06/05/2024

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Retos desde la periferia

01/09/1999
Retos desde la periferia

i se pregunta a un forastero en qué aspecto se destaca mejor Taiwan, la respuesta más probable será su “éxito económico”. De hecho, el orgullo del Gobierno de la República de China es, principalmente, el milagro económico que ha experimentado la isla o, dicho en otras palabras, la “experiencia de Taiwan”. Ahora, a las puertas del nuevo milenio, el Gobierno hace un llamamiento para transformar Taiwan en una “isla de la tecnología”, con el respaldo de la próspera industria informática. Sin embargo, este proyecto para el futuro de Taiwan está siendo cuestionado en relación con la calidad de la vida cultural y artística de la isla en el próximo siglo: ¿será posible transformar Taiwan en una “isla del arte”, donde se pueda apreciar la belleza en cualquier lugar?

Tal meta parece imposible, porque en las escuelas de Taiwan las clases de matemáticas, ciencias e idiomas han relegado a un segundo plano --e incluso substituido-- las de arte. A las bellas artes --que en Taiwan son principalmente las artes visuales-- y la música “se las considera simplemente como formas de entretenimiento. Esto no es correcto, pues son tan importantes como cualquier otra asignatura”, señala en tono retador Tchen Yu-chiou, directora del Departamento de Bellas Artes y Artes Aplicadas de la Universidad Normal Nacional de Taiwan (NTNU, siglas en inglés).

Según Tchen, la educación familiar es importante, pero no todos los padres tienen inclinaciones artísticas. Un sistema educativo que ofrezca a los estudiantes igualdad de oportunidades para el aprendizaje debe tratar de cultivar en los niños el amor por el arte. Este ideal, sin embargo, queda sacrificado por el énfasis desmedido en los exámenes y la pura memorización. Como señala Tchen, el sistema escolar de Taiwan está demasiado centrado en los exámenes, único medio para pasar a un nivel superior, lo que contribuye a la marginalización de las asignaturas de las que, como es el caso de la música y bellas artes, no se examina a los estudiantes. “Cada vez que se acerca la época de tomar un examen conjunto de ingreso escolar, el tiempo que se dedica a éstas pasa a ser empleado para el estudio de otras materias. Esta experiencia es común a todos los estudiantes taiwaneses desde hace mucho tiempo”.

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Un panorama común en las calles de Taipei. ¿Existe la posibilidad de que Taiwan se convierta en una “isla del arte”?

En el presente, por lo general los estudiantes taiwaneses tienen que pasar dos importantes exámenes conjuntos de ingreso escolar antes de iniciar la educación superior para obtener una licenciatura. Sin embargo, en los últimos años se han puesto en marcha algunos programas experimentales a pequeña escala que ofrecen canales alternativos para proseguir estudios superiores --por ejemplo, puede tomarse en consideración la recomendación de algún instituto educativo en base a la actuación del estudiante en todos los aspectos escolares para así determinar su ascenso en una escala de niveles sucesivos.

Casi todos los estudiantes continúan participando en los exámenes tradicionales y consideran las clases de música y arte como simples actividades para relajarse. “La mayoría de los estudiantes toman la actitud de ‘no me importa porque no está incluida en los exámenes’; además, los profesores responsables de estas clases tienden a no consagrarles muchos esfuerzos”, explica Chiu Chien-tsung, profesor de bellas artes durante dieciséis años en la Escuela de Secundaria Superior Afiliada de la Universidad Nacional Normal de Taiwan.

Con sólo echar un vistazo al tiempo que se dedica a estas asignaturas se corrobora el efecto negativo que ha tenido la “cultura del examen” de Taiwan en la educación artística. Citemos como ejemplo la clase de bellas artes en el segundo ciclo, de tres años, de la escuela secundaria: ésta dura un período (cincuenta minutos) para los estudiantes de primer y segundo años y se dicta una vez por semana, y en tercer año desaparece. “Es posible que cincuenta minutos sean suficientes para enseñar a apreciar el arte, pero no para crearlo. Se necesita de por lo menos dos períodos consecutivos para que un estudiante pueda completar una obra de arte”, dice una colega de Chiu, Chen Hsiang-pu. “Cuando la clase comienza primero hay que calmar a los estudiantes y luego, preparar los instrumentos para pintar; pero al poco tiempo tienen que dejarlos porque la clase está por finalizar. Esto se repite una y otra vez”.

