03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Dominando los desastres

01/08/2007

Los desastres naturales son lamentablemente un hecho de la vida en Taiwan. La isla se encuentra en el punto de encuentro entre las placas teutónicas Euroasiática y Filipina, a las que se deben sus altas montañas y la gran frecuencia de sismos. Igualmente, la isla es azotada por un promedio de seis tifones al año. Aunque no todos los temblores de tierra o tifones causan un daño significativo, su impacto es agravado por la frágil geología de la isla, y los resultados de la explotación excesiva de sus terrenos. El bombeo excesivo de aguas subterráneas en áreas llanas ha causado hundimientos, en consecuencia esas áreas se inundan a menudo con agua de mar durante los tifones, y el cultivo inadecuado de los terrenos en laderas es un factor que contribuye a los deslizamientos devastadores que ocasionan las fuertes lluvias, que algunas veces se tragan a remotas aldeas de las montañas. Las cifras dobles o triples de víctimas mortales de los desastres naturales eran comunes. Los incidentes causados por el hombre, que son más frecuentes, también provocan muertes.

Entonces, a pesar de la frecuencia de los desastres, tanto naturales como causados por el hombre, hasta hace poco tiempo Taiwan carecía de un sistema de gestión de desastres coordinado. Lo que hizo que esto cambiara fue la catástrofe del 21 de septiembre de 1999, el terremoto de Chi-chi —llamado localmente el terremoto 9/21. El temblor registró 7,3 en la escala de Richter —el más poderoso en la historia registrado en Taiwan— donde 2.418 personas perdieron la vida, y más de 10.000 quedaron heridas, según cifras del Ministerio del Interior, además de las pérdidas económicas severas.

En el pasado, el pilar principal del rescate y ayuda en caso de desastres eran las fuerzas armadas. Sus numerosos recursos humanos y habilidad para movilizarse resultaban instantáneamente muy valiosos. Después del terremoto 9/21, las fuerzas armadas enviaron sin demora soldados al rescate. Pero pronto se observaron los fallos de esta manera de hacer las cosas, debido al enorme tamaño de la tarea después del 9/21. Más de 340.000 soldados fueron enviados a las zonas afectadas por el desastre. Pero pocos de ellos tenían verdaderas destrezas de rescate, ni había tampoco el equipo adecuado, ni el sistema de comando apropiado para dirigir los esfuerzos de rescate. “No teníamos idea de cómo realizar las operaciones de rescate en un desastre del tamaño del 9/21. Cuando llegaban los bomberos al sitio, no tenían equipo y no sabían dónde estaba enterrada la gente. Sólo podían tratar el desastre como el resultado de un incendio, y excavaban sólo con sus manos”, recuerda Hsu Chih-min, líder del Equipo de Búsqueda y Rescate Urbano de la Ciudad de Taipei (TUSAR, siglas en inglés). La desgracia del 9/21 demostró que el sistema establecido durante los últimos 50 años, y detallado en el Plan de Rescate y Prevención de Desastres del Gobierno, era menos que apropiado.

En necesidad de profesionales

Para satisfacer la apremiante necesidad de tener una fuerza de rescate profesional, el Gobierno de la Ciudad de Taipei estableció TUSAR en 2000 con NT$70 millones (US$2,12 millones) de fondos de donaciones públicas y otros NT$28 millones (US$848.000) ofrecidos por el mismo gobierno de la ciudad. TUSAR está formado por 140 profesionales en rescate, cuidados médicos, coordinación e ingeniería, y juntos con el equipo especial de rescate nacional establecido luego por la Agencia Nacional de Bomberos (NFA, siglas en inglés) y varios otros equipos locales, ha estado desempeñando un papel indispensable en las operaciones de rescate locales y del extranjero.

El establecimiento de un grupo de rescate mejor equipado y entrenado era un paso necesario para mejorar la capacidad de respuesta en caso de desastres en el país. Una de las partes más importantes de la gestión de desastres es la coordinación de recursos. El terremoto 9/21 creó una ventana para la aprobación de la Ley de Prevención y Respuesta en caso de Desastres, un anteproyecto de la cual estaba siendo revisado por las ramas ejecutiva y legislativa desde 1995. Un año después del terremoto, la Ley, la primera de su tipo en este país, fue aprobada finalmente en su tercera lectura y promulgada en 2000.

