30/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Suturando las heridas de la tierra

01/02/2007
El Museo del Terremoto de Taiwan

A la 1:47 a.m. del 21 de septiembre de 1999, un terremoto masivo que registró 7,3 en la escala de Richter, estremeció el centro de Taiwan, ocasionando pérdidas de vidas y materiales. Esta calamidad, conocida localmente como 9/21, es aún un vívido recuerdo para aquellos que lo sufrieron. Se llevaron a cabo extensas obras de reconstrucción tras la desgracia causada por el terremoto, y la mayor parte de las heridas ya han cicatrizado. Pero un proyecto busca guardar los recuerdos de esta noche terrible, y viva la conciencia de la geología turbulenta de Taiwan ?el Museo del Terremoto de Taiwan, que se encuentra en el lugar donde antes del terremoto, se hallaba la Escuela de Secundaria Kuang-fu, en el Pueblo de Wufong, Distrito de Taichung.

El Terremoto 9/21 fue causado por movimientos a lo largo de la Falla Chelungpu. En consecuencia, el campo deportivo de la escuela Kuang-fu se elevó 2,5 metros y quedó destrozado. Una muestra de la falla fue revelada, y ahora es esencial para el diseño del museo. Una gran sala de exhibición construida sobre la falla aloja una exposición de la estructura y formación geológicas, y la historia sismológica de Taiwan. Entre tanto, alrededor del campus, algunos de los viejos edificios de la escuela se han mantenido en el estado que quedaron después del terremoto, como ilustraciones vivas del daño que puede causar un sismo.

“Esta área, que muestra el desplazamiento de la falla, edificios colapsados y la elevación del lecho del río, captura realmente la naturaleza de la catástrofe y sirve como ‘aula viviente’ para los visitantes de todo el mundo”, dice Hou Wen-chung, el encargado asistente del museo. “Tiene como objetivo conmemorar a aquellos seres queridos y perdidos, y educar al público general a tomar en serio la prevención de desastres”.

Cada año, ocurren más de 1.000 temblores de tierra perceptibles en la isla. Dado que estos acontecimientos son inevitables, es importante que los residentes locales entiendan algo sobre sismología y la relación entre el hombre y la naturaleza, y quizás lo más importante sea perfeccionar sus conocimientos y destrezas sobre prevención de desastres. “Todo el mundo en Taiwan debe saber cómo vivir con terremotos”, dice Hou. “Por suerte, aprendiendo sismología, la gente puede tener menos miedo y saber cómo protegerse y ayudar a otros en caso de un sismo”.

El museo posee tres espacios: uno techado, otro al aire libre y uno parcialmente techado. Dentro del establecimiento, los visitantes pueden entender las causas de los terremotos y cambios subsecuentes de accidentes geográficos a través de presentaciones de audio y video, fotografías, tellurians, y guías turísticos. Hay varios aparatos interactivos que enseñan la mecánica sísmica, y la actividad sísmica en el mundo puede supervisarse en la pantalla de un sistema de alerta rápido enlazado al Buró Central del Tiempo (CWB, siglas en inglés).

El factor seguridad

Es aún imposible predecir terremotos, pero el sistema de alerta puede ayudar a reducir el daño posible, dice Hou. Al mismo tiempo, Taiwan ha hecho avances en el monitoreo y registro de terremotos. “Hemos construido un registro completo basado en información recolectada desde el período colonial japonés y lecturas de sismómetros de precisión. En el caso del Terremoto 9/21, el CWB tardó 102 segundos para averiguar la ubicación de su epicentro y su magnitud. Ahora, esto puede hacerse en 60 segundos”, dice.

Aparte de su función educativa, Hou espera que su museo pueda ser un lugar para la investigación científica y mostrar el valor de la sismología. “Queremos mostrar que los terremotos no son del todo negativos”, dice. “Solamente estudiándolos, los investigadores pueden llegar a comprender la naturaleza y el comportamiento de las placas tectónicas”.

