30/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Sinfonías en piedra

01/09/1996
Foto de Chang Su-ching Este techo ornamentado del campanario del Templo Lungshan en Taipei, ilustra el tipo de minuciosidad que resulta incomprensible para los laicos.
Mucha gente compara los templos con edificios de siglos de anti­güedad. En Taiwan, sin embargo, los benefactores continúan construyendo templos nuevos a un asombroso ritmo. A­ún más, durante las últimas décadas, mu­chos de los templos nuevos de Taiwan se han construido más grandes que antes, y su decoración se ha vuelto más suntuosa, ambos desarrollos son el resultado natural del incremento de la prosperidad económi­ca. Por supuesto, consagrar un templo es un reconocido acto de piedad, aunque siem­pre a ciertas personas les guste mostrar su riqueza, ayudando a construir alguno. Ese fue el caso en la China antigua, y ahora su­cede exactamente lo mismo. Por ejemplo, en Tainan, hay un complejo templo dedica­do a la Diosa Matsu, que ocupa no menos de quince hectáreas. Algunos de los templos más nuevos ostentan tallas de madera que han sido embellecidas con oro verdadero, mientras que otros son construidos en for­ma de altos edificios, de concreto, con te­chos ornamentados, imitando a los templos antiguos. Apropiadamente, muchos de és­tos ofrecen alojamiento gratuito a los pere­grinos. Y hay muchos planes para demoler viejos templos y reconstruirlos como edifi­caciones de múltiples pisos destinadas para la adoración.

Foto de Chang Su-ching

El exterior de las paredes del templo están frecuentemente decoradas con coloridos frescos barnizados. En algunos templos modernos, la decoración ha sido llevada a los límites de la extravagancia, con tallas en madera cubiertas de oro verdadero.

Se dice con frecuencia que los tem­plos chinos se construyen siguiendo el modelo de las casas de los ricos. Pero, ¿cuál es exactamente ese modelo? El tema es inmen­amente complejo y lo que sigue es una explicación muy simple y general de ésto: los templos de Taiwan se dividen en dos categorías: hay templos ortodoxos budistas, donde los dioses adorados son de origen hindú, y templos taoístas que alojan a mu­chos personajes históricos y míticos que han sido aceptados en el panteón de los dioses. Pero como quiera que se les llame, la mayoría de los templos comparten un número de importantes características ar­quitectónicas.

Las características básicas son fáciles de citar. Un visitante entra a través de la imponente entrada, y encuentra no uno, sino tres templos situados uno detrás del otro; una torre para tocar el tambor; y una con un campanario, estas dos torres están ubicadas a cada lado de la entrada del pa­tio.

En ese momento, muchas variaciones del mismo tema comienzan a competir por la atención del visitante. Algunas veces, el resultado es una sobrecarga de los sentidos. Los templos tienden a caracterizarse por sus extraordinarios detalles: tallas, techos ornamentados, decoraciones, metales pre­ciosos, altares, una impresionante colección de estatuas. Estas cosas pueden combinarse para convencer a los novicios de que nunca serán capaces de encontrarle sentido a to­do eso. Pero, Goethe describió memorable­mente la arquitectura como "música petri­ficada", y con un poco de esfuerzo es posible aprender a "leer" un templo, de la misma manera en que se puede asimilar una com­posición de doce tonos, que en un comienzo podría parecer confusa.

Vamos a dar un famoso ejemplo: El sol poniente del atardecer ilumina el Tem­plo Lungshan, produciendo largas sombras. Las partículas de polvo, doradas por el suave aura que anuncia la embestida del crepúsculo, bailan a través de los rayos de luz, haciendo al templo aún más místico. Los fotógrafos aficionados tratan de captu­rar la elusiva belleza de sus elegantes techos de cola de golondrina y las intrincadas ta­llas en piedra y madera.

