29/04/2024

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La rareza lo es todo

01/07/1999
Durante una visita al parque educativo se pueden descubrir plantas tales como la Lanyu tabernaemontana.

i se pide a los isleños mencionar algunas de las especies endémicas de Taiwan en peligro de extinción, probablemente la mayoría pensaría primero en el leopardo nublado formosano o en el salmón masu de arroyo. Pero, ¿y qué sucede con la azalea Kanehira (Rhododendron kanehirai), una planta que sólo puede hallarse en Taiwan --y originalmente sólo en el área de Wulai en el Distrito de Taipei? Hoy se encuentra entre las especies en más grave peligro de extinción de la isla; sin embargo, no muchas personas estarían al tanto de esta situación ni de las medidas que se están tomando para salvarla si no hubieran visitado el Instituto de Investigación de Especies Endémicas de Taiwan (TESRI, siglas en inglés).

El TESRI se dedica a la conservación tanto de los animales como de las plantas endémicos de la isla. Entre sus tareas están el suministro de información ecológica y servicios promocionales relacionados. Su sede principal está ubicada en Chichi, Distrito de Nantou, en el centro de Taiwan; y su centro educativo, servicio más reciente ofrecido al público, ha aportado mucho a las labores del Instituto. “Durante los tres días feriados de año nuevo, del 1 al 3 de enero de este año, aproximadamente 100.000 personas acudieron a ver la preinauguración de la exhibición en nuestro centro educativo”, dice con orgullo Yen Jen-teh, director del TESRI. Sin duda alguna, grandes multitudes han visitado el TESRI en parte por estar en Chichi, un pueblo que con el paso de los años se ha convertido en un sitio turístico. Con su recién inaugurada instalación, abierta al público en marzo de este año, el TESRI ha hecho un gran avance para estimular la conciencia pública sobre los recursos biológicos peculiares de Taiwan --tanto animales como vegetales.

Recreando tridimensionalmente en paisajes artificiales diversos entornos ecológicos de la isla, el centro persigue instruir a los visitantes en temas de conservación, así como sobre las diferentes especies locales y sus hábitats. En el parque educativo contiguo al centro, de 8,6 acres y al aire libre, se centra la atención en la vegetación, con 467 tipos de plantas de toda la isla. El jardín sirve para protegerlas al mismo tiempo que permite a los visitantes apreciar vegetación rara que no se halla en ningún otro lugar.

La rareza lo es todo

Cada planta tiene su propio valor estético. En la foto, la Azolla pinnata.

Entre otras actividades, el TESRI también produce materiales para educar al público tales como VCDs, videos, y la publicación Nature Conservation Quarterly que, en 1996, obtuvo el Premio Trípode Dorado --galardón otorgado por el Gobierno de la República de China a las publicaciones de gran excelencia. Asimismo, el Instituto ha publicado una serie de libros sobre los recursos botánicos en las distintas regiones administrativas de Taiwan. Ya se han escrito libros sobre la flora de ocho ciudades y distritos del centro de Taiwan. Según Yen estas publicaciones promocionales basadas en la investigación llevada a cabo durante años, se entregan a los gobiernos locales para que a su vez las repartan a las escuelas.

Los investigadores del Instituto ofrecen charlas sobre la conservación en escuelas y organizaciones para que su influencia tenga mayor alcance. Asimismo se organizan clases y campamentos sobre ecología para grupos de maestros y directores de escuela secundaria. “Las actividades educativas e interpretativas guardan una íntima relación con nuestra labor de investigación”, manifiesta Cole Tung-chi Ho, investigador asociado en el TESRI. “Debemos dar a conocer a la sociedad lo que hacemos y por qué es importante proteger nuestros recursos biológicos. Con el apoyo del público general, se nos facilicitaría la solicitud de mayor presupuesto para la investigación. Quizás finalmente no se incrementará, pero al menos tampoco se vería reducido”.

ntonces, ¿qué ha hecho el Instituto en cuanto a la investigación de las plantas nativas de Taiwan? Se ha establecido una base de datos sobre las especies de plantas en ocho ciudades y distritos de la isla. Los esfuerzos del TESRI también se han centrado en la investigación y conservación de ciertas especies endémicas, prestándose mayor atención a las que están en peligro de extinción.

