29/04/2024

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Taiwán Hoy

Regreso a la naturaleza

01/05/1999
Un vista panorámica del Rancho de la Vaca Voladora. El surgimiento de granjas turísticas bien administradas puede beneficiar a los nuevos inversores en este negocio.

l principio, cuando Jason Shih ayudaba a cuidar del ganado de su familia a comienzos de los años sesenta, le era imposible siendo un muchacho de campo imaginarse el ganado como un atractivo para una “granja turística”. En ese entonces, el sector agrícola jugaba un importante papel en la economía de la isla, representando aproximadamente el veinticinco por ciento del producto interior bruto en 1962, un contraste total con el tres por ciento de hoy en día. Al mismo tiempo, en el año 1966 el ingreso per cápita era de solamente US$237, una pequeña fracción de los US$13.200 actuales. La vida era dura en aquel tiempo, y una granja era simplemente una granja --sólo un lugar para ganarse la vida mediante la agricultura.

Después de que Shih se graduara del colegio vocacional especializándose en agricultura a principios de los años setenta, el gobierno de la República de China le envió junto a otras treinta y seis personas a EE UU para completar su formación en ese mismo campo. Tras una estadía de dos años en Maryland, regresó a Taiwan y a sus veintiocho años junto con otras dieciséis personas compró un lote de terreno en el Distrito de Miaoli, cerca de la costa occidental del centro de Taiwan. Shih y sus socios convirtieron los 123 acres de terreno en una granja, pero después los socios fueron abandonando la sociedad uno tras otro hasta que quedaron sólo dos que la convirtieron en una granja turística a mediados de los años ochenta. Hoy se conoce como el “Rancho de la Vaca Voladora” y, en comparación con otras de su tipo, es bastante famosa en la isla.

La historia de la granja de Shih refleja claramente el cambio de orientación de las actividades agrícolas en Taiwan, que en los últimos años se han combinado con la industria turística. Las granjas turísticas comenzaron a surgir en parte como consecuencia de la presión al cambio en el sector agrícola de Taiwan. La transformación era inevitable, porque la agricultura tradicional ya no tiene la importancia de antes, y además la liberalización de los países de economías agrícolas estipulada por los estándares establecidos por la Organización Mundial de Comercio están forzando al sector agrícola local a volverse más competitivo. “Si quieres sobrevivir, tienes que cambiar”, señala Shih.

Shih continuó viajando para aprender más sobre las granjas turísticas. Trece años después de su regreso a Taiwan desde EE UU, viajó a Japón y quedó impresionado con los métodos de conservación y protección ambiental de ese país. Shih pensó que los propietarios de granjas turísticas en Taiwan podían aprender mucho de Japón, y de hecho su propia granja es creación de un diseñador japonés.

Regreso a la naturaleza

“¿Está hablando conmigo?” En la actualidad, el sector agrícola de Taiwan está experimentando una transformación, y el ganado se emplea como un atractivo en las granjas turísticas de la isla.

Chiu Yung-chung, subdirector del Departamento de Servicios para los Agricultores del Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés), también considera importante que las granjas vayan más allá de sus funciones tradicionales. Chiu se dio cuenta de esto en 1988, cuando participó en un seminario sobre reforma agrícola en Japón y aprendió sobre el concepto de “granja vacacional” que se había puesto en marcha en Inglaterra. Luego, él hizo popular ese concepto en Taiwan, y prestó su asistencia a Shih y otros empresarios “reformistas” de granjas en la práctica del “agroturismo”. Según Chiu, llevando una granja vacacional que atraiga turistas con su particular ambiente de vida campestre, los agricultores podrían continuar y seguir ocupándose de la tierra, aún cuando la agricultura tradicional fuera en declive. “Al mismo tiempo, el paisaje rural tradicional puede también mantenerse intacto”, señala Chiu, a quien según Shih puede considerársele el mentor de los empresarios locales de las granjas turísticas.