Además, según Chen, la asignatura de arte se ve generalmente relegada al horario vespertino, cuando los estudiantes no están tan despiertos como por la mañana. “Estoy segura de que la situación cambiaría si algún día el arte fuera incluido en los exámenes”.

Es evidente que, de acuerdo con Chiu y Chen, la educación artística en el primer y segundo ciclo de la escuela secundaria no tiene gran éxito. De igual manera, la educación artística en la escuela primaria tiene un nivel mínimo de trascendencia. El año pasado, Ann Cheng-shiang Kuo, directora del Departamento de Arte de la Universidad Nacional de Educación Changhua y presidenta de la Asociación de Educación Artística de Taiwan, realizó un estudio en las escuelas primarias de la isla en el que se concluía que en las clases de educación artística la mayoría de los alumnos dibujan o pintan sólo tres cosas: autorretratos, frutas de plástico y sus campus. Kuo también menciona que durante las clases, la mayoría de los profesores dejan dibujar a los niños sin darles instrucciones, y algunos hasta abandonan el aula.

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Un profesor en la Universidad Tunghai dirige un debate sobre las obras de arte de los estudiantes. Los alumnos de arte de la actualidad deben poder desempeñarse mejor en una sociedad caracterizada por el progreso de los medios de comunicación impresos.

n opinión de Kuo, uno de los principales problemas de la educación artística en Taiwan es la incapacidad de los profesores para ayudar a los estudiantes a entender y analizar el arte. Ella cree que esto podría lograrse si se les explican los antecedentes históricos y culturales de las obras artísticas, y los diferentes valores estéticos de cada época. “Además, los estudiantes en Taiwan no están al tanto de su propia identidad cultural. Me pregunto si conocen algún pintor local”, dice.

“Cada forma artística tiene su razón de ser y hay que comprenderla. No se puede entender el arte con simplemente escuchar buena música o tener buenas habilidades para el canto”, manifiesta la profesora Tchen de la NTNU. “Enseñar arte no es una tarea fácil. Los profesores de arte necesitan mantenerse al corriente de las principales novedades en su campo de trabajo”, señala Tchen añadiendo que actualmente está redactando nuevas directrices de enseñanza para las escuelas primarias sobre una amplia gama de temas en relación con la música, tales como introducciones al mundo musical y a los géneros de música étnica, y sobre campos más periféricos como el de terapia musical.

A la sombra de la cultura del examen, los profesores de arte en Taiwan no tienen mucho profesionalismo ni tampoco son muy dedicados --al menos en opinión de Tchen y Kuo. Incluso en las clases de arte avanzadas la enseñanza es incompleta, según Kuo. En una oportunidad ella preguntó a un alumno de una clase de educación artística de una escuela primaria en Tainan, en el sur de Taiwan, sobre los sitios históricos más famosos de ésta, la ciudad más antigua de la isla. Con gran desilusión, se dio cuenta de que el niño no sabía nada sobre el tema porque su profesor nunca les había hablado de éste ni tampoco había llevado a los estudiantes a esos lugares para pintar al aire libre. “Si no conocemos nuestra propia identidad cultural, el arte de Taiwan nunca tendrá su propio estilo”, dice Kuo.

Los estudiantes que desean centrar sus estudios en las bellas artes, música y danza se dividen en “secciones de talento artístico”, en determinadas escuelas primarias, secundarias básicas y superiores de la isla. En éstas, se invita a profesores universitarios a dictar clases y se brinda la oportunidad a los estudiantes de emplear más tiempo en el estudio del arte. Por ejemplo, a las secciones de bellas artes de los estudiantes de primer y segundo años de la Escuela Secundaria Superior Afiliada de la NTNU se les asignan diez períodos cada semana para la clase de arte, mientras que las otras secciones sólo tienen un período.