Este famoso templo en el pueblo de Lukang ha pasado por varias etapas de desarrollo. Se cree que fue construido alrede­dor de 1653, aunque fue trasladado a su presente ubicación en la Calle Lungshan en 1786. El templo ocupa media hectárea. Sus tres áreas principales son conocidas como el templo anterior, el templo principal y el templo posterior, cada uno separado del otro por un patio. Esta división crea u­na serie de contrastes rítmicos entre la luz y la sombra.

Lo primero que los visitantes encuen­tran al entrar en el patio son dos nobles le­ones de piedra haciendo guardia. Al frente, está el templo anterior, que tiene cinco puertas. Durante la época imperial, sola­mente el emperador podía tener un edificio con cinco puertas, pero esta práctica se fue extendiendo gradualmente hasta los tem­plos; que son, después de todo, los palacios de los dioses. El número exacto de puertas depende del rango del dios al que el templo ha sido dedicado. Por ejemplo, el templo de un dios de nivel imperial, tal como Pao­sheng Ta Ti, Dios de la Medicina, segura­ mente tendrá cinco puertas. Matsu y Kuan Yin merecen igualmente este honor. Pero un templo dedicado a Wang-yeh, el llamado Dios de la Plaga, o Cheng-huang, un dios de ciudad, normalmente tendrá sólo tres puertas. Un dios de la tierra simplemente tiene una sola; pero, de todas maneras, la mayoría de los dioses de la tierra viven en templos más pequeños.

Dos deidades se encuentran pintadas en las puertas dobles en el centro de la fa­chada frontal del templo. Wei Tuo y Chai Lai, ambos guardianes de la verdad budista, se encuentran invariablemente en cualquier templo budista. Las otras puertas dobles han sido embellecidas con pinturas de los cuatro "gran señores" budistas. Cada uno tiene algo en sus manos. Uno sostiene una espada que representa el viento, otro un pipa (un instrumento de cuerda parecido a un laúd) que representa la armonía. Los o­tros dos señores llevan respectivamente u­na sombrilla, símbolo de la lluvia, y una serpiente para indicar las cualidades de la tranquilidad. Juntos simbolizan: feng, tiao, yu, shuen, un modismo para expresar tiempo favorable.

Foto de Chang Su-ching

Para crear un templo se requiere la colaboración de arquitectos, tallistas de madera y piedra, así como de pintores. Solamente algunos de los antiguos maestros que contribuyeron en la decoración de los mejores templos de Taiwan viven aún.

Dos pao-ku shih –"tambores de piedra"– se alzan a cada lado de las pesadas puertas centrales, para contraequilibrarlas y asegurarlas. En algunos templos, se usan en su lugar leones de piedra. Las dos puer­tas dobles que se encuentran en la entrada central también se mantienen abiertas con piedras, llamadas shih chen, "almohadas de piedra", que son más pequeñas que los pao-ku shih. La altura de éstas es casi igual a la de un banquillo, y de hecho, parecen u­nos asientos.

Como en otros templos, muchas de las decoraciones aquí, ya sean pinturas o tallas, fueron elegidas porque son homóni­mas de ciertas palabras que se consideran comúnmente de buen augurio. Por ejemplo, la palabra china para murciélago, fu, es ho­mónima de bendición y, por ese motivo, los murciélagos figuran de manera promi­nente en la ventana octagonal de madera brillante tallada del templo anterior. Se cree que la ventana, con dos peces en su centro, así como murciélagos en cada esqui­na, encierra el espíritu del I-ching, o Libro de los Cambios.

Una de las características poco comu­nes de Lungshan es el escenario del teatro que ahora no funciona, algo raramente visto en los templos de Taiwan. Sobre el escena­rio hay un fabuloso tsao-ching, o cielo raso: un intricado techo abovedado, de forma octagonal que recuerda una telaraña. En su centro un dragón pintado mira fijamente hacia abajo con sus feroces ojos, como si jugueteara con la idea de un ataque aéreo.