“En la actualidad, la tendencia global es mantener la diversidad de los recursos biológicos y los genes de las especies”, dice Jack Jen-jye Peng, investigador asociado y jefe de la División de Botánica del Instituto. “La gente podría pensar que no pasa nada porque desaparezca alguna especie ya que Taiwan es rica en vegetación; sin embargo, algunas únicamente pueden encontrarse en Taiwan. Citemos como ejemplo el caso de la Archangiopteris itoi (un tipo de helecho endémico) del que sólo quedan veinte ejemplares, probablemente los únicos en el mundo”.

Compartiendo la opinión de Peng, Ho dice que el Instituto trata de mantener una perspectiva a largo plazo respecto a las plantas raras. “Conservamos algunas especies porque son raras, no porque sean útiles o puedan producir beneficios económicos inmediatos. Las conservamos porque se piensa que cada una posee un valor propio insustituible, que podríamos descubrir en el futuro”, dice.

La rareza lo es todo

Los “alrededores” de la estación experimental de baja altitud del TESRI. Taiwan es rica en plantas exuberantes, y necesita más mano de obra para salvar estos recursos.

En Taiwan se han descubierto más de 4.000 especies de plantas, de las cuales 1.100 son endémicas. En 1982, la Ley para la Preservación de la Herencia Cultural consagró once especies endémicas como en peligro de extinción, y por tanto en necesidad de ser protegidas.

En 1999, sin embargo, tras años de estudios alrededor de la isla, esta lista de especies en peligro de extinción aún resulta controvertida. “Por ejemplo, la Bretschneidera sinensis es una planta ‘leñosa’ que originalmente se hallaba sólo en el área de Taipei, pero hoy día también crece en Ilan y Suao (al este de Taiwan)”, señala Tseng Yen-hsueh, investigador asistente en la División de Botánica del Instituto. En cambio, nuevos informes indican que algunas plantas recién descubiertas, tales como la Archangiopteris itoi, enfrentan riesgos tan serios como cualquier otra especie de la isla, y por lo tanto deberían incorporarse a la lista.

El Instituto debe llevar a cabo un estudio sistemático y continuado a fin de encontrar la mejor manera de salvar las especies en peligro de extinción. Por ejemplo, según Tseng, la azalea Kanehira encabeza la lista de especies endémicas que precisan de protección. Esta planta es la única especie que ha sido catalogada como “extinguida en estado natural” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (IUCN, siglas en inglés), el segundo nivel en su escala para indicar la situación de amenaza en la que se encuentra una determinada especie. La IUCN tiene su sede en Suiza y desempeña un importante papel en el marco internacional de la conservación. El mayor nivel en dicha escala es el de “extinta”.

La azalea Kanehira crecía sólo en las grietas de las rocas de un río en el Distrito de Taipei. En 1984, sin embargo, la construcción de la Represa Feitsui dejó sumergido el único hábitat conocido de esta planta. Con la creación del TESRI, se puso en marcha un proyecto a largo plazo para recuperarla. Tseng, que ha colaborado en este proyecto de forma decisiva, dice que al principio, tanto él como otros técnicos, pasaban dos semanas al mes navegando en búsqueda de la planta. Además, interrogaron a los residentes de los alrededores para saber si alguien había visto la planta. Un año después, encontraron finalmente algunos ejemplares en un jardín. Este fue sólo el primer paso del proyecto, que ya ha entrado en su séptimo año.

l Instituto no se ocupa sólo de las especies en peligro de extinción pues, según Tseng, “todas las especies endémicas merecen atención”. A pesar de que el tejo ciruelo de Taiwan (Cephalotaxus wilsoniana) se halla entre las especies de “menor riesgo”, el Instituto investiga su número y distribución en toda la isla. Se cultivan la azalea Kanehira y retoños de tejo ciruelo de Taiwan en la estación experimental de baja altitud en la zona rural de Hoping, Distrito de Taichung.

