06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

De simple movilidad a profesionalismo

01/03/1999
El proceso de movilidad social no puede tener éxito sin la ayuda de la educación universal, el desarrollo económico y la transformación social.

La distribución en clases sociales, como objeto de estudio, tiene que ver con la distribución de lo que
la sociedad valora. Dicho de otra manera, “trata de la desigualdad social”, dice Sheu Jia-you, profesor en el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Taiwan e investigador en el Instituto de Estudios Europeos y Americanos de la Academia Sínica. Mientras que el poder es el centro de la política, y la riqueza el de la economía, el prestigio profesional es el principal indicador de la clase social. En el caso de Taiwan, durante los últimos cincuenta años, las percepciones acerca del “prestigio” han cambiado con el pasar del tiempo.

El poder político y la posición financiera también son índices tradicionales de clase social; no obstante Wu Nai-teh, investigador en el Instituto de Sociología de la Academia Sínica, menciona la sabiduría, o la cultura, como el tercer indicador. “En el pasado, los tres valores sociales pertenecían al mismo grupo de personas. Pero, ahora, se distribuyen entre los diferentes grupos”. En términos de igualdad social, éste es un signo de progreso. A pesar de ello, sigue existiendo la desigualdad.

“Ninguna sociedad es genuinamente igualitaria, porque cada individuo posee antecedentes familiares y talentos diferentes”, dice Tsay Ruey-ming, profesor asociado en el Departamento de Sociología en la Universidad Tunghai. “Igualdad significa que en el proceso de movilidad social se ofrece la justa oportunidad a cada individuo”, explica. El proceso de movilidad social se inicia en el momento en que la gente percibe la desigualdad y trata de cambiar la situación. Pero con la simple percepción no se puede lograr nada: se necesita la ayuda de la educación, el desarrollo económico y la transformación social.

“La educación causa la movilidad ascendente, mientras que el desarrollo económico crea muchos nuevos puestos para los que logran ascender”, observa Wu. Sheu expresa el mismo principio básico al decir que “interactúan como causa y efecto al mismo tiempo”. Tsay considera entretanto que la educación es la condición necesaria para tener oportunidades justas. “Todas nuestras medidas educacionales se sitúan en un contexto histórico. Por ejemplo, hubo un gran incremento en el número de colegios vocacionales de educación superior en los años sesenta. Esto se debió a la gran demanda de trabajadores especializados que hubo durante ese período”. Muchos de estos colegios se han convertido en universidades durante los últimos años.

Gai Che-sheng, profesor en el Departamento de Educación de la Universidad Nacional Normal de Taiwan, también recalca la importancia de la educación. Citando un viejo refrán, explica cómo el pueblo chino “consideraba que tres generaciones era el período apropiado para que una familia se enriqueciera o empobreciera. Sin embargo, hoy día, se requiere solamente una generación para alcanzar esa meta. ¿De qué depende esto? Solamente de la educación”.

La observación de Gai hace pensar en la idea de “movilidad intergeneracional”. Se cita con frecuencia el caso del ex alcalde de Taipei, Chen Shui-bian. “La educación lo transformó de hijo de un pobre agricultor arrendatario en alcalde de Taipei”, explica Wu. La movilidad intrageneracional se refiere al cambio de nivel social durante la vida de una persona. “Alguien puede comenzar trabajando como un vendedor, pero después de años de esfuerzos se convierte en el gerente general de una compañía”.

Según el Ministerio de Educación (MOE, siglas en inglés), en 1952 casi el 42 por ciento de la población de Taiwan no podía leer ni escribir. En 1996, el índice de analfabetismo se redujo al 5,7 por ciento. Esta mejora se debió principalmente a la política del Gobierno de llevar a la práctica la educación obligatoria de nueve años --política que ha estado vigente desde 1968. Esta medida no sólo puso la educación al alcance de todos, sino que también se convirtió en la base para los estudios avanzados.

Las Estadísticas sobre Educación de la República de China 1998 muestran que cuando el gobierno nacionalista se trasladó a la isla en 1949, había un total de 1.529 escuelas de diferentes niveles --28 jardines de infancia, 1.231 escuelas primarias, 147 escuelas secundarias, 8 escuelas normales, 82 escuelas vocacionales, 4 colegios de educación básica superior , 3 colegios de educación superior, 1 universidad, 2 escuelas especiales, y 23 escuelas suplementarias. En 1968, el número de escuelas había aumentado espectacularmente para alcanzar las 4.480 (las secundarias divididas en básica y superior) y el número de escuelas de educación superior y universidades hasta 140. Vale la pena mencionar el año 1977, porque en ese año se fundaron 5 colegios de educación superior y universidades bajo el sistema “abierto” --lo que significaba que ofrecían educación superior, con requisitos de entrada y un horario de clases más flexibles, para aquéllos que no podían entrar a las escuelas regulares.

