08/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

¿Serrucho o escalpelo?

01/03/1998
El muro exterior del Fuerte Provintia, en el corazón de la ciudad de Tainan.

El Templo de Kuanti, en Tainan, construido en la segunda mitad del siglo XVII, es sólo uno de los siete monumentos que en esa ciudad ostentan la calificación de monumento histórico nacional de primera categoría. No es sorprendente que esta ciudad sureña pueda enorgullecerse de tenerel mayor número de monumentos históricos oficiales de toda la isla, ya que es una zona rica en historia. En 1624, Tainan fue testigo de la primera invasión significativa europea de Taiwan, por parte de los holandeses, que fueron expulsados treinta y ocho años más tarde por el heroico guerrero chino Cheng Cheng-kung, más conocidoen Occidente como Koxinga. En 1662, Koxinga escogió Tainan, entonces Anping, como su capital, y la ciudad continuó creciendo y prosperando incluso cuando Taiwan pasó a manos de la dinastía Ching en1683.

Según el Ministerio del Interior (MI), que hasta recientemente era el único responsable de todos los aspectos de la conservación,Tainan es un depositario sin par del patrimonio cultural, acogiendo aproximadamente una sexta parte de los 297 monumentos o ficiales esparcidos por Taiwan y las demás islas. Allí se encuentran el primer templo confuciano de Taiwan y su primera fortificación: el Fuerte Anping, o Fuerte Zelanda. La ciudad se considera a sí misma un enorme y espléndido museo al que la gente va cuando quiere rememorar la historia de Taiwan. «Tainan cuenta con la colección más completa de templos, fuertes y edificios gubernamentales de todas las épocas de la historiade Taiwan», apunta Fu Chao-ching, profesor del Departamento de Arquitectura de la Universidad Nacional Cheng Kung (CKU, siglas en inglés).

Pero el hecho de vivir en un museo no implica que los residentes conozcan el valor de lo exhibido. Por ejemplo, es perfectamente verosímil pasar por delante del Juzgado de Distrito de Tainan sin percatarse de que es un monumento de segunda categoría, puesto que nada en su exterior revela dicha condición. El mismo Templo de Kuanti fue en su momento santuario de sacrific ios animales al dios guerrero de la cara roja, Kuan Kung, pero muy poca gente lo sabe, igual que pocos saben que en el templo existe un altar dedicado a él. Otro edificio de primera categoría, contiguo al anterior, es el Gran Templo de Matsu, que fue originalmente residencia de un príncipe de la dinastía Ming y después pasó a convertirse en un santuario de la muy popular diosa del mar. El templo lo conoce todo el mundo, pero son muy pocos los vecinos que tienen la menor sospecha de sus orígenes.

Fu preside una organización no gubernamental establecida en junio pasado con el objetivo de preservar los lugares culturales de Tainan: «Esteaño vamos a organizar una muestra que destaque los lugares históricos de la ciudad», dice; «en un sólo día, los visitantes podrán adquirir una visión general de todos los valores culturales de Tainan». Su decisión de contribuir a la fundación de la asociación fue provocada por la demolición de varias casas antiguas de la Calle Yenping, en Tainan, conocida por ser la primera calle de Taiwan, construida por los holandeses cuando llegaron en el sigloXVII. Para Fu, este incidente fue una tragedia típica del Taiwan de hoy, donde los valores culturales a menudo chocan con los planes municipales de desarrollo urbano.

Con la esperanza de prevenir otras tragedias, al menos en su vecindario,Fu se enzarzó en el viejo y agrio debate sobre el plan de derribar la antigua estación de ferrocarril de Tainan para reemplazarlo por un tren metro politano. «No entiendo por qué no pueden coexistir lo antiguo y lo moderno», comenta; «es hora de proteger nuestro patrimonio». Le alivia el hecho de que planes semejantes en Hsinchuy Taichung también provocaron una fuerte reacción local.

La estación de Taipei se enfrentó hace unos añosa una disyuntiva similar y, como resultado, un popular símbolo de la ciudad se ha perdido para siempre. ¿Sucederá lo mismo en Tainan? Fu confía en poder evitarlo, ya que los siete candidatos que se presentaron a las elecciones para alcalde el pasado noviembre incluíanen sus programas una mención a la conservación cultural, lo cual era un hecho sin precedentes. Para Fu, es señal de que la gente empieza a preocuparse más por su realidad cultural, así que los políticos tendrán que tomarse ese cambio en serio si quieren ganar votos. De este modo, la estación de ferrocarril de Tainan podría escapar finalmente a la pesada bola del demoledor.

