09/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Nada nos detiene: con optimismo y coraje hacia el nuevo milenio

01/11/1999
La solidaridad, la compasión y la generosidad de la gente taiwanesa quedaron demostradas con el sinfín de donaciones que se recibieron para ayudar a los necesitados en las zonas afectadas por el terremoto.

El sismo del 21 de septiembre causó serias pérdidas de vida y propiedad, pero también suscitó un gran espíritu de compasión entre los taiwaneses, y la reflexión sobre la capacidad de la isla para enfrentar cualquier tipo de desastre.

Su epicentro fue ubicado en Chichi, un pueblo pequeño en el distrito de Nantou en el centro de Taiwan, donde provocó el mayor daño. Otros pueblos cercanos, Puli y Tungshih, éste último en el distrito de Taichung, fueron otras de las zonas más afectadas. La región norte no quedó inmune. Dos edificios se derrumbaron dejando un elevado número de víctimas.

Las cifras publicadas por la Administración Nacional de Bomberos tres semanas después del terremoto indican que hubo 2.333 fallecidos, 8.700 heridos y más de ochenta desaparecidos. Una de las razones por las que hubo tantos muertos fue el derrumbe de muchas edificaciones debido a la intensidad del sismo, que registró 7,3 grados de magnitud en la escala de Richter. Según lo establecido en el código de construcción vigente las estructuras construidas después de 1982 deben cumplir con el requisito de resistir sismos de seis grados en la escala de Richter. Lo que significa que los edificios no deberían derrumbarse –por lo menos no inmediatamente– dándole a sus ocupantes la oportunidad de sobrevivir. Algunos de los edificios que se derrumbaron apenas tenían tres o cuatro años de construidos, e incluso algunos de ellos estaban ubicados en zonas donde la intensidad fue de sólo cuatro o cinco grados.

Sin embargo, la falta de profesionalismo y preparación de Taiwan se ha visto compensada por el bondadoso corazón de su gente. Poco después del terremoto, todas las zonas afectadas se vieron abastecidas de suministros de emergencia. Agua mineral y comida caliente estuvieron disponibles apenas algunas horas después del desastre. La generosidad de la gente no sólo se observó en la donación de comestibles sino también en la de artículos de primera necesidad, medicina, equipos de refrigeración, sacos de dormir y tiendas de campaña.

Grupos religiosos y personal militar tuvieron a su cargo la tarea de rescate durante las primeras veinticuatro horas. Médicos, enfermeras, abogados, arquitectos e ingenieros también se unieron a las tareas de socorro. Suministros y voluntarios de todas partes de la isla y de todos los sectores se hicieron presentes para restaurar la fe de la gente en el sentimiento humanitario de los taiwaneses.

El 25 de septiembre, Lee Teng-hui, presidente de la República de China promulgó un decreto de emergencia, con vigencia de seis meses, para simplificar los procedimientos administrativos para la construcción de albergues temporales, los trabajos de reparación o reconstrucción y la obtención de copias de documentos y certificados perdidos. Además el decreto permite al Gobierno la creación de fondos mediante la emisión de bonos, y la movilización del personal militar para realizar tareas de ayuda y reconstrucción.

Hallar albergues temporales para las personas que quedaron sin hogar es la tarea primordial. El Gobierno ha comenzado la construcción de 5.000 unidades de albergue temporal y el sector privado está contruyendo otras más. Las primeras cuarenta unidades fueron terminadas y ocupadas a mediados de octubre. Las personas sin hogar que no quieran usar estas viviendas temporales pueden solicitar una mensualidad de NT$3.000 (US$93,75) por persona mientras esperan que los ingenieros civiles supervisen y clasifiquen sus viviendas en una de las siguientes tres categorías: seguras, sin peligro de derrumbe, o en urgente necesidad de ser demolidas o reparadas.

Los propietarios de edificios dañados pueden solicitar compensaciones. Si la edificación fue totalmente destruida por el terremoto pueden recibir NT$200.000 (US$6.250), y si sólo lo fue parcialmente, la mitad de esa cantidad. El asunto se complica cuando un edificio tiene más de un propietario, y de hecho ya han surgido muchas controversias.

