28/04/2024

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Proyectos de arquitectura humanitaria

26/12/2012
Desde 2009, Lawrence Chih-ming Chien ha estado promoviendo la arquitectura humanista en áreas remotas del país. (Cortesía de Lawrence Chih-ming Chien)

La arquitectura humanitaria o “arquitectura diseñada para los necesitados”, ha sido promovida en el ámbito internacional durante más de una década por organizaciones tales como Architecture for Humanity con sede en San Francisco, California, Estados Unidos. En Taiwan, la noción ha comenzado recientemente a echar raíces a través de los esfuerzos de Lawrence Chih-ming Chien, y su grupo de profesores y estudiantes voluntarios.

Chien, de 31 años de edad, desarrolló un interés por la arquitectura mientras estudiaba en el bachillerato vocacional, comenzando a dibujar gráficos tridimensionales por computadora para empresas constructoras cuando cursaba estudios en la Universidad Nacional Tecnológica de Taipei (NTUT, siglas en inglés). Su remuneración era alta, pero las largas horas de trabajo afectaron su salud. Además, las compañías a veces le daban instrucción de borrar de sus gráficos algunas montañas que realmente están presentes pero que podrían obstaculizar la vista de los residentes.

“Era como un doctor realizando una cirugía que sabe que es muy peligrosa para el paciente”, dijo Chien en una reciente entrevista. En el programa de maestría de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Taiwan (NTUST, siglas en inglés), él estuvo involucrado en proyectos de desarrollo nacional, tales como uno sobre casas inteligentes, pero comenzó a pensar si deseaba pasar toda su vida sirviendo a los ricos.

“Pensé, como la nación nos ha preparado, equipándonos con muy buenos conceptos, técnicas y herramientas, ¿por qué estamos siempre ayudando [diseñando y construyendo casas] a quienes se encuentran en la cúspide de la escala social? ¿Y qué pasa con la gente en el fondo?”

 

La sala de salud de la Escuela Primaria Bo-ai, en el distrito de Taitung, posee un fuerte acento oceánico. (Fotos cortesía de Humanitarian Arquitecture-Taiwan)

Chien tuvo la idea de que al igual que existen voluntarios para la atención médica, también debería existir una arquitectura humanitaria. El discutió el asunto con sus profesores en la NTUST y con otras personas en el país, incluyendo a Chien Sheng-feng de la Universidad Nacional Cheng Kung (NCKU, siglas en inglés), y Hou June-hau de la Universidad Nacional Chiao Tung (NCTU, siglas en inglés), en Hsinchu; procurando encontrar formas para poner en práctica su creencia. Ellos le aconsejaron visitar las áreas aborígenes para ver lo que realmente necesita la gente en términos arquitectónicos.

Al saber en verano de 2009 que la Escuela Primaria Shuanglong en el poblado de Xinyi, distrito de Nantou, en el centro de Taiwan, necesitaba urgentemente reconstruir su aula de artes y manualidades después de ser destruida por un tifón; Chien encabezó un grupo de 30 profesores y estudiantes voluntarios de la NCKU, NCTU y NTUT para llevar a cabo la misión.

“Al inicio, los aborígenes bunun en la villa de Shuanglong creían que éramos unos locos, construyendo casas para otros en forma gratuita”, se acuerda Chien. “Incluso, algunos pensaban que éramos un grupo que cometía fraudes. Con mi corte al estilo militar, algunos me confundieron con un monje o tal vez alguien recién salido de la cárcel. Pero, después de varias discusiones, ellos se percataron que éramos sinceros y vimos una ávida anticipación en sus ojos”.

En 2010, Chien llevó otro grupo de estudiantes para construir una biblioteca con la forma de casa sobre un árbol en la Escuela Primaria Renhe, en el mismo poblado; y al año siguiente, llevó un grupo al exterior para crear un centro de salud en la villa Jugedi, Chitwan, Nepal.

En el verano pasado, 60 estudiantes de universidades en todo el país se unieron a él en tres proyectos en el sudoccidental distrito de Taitung: un aula para enseñanza de la lengua Rukai y área de escultura en madera al aire libre en la Escuela Primaria Danan; una casa de historietas al aire libre para los estudiantes de la Escuela Primaria Xinyi, la mayoría de ellos de la tribu amis; y una sala de salud en la Escuela Primaria Bo-ai.

La experiencia en Nepal fue la más agotadora, revela Chien. “El entorno era diferente y el mayor desafío para el grupo era permanecer con buena salud”.

