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Palabras y música

01/10/2007
Los japoneses realizaron mucha investigación sobre los aborígenes de Taiwan durante la época colonial, y aportaron materiales, tales como las fotos de este libro publicado por el Museo Shung Ye en 1994.

Durante décadas AruyaiDalimalau, una maestra de primaria ahora jubilada, ha sido la única fuente de cultura para la gente Paiwan en Sandimen, un pueblo de aborígenes en el Distrito de Pingtung, en el sur de Taiwan. Ella ha ayudado a mantener vivo el patrimonio Paiwan al cantar baladas Paiwan a sus alumnos y otros miembros de su tribu. Solamente cuando se le diagnosticó cáncer el año pasado, los conservacionistas de la cultura aborigen se dieron cuenta de que, si ella falleciera, gran parte de la tradición musical de la tribu moriría con ella, a menos que se realizaran algunos esfuerzos para registrar lo que ella sabe.

“La gente se dio cuenta de la urgente necesidad de recolectar todo aquello que ella puede ofrecer a nuestra sociedad”, dice Voyu Poiconu, secretario jefe de la Administración del Parque Cultural de las Tribus Aborígenes de Taiwan, bajo el Consejo para los Asuntos Aborígenes (CIP, siglas en inglés), de nivel de Gabinete. “Perderla sería como perder muchas baladas únicas Paiwan”, dice el funcionario, quien supo de su estado de salud a final del año pasado.

Con la ayuda de Voyu Poiconu, Lin Ching-tsai y dos asistentes del Departamento de Música, de la Universidad Nacional de Taiwan, en la costa sudoriental de la isla, ha visitado a la mujer Paiwan en varias ocasiones, pasando por lo menos dos días en cada visita para recolectar información de este rico recurso de la cultura Paiwan, grabando con audio y video todo durante sus entrevistas. “Siempre podemos hallar algo nuevo cada vez que conversamos con ella, y logramos que recuerde la época pasada. Durante estas conversaciones, ella canta instintivamente baladas que no había recordado en años”, dice Lin.

El trabajo de recolectar baladas Paiwan de la mujer aborigen, que comenzó en diciembre del año pasado, ya está casi terminado. El próximo paso es preservarlas, y convertirlas en publicaciones con audio. En realidad, la música y las canciones de los Puyuma, otra tribu aborigen de Taiwan, recolectadas el año pasado por Lin, serán pronto publicadas, según el Museo Nacional de Prehistoria, que comisionó al profesor para realizar la recolección.

El rescate de emergencia del patrimonio cultural aborigen en estos casos ha sido un éxito. Pero Voyu Poiconu teme que hay muchos casos de aborígenes ancianos con un profundo conocimiento de su cultura, que pueden desaparecer en la historia, sin traspasar lo que saben, ya sea porque no existen formas escritas conocidas de los dialectos aborígenes, o muchos maestros antiguos tienen dificultad de hablar mandarín y les cuesta comunicarse . “O algunos simplemente no están interesados en contar sus historias”, dice él.

La asimilación amenaza el patrimonio

El esfuerzo para preservar las características únicas de las culturas aborígenes sucede en un momento cuando los mismos aborígenes —alrededor del 2 por ciento de la población— están siendo asimilados rápidamente por la sociedad principal. La tarea es importante no sólo para los antropólogos culturales, sino para ofrecer a estos aborígenes enlaces a sus raíces y un sentido más fuerte de sí mismos.

Uno de los principales coleccionistas y promotores de patrimonio aborigen es SMC Publishing Inc . que comenzó a publicar las obras sobre aborígenes taiwaneses a mediados de los setenta. Su primera publicación fue la reimpresión de datos e información recolectada por los japoneses durante la era colonial (1895-1945). “Mucha investigación sobre los aborígenes en el pasado fue realizada por los japoneses, y no hubo más después que éstos abandonaron la isla tras el fin de la Segunda Guerra Mundial”, dice Wei Te-wen, director de la compañía. Los resultados de la investigación japonesa son de inmensa importancia incluso hoy día por ofrecer información sobre todos los aspectos de las sociedades aborígenes.

De manera similar, el Museo de Aborígenes Formosanos Shung Ye ha traducido textos escritos por los colones españoles y holandeses durante sus estadías en la isla en el siglo XVII, para tener un conocimiento más completo sobre los aborígenes en épocas anteriores. Actualmente, el museo privado, establecido en 1994, está comisionando a intelectuales para que busquen y traduzcan información en archivos históricos en Los Países Bajos, tales como entradas en libros y cartas comerciales que registren detalles y eventos relacionados con los aborígenes de Taiwan, registrados durante los 40 años de ocupación holandesa en el sur de Taiwan.