No sólo viviendas se vieron afectadas por el terremoto. Muchas escuelas quedaron inservibles en las áreas más afectadas, dejando a muchos estudiantes sin un lugar para estudiar. Se han contruido aulas temporales, y muchas escuelas están impartiendo clases al aire libre o en locales similares a barracas. Más de 800 alumnos de primaria del centro de Taiwan están temporalmente asistiendo a escuelas en Taipei y viven con familiares o amigos.

Esta dolorosa experiencia ha enseñado muchas lecciones importantes, y actualmente el Gobierno está documentando las fallas de la isla y se está revisando la ley para incluir pautas que prohíban el desarrollo de urbanizaciones cerca de éstas. Asimismo, los urbanistas están instando al Gobierno a aprovechar la oportunidad para crear planes integrales de desarrollo urbano.

Otro tema delicado es la dimensión psicológica de esta tragedia. Algunos sobrevivientes ya han comenzado a mostrar síntomas de trauma por la experiencia vivida: histeria, nerviosismo, insomnio, pesadillas y otros problemas serios. En algunos casos más graves, si no se trata a tiempo, el trauma puede llegar hasta el suicidio: así ocurrió a raíz del terremoto de Kobe, Japón, donde se reportaron 25 casos de suicidio en los seis meses que siguieron al desastre.

La inquebrantable economía de la isla

Desde el punto de vista económico, las pérdidas ascendieron a más de US$9.000 millones, lo que supone un difícil reto para la isla. Sin embargo, expertos en economía y funcionarios del Gobierno han manifestado su optimismo en la capacidad de Taiwan para salir de esta difícil situación dadas la sólida base económica, empresas competitivas y abundante reserva de divisas con las que cuenta.

Según los expertos, el efecto a corto plazo del terremoto no será positivo, especialmente para las exportaciones. Sin embargo, a mediano y largo plazo, la economía recibirá un gran impulso gracias a la demanda de trabajos de reconstrucción y al reforzamiento de los puntos débiles de la infraestructura y del sistema financiero de Taiwan. El consenso general es que los proyectos de reconstrucción necesarios estimularán la demanda de materiales de construcción tales como cemento y acero, crearán más oportunidades de empleo y darán lugar a un aumento general de la producción.

Por otra parte, es preocupante la crisis que sufren las instituciones financieras ubicadas en el centro de la isla. Diversas cooperativas de crédito y de agricultores enfrentan grandes problemas ya que muchos de sus clientes cuyas viviendas fueron destruidas tendrán dificultades para pagar sus hipotecas. En consecuencia, los funcionarios gubernamentales ya están llevando a cabo proyectos para ayudar a unas veinte instituciones financieras locales. El Gobierno ofrecerá incentivos tributarios para estimular fusiones y adquisiciones.

Sin embargo, este problema no es exclusivo de la región central. La tasa de deudas incobrables incrementará dramáticamente si los bancos se ven forzados a amortizar los préstamos hipotecarios de las personas cuyas casas fueron destruidas, lo que afectará inevitablemente a todo el sistema financiero de la isla. Poco después del sismo, el Ministerio de Finanzas instó a los bancos a compartir esta carga, pero ahora parecen estarlo reconsiderando. Otra posibilidad es que el Gobierno Central acepte parte de la responsabilidad por esa deuda. Las discusiones sobre este asunto continúan, y se espera que el Gobierno y los principales ocho bancos de Taiwan lleguen a un acuerdo para que estos absorban un tercio de sus préstamos sobre las viviendas destruidas o dañadas a cambio de que los propietarios pidan nuevos préstamos hipotecarios con bajos intereses para reconstruir sus viviendas en esas mismas instituciones bancarias. Este acuerdo no afectaría al terreno en cuestión, y los propietarios tendrían también la opción de permutar su inmueble por otro propiedad del Gobierno.

El sector bancario no es el único afectado, las compañías aseguradoras también lo han sido. Sus pérdidas se han visto aliviadas en gran medida porque muchas habían adquirido cobertura reaseguradora de compañías extranjeras. El total de pagos por reclamos podría alcanzar los US$625 millones, con el 70 por ciento cubierto por los reaseguros del extranjero.

