04/05/2024

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Una isla pequeña para un gran impacto

01/01/1999
Un camino en la Aldea Cultural Folklórica de Kinmen. La aldea fue construida por la acaudalada familia Wang en 1900.

einticuatro de octubre de 1949. Mientras las fuerzas comunistas continúan eliminando los pequeños enclaves de nacionalistas en el continente chino, un obsoleto tanque ligero M-3 comandado por Tang Shih-liu, sargento de la República de China, se ha vuelto a averiar en la isla de Kinmen (Quemoy). El tanque es su responsabilidad, y él no puede hacerlo funcionar. En espera durante toda la noche, maldice su mala suerte y piensa, preocupado en el castigo que le espera.

Al amanecer, baterías de artillería de China continental, ubicadas a sólo unas millas, abren fuego desde Xiamen (Amoy). El plan del Ejército de Liberación Popular (PLA, siglas en inglés) es simple: capturar Kinmen, que está bloqueando el Puerto de Amoy, y luego proseguir con la liberación de Taiwan. Después de cincuenta y seis horas de lucha cuerpo a cuerpo, los diecisiete mil soldados invasores de la PLA estaban muertos, capturados, perdidos o ahogados. La victoria de las fuerzas armadas de la República de China en Kuningtou dio a la República de China el preciado tiempo necesario para consolidar y fortalecer sus efectivos.

El antiguo tanque del sargento Tang, apodado “el oso de Kinmen”, se yergue ahora frente al Museo de Guerra Kuningtou, como un silencioso recuerdo al heroísmo; pero ahora, la mayoría de la gente en Taiwan ha olvidado o simplemente no tiene interés en el sargento Tang y su dotación. Hoy, al observar este antiguo tanque y recordar la Batalla de Kuningtou, resulta inevitable pensar en lo diferente que sería la historia de Taiwan si el sargento hubiera simplemente abandonado su posición.

Los tiempos han cambiado en Kinmen con la relajación de las relaciones a través del Estrecho de Taiwan. Al menos por el momento hay paz --y, con ella, turistas. En 1992, el gobierno de la República de China decidió desmilitarizar algunas partes de la isla y, así, el grupo de islas de Kinmen se abrió al público. Sólo tres años después, se creó el Parque Nacional Kinmen como el sexto parque nacional de la República de China. Cubriendo 9.340 acres, equivalentes a un cuarto de la antigua reserva militar, el Parque Nacional Kinmen está dividido en cinco zonas: cuatro en la isla de Kinmen y una en la isla Pequeña Kinmen, que está hacia el suroeste.

Careciendo de los bellos ríos y extensas áreas montañosas que generalmente caracterizan a los parques nacionales de Taiwan, el Parque Nacional Kinmen se concentra en historia militar, reliquias de campos de batallas y museos de guerra. Un ejemplo es el Monumento Conmemorativo al Bombardeo del 23 de agosto, al sureste de la isla de Kinmen, que rememora la guerra de cuarenta y cuatro días entre los chinos nacionalistas y los comunistas en Kinmen en 1958. Otros sitios históricos incluyen el Museo de Guerra Huchingtou en la isla Pequeña Kinmen y el Museo de Guerra Kuningtou en el noroeste de la isla principal. Sus dependencias ayudan a los visitantes a conocer la historia de luchas en Kinmen. En el Museo de Guerra Huchingtou, poderosos binoculares permiten a los visitantes ver el actual eslogan de la República Popular de China en la costa de la ciudad continental de Xiamen: “Unificar a China según la política de ‘un país, dos sistemas’ ”. Ciertamente, los tiempos han cambiado.

