29/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Despejando el camino

01/02/2007
Despejando el caminoDespejando el camino

Los incineradores en Taiwan, como éste en Peitou, en Taipei, eliminan el 80 por ciento de la basura de la isla. Los residentes que viven cerca pueden usar gratuitamente la piscina y otras instalaciones alrededor del incinerador.

Para la gente que vivió en Taiwan en los años ochenta, había algo más en el aire que el anuncio del milagro económico. “La quema de basura y cables recubiertos con plástico era algo común, especialmente en la parte sur de la isla”, dice Hsu Kuang-jung, profesor de Ciencias Atmosféricas en la Universidad Nacional de Taiwan. “Ellos querían los alambres de cobre dentro de los cables y quemaban el plástico para sacarlo con más facilidad”.

El cable, desperdicio importado de países desarrollados como Estados Unidos, era una buena fuente de ganancias para los comerciantes taiwaneses de desechos de metal. Sin embargo, lo que ellos no sabían era que el hollín producido al quemar la capa de cloruro polivinílico contenía dioxinas altamente tóxicas, contaminantes que pueden causar desde defectos de nacimiento hasta cáncer.

Fuera del humo

El tan pregonado milagro económico aseguraba que se saciaran y excedieran las necesidades básicas de los taiwaneses, pero al mismo tiempo causaba una catástrofe ambiental que ha convertido gran parte de la costa occidental de la isla en una zona industrializada y altamente contaminada de concreto túrbido y bloques de cemento. Y aunque los residentes de pequeños pueblos industriales viven en condiciones repugnantes, los habitantes con mejor situación han visto que sus calles y canales de agua han sido aseados hasta cierto punto, en las ciudades más grandes de Kaohsiung, Taichung y Taipei. “El consumo de recursos naturales y diversos tipos de contaminación han ejercido mucha más presión de la que puede soportar el medio ambiente de Taiwan”, dice Chang Kow-lung, ministro de la Administración para la Protección Ambiental (EPA, siglas en inglés). “Pero a saber por las experiencias de países desarrollados, sabemos que el desarrollo económico no se opone necesariamente a la protección del medio ambiente”.

Por el contrario, un medio ambiente saludable es crucial para el desarrollo a largo plazo. “Además del daño inmediato al ambiente y las pérdidas financieras (incurridas por la pérdida de oportunidades), los gastos médicos consecuencia de las enfermedades crónicas y los costos sociales podrían ser enormes”, dice George Cheng, director del Instituto de Observación de Taiwan, una organización no gubernamental para el medio ambiente.

Hsu Kuang-jung cree que los taiwaneses han dejado gradualmente los negocios que pueden dañar su salud, aún cuando saben que son lucrativos. Además de su labor en la universidad, Hsu es miembro de la Unión para la Protección Ambiental de Taiwan (TEPU, siglas en inglés), otra organización no gubernamental fundada en 1987. Las organizaciones como TEPU comenzaron a aparecer a mediados de los años ochenta, para exigir al Gobierno que resolviera los asuntos del medio ambiente, el más discutible de los cuales en ese entonces fue la construcción de la Cuarta Planta de Energía Nuclear, propuesta por el entonces gobernante Kuomintang (KMT). El resultado de la solicitud de los grupos civiles por una limpieza extensiva del ambiente fue el establecimiento en 1987 de EPA, de nivel de Gabinete, por el Gobierno Central y la siguiente aparición de estos burós de nivel de gobierno local entre 1988 y 1991.