Esta estación experimental de baja altitud (3.300 pies) es administrada por el TESRI, como asimismo lo son una estación experimental de mediana altitud (6.500 pies) en el Distrito de Kaohsiung y otra de mayor altitud (9.800 pies) en la Montaña Hohuan en el centro de Taiwan. Cada una presenta un medio ambiente diferente, y tienen como finalidad mantener y recuperar las diversas especies endémicas de Taiwan. Además, sirven como centros donde los investigadores del Instituto en Chichi pueden acudir para obtener información mediante la observación y la experimentación en el medio natural.

Ho indica que la estación de baja altitud que él dirige fue establecida en 1993, antes que las otras, y es por ello que ha puesto en marcha un mayor número de proyectos; “otra razón es que las áreas de baja altitud de Taiwan son especialmente ricas en recursos biológicos”, agrega.

Sin duda, en Taiwan ha comenzado a calar la conciencia conservacionista y desde 1989 la Ley de Conservación de la Vida Silvestre protege a la fauna; sin embargo, no existe ningún marco legal similar que proteja a la flora. Esto indica claramente que el Gobierno toma más en serio el asunto de conservación de la fauna que el de la flora, con el grave problema de que todos los esfuerzos para proteger las especies de plantas nativas podrían caer en el vacío sin la existencia de una base legal sólida.

Teniendo presente esta situación, en 1996 el Consejo de Agricultura del Yuan Ejecutivo encargó al TESRI la creación de la Comisión Especial para la Conservación de la Flora. “Pasamos dos años leyendo, asimilando y traduciendo al chino documentos en idiomas extranjeros, y luego confeccionamos un informe adecuado a las circunstancias de aquí”, dice Peng, uno de los trece miembros de la comisión. El Informe de la Comisión Especial, publicado en 1998, fue considerado como un importante material de referencia para las leyes sobre la conservación de la flora; trata sobre las estrategias y prácticas internacionales y ha contribuido a la formación de un marco básico de ideas para la legislación al respecto en Taiwan. Según Yen, se han celebrado audiencias públicas para discutir los proyectos de ley antes de que reciban su sanción definitiva.

Esta misión tuvo tanta importancia que David Given, presidente de la Comisión Especial de Supervivencia del Subcomité para la Conservación de la Flora del IUCN, vino dos veces a Taiwan para ponerse al frente de la comisión especial. Given mostró mucho interés en la conservación de la flora en Taiwan, como se evidencia en su introducción al Informe de la Comisión Especial:

“Muchas de las especies (de Taiwan) y algunos géneros son endémicos. Es el punto de encuentro para una gran variedad de floras, de características propias, por lo demás alejadas entre sí. Por ello es importante que la flora y la vegetación de Taiwan sean estimadas y conservadas no sólo por su propio valor sino para que puedan ser apreciadas por las próximas generaciones. El trabajo de la Comisión Especial para la Conservación de la Flora del TESRI es un avance fundamental y vital para lograr este fin”.

El futuro de la conservación de la flora es prometedor, pero algunos aspectos como el de la falta de recursos humanos, no cambiarán de la noche a la mañana. “Soy el único que investiga la azalea Kanehira en el Instituto. Este es mi proyecto principal, pero al mismo tiempo también participo en otros”, dice Tseng Yen-hsueh. “Hay muy poco personal trabajando en el proyecto de la azalea Kanehira, y el trabajo en equipo es necesario para llevar a cabo uno de este tipo --de recuperación. En este momento, el único campo en el que puedo profundizar es en el de mi especialidad; los demás aspectos del proyecto no pueden avanzar tan deprisa”.