Chiu piensa que los estudiantes de las secciones de bellas artes no son muy creativos, aunque este tipo de programa fue puesto en marcha con el objetivo de educar a ciertos alumnos con potencial artístico profesional. “Los estudiantes de las secciones de bellas artes de las escuelas primarias se desenvuelven bien, pero los de las secciones de secundaria superior tienen menos libertad para crear”, señala. Sus comentarios aluden nuevamente al sistema de examen conjunto de ingreso: según él, si alguien quiere ingresar a la sección de bellas artes de una escuela secundaria superior o estudiar arte a nivel universitario, no sólo tiene que participar en un examen de destrezas artísticas sino también en uno conjunto de ingreso escolar. Asimismo Chiu considera que debería existir una vía totalmente independiente para proseguir estudios superiores para las personas con talento artístico, dado que para éstas la preparación de los exámenes conjuntos de ingreso escolar es demasiado agotadora.

Además, las pruebas de destrezas tienden a tener un gran efecto en el transcurso de la educación. Por ejemplo, las clases de bellas artes suelen centrarse en la formación de destrezas en caligrafía, pintura china, dibujo y acuarela --cuatro áreas que casualmente están incluidas en los exámenes de destrezas para ingresar en la secundaria y en el instituto universitario. “La educación en las ‘secciones de bellas artes’ suele orientarse hacia los exámenes, creando así barreras a la expresión creativa de los estudiantes”, observa Chiu.

Huang Hai-yun, director del Departamento de Bellas Artes de la Universidad Tunghai, tiene otras dudas acerca de la capacidad de las secciones de bellas artes preuniversitarias para formar a artistas jóvenes. “Muchos alumnos cursan estudios en ‘secciones de bellas artes’ --¿y qué? En base a mi experiencia docente, únicamente después de culminar los estudios universitarios es posible saber si el alumno puede convertirse en artista”, dice Huang, añadiendo que las destrezas de aprendizaje de la niñez no necesariamente significan que alguien será más aventajado en la universidad. “Para que un alumno se convierta en artista, no es suficiente con hacerlo participar en un ‘curso de formación de destrezas’. En lugar de ello, debería permitírsele y animarle a cultivar el hábito de la lectura con el fin de desarrollar su imaginación. Eso es muy importante”.

odo tiene un precio. Mientras Taiwan persigue el desarrollo económico, pareciera que se está quedando rezagado a la hora de incentivar los gustos artísticos de la gente y formar artistas de primera categoría. “Pienso con frecuencia que el fracaso de la educación artística en Taiwan tiene alguna responsabilidad en la fealdad de sus calles. Si no se tiene ningún sentido de la belleza, ¿cómo se puede esperar tener un entorno hermoso?” dice Chen Hsiang-pu. De forma similar, Wang Ming-shean, rector del Instituto Universitario Nacional de Artes de Taiwan, equipara el nivel internacional de un país a sus logros artísticos: “Mucha gente considera que Taiwan no es un país desarrollado porque no tenemos más que dinero. Por ejemplo, los países de Europa Oriental son más pobres que Taiwan, pero en términos de cultura y arte se encuentran en una escala superior a la nuestra”.

Es obvia la necesidad de abandonar el antiguo patrón educativo. En respuesta, el Ministerio de Educación (MOE, siglas en inglés) proyecta hacer un cambio del currículo desde el primer grado hasta el noveno con el propósito de desarrollar el potencial individual y respetar los estándares diversificados de valor. Según el MOE, con la puesta en marcha de un sistema escolar integrado de nueve años a partir de 2001, “música” y “bellas artes” --dos asignaturas tradicionales en Taiwan-- desaparecerán del currículo escolar; en su lugar, quedarán incluidas en la asignatura de “artes y humanidades”, que también abarcará las artes teatrales. En primer y segundo curso, se combinará con otros dos campos --“sociedad” y “naturaleza y tecnología”-- y los tres integrarán otra asignatura principal llamada simplemente “vida”. En el futuro, “artes y humanidades” será un curso independiente para los alumnos de tercer a quinto grado.