Este es también el momento adecuado para el desarrollo de este tipo de industria, porque la gente en Taiwan se está tomando en serio la manera de pasar su tiempo libre --tiempo que parecía muy limitado hasta hace poco. Pero, ¿por qué las granjas turísticas? Peng Sheng-yu, gerente de un criadero de peces turístico en el Distrito de Taipei y asistente del presidente de la Granja Turística Shangri-La en el Distrito de Ilan, piensa que como mucha gente cree que ya ha visitado todos los sitios turísticos de la isla, las novedosas granjas turísticas serán su próxima opción. Para Jason Shih, la gente que viaja para relajarse puede sólo lograrlo yendo a las granjas, que se caracterizan --si están bien planificadas-- por su naturalidad en contraste con lo artificial de algunos jardines turísticos o parques de atracciones, como los que han proliferado aquí y allá por toda la isla en los últimos años.

Un viaje a una granja turística en Taiwan puede ser educativo además de relajante, y enseña a los visitantes sobre ganadería y otras áreas de la agricultura como el cultivo de frutas, hortalizas y flores. Por ejemplo, el criadero de peces de Peng permite a los turistas ver cómo se crían y viven las truchas y las anguilas, y en la granja de Shih las vacas, las cabras y las aves de corral criadas al aire libre son manuales de texto vivientes para los niños (y también para los adultos) --especialmente para los que han vivido en las ciudades de Taiwan durante toda su vida.

En una granja turística como la Granja Turística Shangri-La, que a Chiu Yung-chung le parece diferente, los visitantes pueden también familiarizarse con las artes y las costumbres populares. Se trata principalmente de una granja para el cultivo de frutas. Este establecimiento organiza actividades nocturnas en las que los turistas pueden disfrutar de una gran festividad cultural, preparando platos tradicionales, participando en juegos infantiles y poniendo en práctica ritos folklóricos chinos antiguos como el lanzamiento de la “linterna voladora” impulsada por fuego. Una combinación de cultura y naturaleza, Shangri-La es una de las granjas turísticas más conocidas en el este de la isla.

Regreso a la naturaleza

Este jardín en la Granja Ching Jing, inaugurado el año pasado, es un ejemplo de cómo las granjas turísticas estatales están tratando de mantener la competitividad.

n la actualidad, en Taiwan, cerca de catorce granjas turísticas pertenecientes al sector privado pueden considerarse grandes, ocupando extensiones de más de veinticinco acres, según Jason Shih. Aun así, al pensar en granjas turísticas, a mucha gente se le viene a la cabeza las administradas por el Gobierno en el área montañosa del centro de Taiwan. Una de éstas es la Granja Ching Jing en el Distrito de Nantou, y otra Wu Ling en el Distrito de Taichung.

Establecidas a principios de los años sesenta, Ching Jing y Wu Ling son dos viejas granjas ubicadas en la Cordillera Central, donde se puede explorar los altos picos de Taiwan y ver los paisajes más hermosos de la isla. Bajo la administración de la Comisión para los Asuntos de los Veteranos del Yuan Ejecutivo, estas granjas fueron establecidas originalmente como asentamientos para veteranos venidos desde China continental alrededor de 1949, y con el paso del tiempo se hicieron muy famosas en Taiwan y gradualmente se convirtieron en granjas turísticas visitadas por gente de toda la isla.

Ching Jing y otras granjas administradas por el Gobierno en el centro de Taiwan reciben a muchos turistas, principalmente debido a su ventajosa ubicación geográfica. Shan Fu-kuang, un general de la fuerza aérea retirado y actual gerente de la Granja Ching Jing, está de acuerdo. “Nuestra granja es especial porque está entre altas montañas, se respira aire fresco y posee grandes extensiones de pradera”. Ciertamente, a 5.900 pies sobre el nivel del mar, Ching Jing ofrece hermosas vistas de los altos picos de los alrededores. Un paseo en auto desde los llanos hasta este sitio turístico de montaña tiene tanto de impresionante como de refrescante. Además, esa altitud contribuye a que el clima de la granja sea bueno para cultivar peras, duraznos, repollos, y uno de los mejores tés de Taiwan --souvenirs que los turistas ansían comprar y llevar de vuelta a sus amigos. En invierno, la gente también viene aquí para admirar los ciruelos y cerezos en flor.

El centro de Taiwan tiene la ventaja de que bastantes sitios turísticos se concentran en esta región, donde se encuentran los parques nacionales Taroko y Shei-Pa. Por ello, a la gente le resulta conveniente viajar desde la Granja Ching Jing hasta la Montaña Hohuan, el centro de esquí más famoso de la isla. Los visitantes que acuden a la Montaña Li, otro lugar popular en la mitad de la bella Autopista Transversal Central de Taiwan (considerada un camino de montaña de clase mundial y una experiencia turística en sí misma), pueden dar un refrescante paseo en cualquiera de las granjas próximas, Wu Ling y Fu Shou Shan, que también están administradas por la Comisión de Asuntos para los Veteranos.