Hoy día, el TESRI cuenta con cincuenta y ocho investigadores en sus cinco divisiones y tres estaciones experimentales, y con ocho en la División de Botánica. Yen explica por qué algunas personas no están muy dispuestas a trabajar para el TESRI: primero, el Instituto está un poco apartado; segundo, el sueldo no es tan bueno como lo era antes --originalmente los investigadores podían recibir un bono mensual, pero en julio de 1995 se suspendió esta práctica; además, un requisito esencial para obtener empleo es la aprobación de los exámenes del Gobierno. “Sin embargo, algunas personas como las que estudian y viven en el extranjero por un largo período de tiempo, no saben cómo prepararse para los exámenes. Por ello sugiero un cambio en el actual método para emplear personal: por ejemplo, presentar un trabajo de investigación publicado por el solicitante”.

No obstante, la escasez de personal podría considerarse un problema menor si se compara con la actitud del público ante el asunto de la conservación, pues ésta tiene un impacto más directo sobre el futuro de los recursos biológicos de Taiwan. En cuanto a la falta de conciencia conservacionista del público general, Tseng menciona que en ocasiones ha experimentado frustraciones tratando de restaurar la azalea de Wulai a su hábitat natural. Según Tseng, hace años reintegró alrededor de 1.000 azaleas Kanehira en las riberas del río donde crecía originalmente; pero ahora sólo quedan 200. “Por lo general, colocamos etiquetas a las plantas que usamos en el experimento, lo que incita la curiosidad de los turistas y de los pescadores, que las arrancan para llevárselas a casa. Por este motivo, espero que en el futuro haya suficiente personal para proteger mejor las plantas en la naturaleza”.

Huang Chao-ching, otro investigador asistente en el Instituto, también considera que la conciencia conservacionista del público no es muy sólida. Huang, que se encarga principalmente de investigar la conservación de la vegetación de agua dulce en Taiwan, piensa que se debe a que los isleños aprecian más los beneficios económicos que cualquier otra cosa. Huang señala que, cuando va en busca de muestras en la naturaleza, gente curiosa le hace con frecuencia preguntas tales como “¿por qué recolecta esa planta?”, y “¿para qué se usa?”. “Es posible que conozca los usos de algunas plantas, pero no respondo a esas preguntas porque quiero protegerlas”, dice.

Huang está de acuerdo en que, si se promulgara una ley para la conservación de la flora en un futuro próximo, sería beneficioso para evitar los daños ocasionados por los seres humanos a los recursos botánicos de la isla. Admite, al mismo tiempo, que las leyes de Taiwan son estrictas pero su aplicación no muy eficaz. Está claro que en Taiwan el proceso de conservación de la flora apenas está en su etapa inicial, considerando que generalmente toma décadas poder restaurar la naturaleza a su condición original. “Taiwan comenzó un poco tarde. Actualmente, el público piensa que en Taiwan se toma en serio el asunto de la conservación, pero la verdad es que estamos muy por detrás de países tales como Estados Unidos y Japón”, dice Ho, encogiendo los hombros casi con resignación. “Y Ud. sabe, en Taiwan, el TESRI es el único instituto de investigación del Gobierno responsable del estudio de las especies endémicas de la isla, y por supuesto, eso no es suficiente”.

Si se evocan las nutridas multitudes que acudieron al TESRI a principios del año, muchas preguntas vienen a la mente. ¿Significa esto que Taiwan está a punto de lograr el éxito respecto a la protección de sus recursos biológicos? ¿Está el público general entusiasmado con la conservación? La respuesta a ambas es claramente negativa. Seguramente el próximo siglo dejará mucho que desear en el campo de la conservación aquí --especialmente la de la flora que apenas ha comenzado seriamente a llamar la atención.

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