Los esfuerzos del Gobierno no impresionan a Fu. «De aquí sólo les interesan los 53 monumentos oficiales», se queja,«pero a la asociación también le preocupan los que no han sido designados». Explica que el Gobierno adopta a veces un criterio diferente al de ellos en la clasificación de los valores culturales: «El Gobierno tiende a dar la calificación de históricosa los monumentos según su grado de antigüedad, pero yo pienso que algunas construcciones de la época de la ocupación japonesa(1895-1945) son igualmente impresionantes». Dice que piensa organizar talleres de conservación para los jóvenes y los maestros de primaria porque, en su opinión, los profesores universitarios no deben ser los únicos involucrados en la preservación de los lugares históricos que tanto abundan en la ciudad.

¿Serrucho o escalpelo?

La puerta meridional de las murallas de Tainan.

Quizás el más distinguido de todos los monumentos de Tainan sea la Torre Chihkan, conocida también como Fuerte Provintia. En el corazón del barrio central de la ciudad, su localización es fácilmente accesible y, al contrario que los vecinos templos de Kuanti y Matsu, cuenta con una plaza que aporta majestuosidad al santuario y al salón que se hallan en el recinto. Al adentrarse en el gran salón, el visitante puede ver la historia del lugar expuesta en una serie de paneles enmarcados.Originalmente un edificio administrativo construido por los holandeses en 1653, Provintia ha desempeñado diferentes funciones con el paso del tiempo: arsenal, escuela privada, fortificación militar y facultad de magisterio.

Pero, al salir del fuerte, el visitante puede ver también un amaraña de poco atractivos edificios de cemento, a cuya fealdad se suman los chillones anuncios de las tiendas colindantes. Por lo menos,el Fuerte Provintia no ha tenido la mala suerte del Templo Kuanti, que ha visto cómo un pequeño terreno a su frente se convertía en aparcamiento de motocicletas.

«Si no te fijas en los lugares hi stóricos, es fácil dejar pasar Tainan como una ciudad más», comenta Huang Kuen-shan, profesor asociado de la Escuela de Posgrado de Planificación Urbana de la CKU, a quien preocupa el estado actual de muchos de los monumentos de la ciudad más antigua de Taiwan. «Es verdad que el Gobierno destina fondos a la renovación de los monumentos», admite, «pero, en ausencia de un plan urbano integral, estos lugares no son más que enclaves culturales rodeados de calles y edificios incompatibles». El no sabe de ninguna ciudad antigua en todo el mundo que reciba tal calificativo por el mero hecho de contar con un par de monumentos famosos. «La planificación urbana ha de realizarse cuidadosamente, especialmenteen ciudades antiguas como Tainan; si no, terminas teniendo una mezcla anodina de lo viejo y lo nuevo».

Huang destaca también que el Gobierno tiene tendencia a usar la motosierra al construir nuevas carreteras, destruyendo a menudo el trazado«orgánico» original de Tainan en el proceso, mientras, para él, «en vez de eso deberían usar el escalpelo,especialmente al planificar el centro urbano. En el centro de Boston, por ejemplo, las autoridades no permiten nuevas carreteras, y cualquier obra arquitectónica que pudiera alterar el carácter general de la ciudad es objeto de la más estricta supervisión».

Huang cita Boston como ejemplo porque vivió allí durante casi diez años y trabajó como diseñador perito para la oficina de planificación y desarrollo de aquella ciudad. «Tainanes tan antigua como Boston», explica, añadiendo que ahora hay programas de intercambio entre ambas ciudades para compartir experiencias sobre planificación urbana. Según él, Boston mantiene su preeminencia como núcleo cultural gracias, principalmente, a que todos sus proyectos de desarrollo urbano se mantienen bajo estricta supervisión, y los que, afectando a algún lugar histórico, no incluyen propuestas exhaustivas sobre su conservación, no reciben asistencia del gobierno federal.

En Tainan, por otro lado, Huang compara las acciones para conservar los lugares antiguos y los proyectos de desarrollo con un viaje por líneas paralelas, destinados a no encontrarse nunca. El resultado es que la mayoría de los esfuerzos por salvar una propiedad comienzan cuando el proyecto ya está decidido. «Los proyectos faraónicos son los que atraen más recursos», dice, «pero nuestra fuerza como ciudad no depende de anchos bulevares y altos rascacielos. En ciudades del tipo de Boston o Kioto, el aspecto que impresiona a la gente es el cultural, así que no intentemos imitar a Nueva York o a Tokio. Yo creo que con destinar solamente una décima parte de los recursos dedicados a la construcción a la integración de todos los monumentos, la gente comprendería muy pronto qué es bueno para esta ciudad y qué no lo es».

