El director interino de la Oficina Británica de Comercio y Cultura en Taiwan, Damion Potter, señaló el 30 del mes pasado que la República de China y el Reino Unido se beneficiarán de trabajar juntos en proyectos con bajas emisiones de carbono.
“Ambos países han colaborado en el desarrollo de ciudades de bajo carbono, y tenemos un vivo interés en seguir trabajando estrechamente con Taiwan en este importante aspecto”, dijo Potter.
Hablando en un foro organizado por su oficina y la Administración para la Protección del Medio Ambiente (EPA, siglas en inglés) de Taiwan, Potter reveló que se estima que la producción de la industria global de productos y servicios de bajo carbono alcanzaría 5.170 millones de dólares estadounidenses al año, representando una valiosa oportunidad para fortalecer los ya entrañables lazos de cooperación entre las dos naciones.
Una delegación del Reino Unido visitó Taiwan por segundo año consecutivo en búsqueda de oportunidades para la cooperación con los sectores público y privado del país.
El Reino Unido está dispuesto a compartir con Taiwan sus experiencias respecto a la construcción de infraestructuras sostenibles, manifestó Potter; puntualizando que su país ha asignado una gran parte de su presupuesto anual para el desarrollo de la economía verde, generando empleo para casi un millón de ciudadanos británicos en dicho sector.
“Existen similares esfuerzos entre Taiwan y el Reino Unido en esta área, al encontrarse ambos desarrollando ciudades de baja emisión de carbono”, expresó Potter.
En momentos cuando el Reino Unido ha seleccionado a las ciudades de Manchester, Leeds y Bristol como modelos para su proyecto; la República de China tiene planes de asignar un presupuesto destinado para desarrollar cuatro municipios de bajo carbono, a saber Nuevo Taipei, Taichung, Tainan y el distrito de Yilan, para el próximo año.
El director general de la EPA, Shen Shu-hung, indicó que su agencia también presentará un programa el próximo año con el fin de hacer que el financiamiento para los negocios verdes sea más fácil, tras haber estudiado la política del Reino Unido, el primer país del mundo en convertir la promesa sobre baja emisión de carbono en leyes.