El museo organiza también campamentos de estudio y ejercicios para las escuelas primarias y secundarias en cooperación con las universidades locales, el Centro Nacional para la Investigación de Ingeniería Sísmica y la Agencia Nacional de Bomberos. “Estamos orgullosos de integrar las ciencias, humanidades, naturaleza y los conocimientos básicos de las destrezas para prevenir desastres a fin de que nuestra presentación temática sea rica y diversa”, dice. “Todo esto le da al establecimiento un mayor significado que sólo ser el lugar de un antiguo desastre preservado para el luto”.

Chen Ming-ying, profesora de secundaria, llevó a estudiantes al museo para una excursión. “Los grandes daños del Terremoto 9/21 seguramente se olviden gradualmente con el paso del tiempo. En consecuencia, el sentido de crisis entre la gente disminuirá. Venir aquí a ver lo que pasó renueva nuestra conciencia”, dice ella. “Además, el museo está equipado con completas instalaciones y equipos para ofrecer explicaciones animadas e interactivas. Este tipo de aprendizaje es mucho más efectivo que nuestras lecciones en el aula de clases.

Fuerzas poderosas

Wang Yi-ting, nativa de Wufong, ha venido a visitar el museo con sus amigos de Taipei. “Cuando mis amigos vienen a verme, me gusta traerlos aquí para mostrales lo serio de la destrucción causada por ese terremoto. Creo que es una experiencia educativa”, dice. “Al verlo personalmente, la gente puede entender mejor el poder de las fuerzas de la naturaleza, y quizás desarrolle un interés para encontrar cómo lidiar con los terremotos”.

En la opinión de Wang, el museo sobresale en cuanto a que introduce un tema íntimamente relacionado con la vida de la gente común, y no algo distante como artefactos históricos. Además, a diferencia de la mayoría de los museos que realiza las exhibiciones sólo bajo techo, este museo se extiende hacia fuera para mostrar las escenas genuinas del desastre. “El edificio con estilo y las rupturas de la superficie en el campo deportivo, se complementan entre sí para crear un fuerte efecto visual y una vuelta para los visitantes bien planeada”, dice. “Todo esto, junto con los diferentes filmes, documentos y fotografías, hace que la ciencia sismológica sea de fácil comprensión y la visita agradable”.

Un concepto terapéutico

Jay Chiu, el arquitecto del museo, dice que su concepto de diseño era para registrar con precisión y presentar este trágico evento histórico, sin agregar demasiado. “Las líneas de la falla son las heridas de la Tierra, y la arquitectura es una herramienta para cocer estas heridas”, dice. “Mi trabajo de preservación y creación está basado en el concepto de curación”.

Chiu explica que este proyecto utiliza accidentes geográficos importantes que quedaron después del terremoto, especialmente la pista de correr color ladrillo, que quedó dividida por la falla, como elementos de diseño en un intento de inyectar nueva vida. Por consiguiente, la pista de 400 metros ha sido transformada en un espacio para la conmemoración y exhibición. La línea de falla, o herida, y la curva de la pista, o hilo quirúrgico, entrelazado, creando una sutura, un lugar de curación.

En particular, la pista levantada, que era un popular sitio turístico después del terremoto, se ha convertido casi en una imagen icónica del Terremoto 9/21. “Quiero que la gente vea la diferencia de altura como una colina cubierta de hierba, algo orgánico, en vez de laccolite mal colocado geológicamente”, dice Chiu. “El área presenta una posibilidad visual variable. La hierba volverá a crecer... y el efecto se añade por los materiales de poliuretano de la pista, los rayos solares y las inclemencias del tiempo”.

Su idea se centró en cómo integrar mejor la estética, la arquitectura y la topografía. La base del proyecto fue el mejoramiento de 150 a 250 centímetros creados en la Falla Chelungpu. Esta falta de una superficie plana constituyó un gran reto para las obras de ingeniería. “La clave era construir una estructura segura y bella. En el transcurso de la construcción, necesité comunicarme y negociar constantemente con ingenieros estructurales. Tuve que ajustar mis ideas a la realidad estructural”, dice. “A pesar de todo, fue un buen proceso de aprendizaje para ambos lados”. La estructura dramática, que se asemeja a la quilla de un buque blanco, con estructuras de concreto prefabricado en un lado, y paneles de vidrio colgados en el otro, ha sido creada para la más alta resistencia en caso de otro terremoto, y se acoplaría con calma al movimiento vertical de un sismo.