Las cifras del MOE también indican que el porcentaje de niños en edad escolar asistiendo a clase era del 80 por ciento en 1950, y que se elevó a casi el 100 por ciento en 1975. Entretanto, el porcentaje neto de graduados de escuela secundaria incrementó de cerca del 40 por ciento entre 1950 y 1980 al 85 por ciento en 1997. El índice de inscripción de personas entre las edades de 6 y 21 años fue del 68 por ciento en 1976 y del 79 por ciento en 1997.

El segundo factor que postula el profesor Gai como relevante es la transformación del sistema social. “Cuanto más abierta sea una sociedad, más rápida la movilidad. Lo que está detrás de ésto no es el privilegio o los antecedentes familiares, sino la tecnología y la capacidad personal”. Tsay comparte esta opinión, conectando la movilidad social con el cambio económico, porque una economía orientada hacia la exportación hará naturalmente que la sociedad sea más diversa. “La transformación de la estructura económica cambia las categorías profesionales, lo que hace casi imposible que un hijo haga el mismo trabajo que su padre”. Sheu coincide con esto al decir que en una sociedad abierta, los padres tienen menos influencia en sus hijos.

Sheu y Tsay clasifican, además, las categorías de movilidad social en estructural y circular. “Movilidad estructural es la causada por un cambio en la estructura social, como su transformación de una sociedad agrícola a una industrial”. En cuanto a la movilidad circular, Tsay explica que es de naturaleza no estructural. “Eso significa intercambios entre clases; por lo tanto, solamente habrá movilidad circular cuando los estratos sociales queden fijos”. En otras palabras, la movilidad circular requiere que dos personas cambien de posición. Como ninguna transformación económica o social servirá de respaldo en el futuro próximo, la gente se moverá ascendente o descentemente en la escala social mediante su propio esfuerzo o fracaso. En ese caso, la movilidad social será mucho más lenta, explica Tsay, y los antecedentes familiares servirán como el factor predeterminante.

Dado que el avance tecnológico contribuye a la movilidad social, el proceso de cambio en Taiwan a partir de 1949 puede dividirse en 4 fases. El primer período llega hasta 1960, según Sheu, cuando Taiwan era en gran medida una sociedad agrícola. Tsay está de acuerdo: “Casi el 80 por ciento de los habitantes de Taiwan se dedicaban a actividades relacionadas con la agricultura, la silvicultura o la pesquería”.

En este período, el sector agrícola suministraba casi el 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el índice correspondiente al sector industrial era del 25 por ciento; para el sector de los servicios, del 45 por ciento. Según la clasificación de la Dirección General de Presupuestos, Contabilidad y Estadísticas, que tiene nivel ministerial, el sector industrial incluye las industrias manufactureras y de la construcción, además de los abastecedores de servicios públicos. Asimismo, el sector de los servicios está compuesto por el comercio, transporte y comunicaciones, servicio civil, y las actividades bancarias y de seguros.

“El segundo período, desde 1960 hasta 1979, puede considerarse de transición o transformación, y en él la orientación de la economía de Taiwan cambió de la importación a la exportación. Lo que se desarrollaron fueron las industrias de mano de obra intensiva, tales como las textiles y electrónicas”, dice Sheu. “Debido a que mucha gente se trasladó del campo a las fábricas, la parte de la población que se dedicaba a la agricultura disminuyó a menos del 10 por ciento”, añade Tsay. Además, como el poder económico de Taiwan proviene de la pequeña y mediana empresa, surgió un gran número de administradores. Durante este período, el índice de PIB del sector agrícola se redujo del 25 por ciento en 1962 a menos del 10 por ciento en 1978, mientras que por su parte, el del sector industrial se elevó del 28 al 45 por ciento. El sector de los servicios se mantuvo en el mismo nivel.

En el tercer período, los años ochenta, la República de China era un país recién industrializado. “Sus características incluían los papeles igualmente importantes que desempeñaron la industria de la información y la de servicios”, continúa Sheu. El PIB del sector industrial era del 42 por ciento en 1989, y la industria de los servicios alcanzó el 53 por ciento, mientras que el sector agrícola se quedó en un 5 por ciento. “Esta acelerada movilidad debilita la ideología social y aminora los conflictos sociales”, dice Tsay.

