religiosas a favor de los sectores menos privilegiados en Taiwan. El director general de la Agencia Nacional de Inmigración, subordinada al Ministerio del Interior, Hsieh Li-kung, entregó los certificados de residencia a María Esperanza Vega Lanzagorta y Alicia Guadalupe González González en el transcurso de una ceremonia que tuvo lugar en la sede de las Mercedarias ubicada en el poblado de Taishan, en el norteño distrito de Taipei. Al recibir los documentos, las dos religiosas manifestaron que están muy complacidas de haber sido aceptadas en Taiwan como “miembros de la familia”. Vega Lanzagorta, de 98 años de edad; y González González, de 79 años, que pertenecen a la Orden de las Mercedarias Misioneras de Bérriz, son la quinta y sexta personas extranjeras que reciben la residencia permanente, tras la revisión de los reglamentos de residencia por la Agencia Nacional de Inmigración en mayo de 1999, reveló Hsieh. Hablando acerca de las dos religiosas, Hsieh destacó que muy pocas personas han sido capaces de rendir un servicio totalmente desinteresado a la sociedad durante tanto tiempo como ellas. El funcionario agregó que la madre María Esperanza con frecuencia dona su propio dinero para ayudar a los niños pobres. La madre María Esperanza comenzó a trabajar en Taiwan en 1963, sirviendo a personas pobres y minusválidas en las regiones montañosas de los norteños distritos de Taipei y Hsinchu. Antes de llegar a Taiwan, la madre María Esperanza sirvió como enfermera para atender a civiles heridos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Ella manifestó que la última vez que regresó a México fue hace 15 años, cuando tenía 83 años de edad. Por otro lado, la madre Alicia Guadalupe llegó a Taiwan en 1973, y desde entonces se ha dedicado también al servicio de los necesitados en dichos distritos. A la vez, enseñó español en la Universidad Católica de Fujen de 1979 a 2009, donde preparó muchos estudiantes para carreras relacionadas con el idioma. Haciendo uso de la palabra en dicha ocasión, el ministro de Relaciones Exteriores, Timothy C. T. Yang, exaltó a las dos religiosas mexicanas por sus invalorables contribuciones a la sociedad de Taiwan, especialmente en los aspectos del cuidado de los grupos menos privilegiados, así como la enseñanza de la lengua y cultura españolas. “Habiéndose dedicado en cuerpo y alma a los servicios sociales para diseminar el amor durante su larga estadía en Taiwan, tanto la madre María Esperanza como la madre Alicia Guadalupe se han convertido ya en ‘neotaiwanesas’”, dijo Yang, añadiendo que numerosos funcionarios de la Cancillería y de la Oficina de Información del Gobierno han sido estudiantes de la madre Alicia Guadalupe. Las dos religiosas católicas manifestaron gran complacencia por haber sido aceptadas como miembros de la gran familia de Taiwan, añadiendo que a pesar de ser mexicanas, se consideraban ahora también como taiwanesas. Como parte de su labor de apostolado en Taiwan, las Mercedarias Misioneras de Bérriz realizan un loable servicio social al administrar centros de acogida a madres solteras, niños abandonados y adolescentes con problemas; realizar trabajos con obreros extranjeros y aborígenes; impartir educación en colegios y universidades; impulsar el trabajo pastoral en parroquias; así como proporcionar orientación psicológica y vocacional a los obreros, enfermos de SIDA, etc.

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