Las granjas del Gobierno han tratado de ponerse al día a fin de mantener su competitividad y obtener mayores ganancias. Por ejemplo, el año pasado se abrió en la Granja Ching Jing un jardín anunciado como el más bello de su tipo en el centro de Taiwan; fruto de un esfuerzo conjunto del sector privado y del Gobierno, que aportó el terreno. La granja también ha contratado un trabajador adicional durante los días feriados para demostrar cómo esquilar ovejas.

Pero no todo el mundo está contento con la situación actual de la granja. Habiendo visitado Ching Jing cuando tenía veinte años, Shih piensa que hace unas décadas era mucho más natural, y por lo tanto, más hermosa, cuando contaba sólo con algunas estructuras artificiales diseñadas como residencias para los veteranos. Hoy, tras años de “invasión” humana, en opinión de Shih tanto la granja como sus alrededores lucen mediocres. Hasta las montañas cercanas parecen menos impresionantes a medida que proliferan edificios y áreas de cultivo por doquier. Shang señala otros dos problemas: los puestos de ventas que afean alguna zona, con los vendedores persiguiendo a los turistas tratando de colocar su mercancía. “Algunos de ellos llevan en este negocio muchos años. Su comportamiento no favorece en nada la imagen de nuestra granja”, dice Shan.

as granjas de mayor antigüedad tienen problemas, pero estos no difieren mucho de los que existen en la mayoría de los sitios turísticos más conocidos de la isla. “Lo que necesitamos ahora es reforzar la aplicación de la ley para crear un mejor ambiente para los turistas”, dice Shan, quien, sin embargo, piensa que no es fácil llevar a cabo esta tarea. Por lo que se refiere a granjas turísticas como la de Shih, aunque no enfrentan las dificultades de Ching Jing y otros lugares turísticos, sí tienen que encarar interminables problemas legales antes de poder comenzar a desarrollar sus negocios sobre una base sólida.

Como indica Peng Shen-yu, los propietarios de granjas no se animan a intentar crecer mientras falten leyes apropiadas que regulen sus servicios y el establecimiento de este tipo de instalaciones. “Taiwan se ha quedado veinte años rezagado en comparación con Japón en cuanto al desarrollo de las granjas turísticas. Al Gobierno sólo le preocupan los asuntos económicos, de modo que ignora el agroturismo así como la cultura de las aldeas agrarias”.

Peng considera que recientemente la situación ha cambiado. Chiu Yung-chung del COA explica que las medidas para regular el diseño de las granjas turísticas se están ahora modificando. Según él, el Gobierno se ha dado cuenta de que el agroturismo ha ido prosperando y expandiéndose a medida que los operadores tienden a ofrecer más servicios tales como alojamiento. Por consiguiente, éste es el momento de elaborar reglamentaciones adecuadas. “La idea básica es que no haya demasiados edificios u otras construcciones en la granja, a fin de evitar daños al medio ambiente”, explica Chiu.

Peng está de acuerdo en que cuantas más estructuras artificiales hay en una granja, menos naturalidad ofrece. “La gente que visita una granja quiere ver la naturaleza y no objetos artificiales. Además, el patrono necesita contratar personal extra para cuidar las instalaciones añadidas”. En la actualidad, el COA tiende a limitar la extensión del terreno de la granja destinada al componente turístico --hoteles, restaurantes, carreteras y servicios-- a entre el tres y el cinco por ciento del área total, siendo probablemente un cuatro por ciento lo que termine fijándose, según señala Chiu.

Los gobiernos locales también pueden ayudar a estimular el agroturismo, apunta Peng. Cita como ejemplo el gobierno del Distrito de Ilan que, en línea con su conciencia localista, ha ayudado a reparar los cortijos y las instalaciones públicas ubicadas alrededor de la Granja Turística Shangri-La intentando crear un cierto estilo. Chiu dice que los cortijos privados que se convierten en posadas para “dormir y desayunar” ofrecen a los turistas la oportunidad de experimentar la vida campestre de una manera más auténtica. “Y los consumidores que van allí han revitalizado la actividad agrícola local, de manera que las granjas donde los mismos turistas recogen frutas se han vuelto muy populares”, observa Chiu.