El templo principal está impregnado con el delicado perfume de las flores frescas. Este área está dedicada a Kuan Yin, Diosa de la Misericordia. El altar principal está en medio de dos más pequeños, cada uno con su propio quemador de incienso, dedi­cados a Chu Sheng Niangniang, la diosa encargada de los embarazos, y a Ching Chu Kung, guardián de los recintos del templo (ambos son deidades taoístas). Su presencia aquí ilustra la manera en que el budismo y el taoísmo coexisten frecuente­mente en los templos de Taiwan. Las esta­tuas de los dieciocho arhats se encuentran a cada lado. La famosa Gran Campana del templo cuelga cerca. Pesa más de 500 kilos y es la campana de templo más grande en la isla.

Asimismo, el tercer patio, que separa al templo principal del templo posterior contiene tres pozos, que fueron cavados por los habitantes locales en preparación para el movimiento de resistencia contra los japoneses, cuando invadieron Taiwan en 1895. Este patio se ha convertido en el punto de reunión para los encuentros men­suales del Club de la Longevidad de dicho templo, cuando los miembros se reúnen para recitar sutras a Amitabha, el "Buda de Cualidades Infinitas", a quien está dedicado dicho templo posterior.

Se requiere algo más que un arquitec­to para crear un templo. La belleza compleja de estos edificios sólo pue­de lograrse con la colaboración de los arte­sanos dedicados: arquitectos, tallistas de madera y piedra, y pintores. Muchos de los viejos maestros que contribuyeron con sus destrezas en los mejores templos de Taiwan, fallecieron hace mucho tiempo. Pero, con un poco de suerte, aún se puede encontrar algunos en Lukang.

A medida que el sol se pone y la tarde comienza a desvanecerse, un anciano con una corta cabellera plateada pasea por la Calle Putou, mirando al mundo como un erudito que acaba de salir del cuadro de un paisaje chino. Esta figura de abuelo, vestido con ropa informal, con pantalones anchos y pantuflas, es Lee Sung-lin, uno de los pocos maestros artesanos que aún sobreviven en Taiwan.

Lee, un tallista de madera, que se es­pecializa en figuritas, tiene más de noventa años de edad. Aprendió este arte de sus familiares mayores. Es un destacado fabri­cante de muebles, pero es conocido sobre todo por sus tallas en el Templo Tienhou de Lukang y en el Templo Tsushih de San­hsia, que aún está siendo remodelado des­pués de casi cinco décadas. La contribución de Lee a Tsushih es casi incalculable. "Tallé todas las figuritas allí", dice él. "Tallar figu­ritas es algo muy interesante. Además, es técnicamente lo que más trabajo requiere".

Si se elogia a Lee por sus destrezas, él sinlplemente se ríe entre dientes. "Hay jerarquía entre los artistas, algunos se encuentran en un nivel más alto que otros", dice él. "El arte depende de los dones na­turales e individuales de cada uno, si sus manos son firmes podrá tallar hábilmente. Se necesita paciencia. Ud. lo hace lentamen­te, comenzando con patrones simples". ¿De dónde obtiene su inspiración? El medita profundamente. "Ud. sigue primero el ejemplo de sus maestros y aprende a juzgar lo bueno y lo malo. Eso es lo que cuenta. Sólo de esa manera se puede hacer pro­greso".

En el pasado, la madera era el mate­rial usado con más frecuencia en los templos. Después, el concreto lo reemplazó. La madera se daña, especialmente en el cli­ma húmedo de Taiwan. Muchos de los templos antiguos se restauran cada tanto, y algunos de ellos hasta han sido recons­truidos. Las características distintivas pue­den desaparecer en el proceso. Un ejemplo es Ti Tsang An, mejor conocido como el Templo Ta Chung, en Hsinchuang, Distrito de Taipei.