En 2004, el Museo del Terremoto de Taiwan fue uno de los dos galardonados con el Premio Arquitectura de Taiwan, de la Revista Taiwan Architect. Varios criterios fueron valorados, incluyendo innovación, sentido práctico de la implementación y significado contemporáneo.

Según las críticas de Frank M. H. Wu, un arquitecto veterano y uno de los jueces, el proyecto del museo logró un alto puntaje en general, debido a su brillantez en diseño original, integridad estructural, efectividad de exhibición y flujo de movimiento a través de la exhibición. “Chiu lo hizo bien, especialmente en cuanto al trazado”, dice. “Su diseño, al ir de oscuro a iluminado a lo largo del pasillo, suscita las expectativas de los visitantes, a medida que entran y les llena de nuevos sentimientos. También produce una sensación de ritmo”.

Entre tanto, el museo es un sitio adecuado para la educación, gracias a sus presentaciones coherentes de las causas y consecuencias de los terremotos, la historia sísmica en Taiwan y los vestigios elevados de la pista.

Además, la pared izquierda de la sala de exhibición está compuesta por delgados bloques de hormigón convexos levemente, mientras que la pared derecha está hecha de vidrio estructural que divide la exhibición de la falla en dos áreas: una techada y otra al aire libre. Eso, sostiene Wu, produce un marcado contraste de vacío y solidez.

Rompiendo las reglas

A pesar de todo, la seguridad de la estructura ha sido cuestionada por algunos en cuanto a que está construida sobre una falla geológica —lo que de hecho es central al concepto del edificio. Wu está de acuerdo que el diseño rompe las reglas básicas — como es que nunca debe construirse sobre una falla. Sin embargo, este edificio está construido para resistir los movimientos verticales de otro terremoto. Pero el diseño permite a los visitantes observar de cerca la sección transversa de la falla y produce un efecto excelente para la exhibición.

Desde su inauguración en septiembre de 2004, el museo ha atraído a más de 1 millón de visitantes, y la ayuda de más de 110 trabajadores voluntarios. El guía Feng Chi-wei es un profesor retirado de ciencias de la naturaleza. El explica que la isla de Taiwan se formó durante el último período Mioceno, de la subducción de la Placa Oceánica Filipina por la Placa Continental Euroasiática. Esta historia geológica significa que los terremotos y las fallas son un hecho común en la vida de Taiwan. Aún así, basado en sus observaciones, la mayoría de la gente sabe poco sobre sismología. Esto lo anima a dedicar tiempo a su trabajo voluntario. “Claro que no pretendemos inyectar una sensación de crisis, pero queremos diseminar información sobre los terremotos para que la gente pueda prepararse mejor”, dice.

Otro voluntario Liu Ching-hsiang, dice que antes de trabajar en el mostrador de servicio al cliente, como muchos otros, él sólo tenía una idea vaga sobre los terremotos y las medidas de seguridad relacionadas. Pero la formación regular ofrecida por el museo le ha dado un conocimiento más profundo, que él desea compartir. “Mientras trabajo como voluntario, no sólo puedo absorber nuevos conocimientos, sino ayudar a otros. Eso enriquece mi jubilación y me da un sentido de contribución y mayor autoestima”, dice.

El mismo museo es sólo la primera fase de todo el Proyecto Parque Educativo de Terremotos, emprendido junto al Ministerio de Educación, la Fundación de Educación y Cultura de Taiwan TVBS y el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Las segunda y tercera fases incluyen la restauración y refuerzo de las aulas dañadas. Una sala de ingeniería sísmica y una casa para experimentar terremotos ya están en construcción, y estarán listas la próxima primavera.

“El Terremoto 9/21 no fue el primer sismo a lo largo de la Falla Chelungpu, y tampoco será el último”, dice Hou Wen-chung. “Nuestra meta final es que, después de visitar nuestro museo, la gente esté más familiarizada con los conceptos de prevención de desastres y mejor preparada”.

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