“Esta información abarca generalmente muchos nombres, incluyendo los nombres de los lugares. Hay que revisarlos y verificarlos uno por uno. Por lo que estos intelectuales tienen que ser expertos en historia de Taiwan en ese período, así como en idioma holandés y cultura”, dice Lin Wei-cheng, supervisor del museo, comenta sobre las dificultades de esta tarea. El proyecto que comenzó hace casi 10 años concluirá en cuatro libros sobre los hallazgos, de estos ya tres han sido publicados, agrega Lin.

Aparte de las publicaciones basadas en materiales en idiomas extranjeros, las que usan materiales taiwaneses han incrementado también. Este fenómeno tiene mucho que ver con el aumento del estudio antropológico en los años setenta, y la derogación de la ley marcial a finales de los ochenta, dice Wei, que dio a la gente acceso más libre a las regiones montañosas donde vive la mayoría de los aborígenes, y que habían estado prohibidas para los de afuera, para hacer estudios de campo sobre las tribus aborígenes. La promoción gubernamental de la indigenización taiwanesa en los años noventa también estimuló este tipo de investigación.

Fue entonces cuando Shung Ye abrió y Wind Music comenzó a publicar una colección de álbumes con baladas aborígenes. El comienzo fue con Las canciones de los Bunun , que debutó en 1992. La colección cuenta con baladas de las principales tribus aborígenes de Taiwan. Seis años después, la compañía disquera publicó separadamente una serie de ocho álbumes con baladas de las diversas tribus aborígenes de las llanuras, conocidas de forma colectiva como los aborígenes pingpu . “Este fue un gran evento cultural en Taiwan”, dice Yu Su-ying, directora de mercadeo de la compañía disquera. A través de la asimilación cultural, ella dijo “los pingpu casi han desaparecido de la isla, pero no escatimamos esfuerzos para encontrar aquellos que todavía saben cómo cantar canciones tradicionales. Usted sabe, algunas veces uno los encuentra, pero ninguno puede cantar, como en el caso de la tribu Ketagalan”.

Innovación

A medida que las culturas y asuntos aborígenes atraen más atención, las publicaciones relacionadas están volviéndose igualmente más ricas en contenido y estilo. Los compositores aborígenes han comenzado a crear obras nuevas, que combinan con frecuencia los elementos aborígenes y no aborígenes. Por ejemplo, usan el mandarín y los idiomas aborígenes de forma alterna, con acompañamiento de guitarra. Un productor importante de este tipo de nueva obra musical es Taiwan Colors Music (TCM , siglas en inglés), que se había dedicado a producir música alternativa desde su establecimiento en 1998. Vincent Cheng, director de la disquera, dice que la compañía no sólo promueve nuevas obras, sino también toma con seriedad el respeto hacia la tradición aborigen. “Algunas veces tenemos que pedir ayuda de aborígenes mayores. Les enviamos las grabaciones de las canciones en idiomas aborígenes por cantantes aborígenes más jóvenes para revisar la correcta pronunciación”.

Entre tanto, están apareciendo libros de caricaturas y de dibujos que narran leyendas y eventos aborígenes. También hay una más amplia gama de temas discutidos en libros sobre los aborígenes de Taiwan, desde educativos hasta sobre protección ambiental, aunque las artes y la cultura siguen siendo los temas principales, según el Centro de Recursos para los Aborígenes de Taiwan (TIPRC, siglas en inglés). “La discusión de la teoría que Taiwan es el lugar de origen de culturas austronesias, que comenzó a principios de los años noventa, ha llevado también a un mayor número de publicaciones sobre este tema”, dice Juan Shao-wei, bibliotecaria en el departamento de adquisiciones de la biblioteca de la Universidad Nacional de Taiwan (NTU, siglas en inglés) y asistente en TIPRC. “Y ahora la literatura aborigen está enriquecida por más y más obras de los mismos aborígenes”.

Sin embargo, a pesar de la mayor preocupación por los asuntos aborígenes y el esfuerzo por promover las culturas aborígenes, las publicaciones relacionadas no tienen generalmente un alto valor comercial. “Su desempeño comercial no es sólido”, dice Yu Su-ying, sobre las ventas de álbumes de baladas aborígenes tradicionales. “El álbum Las canciones de los Bunun se vende mejor porque la Administración del Parque Nacional Yushan, hogar de muchos Bunun, compra copias de forma regular para sus tiendas de souvenirs en el parque nacional. Yu calcula que el 80 por ciento de los álbumes son puramente grabaciones del canto de ancianos aborígenes sin acompañamiento. Es difícil encontrar gente joven que haga el trabajo, y los instrumentos musicales tradicionales que usaban los aborígenes de Taiwan son pocos. A mucha gente le parece aburrido escuchar estas canciones. En consecuencia, estas producciones no van a obtener ganancias, y de hecho, el Gobierno y el Museo Shung Ye, patrocinan muchas de ellas.

Misión, no Mamon

“La publicación de libros sobre aborígenes es más significativo por su valor cultural”, dice Wei Te-wen, de SMC Publishing , quien enfatiza que la compañía continuará con la publicación de este tipo de libros, siempre que pueda permitirse el lujo de hacerlo. En la actualidad, estos representan un quinto del catálogo de SMC, y la mayoría vende apenas unas cientos de copias cada una.