La Estación de Observación y Transmisión de la Colina Mashan en el noreste de la isla de Kinmen es el punto más cercano a la República Popular de China, que está a sólo una milla y cuarto al otro lado del mar; por lo tanto, fue elegida como el sitio desde el cual se emite la propaganda política de la República de China hacia China continental. Aunque los taiwaneses pueden oficialmente visitar China continental desde noviembre de 1987, los turistas aún hacen cola en la Colina Mashan y en Huchingtou para observar curiosamente el continente chino a través de binoculares, y pensar en el pasado.

Una isla pequeña para un gran impacto

La fachada de esta antigua vivienda muestra uno de los variados estilos arquitectónicos que fascinan a los visitantes que vienen al Parque Nacional Kinmen.

Algunos túneles militares que desempeñaron un papel importante en la defensa del fuerte de la isla han sido abiertos al público. Son muy populares los pasajes subterráneos en el modelo de “aldea de combate” de Chiunglin, antiguamente una de setenta y tres aldeas de combate, que se encuentra en el centro de Kinmen. Con cerca de cinco pies de ancho y seis pies y medio de altura, el túnel fue construido para proteger a los aldeanos de los ataques. No muy lejos de la entrada del túnel está una sala de exposiciones donde los visitantes pueden descubrir cómo los ciudadanos de Kinmen, tanto mujeres como hombres, eran entrenados para luchar como miembros de las fuerzas militares en el pasado. Aunque las unidades militares de Kinmen fueron desmovilizadas en 1992, no resulta difícil imaginar cuán dura era la vida en Kinmen después de visitar la sala conmemorativa.

Un túnel más impresionante es el de Chaishan, usado originalmente como una estación de suministro para las embarcaciones militares, en el suroeste de la isla. Recorriendo el camino a lo largo del canal, es fácil imaginarse en medio de una película de James Bond, donde esos espacios grandiosos y clandestinos no son infrecuentes: el canal tiene treinta y ocho pies de ancho, veintiséis pies de alto y casi mil doscientos pies de largo. Al igual que otras construcciones militares en la base de primera línea, el Túnel Chaishan fue excavado en los años sesenta, en un lecho granítico de gneis. Hace aproximadamente doce años, el Túnel Chaishan quedó en desuso después de que el canal se obstruyera con sedimentos y pantano, así que el año pasado el túnel fue transferido de las fuerzas armadas al parque nacional para convertirse en la más reciente atracción del itinerario turístico.

a mayoría de los visitantes que vienen a Kinmen lo hacen pensando en la base militar, pero eso no significa que no haya más que ver. Geográficamente cerca de China continental, Kinmen se desarrolló mucho antes que Taiwan, y ésto se evidencia en la arquitectura sureña tradicional de Fukien. El centro de atención son las salas ancestrales, donde se pueden contemplar la arquitectura exquisita y las esculturas en los techos, ventanas y vigas. Estas salas son los edificios más importantes y los centros espirituales de la vida de los clanes. La sala ancestral de la familia Tsai en Chiunglin ha sido catalogada como un monumento histórico de segundo grado.

Kinmen tiene un total de veintiún monumentos históricos, de los cuales once están dentro de los límites del Parque Nacional Kinmen. Entre los sitios sin catalogación están las viviendas tradicionales de la Aldea Cultural Folklórica en el noreste de la isla de Kinmen, un lugar turístico que no debe dejar de visitarse. Terminada en 1900, la aldea fue construida por la acaudalada familia Wang con su fortuna procedente del comercio internacional. Hoy, cerca de cincuenta miembros de la familia Wang aún habitan en la aldea. Asimismo, la Torre Teyueh, en Shuitou, contruida a finales del siglo XIX y comienzos del XX por mercaderes de Kinmen que se dedicaban al comercio exterior, es un ejemplo de arquitectura que combina los estilos occidental y chino, dándole diversidad al paisaje arquitectónico de Kinmen.

Un sitio histórico menos conocido es la Tumba del Príncipe Lu, ubicada al pie de la Montaña Taiwu. El Príncipe Lu huyó a Kinmen desde China continental a finales de la dinastía Ming (1368-1644) y vivió hasta el final de sus días en la isla. La tumba no es tan famosa como el gran monumento de piedra al suroeste de la isla de Kinmen, que fue inscrita en el estilo de caligrafía propio del Príncipe.