 

Lawrence Chih-ming Chien (izquierda) prepara concreto con los miembros de su grupo para el centro de salud en Nepal. (Cortesía del Hospital Landseed y el Instituto de Postgrado en Arquitectura de NCTU)

Trabajando un mes durante la época lluviosa, los voluntarios se enfrentaron a aguaceros, un sol inclemente y enormes tormentas de rayos en las noches. A pesar de sus preparativos, ellos no estaban acostumbrados y cayeron enfermos uno tras otro.

“Afortunadamente, recibimos pasteles de piña desde Taiwan, y los locales arreglaron un viaje en elefante para nosotros”, indica. El sabor a casa combinado con esta experiencia especial les ayudó a adaptarse a los alrededores y completaron la construcción del centro de salud.

La estructura reemplazó un centro de salud más pequeño y desaliñado con muy pocos equipos, que era la única instalación médica en la villa. “Los documentales acerca de las misiones médicas de Taiwan que trabajan en Nepal nos muestran que la situación de la salud allí no es realmente buena; con pacientes que han sufrido quemaduras, por ejemplo, que sólo pueden cambiar su medicamento cada tres meses, de modo que la construcción del centro era algo muy urgente, con más presión que los proyectos que habíamos trabajado en Taiwan”, explica Chien.

El señala que los grupos siempre usan materiales de construcción que provienen del área local. En Nantou, donde crece el bambú, la planta fue usada para construir el aula y la casa sobre un árbol; mientras que en Nepal, se usaron ladrillos. Además, los elementos culturales locales se integran en la arquitectura.

“Esto no quiere decir que vamos a diseñar un edificio que se vea como un jabalí, por ejemplo, para representar la cultura aborigen. En vez, creamos un espacio donde la gente pueda practicar tiro con arco, hagan arcos y flechas o artesanías y manualidades”, explica.

 

Estudiantes voluntarios construyen una casa de historietas en la Escuela Primaria Xinyi, en Taitung.

De hecho, su principio directriz es respetar las necesidades de los residentes locales, con quienes discute antes de iniciar cualquier proyecto.

“La comunicación cara a cara es lo que más falta hace en Taiwan. He visto muchos, muchos ejemplos en donde los arquitectos o diseñadores toman decisiones unilaterales en sus oficinas con aire acondicionado, y después realizan audiencias públicas con el fin de persuadir a los aldeanos para que acepten su diseño”, señala.

“No debería ser así”, afirma. “Los arquitectos deben visitar la comunidad que necesita ayuda sin llevar nada consigo, sin un gráfico ni un modelo, sólo con una mente abierta y la voluntad de escuchar, de modo que se percaten de lo que el pueblo realmente necesita”, señala Chien.

Mirando hacia los últimos cuatro años, Chien dice que se siente aliviado de que sus padres finalmente expresaron apoyar su trabajo. “Al inicio, ellos no entendían por qué hacía mi trabajo gratuitamente. Cada vez que iba en una misión, ellos me preguntaban una y otra vez por qué seguía haciendo eso”.

“Pero, después que el vicealcalde del distrito de Taitung, Chang Chi-yi, los invitó a visitar y les explicó el valor de la arquitectura humanitaria, ellos finalmente aceptaron la idea”.

Chang, profesor de Arquitectura en la NCTU, es el responsable de la participación de Chien en los esfuerzos en ese distrito. “Me siento muy agradecido por el tiempo que ha dedicado a mis padres y por haberles ayudado a ver la importancia de lo que hago”, dice Chien.

“Nadie es realmente desfavorecido”, señala, agregando que “solamente tenemos el problema de la distribución desigual de los recursos en el mundo y cómo percibimos las áreas con menos riqueza”.

“La arquitectura tiene sus responsabilidades y obligaciones sociales, en vez de sólo construir casas para la gente rica”, enfatiza Chien. Para él, el espíritu de la arquitectura humanista consiste en “ayudar a las remotas poblaciones necesitadas”.

“No tiene que ser un villa aborigen o hakka. Siempre que las comunidades en sitios aislados necesiten de nosotros, iremos para ayudarlas”, dice Chien. La experiencia que ha acumulado al dar asistencia en tiempos normales puede ser transmitida inmediatamente a los gobiernos y grupos de ayuda para ser usada en los esfuerzos de reconstrucción cuando ocurre un desastre, indica. “Creo que éste es el valor central de la arquitectura humanista”.

Finalmente, Chien expresa que desea agradecer en forma especial a sus profesores, sus alumnos voluntarios, a Bio Arquitecture Formosana, al Hospital Landseed y al Gobierno del Distrito de Taitung, por su ayuda en la promoción de este nuevo tipo de arquitectura. “Nada hubiera hecho sin ellos”, concluye.

Traducido del Taiwan Today
por Luis M. Chong L.

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