Un equipo de investigación dirigido por la Academia Sínica logró recientemente un gran avance en la investigación astrofísica, con un descubrimiento que ayuda a comprender el extremo superior de las funciones de las masas de los núcleos moleculares estelares.
Basándose en las observaciones hechas a través del Gran Conjunto Milimétrico/submilimétrico de Atacama (ALMA, siglas en inglés), el equipo descubrió el cúmulo luminoso OB, de formación masiva de grupos moleculares G33,92 más 0,11, revelando las estructuras de gas molecular finas profundamente incrustadas en el centro de la nube molecular matriz. Las estrellas tipo OB a menudo presentan actividad característica, con variabilidad y estructura asociadas con un cierto rango de escalas temporales y espaciales.
El hallazgo, publicado en la edición del primero de mayo de la revista The Astrophysical Journal, revela por primera vez una estructura coherente gigante de gas denso incrustada en una escala de varios años luz. También proporciona una imagen muy simplificada de la geometría y la cinemática de las nubes en general.
El líder del equipo, Liu Hau-yu, un investigador postdoctoral en el Instituto de Astronomía y Astrofísica de la Academia Sínica, explicó que la creación de pequeños cúmulos masivos y cúmulos globulares siempre ha sido una interrogante fundamental en la investigación astrofísica.
“Para que se formen este tipo de sistemas complejos, es necesario que las grandes cantidades de gas que van a convertirse en estrellas sufran poca pérdida antes de que el gas se disperse por la retroalimentación estelar”, señaló, agregando que ésto sugiere que estos sistemas requieren de una geometría especial y una evolución dinámica de la nube molecular.
“Las observaciones por medio del ALMA muestran que esta masiva nube molecular de formación de cúmulos experimentó un rápido colapso gravitación global, resultando en una estructura de gas rotatoria, aplanada y densa”, indicó Liu.
En particular, Liu cree que la inestabilidad gravitacional condujo a la formación de varios brazos espirales gigantes, que se fragmentaron aún más, para formar densos núcleos satelitales de gas molecular. “Los brazos espirales y núcleos de gases actúan como una cuna, protegiendo las nuevas formaciones de estrellas en los densos núcleos moleculares centrales y satélites de la radiación y la retroalimentación mecánica de las estrellas del entorno”, opina Liu.
Se espera que el descubrimiento del equipo prepare el camino para abordar los asuntos más importantes en el seguimiento de las observaciones por medio del ALMA.
En este proyecto, que es financiado parcialmente por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, participan también investigadores de México, el Reino Unido y Estados Unidos.