Básicamente, la ley consagra qué tipo de incidentes merece una respuesta por parte del Gobierno —la lista incluye todas las formas de desastres naturales, incendios, explosiones, incidentes de distribución en las redes de suministros de gas y electricidad, accidentes aéreos, incidentes marítimos, accidentes de transporte y derrames químicos— y qué rama del gobierno, en qué nivel —central, ciudad y distrito, o administración de pueblo— es la autoridad competente para reglamentar y gestionar el desastre. Todos los niveles tienen sus tareas y responsabilidades particulares en la litigación, respuesta y obras de recuperación cuando ocurre un desastre. Pero básicamente le corresponde a las administraciones locales evaluar las amenazas locales y crear planes para la prevención de desastres, que deben ser aprobados por el nivel central. La época en que la gestión de desastres significaba solamente esperar que el gobierno central actuara, es cuestión del pasado.

En el nivel de Gabinete, NFA, fundada en 1995, quedó encargada conforme a la Ley de la gestión de las operaciones del rescate y ayuda en los desastres naturales, además de la prevención y rescate en caso de incendios. La NFA es también responsable de llevar a cabo las políticas de la Comisión Nacional para la Prevención y Protección de los Desastres (NDPPC, siglas en inglés), el organismo para la gestión de desastre más alto, que dirige el vice primer ministro. El director general de NFA, Huang Chi-min, indica en un Libro Blanco que salvaguardar vidas y la propiedad es el objetivo de la agencia, y él ha trabajado mucho por mejorar tanto las operaciones como las capacidades del sistema.

También ha cambiado el papel que desempeña el Gobierno en la prevención de desastres. En el pasado, los desastres naturales se consideraban como incontrolables, y el Gobierno podía solamente ofrecer rescate y ayuda después de la catástrofe. Pero la nueva tecnología está haciendo cada vez más posible la idea de mitigación de desastres —actuar a fin de minimizar el daño y las muertes antes o mientras ocurre el evento.

A la cabeza de esto se encuentra el Centro de Ciencias y Tecnología para la Reducción de Desastres (NCDR, siglas en inglés), establecido en 2003, como resultado del programa nacional para la mitigación de peligros del Consejo Nacional de las Ciencias en 1994. Ahora es un órgano consultor del NDPPC.

Estar sobre aviso es estar preparado

“NCDR logró transformar la habilidad de responder a un desastre en una tarea de gestión activa. Hemos realizado exhaustivamente investigación y desarrollo de tecnologías para la prevención y mitigación de desastres”, dice Chen Liang-chun, director de NCDR. La razón por la que no ocurrieron mayores pérdidas en 2006, a pesar de que Taiwan fue azotada por varios tifones y un terremoto que registró 6,3 en la escala de Richter, es, él cree, gracias a los desarrollos del NCDR. La puesta en marcha de tecnología es particularmente digna de mencionar. “En el pasado, ocurría primero un desastre, y luego teníamos que limpiar las consecuencias. Esto no era eficiente. Necesitamos saber de antemano dónde pueden ocurrir deslizamientos o inundaciones, o qué áreas serán las afectadas más seriamente en caso de terremotos para prepararnos con antelación”, dice Chen. Por ejemplo, el NCDR desarrolló un programa de computación para integrar y analizar información sobre cómo se concentra y se distribuye el agua y la pluviosidad en los tifones, la ruta que pueden seguir los tifones y qué áreas pueden inundarse u ocurrir deslizamientos. La información generada es valiosa para que los comandantes den respuesta en caso de emergencia, determinen la distribución de recursos, órdenes de evacuación y otros asuntos importantes.

El sistema ya ha tenido resultados extraordinarios. Por ejemplo, antes de la introducción del sistema, durante los tifones Toraji y Nari en 2001, con una precipitación acumulada de 757 y 1.462 milímetros respectivamente, y un total de 1.148 deslizamientos de terreno, hubo la cantidad combinada de 318 fallecidos. Pero el tifón Mindulle en 2004 y el Haitang en 2005 tuvieron una pluviosidad aún mayor —2.005 y 2.124 milímetros respectivamente — y un total combinado de 1.628 deslizamientos, y aún así, el total de fallecidos fue 56. El tifón Longwang en octubre de 2005, tuvo una pluviosidad similar a la de Toraji, sin embargo hubo dos fallecidos, en comparación con los 214 de Toraji.