Obviamente, queda mucho para que Tainan se convierta en una ciudad como Boston, donde los turistas pueden admirar las hermosas iglesias que salpican la ciudad, o como Stratford-on-Avon, en Inglaterra, donde un paseo entre la casa de Shakespeare y la Iglesia de la Trinidad, al otro lado del casco urbano, es un placer para los sentidos. Pero al menos se está haciendo algo; en febrero de 1997, el Consejo de Asuntos Culturales (CAC) encargó un proyecto de integración al Departamento de Arquitectura de la CKU que se encuentra actualmente muy avanzado. Hsu Min-fu, profesor del mismo departamento y jefe del proyecto, explica: «Vamos a establecer un conjunto cultural cuyo centro será el Templo de Confucio. Calculo que el proyecto se habrá completado en diez o quince años».

El Templo de Confucio de Tainan, como la mayoría de los monumentos históricos de la ciudad, se halla en el barrio central. Construido por el hijo de Koxinga en 1665, tiene fama de ser la primera escuela y templo confuciano de la isla, uno de los lugares de visita indispensable para cualquier turista. Hsu y su equipo prevén para el conjunto dos circuitos, cada uno de aproximadamente kilómetro y medio de longitud, que confluirán en el Templo uniendo al menos nueve monumentos culturales oficiales y muchos otros lugares de significación histórica, como los primeros grandes almacenes de Tainan, construidos durante la ocupación japonesa. También se incluirán callejas y callejuelas antiguas y las fachadas de algunos edificios.

A finales de 1997, el equipo ya había dado cinco charlas con el fin de hacer atractivo el proyecto a las comunidades locales e integrarlas en él. «Discutimos sobre todos los aspectos, desde cómo mantener las motocicletas fuera de las aceras para que no molesten a los viandantes hasta cómo armonizar el conjunto cuidando los detalles,como el diseño de las farolas, los bancos, los aparcamientos, e incluso los servicios», explica Hsu.

Con tanto por hacer, empieza a parecer una misión imposible, pero Hsu no se amilana, confiado por el éxito de numerosas operaciones similares anteriores fuera de Taiwan. Como ejemplo sobresaliente cita latransformación de una antigua estación de París en el mundialmente célebre y prestigioso Musée d’Orsay.

Cuando, en otoño de 1997, la Municipalidad de Tainan mudó sus oficinas, inmediatamente se adaptó la antigua sede, un edificio adjunto al Templo de Confucio, para acoger al nuevo Centro Nacional para la Preservación e Investigación de los Bienes Culturales.«El Departamento de Policía y el Juzgado de Distrito de Tainan,en la misma zona, también tendrán que mudarse» dice Hsu; «entonces habrá que dar un nuevo uso a sus antiguos edificios, que datan de la época japonesa y merecen una visita». En cuanto a otros edificios antiguos dentro del conjunto, se planea convertirlos en salas de conciertos, museos o centros artísticos sin dejar de conservarlos como monumentos por derecho propio. «Espero que ello transforme el entorno del barrio central y que el conjunto sirva de ejemplo para toda la ciudad», añade.

¿Serrucho o escalpelo?

El Templo Kuanti, construido en la segunda mitad del siglo XVII, es uno de los siete monumentos de primera categoría de la ciudad.

La revitalización de los lugares históricos combinando la conservación conotras actividades es una idea utilizada en el propio Templo de Confucio más que en ningún otro sitio, habiendo sido ya escenario de varios conciertos al aire libre y de una ceremonia de entrega de premios locales a la excelencia literaria. En noviembre pasado se celebró allí un festival cultural organizado por el CAC que incluyó una ópera taiwanesa, una presentación de instrumentos musicales tradicionales chinos por parte de un experto y un concierto de música china. El CAC también se encargó de colocar paneles explicativos con bocetos y perspectivas sobre la construcción de algunos de los más famosos edificios del conjunto.

«Es esencial mantener con vida los monumentos dándoles un uso cultural y educativo», afirma Chiu Shun-sheng, miembro del Patronato del Templo de Confucio de Tainan; «nuestros antepasados construyeron aquí una escuela, que es una institución muy práctica, por eso yo no creo que ahora debamos convertirlo en un templo esplendoroso pero sin vida». Para él, es más importante recuperar la atmósfera que reformar los edificios: «Nunca aconsejo reformar a menos que haya consideraciones de seguridad, para que no estropeen el aspecto de las estructuras».