El aumento en popularidad de las granjas turísticas ha traído como consecuencia una mayor demanda de creación de estrategias profesionales para esta industria. Por ello, los propietarios de granjas turísticas formaron en mayo pasado una asociación que les sirve de foro donde comparar sus puntos de vista sobre el negocio y organizar talleres. Fue una medida significativa. Como observa Jason Shih, “los agricultores saben que es el momento de involucrarse en el agroturismo, pero no saben cómo hacerlo”. Peng está igualmente ansioso por promover el negocio. Explica que “tras años de avanzar a tientas hacia el éxito, todos los empresarios que sobreviven saben cómo administrar una granja turística, y tienen cada vez mayor capacidad de darle a su granja un estilo propio. Por lo tanto, con el establecimiento de la asociación esperamos ayudar efectivamente a los dueños de granjas tradicionales interesados en el agroturismo y ahorrarles tiempo a la hora de encontrar el buen camino”, manifiesta Peng.

Experimentado consejero de recién llegados al negocio, Shih piensa que una granja turística consigue tener éxito generalmente centrándose en la agricultura como atractivo para los turistas, y ésta es la razón por la que no transformaría su granja en un parque de diversiones con montones de superficiales atracciones mecánicas, a pesar de que el terreno es lo suficientemente grande para ese tipo de proyecto. Shih siguió el consejo de Chiu del COA cuando su granja llevó a cabo cambios hace años. “Le dije a Shih que fuera muy prudente al cambiar de dirección. La gente visita una granja turística en más de una ocasión, pero no siempre es así con un parque de atracciones”.

Una granja turística puede gozar de competitividad a largo plazo no sólo por su belleza natural. En general, el precio de la entrada es menor que el de muchos sitios turísticos famosos de la isla. Por ejemplo, las entradas para adultos en el Rancho de la Vaca Voladora y en Shangri-La cuestan, respectivamente, NT$200 (US$6,25) y NT$100 (US$3,13), mientras que los de Encore Garden en el centro de Taiwan y Ventana a China (que presenta edificios famosos de Taiwan, China continental y del resto el mundo en miniatura) en el norte de Taiwan, cuestan respectivamente NT$450 (US$14) y NT$590 (US$18). Ambos lugares son muy conocidos entre los isleños y poseen parques de atracciones.

La disponibilidad de alojamiento para pasar la noche en las granjas turísticas ha supuesto cierta presión para la industria hotelera tradicional, señala Peng Shen-yu, porque las primeras poseen espacios de terreno que no tienen los hoteles.

En su condición de partidario activo del agroturismo del Gobierno, Chiu enfatiza además que los propietarios de las granjas turísticas no deben tratar de ganar rápidamente grandes cantidades de dinero a costa de sus responsabilidades sociales --eso significa que deben esforzarse por proteger el ambiente natural mientras promueven la industria, así como educar a los turistas y cultivar su amor por la tierra. Chiu piensa que aquellos que fundaron la asociación para propietarios de granjas turísticas han logrado este consenso. Esto puede observarse en la granja de Shih, donde todos los baldes de basura tienen escritas instrucciones para que los visitantes separen ésta; también, una visita a la sección para el cultivo de hortalizas orgánicas, sin fertilizantes químicos ni pesticidas, ayuda a afianzar la conciencia sobre los beneficios de la agricultura orgánica.

“La meta final del agroturismo es contribuir a elevar la calidad de las actividades lúdicas en Taiwan”, dice Chiu. Al tiempo que el COA está tomándose en serio este negocio, el futuro de las granjas turísticas podría ser muy próspero en la isla. ¡Qué cambio! Shih aún se acuerda de aquellos que pensaban que estaba (como dice una popular expresión china) “descuidando sus obligaciones” cuando se lanzó a combinar turismo y agricultura. Hoy, obtiene ganancias principalmente del agroturismo e invierte sólo un diez por ciento de su dinero en agricultura propiamente dicha. Esto indica que es beneficioso cambiar con los tiempos, y que los isleños buscan una manera más saludable de relajarse --además de un estilo de vida mejor.

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