La reforma cuenta con el apoyo de Chou Tsan-der, director del Departamento de Educación Social del MOE. “La integración de los estudios artísticos es una tendencia mundial. ¿Por qué se tienen que dividir las formas artísticas a la hora de educar a los niños? Primero debemos ayudarlos a desarrollar el gusto por las artes en general en el nivel de educación primaria, para que desarrollen algún interés especial en alguna forma artística”, dice.

Otra importante reforma que menciona Chou se relaciona con la educación artística profesional, consagrada en una ley de educación artística promulgada en 1997 por el MOE. La ley estipula que los institutos universitarios y las escuelas de secundaria superior de arte deben ofrecer estudios artísticos continuos y crear sus propios sistemas educativos, lo que estaría más acorde con el ideal de Chiu Chien-tsung. Por ejemplo, un instituto universitario de arte puede ofrecer a los graduados de secundaria básica la oportunidad de recibir una educación continua que los encamine directamente hacia algún departamento universitario. A este sistema se le suele llamar “educación continua de siete años” (tres años en secundaria y cuatro en instituto universitario).

En la actualidad, el sistema educativo de siete años se ha utilizado sólo en el Departamento de Música y en el de Música China del Instituto Universitario Nacional de Artes de Tainan. Ambos departamentos incorporan a graduados de secundaria básica en el primer trimestre de cada año --lo que significa que la inscripción no tiene ninguna relación con el Examen Conjunto de Ingreso a la Secundaria Superior que se lleva a cabo cada julio. Para los nuevos alumnos, este examen no tiene relevancia en sus vidas porque no tienen que enfrentar la monolítica institución para proseguir la educación terciaria.

Otro ejemplo de educación artística continuada se puede observar en el Instituto Universitario Nacional de Artes Teatrales de Taiwan, fundado recientemente mediante la unión de la Academia Nacional de Artes Dramáticas Fu Hsing y la Academia Nacional de Artes Kuo-Kuang, que da inicio al período de inscripciones a finales del verano. Según Chou, en esta institución los estudiantes pueden recibir educación continuada durante diez años a partir del quinto grado de primaria.

No obstante, no todo el mundo está satisfecho con las reformas llevadas a cabo por el MOE. El pasado abril, Tchen y algunos colegas se reunieron en la NTNU y cuestionaron fuertemente la legitimidad de la asignatura de artes y humanidades que fue recién introducida. “Deberían existir clases independientes de música y de bellas artes, porque son dos temas básicos en la educación artística --de no ser así, no se podrá desarrollar el buen gusto en las artes”, según Tchen. Los intelectuales presentes en la reunión se preguntaron cómo serán diseñados los materiales de enseñanza para esta asignatura y cómo será la formación que recibirá el profesor que tenga a su cargo la enseñanza de diversas formas artísticas. “Cualquier proyecto nuevo debe pasar una etapa de experimentación antes de ponerse en marcha. Pero se ha programado que esta asignatura aparezca en el 2001, y el MOE aún no puede responder a nuestras preguntas”, dice Tchen. “¿Sabe el MOE si está haciendo lo correcto? Creo que debería tener más profesionalismo y establecer un departamento de educación artística”.

La situación actual, según Tchen, es que todos los educadores de arte se encuentran perdidos en cuanto a las reformas educativas, y es aparente que se deben realizar más negociaciones entre el MOE y los reformistas no gubernamentales. Pero Tchen no es pesimista acerca del futuro de la educación artística local porque han surgido nuevos amantes del arte en la isla --dando lugar a que la sociedad taiwanesa tome más en serio el tema de la educación artística. “Tras décadas de vacío espiritual en Taiwan, ahora se está tratando de llenarlo. Y en los últimos diez años que han seguido a la abolición de la ley marcial [1987], se ha observado mayor actividad en el campo del arte. Este es un fenómeno positivo”, dice ella.