Una isla pequeña para un gran impacto

Una de las cinco zonas del Parque Nacional Kinmen queda en la Pequeña Kinmen, la sede del Museo de Guerra Huchingtou.

“Los leones de viento”, una vista característica de Kinmen, varían en tamaño, ubicación y expresión, y pueden verse alrededor de toda la isla de Kinmen. En la actualidad, hay casi setenta de estas estatuas, diez de ellas en el parque nacional. Elaboradas con barro y piedra, estas estatuas de leones fueron colocadas por los aldeanos para protegerse de los fuertes vientos, un perenne problema en el pasado de Kinmen. Tropezándoselos entre el follaje o a lo largo de los caminos, de una manera muy particular, los leones dan a Kinmen un sentido de cohesión único e imaginario.

El Parque Nacional Kinmen atesora una mayor riqueza histórica que cualquier otro parque nacional en Taiwan; sin embargo, su paisaje natural no es tan impresionante como el de otros. “Ud. podría aburrirse en Kinmen si no conoce su historia”, observa Lu Ming-chu, una visitante de Taiwan que vino en una gira de tres días a Kinmen, y tiene interés en los museos de guerra y las reliquias históricas. Lo cierto es que, alcanzando el punto más elevado de la Montaña Taiwu a sólo 827 pies sobre el nivel del mar, los paisajes montañosos de Kinmen no podrían describirse como magníficos. En algunos aspectos, el paisaje de la isla es más artificial que natural: la mayoría de los árboles han sido plantados por los soldados que sirven en la isla, y la mayoría de los lagos son también resultado del diseño humano.

Aun así, los visitantes no se sentirán decepcionados tras la visita a ciertos lugares turísticos. El Lago Tze, el más grande de Kinmen, se formó después de la construcción del Arrecife Tze en la bahía al noroeste de la isla de Kinmen. También es un lugar turístico, donde uno puede admirar las amplias extensiones del lago y del Puerto de Kinmen, así como las aves migratorias, el atractivo natural más abundante y típico de Kinmen. El magnífico espectáculo de bandadas de aves volando o descansando en el lago durante el invierno revela el lado pacífico de Kinmen.

Hasta la fecha, se han identificado más de 240 especies de aves, algunas de las cuales se ven raramente en Taiwan. Sólo sus nombres son suficientes para atraer a un aspirante a observador de aves: cuervo con collar, abubilla, culiblanco, cerceta, martín pescador manchado, abejaruco de cola azul, garza de charca china, urraca petirroja, golondrina de mar Caspio y gran zampullín crestado. Hay cuarenta y cinco especies de mariposas; y por las aguas costeras se pasean los cangrejos con herraduras y las lancetas. También pueden verse nutrias eurasianas en el parque. Crecen allí, por otro lado, un total de 426 especies de plantas, incluyendo diecisiete que no existen en Taiwan. El árbol plantado más popular aquí es la casuarina, y se encuentra en las orillas de los caminos que atraviesan a Kinmen. Otros árboles plantados por los soldados como parte del programa de reforestación tras la destrucción ocasionada por los bombardeos de artillería son el koa formosano, el pino, el eucalipto, y los gomeros perfumados a limón.