El efecto del temblor en la topografía de la región central tuvo un gran impacto en las zonas agrícolas más productivas de la isla. Según cifras del Consejo de Agricultura, el sismo causó daños por US$73,8 millones a la agricultura, la ganadería, la industria maderera y a la de acuicultura. Esto ha provocado una crisis financiera en los niveles más bajos del Gobierno, con muchas cooperativas de crédito enfrentando serias pérdidas.

Algunas personas opinan que el peor daño a la economía no derivó del terremoto mismo sino de los apagones y racionamientos de electricidad que le siguieron e interrumpieron la producción industrial y las operaciones normales de las empresas. El efecto negativo en el sector manufacturero fue general, afectando especialmente a muchas industrias cuyas líneas de producción dependen del suministro de electricidad durante las veinticuatro horas del día.

Doscientas torres de conducción eléctrica resultaron dañadas en el centro de Taiwan, cerrando una de las principales rutas de transmisión norte-sur y forzando a la Compañía de Electricidad de Taiwan a imponer racionamientos a las áreas residenciales, comerciales y de oficinas en muchas partes del norte de Taiwan. La normalidad fue restablecida en dos semanas para el sector industrial y dieciocho días después para los otros sectores. Ya se han puesto en marcha proyectos para construir nuevas líneas de transmisión de electricidad que se completarán en tres años; sin embargo, estos han sido objeto de fuertes protestas por parte de los gobiernos y residentes locales que se oponen, entre otras cosas, a la construcción de una nueva planta nuclear.

Ahora bien, ¿quién va a pagar y de dónde se va a sacar el dinero? Para los gastos de socorro y las obras de reconstrucción, el Gobierno ha planeado recabar entre US$3.100 y 3.800 millones, incluyendo US$2.500 millones de bonos públicos, US$562,5 millones del presupuesto de reserva del Gabinete y cerca de US$1.250 millones en ahorros presupuestarios; aun así, muchos opinan que esto todavía no es suficiente. El Gabinete ha decidido recortar o posponer un número de proyectos de construcción pública existentes o programados para este año fiscal, lo que ahorraría US$3,12 millones que podrían invertirse en la reconstrucción. También se ha puesto en marcha un plan para vender boletos de lotería con el fin de recabar más fondos. El Ministerio de Finanzas propone aumentar el límite de la deuda del sector público al cincuenta por ciento del producto nacional bruto (actualmente es el 48 por ciento), permitiendo al Gobierno reunir más capital en caso de ser necesario.

Después de muchos análisis económicos y financieros, las organizaciones privadas y gubernamentales de la isla han llegado unánimemente a varias conclusiones: Los daños estructurales y los del sector industrial van a reducir el crecimiento económico de Taiwan de este año entre un 0,2 por ciento y un 5,4 ó 5,5 por ciento. Además, el gasto para restablecer la infraestructura de la isla creará serios problemas financieros para el Gobierno. Sin embargo, la activa promoción de proyectos de reconstrucción ayudará a compensar los daños económicos, y sentará la base para el crecimiento económico a mediano y largo plazo. En otras palabras, la sólida economía de Taiwan seguirá en pie a pesar de la seria crisis que ahora enfrenta, y un claro ejemplo de ello es la vigorosa actividad bursátil de la isla. La bolsa de valores de Taiwan repuntó poco después del sismo, demostrando la confianza de los inversionistas en la solidez financiera del país y en las medidas tomadas por el Gobierno.

Edificaciones de gran resistencia

Según cifras compiladas por la Administración de Planificación y Construcción del Ministerio del Interior, aproximadamente 9.878 edificios se derrumbaron y unos 8.965 han sido calificados como estructuras peligrosas. Muchos de ellos son el resultado de construcciones de baja calidad, en las que se habían empleado materiales inadecuados para resistir terremotos. Llamó la atención que, mientras los edificios con más de diecisiete pisos quedaron intactos, la mayoría de los edificios que se cayeron contaban con menos de quince –¿a qué se debió esto?