Por supuesto, no vale cualquier actividad. «Primero, nada de eventos políticos», dice Chiu; «Confucio no tenía afiliación política». También es consciente de la necesidad de restringir el número de actividades, pues la costumbre disminuye el respeto: «Han de ser de extrema calidad, de manera que creen espectación, para que el público desee visitar el templo». En una sorprendente confidencia, Chiu confiesa no haber visitado nunca el templo antes de empezara trabajar en él, hace ocho años. «Ni siquiera sabía dónde estaba, a pesar de ser natural de Tainan», admite; «cuando acepté este puesto después de terminar el servicio militar, no planeaba quedarme mucho tiempo, porque pensaba que el templo era un lugar para ancianos». Ahora, sin embargo, le alegra ver que el número de visitantes jóvenes va en aumento. Ha aprendido a amar su trabajo, y por ello quiere ver el lugar pleno de vida (aunque eso no incluye, y hace especial mención a ello, a los omnipresentes vendedores ambulantes, de quienes piensa que son una molestia). «Siento que el templo me llama», concluye.

Ocho años de dedicación al Templo de Confucio pueden parecer muchos, pero Huang Li-hwa lo supera: «He trabajado en la limpieza del Fuerte Provintia durante veintidós años», afirma; «un día vino alguien del Gobierno y le pareció que el césped de la Capilla de las Cinco Damas Nobles había crecido demasiado, y me mandaron aquí para cortarlo. Ya llevo aquí once años».

Construido en 1786, este monumento de primera categoría está dedicado a las cinco concubinas del príncipe Ning Ching, de la dinastía Ming. En 1662, el Príncipe se mudó a Taiwan con sus cinco concubinas. Unos veinte años después, cuando el ejército Ching se disponía a invadir la isla, el Príncipe decidió suicidarse antes que rendirse. Ofreció a sus concubinas la alternativa de entrar en un convento o de buscar marido pero, declinando la libertad,ellas prefirieron ahorcarse como muestra de su lealtad. Un siglo después se levantó una capilla conmemorativa frente a sus tumbas. A un lado de ésta se halla otra menor, dedicada a los siervos de las mujeres, que también se suicidaron tras encargarse de los funerales de sus amas.

Huang señala las cinco figurillas sobre el altar, cada una con una tazita de té enfrente, y sonríe al comentar: «Sirvoté a las damas cada día, y una vez ayudé a cambiarlas de ropa. Hay que cuidar estos detalles». Y, efectivamente, se ocupade mantener el lugar limpio: no hay rastro de basura. «Me gusta estar aquí», dice ella. Quizás Huang es sólo una figura secundaria en la gran tarea de preservar los monumentos de Tainan, pero la mayoría de los vecinos estarían de acuerdo en que no todo puede dejarse en manos de los profesionales de la CKU. De hecho, Wang Chen-wen, una maestra de primaria aún en sus veintitantos, piensa que cualquier proyecto debería surgir desde abajo. Hoy explica a un grupo de alumnos el significado de un retrato a escala real de dos mujeres en la puerta de entrada a la Capilla de las Cinco Damas Nobles. «Esta señora lleva una tetera», comenta, «lo que significa que trae felicidad, pues [en chino] el sonido de ambas palabras es similar». ¿Cómo llegó a aprender esto? «Tuve que investigar algunas cosas,como los versos de la puerta y las partes de la capilla, para que tanto los alumnos como yo aprendiéramos algo juntos; así llegamos a conocer el lugar».

El proceso de educación es lento pero, aún así,en Tainan hay muchos signos esperanzadores. «Ciertamente, los tiempos han cambiado», apunta Chen Ching-chi, funcionario de la Oficina de Asuntos Civiles de la Municipalidad; «hace unos años, yo trabajaba en la Oficina de Obras Públicas, y en aquellos días podíamos poner una carretera nueva donde nos pareciera. Ahora eso es imposible».Insiste en que, hoy, la Municipalidad es mucho más proclive a dialogarcon la ciudadanía que antes.

¿Son estas declaraciones oficiales simples expresiones de intención,o fruto de una convicción firme? El Gobierno puede ser sincero en su deseo de hacer lo correcto, pero ¿se mostrará tan resuelto como las cinco concubinas, que prefirieron la muerte al deshonor? Serrucho o escalpelo... es una cuestión donde las voces de los vecinos de Tainan deberían poderse oir.

Popular

Más reciente