Con el establecimiento de EPA, los esfuerzos de recuperar el medio ambiente se aceleraron. EPA cooperó con el Ministerio del Interior (MOI, siglas en inglés) para realizar el Proyecto Aguila Voladora, a fin de tomar medidas duras en cuanto a las emisiones tóxicas de fábricas y la quema ilegal de desperdicios. El MOI proporcionó helicópteros para rastrear las fuentes de contaminación del aire e informó a los gobiernos locales la ubicación de éstas. “El público general estaba muy preocupado igualmente por la contaminación ambiental en ese momento. Recibí muchas llamadas que reportaban casos de quema de cables”, dice Hsu Jen-tse, quien trabajaba entonces en el buró para la protección ambiental del Gobierno de la Ciudad de Kaohsiung. “Incluso yo observé gente que discutía con los comerciantes de desechos de metal”. Según Hsu, ahora jefe de sección en EPA, gracias a la inspección intensiva y las multas cuantiosas, la quema de cables al aire libre se redujo rápidamente a principios de los noventa.

Formosa redecorada

Estos días casi todas las principales fuentes de dioxinas están siendo supervisadas de cerca y reglamentadas. Tanto los contaminantes del aire inmóviles y móviles, tales como sitios de construcción y vehículos automotores, han tenido que pagar cuotas de control de contaminación a partir de julio de 1995, que el Gobierno usa para mejorar la calidad del aire, mientras que impone multas a los que no pueden satisfacer los estándares de calidad del aire. Según EPA, la calidad del aire en Taiwan en general es mejor que antes: un promedio de 6,83 por ciento de los días en 1994 el índice estándar de contaminación excedía 100 (lo que indica calidad del aire no saludable), mientras que el porcentaje bajó a 2,7 en 2003, aunque aumentó en 2005 al 4 por ciento, parcialmente debido a las tormentas de arena del Desierto de Gobi que llegaban hasta la isla.

Despejando el caminoDespejando el camino

Las riberas recuperadas del río Amor en la ciudad de Kaohsiung son una de las atracciones turísticas principales.

Aunque la Ley de Control de Contaminación del Aire fue promulgada en 1975, y ha sido enmendada seis veces desde entonces, ésta reglamenta principalmente la calidad del aire exterior. En diciembre de 2005, EPA propuso estándares para la calidad del aire interior, que regularán asuntos tales como el diseño de sistema de ventilación para los edificios públicos. Una ley para la reducción de gases de invernadero fue enviada al Legislativo en septiembre de 2006 para deliberación. Incluye una estipulación para que el Gobierno Central establezca un equipo de coordinación entre agencias que implemente las reglamentaciones. La ley propuesta es una respuesta sólida al Protocolo de Kyoto, un acuerdo bajo la Convención Estructural de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, del cual Taiwan está excluida.

Así como ha mejorado la calidad del aire de la nación, las estadísticas de EPA afirman que el agua de Taiwan está también mejorando. Por ejemplo, en 2005, un 6,2 por ciento del total de 2.904 kilómetros de ríos bajo la supervisión de EPA fueron considerados altamente contaminados, menos del 14 por ciento en 2002. La limpieza de los ríos de Taiwan fue posible por la Ley del Control de Contaminación del Agua de 1974, que ha sido enmendada muchas veces, la más importante de las enmiendas ocurrió en 1987, y definió los estándares para emisiones de aguas residuales de fábricas y granjas. EPA es ahora capaz de multar a los que violen estos estándares, y por lo tanto, de reducir la cantidad de aguas residuales industriales sin tratar.

Los desechos de ganado han sido un serio problema en áreas de captación que abastecen agua potable a las ciudades, particularmente en todas las zonas muy pobladas en la parte occidental de la isla. La solución de EPA para resolver el problema fue eliminar los criaderos de cerdos de las principales cinco áreas de captación en 2001. Un total de 640.000 cerdos fueron trasladados, principalmente de los tramos superiores del río Gaoping, el principal suministrador de agua en la ciudad de Kaohsiung.

“Un indicativo de la calidad mejorada del agua de los ríos de Taiwan es que el diseño de las riberas de Taiwan permite ahora a la gente mayor acceso al agua”, observa Huang Yi-chu, profesor asociado del Departamento de Ciencias Ambientales e Ingeniería de la Universidad Nacional de Ciencias y Tecnología de Pingtung. “La calidad del agua no puede ser tan mala si las autoridades desean que la gente se acerque más a ésta”.