En 1990, la sociedad de Taiwan entró en su era “posindustrial”, en la que “la industria de alta tecnología y la de los servicios son los dos pilares de la actividad económica”. Un buen ejemplo citado por Sheu es el desarrollo del Parque Industrial Científico de Hsinchu. “La tendencia indica que el profesionalismo es la principal preocupación. Dado que no se espera ninguna transformación económica en el futuro inmediato, en el próximo siglo la educación tendrá una mayor correlación con el empleo en el próximo siglo”, predice Tsay. En cuanto al PIB, en 1997 apenas llegó al 3 por ciento para el sector agrícola y al 35 por ciento para el sector industrial, siendo el restante 62 por ciento para el sector de los servicios.

En lo que se refiere a las direcciones de dicha movilidad, el profesor Sheu las divide en horizontal y vertical. La primera significa que la gente se traslada entre los sectores público y privado en el mismo nivel, y la segunda incluye tanto el movimiento ascendente como el descendente. Este cambio marca la diferencia entre una sociedad moderna y una tradicional. Antes la sociedad era más o menos autosuficiente, ahora es interdependiente. Mientras que en el pasado las destrezas eran herencia familiar, en la actualidad son divergentes y orientadas hacia la tecnología. Corriendo el riesgo de simplificar en exceso, también puede decirse que mientras las relaciones interpersonales antes eran homogéneas y se basaban principalmente en los sentimientos, las de hoy son heterogéneas y se basan en la razón. Además, la posición de cada individuo era heredada; hoy, es un logro personal.

En el pasado, las clases sociales de Taiwan se diferenciaban muy claramente unas de otras, pero los límites se han ido difuminando con el aumento de oportunidades en movilidad social. Al mismo tiempo que mucha gente se mueve en forma ascendente al tener libertad de elegir empleo, a los de sangre azul les resulta imposible conservar sus glorias pasadas sin esfuerzo. Por lo tanto, es natural que Taiwan tenga una clase media numerosa. La noción misma de “clase media”, sin embargo, es bastante difícil de definir. Ampliando la distinción básica entre “capitalistas” y “proletarios” de la teoría social clásica marxista, los teóricos contemporáneos ubican a la clase media en un área complicada por su mezcla de rasgos capitalistas y de clase trabajadora.

El profesor Wu sostiene que “en una sociedad industrializada, la clase media está justo en el medio de ambos extremos --los capitalistas y el proletariado”. Se asemejan al proletariado en cuanto a que no poseen un medio de producción, pero al mismo tiempo “su ideología se inclina más hacia la de los capitalistas”. Sin embargo, Tsay señala que es difícil definir el llamado medio de producción en ciertos empleos. “Los administradores en una compañía deben pertenecer al grupo de los capitalistas. Pero el medio de producción pertenece a los socios y no a los operadores. La propiedad y los derechos de operación se han separado”. El profesor Gai explica cómo el cambio en la naturaleza del trabajo ha contribuido a la dificultad para definir la clase media, cuando dice que “en el pasado, la gente trabajaba en base a su fuerza física. Pero ahora, más personas trabajan con sus mentes, sus cerebros”. Esto es completamente cierto en el Taiwan de hoy.

La dificultad de identificar la clase media de Taiwan, sin embargo, explica parte de la falta de certeza sobre su tamaño que existe entre los intelectuales. Siguiendo una concepción neomarxista, Sheu cree que la clase media constituía en 1993 el 34 por ciento de la población de Taiwan. También observa que “hay una diferencia entre la evaluación objetiva y la mentalidad subjetiva. La subjetiva es generalmente 10 o 20 por ciento mayor que el análisis objetivo”. Tsay está de acuerdo y dice que “la investigación objetiva coloca a la clase media entre el 25 y 35 por ciento, y en cambio la subjetiva eleva el índice a entre un 30 y un 50 por ciento”. El profesor Gai ofrece otras cifras: 45 por ciento en 1986 y 55 por ciento en 1994. Añade que una distribución de la clase media en esos márgenes es buena para el país. “Si el 60 por ciento de la población de la nación pertenece a la clase media, la sociedad será muy estable debido a que será más flexible para con sus fuerzas inclusivas”.

A pesar de sus contradicciones, esas estadísticas ofrecen por lo menos un marco general de referencia. Las diferencias entre esas cifras pueden minimizarse a través de una teoría más general que estudie la noción de clase social desde la perspectiva de cuánto control o poder de toma de decisión tiene la persona respecto a su propio trabajo.