Este templo está dedicado a Ti Tsan Wang (Ksitigarbha Bodhisattva), que se encarga de salvar a las ánimas que sufren. Los poderes divino de las deidades adora­das aquí gozan de una reputación de prime­ra categoría, especialmente cuando se trata de encontrar pertenencias extraviadas o reparar las injusticias. Aparte de Ti Tsan Wang, el templo honra a diez señores Yen­luo que tienen jurisdicción sobre las dife­rentes divisiones del infierno, y los Gene­rales Cabeza de Buey y Cara de Caballo, guardias celestiales que tienen el deber de arrestar a quienes se les ha acabado su tiempo en la tierra.

Como los arquitectos sabían que Ta Chung iba a ser dedicado a los dioses del inframundo, trabajaron arduamente para transmitir un sentido de desolación. El in­terior es definitivamente sombrío. El tem­plo, construido originalmente en 1937, tam­bién era célebre porque poseía dos estilos decorativos diferentes bajo un mismo techo. La explicación es que dos arquitectos parti­ciparon para crear el diseño. Esta práctica es conocida como tuei-chang, o "competen­cia de destrezas", y es lo que sucede cuando dos arquitectos son comisionados para tra­bajar en diferentes partes del mismo edi­ficio, midiendo sus destrezas entre sí.

El templo fue reconstruido hace cinco años, sin embargo, el interesante contraste de estilos se ha desvanecido. Tristemente, todas las tallas en madera fueron tiradas, y las pocas tallas en piedra que fueron preser­vadas se encuentran ahora cementadas a una pared en el patio posterior. El nuevo templo tiene pilares de concreto, pero sus constructores e esforzaron por conservar muchos de los antiguos rasgos arquitectó­nicos, tanto decorativos como funcionales. Por ejemplo, la nueva estructura contiene un número de delicadas tallas en madera llamadas chuei-ti, o gorriones, que se usan para conectar los pilares y las vigas. El nue­vo chuei-ti se pega fijo en su sitio, mientras que los antiguos eran asegurados con mues­cas y clavijas. El templo también tiene pao­ku shih, tales como los del Templo Lung­shan, excepto que éstos son puramente de­ corativos.

Según Yeh Sheng-fah, miembro del comité administrativo del templo, todas las tallas en madera y piedra fueron hechas por artesanos de una firma que procede de la Provincia de Fukien. El templo contrató a los chinos continentales para que hicieran el trabajo debido a que era mucho más ba­rato que la mano de obra de los artesanos locales. La importación de tallas en madera y piedra de China continental está volvién­dose muy popular. Incluso en el Templo Tsushih en Sanhsia, donde hasta hace poco las restauraciones estaban exclusivamente en manos de artistas locales, dirigidos por el famoso pintor de templos, Lee Mei-shu, quien ya ha fallecido. Los miembros del comité administrativo del templo difieren en cuanto al uso de balaustradas importa­das del continente chino. Algunos señalan que el empleo de esos materiales destruirá la pureza del estilo arquitectónico del tem­plo, mientras que otros sí están de acuerdo con su uso. Un tercer punto de vista es que la calidad de la piedra continental es supe­rior a cualquiera encontrada en Taiwan, pero ocurre lo contrario con la artesanía continental. La disputa sigue sin resolver, aunque las balaustradas ya están en camino a Taiwan.

Taiwan tiene de todo: templos an­tiguos, restaurados, de muchos pisos. Quizás difieran en muchos aspectos, pero en realidad tienen ciertas cosas en común. Funcionan como centros de la comunidad. Son el telón de fondo de los festivales más espectaculares de la isla. Son el punto principal para muchos tipos de negocios. Y lo más importante, son lu­gares para la adoración, donde el alma puede encontrar consuelo en la adversidad, y se ofrecen alabanzas y gratitud cuando los tiempos son buenos. No es extraño que se haya invertido tanto tiempo y dinero en ellos a través de los siglos. Seguramente, el legendario Tao Ho estaba pensando en los templos cuando escribió: "La buena arqui­tectura es como una pieza musical bella­mente compuesta, cristalizada en el espacio, que eleva nuestro espíritu más allá del límite del tiempo". ■

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