27/04/2024

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Entrevista: Una mujer tradicional

06/12/1979
N. de la R.: El siguiente es el texto de la entrevista realizada por la periodista Dolores Castillo, a la señora Tchen Tang Cheng-Son, esposa del embajador de la República de China en Uruguay, Tchen Hiong-Fei.

1 ¿Podría hablarnos acerca de usted y su familia?

Tengo 58 años y he nacido en Shangai igual que mi marido. Hice estudios superiores en la Facultad de Letras para mujeres de la Universidad Aurore de esa ciudad, instituto dirigido por hermanas católicas.

Igualmente mi marido egresó de la Universidad Aurore, fundada por padres jesuitas franceses. Estamos casados desde hace más de 30 años, cuando yo tenía 26 y mi marido 36.

Luego de obtener su doctorado en Derecho, y practicar la abogacía por un año, fue becado por la Universidad y fue a París cuando apenas tenía 20 años.

Era un fenómeno -lo digo sin falso orgullo- y ha conquistado un segundo doctorado de estado en París. Pero la agresión japonesa y la ocupación de Shanghai lo detuvieron en Francia, donde finalizó integrándose a la carrera diplomática y consular de nuestro país.

Fue muy sensato no enamorarse, por razones de principio, en el correr de sus largos años pasados en Francia, y sólo cuando finalizó la guerra decidió casarse.

Fue en Nanking, donde lo conocí entonces. Tenemos tres hijos varones: el menor, nació en Francia, porque nuevamente fue nombrado en ese país, donde permanecimos, inesperadamente, 13 años, y luego estuvimos en Bélgica durante 8 años. Por todo ello nuestra familia tiene una arraigada cultura francesa.

Ninguno de los tres hijos quisieron seguir la carrera diplomática como su padre. Los dos mayores viven en los Estados Unidos de América: uno es banquero; el otro, profesor de matemáticas, y acabamos de saber, hace pocos días, que Exxon lo ha reclutado en su departamento de ciencias computadoras.

El menor ejerce abogacía en Bruselas. Por eso, es muy dificil volver a reunir a toda la familia.

Que por otra parte, es muy internacional, porque uno de ellos está casado con una brasileña, y nos ha dado un nietito que ya tiene 6 años.

El menor, que vive en Bélgica, sólo conoce muchachas europeas. Lo aceptamos con buena gracia. Ocurre frecuentemente en la vida diplomática.

2 ¿Cómo se siente usted en el Uruguay?

Mi marido soñó siempre con conocer Sudamérica y por eso, Uruguay cumplió con esa esperanza.

Si bien él aprendió rápidamente español, yo no tengo su capacidad para estudiar un nuevo idioma.

Además, Montevideo es la antípoda de Taipei y los hijos, están muy lejos.

Yo sé que la vida diplomática nos puede llevar a dondequiera en el mundo y cuando le gusta a mi marido, soy feliz.

Sobretodo el Uruguay, un país muy hermoso, con gente muy acogedora, que me ha hecho integrar sin mayor dificultad a la vida del país.

Hace dos años, nos visitó nuestra nuera brasileña, con nuestro nietito, y ahora nuestro anhelo es hacer venir a la nieta de 4 años, para que disfrute del agua y arena de las lindas playas del Uruguay.

y ojalá nuestro hijo soltero venga aquí en luna de miel, cuando se case.

A mí me gusta mucho leer y paso mucho tiempo en revisar un sinnúmero de veces, las obras clásicas de nuestra literatura.

Soy muy hogareña, pero no me gusta cocinar: sólo hago comidas sencillas y mi marido tiene que conformarse con ellas. La verdad, es que tenemos mucha dificultad en lograr una cocinera de mi país.

Así que lamentamos por ello, y porque no hemos podido ofrecer comidas chinas a nuestros amigos uruguayos que tanto las aprecian.

Trato de hacer todo lo posible para que mi marido pueda cumplir su tarea en las mejores condiciones, pero es muy poco lo que puedo ayudarlo directamente en sus actividades y mi papel es decididamente de recoqimiento.

3 ¿Cuál es la situación social de la mujer?