Las reglamentaciones actuales obligan a los constructores que tienen planeado hacer edificaciones superiores a los cincuenta metros de altura (aproximadamente 17 pisos) a emplear ingenieros que inspeccionen y presenten informes sobre la capacidad de la edificación para soportar sismos. Además, los ingenieros deben presentar los diseños estructurales a un grupo de expertos para su aprobación, sin la cual la autoridad local competente no puede emitir el permiso de construcción. Estas normas tienen el propósito de evitar la falta de ética entre los constructores.

El problema se presenta cuando los edificios miden menos de cincuenta metros, porque para éstos las reglamentaciones son menos estrictas y, en consecuencia, la calidad de la construcción se ve afectada, lo que puede derivar en el derrubamiento de las edificaciones durante un terremoto de gran intensidad.

El código de construcción de Taiwan fue revisado en 1982, introduciendo reglas más estrictas en cuanto a la resistencia sísmica. Tras el terremoto de Kobe en Japón, dichas normas volvieron a ser reforzadas en 1997. Según la ley actual, no se puede construir ninguna estructura en las zonas donde existen fallas sísmicas. Ahora bien, en vista del gran número de edificaciones que colapsaron durante el sismo en el centro de Taiwan, el Gobierno ha decidido invitar a académicos, expertos y representantes de colegios profesionales para revisar las reglamentaciones actuales y crear leyes más estrictas que tomen en cuenta las condiciones geográficas, el propósito de las edificaciones y consideraciones de diseño estructural.

Además, otra importante tarea es aprobar una ley que reglamente los diversos aspectos de la industria de la construcción e imponga penas más severas a las compañías que incurran en el empleo de mano de obra de mala calidad o el uso de materiales de ínfima categoría. Construir edificaciones con resistencia a sismos de gran intensidad puede doblar los costos de construcción en algunas circunstancias, lo que junto al alto costo de la tierra en Taiwan podría elevar aún más los precios de los inmuebles y hacer irrealizable el sueño de comprar una vivienda para un mayor número de personas.

La compasión y solidaridad de un pueblo

Las mujeres y hombres que se dedican a trabajar como voluntarios bajo el emblema de la Fundación Tzu Chi fueron unos de los primeros integrantes de diversas organizaciones civiles que se unieron a las labores de rescate en las primeras horas posteriores al devastador sismo. Tzu Chi es un grupo de beneficencia budista creado en 1966 y que tiene un reconocido récord por brindar ayuda a los necesitados tanto en Taiwan como en otras partes del mundo.

Sus impresionantes esfuerzos tras el terremoto no merecen más que elogios. Tzu Chi tiene casi 15.000 miembros acreditados y se distingue por su eficiencia organizacional, demostrada al ser el primer grupo voluntario en servir comida a los rescatistas y a las víctimas del temblor y brindar refugio a los necesitados. Dos días después del desastre, la organización ya había distribuido fondos de emergencia: US$156 por cada víctima hospitalizada, y US$625 por familia con miembros desaparecidos. Además de la ayuda financiera y material, Tzu Chi brindó consuelo espiritual a los damnificados.

Esta organización también envió este año ayuda a las víctimas de sismos igualmente devastadores en Colombia y Turquía. Pero no es éste el único grupo civil que brindó asistencia efectiva. I kuan Tao, o la “religión de la unidad única”, trata de sintetizar principios extraídos de las principales religiones del mundo y, con más de 900.000 seguidores, es la tercera religión más popular en Taiwan. Al igual que Tzu Chi se ha destacado por realizar obras de caridad, y uno de sus principios es ayudar al prójimo en casos de desastres. Miembros voluntarios de este grupo se ocuparon de preparar comidas gratuitas para los voluntarios ocupados en tareas de rescate en el distrito de Nantou cerca del epicentro del sismo.

Algunas organizaciones cristianas también ofrecieron su colaboración en las tareas de socorro. World Vision, una organización internacional de cristianos comprometidos en el socorro de los pobres y con más de 400 miembros en Taiwan, movilizó a más de 5.000 voluntarios y los envió a las estaciones de rescate, donde distribuyeron alimentos y otros artículos de primera necesidad.