Hay excepciones, como el libro de caricaturas sobre leyendas aborígenes, que vendió miles de copias, mientras que El océano , creado por un compositor Puyuma, ha sido el álbum más popular con sabor aborigen publicado por TCM, y vendió decenas de miles de copias desde su aparición en 2001. Aún así, éstos no son grandes éxitos en comparación con las obras de la corriente principal.

Para decirlo en simples palabras, los materiales de publicación sobre culturas y asuntos aborígenes tienen un sentido de misión, no la adoración de Mamon. “No somos una organización sin fines de lucro en primer lugar”, dice Lin Wei-cheng, del Museo Shung Ye. Aparte de producir sus propias publicaciones, el museo promueve aquellas publicadas por otros productores de vez en cuando, y hace ediciones especiales para las exhibiciones que celebra anualmente sobre los temas aborígenes.

Entre tanto, el Gobierno está coleccionando publicaciones, y ha establecido un archivo digital de todo lo relacionado con lo aborigen. En julio de 2006, se estableció el TIPRC, que es una agencia comisionada por el CIP que actualmente ha coleccionado casi 7.000 objetos, la mayoría libros y publicaciones, así como “literatura gris”, obras no publicadas tales como tesis y disertaciones. “Hacemos todo lo posible por coleccionar y organizar información contenida en estos objetos de valor dispersos por aquí y allá, que corren el riesgo de desaparecer”, dice Chen Hsueh-hua, codirectora del centro. “Nuestra meta es hacer que la gente piense en este centro cuando quiera investigar sobre este campo”, dice Chen, que también es profesora en el Departamento de Bibliotecología y Ciencias de la Información en la NTU.

De la experiencia de Juan Shao-wei, el bibliotecaria de la NTU, quien también ayuda en el centro, es común que las publicaciones sobre aborígenes estén agotadas; a menudo no se encuentran más a la venta después de un año de su publicación. Entonces, el centro depende de los comerciantes de libros, en Taiwan o el extranjero, para buscar estas publicaciones raras y en peligro de extinción en establecimientos de libros de segunda mano. Igual de difícil es adquirir algo que no ha sido publicado, del cual puede que existan sólo cinco copias antes de que el centro las encuentre y haga más copias. “Es un desafío hallar aquellos escritos en el pasado, pero no dejaremos pasar ninguno que se escriba en el futuro”, dice Chen.

El archivo digital de materiales sobre los aborígenes está aumentando, especialmente ahora que el CIP participa en el Programa Nacional de Archivo Digital, emprendido por el Gobierno Central en 2002. La Administración del Parque Cultural de Tribus Aborígenes de Taiwan es actualmente el responsable por el proyecto de cinco años, para recolectar, archivar, digitalizar y preservar información sobre el patrimonio aborigen tangible, tales como artefactos culturales, y los intangibles como las leyendas y conocimientos médicos de los aborígenes.

Nuevas maneras de escribir

Entre tanto, el CIP realiza de manera sistemática una misión aún más desafiante. A largo plazo, este organismo espera que las publicaciones sobre las tribus aborígenes puedan ser escritas en un sistema romanizado, que represente directamente los sonidos de los idiomas aborígenes, y no los ampliamente usados caracteres chinos. Para lograr esta meta, el CIP anunció en diciembre de 2005 los sistemas de escritura romanizada para varios dialectos aborígenes. Hasta este año, los jóvenes estudiantes aborígenes pueden ganar un 10 por ciento más en los exámenes de entrada al bachillerato o la universidad, si pueden aprobar un examen de su lengua materna.

Ya existen publicaciones escritas con el sistema romanizado, tales como la edición Amis de la Biblia, que un amigo de Tukung Sra le dio en 2005. “Cada vez que lo veo, me siento emocionado. Me recuerda que nosotros los aborígenes podemos tener libros escritos en nuestros propios dialectos”, dice el director del Departamento de Educación y Cultura del CIP, que es de origen Amis, el grupo aborigen más numeroso en Taiwan. Aunque la romanización no es aceptada fácilmente —y quizás nunca lo sea— pero al menos el CIP está dirigiéndose en esa dirección.

Hace años, Yu Su-ying fue testigo de un cambio de actitud en un joven aborigen hacia las baladas que cantaba una anciana de su familia. “Originalmente, él las catalogaba como aburridas”, dice Yu. Un día, por curiosidad él fue a verla cantando para uno de los álbumes que produjo la compañía de Yu. Obviamente, al escuchar con atención, se dio cuenta de la importancia de grabar su canto. “Se conmovió tanto que al final lloró”, dice ella. Quizás la publicación de álbumes de baladas o libros aborígenes escritos en alfabeto romanizado no rinda ganancias, pero siempre vale la pena registrar la singularidad del patrimonio aborigen. 

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