Con su abundante vida silvestre y rica herencia cultural, el Parque Nacional Kinmen hace de la conservación su objetivo principal, según Jhy-ming Lin, vicesuperintendente de la Oficina Central del Parque Nacional Kinmen. “El principio que nos guía es mantener intacto el aspecto original del parque. En Kinmen, esto tiene mucho que ver con la presencia militar”, señala Lin. Al igual que Lin, Li Ming-yi, subjefe de la sección de conservación, observa que bajo el control militar el desarrollo económico de Kinmen fue lento y que, por lo tanto, su apariencia original ha permanecido intacta. Hoy, algunas áreas del Parque Nacional Kinmen , tales como los campos de minas cerca de la costa, están aún bajo control militar y, por eso mismo, libres de interferencias propias de la actividad humana. “La vida silvestre en estos lugares se desenvuelve ajena a perturbaciones, porque las minas sólo pueden activarse con el peso equivalente al de una persona adulta. Aquí, los animales salvajes no son tan pesados”, explica Li.

n todo el mundo, las zonas de guerra atraen a los turistas por diversas razones. El aura de misterio que envuelve a Kinmen como antiguo campo de batallas entre la República Popular de China y la República de China motiva a la gente a visitar esta base de primera línea, ahora que está abierta al público. Hsu Pei-chan, una estudiante universitaria que viajó con dos amigos desde Taipei, es uno de los visitantes curiosos. “Kinmen es un misterio para mí. Ya he visitado todos los lugares en Taiwan que quería visitar, por eso decidí venir aquí”, dice Hsu.

Sin embargo, generalmente, la curiosidad no dura mucho, y tarde o temprano el misterio de Kinmen desaparecerá con el transcurrir del tiempo. Por consiguiente, hoy, los funcionarios del parque se preguntan cómo podrán atraer al público para que aprecie los atractivos únicos de Kinmen. Para alcanzar esta meta, Li dice que la oficina del parque ha organizado actividades tales como observación de aves, ciclismo alrededor de Kinmen, y dibujo de paisajes tradicionales, con el fin de que la gente aprecie la belleza de Kinmen. “Si quiere conocer la verdadera Kinmen, no debe unirse a una gira en grupo”, dice Li. “En lugar de ello, debe viajar por su cuenta, caminar por las aldeas, ver la vida de los aldeanos e incluso conversar con ellos”.

Evitar daños a la ecología del parque es otro reto importante. “Cualquier plan para renovar las viviendas antiguas y construir nuevas dentro del parque debe ser aprobado por las oficinas del parque. Hemos estado tratando con la gente sobre estos asuntos”, explica Li. La protección ambiental choca frecuentemente con los intentos por desarrollar la economía de Kinmen; por ejemplo, el gobierno del Distrito de Kinmen planea construir un puerto comercial en la costa suroccidental de la isla de Kinmen, y como esto causará daños, no han tardado en surgir las disputas.

El mayor relajamiento en las relaciones a través del Estrecho de Taiwan también podría tener un gran impacto en el Parque Nacional Kinmen, debido al potencial aumento de visitantes que propiciaría la cercanía de Kinmen a China continental. “Kinmen es un lugar pequeño y vulnerable a cualquier cambio externo, por eso necesita un programa de protección ambiental constante y completo, un proyecto que solamente una institución de alto nivel como un parque nacional puede llevar a cabo”, observa Hsu Shao-liang, jefe del Departamento de Planificación del Parque Nacional Kinmen. Li Ming-yi añade un comentario inesperado: “La verdad es que algunas veces extraño esos días cuando Kinmen era una zona de guerra. En esa época, todas las luces de Kinmen tenían que apagarse a las diez de la noche. Después, me gustaba mirar las estrellas en el cielo, que eran tan brillantes”, dice ella.

Nuevos tiempos, nuevos problemas, nuevos potenciales. Kinmen tiene que dejar atrás aquellos días de aislamiento y, a pesar de los retos que se avecinan, el Parque Nacional Kinmen debe mostrar y al mismo tiempo proteger sus aspectos positivos. ¿Quién sabe? En vez de ser un campo de batalla, el pequeño grupo de islas que componen Kinmen puede jugar un papel significativo en el proceso de paz a través del Estrecho de Taiwan. Seguramente, Kinmen ha sido --y podría volver a ser-- una pequeña isla para un gran impacto.

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