En cuanto al prestigio profesional, existían cuatro estratos sociales principales en la sociedad china tradicional: eruditos, agricultores, trabajadores y comerciantes. Sin embargo, como explica el profesor Sheu, esa división basta para explicar la diversidad de la sociedad contemporánea de Taiwan. Una clasificación ampliamente usada es la Escala Estándar Internacional de Prestigio Profesional, que clasifica las profesiones en once grupos principales, con grupos menores, grupos de unidad, y profesiones como subcategorías.

En referencia a cómo se evalúa el prestigio profesional, Sheu señala dos puntos: la recompensa objetiva y la contribución normativa. El primero apunta los ingresos procedentes de la profesión, el segundo se refiere a su función en relación con los valores centrales de la sociedad. En otras palabras, el prestigio profesional está íntimamente asociado a la posición socioeconómica del individuo. Según investigaciones previas, este análisis es de validez general. Tal semejanza viene determinada por imperativos funcionales y organizacionales.

“La función estructural de la clase media es moderar la contradicción entre ambos extremos, para así ayudar a formular políticas ‘no satisfactorias pero aceptables’”, señala Sheu. Además, la clase media de Taiwan está compuesta por reformadores. ¿Por qué? “Porque la clase media está integrada por intelectuales que piensan más profundamente y tienen perspectivas más amplias. Hacen comparaciones entre Taiwan y otros países, y tienden a planificar con anticipación”. Esta es también la razón por la que la clase media es generalmente líder en las reformas políticas y en los movimientos sociales de Taiwan.

Otras contribuciones de la clase media señaladas por el profesor Gai abarcan la reducción de la brecha existente entre ricos y pobres, y el fortalecimiento del desarrollo económico a través de sus logros intelectuales. “La economía de Taiwan ha sido considerada un milagro porque entre 1950 y 1980, su crecimiento y la justa distribución de la riqueza se desarrollaron al mismo ritmo”, manifiesta Sheu. Sin embargo, la situación ha cambiado durante los últimos años. A partir de 1980, la brecha se ha ido ensanchando.

Sheu cree que las principales causas se hallan en las fuentes de ingreso y el cambio del estilo de hacer comercio. “Los ingresos procedentes del salario no pueden provocar un gran cambio. Sin embargo, el ingreso principal de los ricos ha pasado del salario a la propiedad, lo que incluye ganancias procedentes de títulos y de bienes raíces”. En cuanto al cambio en el estilo de comerciar, la entrada al mercado de 7-Eleven es un buen indicador, porque las tiendas de ultramarinos y los hipermercados han reemplazado en Taiwan a las tiendas tradicionales con carácter de monopolios.

El profesor Gai está de acuerdo. “Esta es también la razón por la que el Gobierno ha creado varios programas de ayuda social para los grupos marginados”. Asimismo, Gai menciona una conexión entre estas medidas y la política. “Como el sector público ya no es el portavoz de los capitalistas, cuando todos los ciudadanos adultos tienen el derecho al voto toda la gente debe tomarse en cuenta”. Entretanto, otra característica de la clase media es la dificultad de predecir qué postura adoptarán poniéndose del lado de quienes consideren que les ofrece mayores beneficios. Esta es también la razón por la que tanto el Kuomintang como el Partido Democrático Progresista adoptan políticas moderadas con que atraer a los votantes, añade Tsay.

Se espera que ocurran algunos conflictos de clase mientras el pueblo de Taiwan busca la movilidad ascendente, porque mucha gente con alto nivel educativo no quiere ocupar puestos que considera de bajo nivel. “No comprenden que la mayoría de los altos cargos se obtienen en base de trabajo duro”, manifiesta Tsay. Otro aspecto es que a mucha gente en Taiwan, pertenezcan a la clase que pertenezcan, “no cumplen a conciencia con sus deberes oficiales”. El profesor de la Universidad Tunghai añade a continuación que “también estamos en un proceso de transformación. Creo que la sociedad de Taiwan se dirige hacia el profesionalismo, donde cada individuo ama y respeta su propio trabajo”.

¿Una utopía? En un escenario así no se deja de asomar un atisbo de ironía, si se piensa que parece representar el fin de la necesidad de movilidad social. Sin embargo, “el profesionalismo, así como el respeto y el aprecio por el trabajo de uno y el de los demás, es la única manera de elevar la competitividad nacional de Taiwan en la comunidad internacional”, concluye Tsay.

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