Ahora el 47,5 por ciento de la contaminación de los ríos viene de las viviendas, seguido del 32,8 por ciento del sector industrial, y 19,7 por ciento del ganado. “Esto indica que deberíamos acelerar la construcción de sistemas de tratamiento de aguas residuales, para resolver el problema de las aguas residuales de las viviendas”, dice Chang Kow-lung.

Solamente el 15 por ciento de las viviendas taiwanesas están conectadas actualmente a un sistema de tratamiento de aguas residuales, de allí que haya una gran necesidad de construirlos. “Actualmente es más costoso construir sistemas de tratamiento de aguas residuales que antes, porque cada vez es más difícil hacer trabajos de construcción a medida que la población crece y el tráfico se pone más pesado” dice Huang.

Una y otra vez

La eliminación de basura y el reciclaje de desperdicios son áreas que han observado mejoras fenomenales. Según EPA, gran parte de la basura producida en Taiwan antes de 1984 se tiraba al azar. El Gobierno Central inició un proyecto para tratar con los desechos urbanos ese año, ayudando a los gobiernos locales a construir rellenos sanitarios para resolver el asunto de las crecientes cantidades de basura en las zonas muy pobladas. Siete años después, a medida que aumentó la conciencia pública sobre la protección ambiental y maduró la tecnología de incineradores, el Gobierno animó a los sectores público y privado a construir y operar incineradores. Hoy el 80 por ciento de la basura de Taiwan va a parar a incineradores, y una gran mayoría a los rellenos sanitarios.

El entonces alcalde de la ciudad de Taipei y ahora presidente Chen Shui-bian, inició una práctica de no tirar basura al suelo en 1997. Su esquema animaba a la gente a llevar sus basuras a ciertos lugares en sus vecindades, y tirarlas en un camión a cierta hora indicada. Antes de esto, la gente arrojaba sus desperdicios en sitios, de los que eran recogidos una vez al día. La práctica se ha extendido por toda la isla desde entonces, eliminando los montones de basura antiestéticos y antihigiénicos de las calles.

Despejando el caminoDespejando el camino

El reciclaje de desperdicios en Taiwan.

El reciclaje también ha dado nueva forma al tema de los desechos en la isla. La separación de los desechos en cuatro categorías fue introducida por primera vez en 1990 con el juego de botes de basura creado por EPA, en forma de cuatro muñecos tipo caricatura llamados “bebé alien”, por cuyas bocas la gente tiraba sus desechos reciclables. Tras este período de 15 años de aprendizaje, en 2005 EPA exigió obligatoriamente en 10 ciudades y distritos la separación de la basura en tres categorías: sobras de cocina, general y desechos reciclables. Las nuevas reglamentaciones entraron en vigor en todo el país en 2006, y los que las incumplan recibirán multas de hasta NT$6.000 (US$181).

George Cheng piensa que el programa de reciclaje del Gobierno es muy exitoso. De hecho, el resultado de la campaña de reciclaje en los últimos 17 años es estimulante. En 1979, se producían 863 gramos de basura diariamente por persona en Taiwan. La cifra llegó a su nivel más alto en 1997, alcanzando 1.143 gramos, pero disminuyó a 619 gramos en la primera mitad de 2006. Entre tanto, la cantidad de basura reciclada ha aumentado a 26,61 por ciento del total, mucho más del 5,87 por ciento en 1998.

Qué nos depara el futuro

A pesar del progreso que Taiwan ha hecho en la limpieza del ambiente, los activistas siguen aún infelices por esta situación, y afirman que actualmente la isla todavía da prioridad al desarrollo económico por encima de la protección ambiental. “Podríamos hacer mucho más para reducir las emisiones de gases de invernadero y prevenir el calentamiento global”, dice Hsu Kuang-jung, citando dos importantes proyectos de construcción: la refinería de acero del grupo Formosa Plastics, y la nueva planta de nafta de Chinese Petroleum Corp. en Yunlin. Estas dos plantas consumidoras de mucha energía producirán grandes cantidades adicionales de gases de invernadero anualmente, según Hsu.