Ava Hsueh, profesora asociada del Instituto de Posgrado de Artes Plásticas del Instituto Universitario Nacional de Artes de Tainan, también manifiesta que la situación de los estudiantes universitarios de hoy es mejor que la de los de su generación. “Son más expresivos y están mejor informados, al tiempo que Taiwan se transforma en una sociedad más abierta”, señala Hsueh. “Además, cuando estudié en la NTNU a finales de los setenta, había sólo tres alternativas en el área de las bellas artes, pero ahora la situación es totalmente diferente”, dice.

Hsueh alude a los tres departamentos de arte más antiguos: el de la NTNU, el de la Universidad de la Cultura China y el de la Academia Nacional de Artes de Taiwan (este último fue el precursor del Instituto Universitario Nacional de Artes de Taiwan). Sin embargo, hoy hay departamentos de arte en nueve institutos universitarios y universidades de la isla. Ahora se cuenta con tres institutos universitarios de arte independientes, mientras que antes había uno solo: el Instituto Universitario Nacional de Artes de Taiwan, el Instituto Universitario Nacional de Artes y el Instituto Universitario Nacional de Artes de Tainan-- el último, fundado en 1996, es el más nuevo de los tres y está compuesto principalmente por institutos de posgrado.

Al mismo tiempo, el Consejo para Asuntos Culturales (CCA, siglas en inglés), una organización gubernamental a nivel de Gabinete, desde su creación en 1981 ha estado respaldando y financiando a artistas y grupos artísticos con el objetivo de familiarizar al público general con el arte y desarrollar el gusto por éste. “Hemos emprendido una amplia gama de actividades para ayudar a generar más amantes del arte y artistas. De esta forma la educación artística en la escuela puede indirectamente atraer una mayor atención”, explica Helen Chen-chi Lin, presidenta del CCA. Algunos ejemplos incluyen la introducción de los isleños a las artes extranjeras, recomendaciones para que los artistas locales muestren su talento en el extranjero, concursos de arte y obsequio de boletos a los estudiantes para participar en eventos artísticos. “En el pasado, el número de actores en el escenario sobrepasaba al de los espectadores. Pero con el paso del tiempo la situación ha cambiado mucho”, dice Lin con orgullo.

Parece que es el momento oportuno para hacer una revisión de la educación artística en las escuelas, incluyendo el currículo, los materiales de enseñanza y el programa de formación del profesorado. Ahora queda por resolver el asunto de cómo llevar a cabo las reformas para alcanzar la meta final de la educación artística --enseñar a los alumnos a ser originales tanto en la apreciación del arte como en su creación. Este objetivo podría no ser fácil de alcanzar porque, como dice Wang Ming-shean, Taiwan suele seguir el ejemplo de otros países. “Como resultado, en Taiwan hemos olvidado las tradiciones propias, convirtiéndonos en una sucursal de Europa, Estados Unidos y Japón en sus interpretaciones artísticas. Debemos mencionar con frecuencia esta situación a los estudiantes”, dice.

Sobre el mismo tema, Ava Hsueh expresa que en el proceso de educación artística la prioridad absoluta debería ser el desarrollo de la confianza en uno mismo. “Los métodos educativos de Taiwan no toman en cuenta la importancia de ayudar a los estudiantes a desarrollar su imaginación y confianza. Los artistas deben tener confianza en lo que hacen y el valor de avanzar y desafiarse a sí mismos constantemente”. De hecho, la confianza en sí es esencial para un artista --y, por supuesto, para los reformadores que intentan cambiar la situación de la educación artística, llevándola del margen al centro del sistema educativo de Taiwan. Esa es una tarea difícil, llena de retos, pero valdrá la pena el esfuerzo si se consigue que Taiwan disfrute de una vida espiritual mejor y un nivel más alto en la comunidad internacional.

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