La mujer china no se distingue mucho de las mujeres de todo el mundo. Sigue todas las escalas de la enseñanza, hasta los estudios universitarios, igual que los hombres.

Sabe que la mujer china ocupa hoy en día en nuestra sociedad, todos los puestos que puede alcanzar el hombre.

Hay mujeres en todas las profesiones y algunas muy destacadas en actividades humanas.

Aunque todos los ciudadanos son iguales ante la ley sin distinción de sexo, la sorprenderá saber que la constitución china impone un porcentaje mínimo de mujeres en las asambleas legislativas.

Diez por ciento de sus integrantes, deben ser mujeres: condición que a mi entender, no existe en ningún otro país.

En la diplomacia, todavía pocas siguen la carrera sin interumpirla, aunque son muchas las mujeres que se presentan en los concursos de admisión, y son aceptadas. Pienso que son como las uruguayas, que están en su servicio diplomático al igual que en puestos fuera del país.

Cuando mi marido era viceministro en Taipei, un gran contingente de periodistas que lo entrevistaban eran mujeres, situación que no ha cambiado.

Creo que la mayoría de las mujeres chinas quieren trabajar fuera de su casa en la actualidad. Yo creo que la evolución de nuestras compatriotas es irresistible, porque todas quieren recibir y reciben la misma educación que sus hermanos varones.

Pero pienso que el menosprecio del hogar trae perjuicios a la vida familiar.

La familia es la célula básica de la sociedad, y la mujer es su piedra angular.

El concepto de "familia" es aún muy fuerte en nuestras tradiciones sancestrales, de manera que puedo decir que no hay exceso en esta tendencia de una vida social moderna adecuada al nivel intelectual que han logrado.

4 ¿Cuáles son sus más inmediatos recuerdos de su país?

Nací y crecí en Shanghai, en China continental, y únicamente he vivido tres años en Taiwan.

Hace casi 30 años que con mi marido vivimos fuera del país. Al llegar a Uruguay, me acordé de toda la planicie que era Shanghai, y sus alrededores.

Una inmensa planicie donde la vista se pierde ... Así, Uruguay me hizo pensar en mi país. Han pasado seis años desde que estamos aquí y pasaron sin darme cuenta. No volví a Taiwan en todos estos años, cuando mi marido lo hace, aunque voy a ver a mis hijos a Europa y Estados Unidos.

Recuerdo que el Taiwan que conocí en 1950, era muy atrasado en todos los aspectos.

En 1971, cuando regresé de Europa, ya era muy distinto, y en los tres años que quedamos allá, se percibian continuos y notables cambios tanto en la vida del país como en el bienestar de sus habitantes.

Taiwan corresponde al nombre que le dieron los portugueses que es Ilha Formosa, la Bella Isla.

Las imágenes que recibimos constantemente tanto por documentales y peliculas, como por nuestros amigos que la visitan, testifican que la isla se está modernizando sin cesar.

Los varios grandes proyectos que formuló el gobierno a mi salida de Taiwan, ya se concretaron, y otros nuevos están en plena realización.

Imágenes familiares que volveré a tener, al aterrizar a mi regreso en el aeropuerto internacional, con sus anchas y hermosas avenidas, trazadas en nuevas zonas, para recorrer la carretera Norte-Sur, donde se viaja por trenes eléctricos: imágenes mentales que anticipo y en las cuales me deleito.

5 ¿Cuáles serán sus recuerdos de Uruguay cuando regrese a su patria?

Como dije, estamos hace seis años en este cargo, y pronto mi marido habrá cumplido una amplia carrera que deberá acabar, al cumplir, en uno o dos años, sus 70 de edad.

El piensa que aunque no es obligatorio, el retiro se impondrá pues como resulta justo, hay que permitir que alguien más joven pueda reemplazarlo.

¿Los recuerdos que llevaré de Uruguay?

Serán los más queridos, pues serán los del útimo país que dejaremos atrás.

Habrá entonces llegado el momento de convivir con estos felices años que estamos pasando aquí, la belleza de sus paisajes, la cordialidad de su gente, y la seguridad de un bienestar para un pueblo libre y democrático.

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