Aunque los proyectos en la parte sur de la isla aún tienen que enfrentar una evaluación sobre su impacto en el medio ambiente, el Yuan Ejecutivo aprobó su continuación a sólo unos días de la puesta en vigor del Protocolo de Kyoto el 16 de febrero de 2005, y han sido duramente criticados por los grupos conservacionistas. “Taiwan no es signataria del protocolo, pero eso no significa que no seremos castigados por la comunidad internacional si no tomamos medidas para reducir las emisiones de gases de invernadero”, dice Hsu Kuang-jung. De hecho, ella piensa que es aún más fácil sancionar a Taiwan por no seguir las reglas del juego debido a su débil posición internacional. “Estos proyectos ofrecen beneficios inmediatos, como la creación de trabajos y alto valor de producción, pero tenemos que pensar en grande”, dice ella.

Igual de controvertido es la construcción de la Cuarta Planta de Energía Nuclear en la costa norte de Taiwan, que comenzó en marzo de 1999. La construcción fue suspendida durante varios meses en 2000 por el recién electo gobierno del Partido Democrático Progresista, en un intento de satisfacer las promesas hechas a los grupos conservacionistas antes de tomar el poder. Sin embargo, la construcción fue reanudada en febrero de 2001 tras una decisión sobre las acciones del Gobierno por parte del Consejo de Grandes Jueces, un cuerpo judicial creado únicamente para interpretar la Constitución. Los grupos conservacionistas quedaron bastante decepcionados por esta decisión, a pesar de la decisión del Yuan Ejecutivo de no construir más plantas nucleares una vez que esta cuarta sea terminada. Los grupos continuarán ejerciendo presión sobre el Gobierno aún después de la conclusión de la planta nuclear prevista para el 2008.

Aunque el medio ambiente de Taiwan ha cambiado en gran parte para su bien, siempre hay espacio para mejoras. Por ejemplo, la aparición de incineradores ha ayudado a resolver el asunto de la basura que solía tirarse en la isla, pero Taiwan necesita tomar medidas para resolver el problema de la eliminación de basura de una manera más minuciosa. Según George Cheng, la quema de basura tiene el riesgo de producir toxinas, especialmente cuando muchos de los incineradores de Taiwan mezclan los desperdicios domésticos y los industriales. Cheng sugiere que en Taiwan se utilicen incineradores exclusivamente para cada tipo de desecho. “Debemos empeñarnos más en reducir la cantidad de basura en primer lugar”, dice. Hay muchas maneras de hacerlo, tales como el uso de botellas de vidrio reciclables, que ya se ven con frecuencia en las tiendas en países donde hay más conciencia sobre la protección ambiental, dice Cheng, e insta al Gobierno a desempeñar un papel más activo en la formulación de políticas.

Hsu Kuang-jung piensa que el público general debería prestar constantemente atención a los asuntos ambientales. “Los taiwaneses están mucho más interesados en las dificultades políticas domésticas que en las de otro tipo”, dice ella. “La conciencia sobre la protección ambiental está aumentando ahora en el sentido de aquellos cambios ambientales que afectan directa e inmediatamente nuestra salud”.

Huang Yi-chu cree que los políticos de Taiwan deberían desistir de actuar como barreras para los esfuerzos conservacionistas. “No es raro que los líderes electos presionen a las autoridades a permitir la contaminación”, dice.

Veinte años tras el inicio del movimiento antinuclear en Taiwan, tres plantas de energía nuclear suministran electricidad a la nación y otra está en construcción. Las organizaciones no gubernamentales podrían perder la esperanza de alcanzar sus metas de un futuro libre de energía nuclear o un mundo en el que las dioxinas producidas por los incineradores sean tratadas satisfactoriamente. Pero a medida que Taiwan sale de la bruma del milagro económico, las nubes de humo tóxico de cables quemados están despejándose para lograr un ambiente saludable.

Popular

Más reciente