“El punto no es la esfera del desastre, sino cómo responder ante la situación. Ahora podemos hacer pronósticos más precisos y tratar de brindar la información a todos”, dice Chen. “Para hacer esta tarea, tenemos que conectar a todas las agencias relevantes y grupos civiles. Esto no es fácil. Solamente algunos países han tratado de hacer esto”.

La coordinación es importante

Debido a que la información es recolectada y almacenada por varias agencias, se necesita una plataforma para que toda la información sea intercambiada, integrada, y analizada a fin de hacer las proyecciones sin demora. El NCDR está tratando de realizar este papel. Para que la información que genera esté a la disposición de quién la necesite, el NCDR ha estado transfiriendo tecnología a las autoridades locales. Los planes para establecer comunidades a prueba de desastre por todo el país están en marcha, y los recursos académicos locales también están de su lado. Aunque el público general no está completamente al tanto del tamaño del trabajo que se realiza, hay algo que no pueden evitar: muchos más simulacros de rescate. Ahora, algunos fruncen el entrecejo cuando hay anuncios como el recién escuchado en el Sistema de Tránsito Rápido de Masas de Taipei: “Un simulacro de rescate en caso de desastre está programado para las mañanas del 8 y 9 de mayo. Los pasajeros pueden utilizar las salidas alternativas en..... Lamentamos la inconveniencia, por favor haga con tiempo sus transferencias”.

Sin embargo, la tarea de mitigación de desastres está complicándose más, dada la enorme variedad de tipos de desastre y las condiciones sociales cambiantes. Debe establecerse un plan nacional, y estrategias para tratar con nuevas formas de desastres, por ejemplo, un cambio en los niveles del mar como resultado del calentamiento global. “Estamos haciendo investigaciones sobre el impacto socio-económico de los desastres mientras mejoramos nuestro potencial tecnológico. Los asuntos que tratamos incluyen, por ejemplo, cómo una sociedad senescente respondería ante un desastre; qué tipo de seguro es necesario para satisfacer las necesidades de esta sociedad, etc.”, dice Chen. El NCDR está involucrado en la coordinación internacional con agencias gubernamentales extranjeras e institutos académicos y de investigación. La gestión de desastres en Taiwan es ahora mucho más amplia que hace una década. Según Chen, un avance es el enlace gradual de recursos. Cuando ocurre un desastre de gran escala, los miembros de grupos de rescate y profesionales médicos organizados por el Equipo Nacional de Asistencia Médica para Desastres, así como los funcionarios de bienestar social, estarán casi inmediatamente en la zona de desastre. La información estará a la disposición en un tiempo bastante corto.

Ahora, con sus destrezas para gestión de desastres al nivel de las de los países más avanzados, las autoridades de Taiwan están entusiasmadas acerca de su contribución a las tareas de rescate humanitarias internacionales. “No debemos estar ausentes de esos esfuerzos”, dice Hsu. Esta aspiración ha enviado a TUSAR a El Salvador, Indonesia e Irán en los últimos años. “El Ministerio de Relaciones Exteriores (MOFA, siglas en inglés) debería emplear un método más activo para hacer arreglos para que vayamos al extranjero”, dice Hsu. El MOFA está muy deseoso, pero algunas veces hay complicaciones, explica Wang Pao-han, jefe de sección del Comité para los Asuntos de las Organizaciones Sin Fines de Lucro, de MOFA. “Nunca estamos ausentes (de buena gana). Si aparece una necesidad, MOFA estudiará la posibilidad de enviar un equipo de rescate del Gobierno. Pero sin relaciones diplomáticas formales o debido a la preocupación por China, no todos los países aceptan la ayuda que les ofrecemos”, dice Wang. Sin embargo, la realidad internacional que tiene que enfrentar Taiwan no obstruirá su buena voluntad.

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