La reacción popular puso en evidencia el espíritu compasivo de la gente y cómo la secularidad no es obstáculo para brindar ayuda. Un día después del sismo, el China Times, uno de los principales diarios de Taiwan, tomó la iniciativa de reunir a más de veinte organizaciones de los medios de comunicación con el fin de ayudar en las tareas de rescate. Esta alianza se concentró principalmente en facilitar medios de transporte para hacer llegar los suministros a las áreas más afectadas. Según iban llegando a su destino, diversas organizaciones civiles aguardaban listas para ponerse manos a la obra. Voluntarios budistas prepararon comida vegetariana. Cocineros profesionales de toda la isla acudieron a cocinar en tiendas de campaña. Barberos ofrecieron cortes de cabello gratuitos a las víctimas. Equipos de optometristas estuvieron a la mano para ayudar a las víctimas que perdieron sus anteojos entre las ruinas. Médicos y estudiantes de medicina también se trasladaron hasta las zonas afectadas para ofrecer tratamiento gratuito a los heridos.

Los donantes no se limitaron a enviar alimentos y artículos de primera necesidad, sino que contribuyeron con enormes sumas de dinero. Cerca del 80 por ciento de los residentes donaron dinero para los proyectos de reconstrucción y un 50 por ciento continuará ofreciendo ayuda financiera a largo plazo. Estas donaciones fueron de gran ayuda, pero la labor de socorro está ahora en otra etapa y se necesita mucho más para lograr el rápido restablecimiento. Las obras de reconstrucción no sólo se limitan a la construcción de viviendas sino también a reparar el daño emocional de tanta gente.

Una de las principales preocupaciones de la sociedad son todos los niños que quedaron huérfanos tras el sismo. Aproximadamente 125 niños menores de 12 años han sido adoptados por parientes próximos, pero muchos niños no han podido serlo, y los trabajadores sociales continúan buscando a más huérfanos en las áreas más afectadas. La Fundación de la Liga de Bienestar Infantil, establecida en 1991 para supervisar todos los aspectos del bienestar infantil, ha tomado la iniciativa en este asunto y hasta la fecha la han contactado más de 700 familias dispuestas a adoptar niños huérfanos del terremoto. Sin embargo, se debe investigar minuciosamente la intención de estos futuros padres adoptivos, pues gracias a la generosidad de muchas empresas privadas y agencias gubernamentales estos huérfanos podrán adquirir grandes cantidades de dinero en compensaciones y donaciones.

Por otro lado, organizaciones civiles como Tzu Chi se hacen cargo de los ancianos que han quedados sin hogar tras el desastre, ofreciéndoles vivienda temporal y consuelo espiritual. También la Fundación Misión Católica de Taiwan ha ofrecido refugio para estos residentes de edad avanzada en sus diez hospitales y asilos de ancianos alrededor de la isla.

El trauma causado por este devastador evento ha elevado la necesidad de asesoría psicológica, y tanto el Gobierno como los grupos privados ponen mucho énfasis en el ofrecimiento de orientación y consuelo espiritual a los heridos y las víctimas en general. Esta es una parte crucial del proceso general de reconstrucción.

La solidaridad y la compasión se pusieron de manifiesto con gran fuerza entre los residentes de la isla, siendo clave para la pronta recuperación de ésta.

Equipos de rescate extranjeros

Alrededor de 729 especialistas extranjeros de 21 países diferentes acudieron de inmediato a Taiwan para prestar ayuda a las miles de personas cuyas vidas quedaron arruinadas por el sismo. Australia, Austria, República Checa, Francia, Alemania, Hong Kong, Hungría, Japón, México, Nueva Zelanda, Filipinas, Rusia, Singapur, Eslovaquia, Corea del Sur, España, Tailandia, Turquía, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos enviaron equipos de rescate. Algunos, como los japoneses, trajeron tecnología punta en equipos de socorro; otros, como los mejicanos, sólo palancas pero un intenso deseo por salvar vidas.

Antes de que los rescatistas entraran en los edificios derrumbados en búsqueda de sobrevivientes, ingenieros estructurales inspeccionaban las estructuras y colocaban los refuerzos necesarios. En algunos casos se llevaba perros olfateadores y se hacía uso de equipos de alta tecnología, cámaras y aparatos receptores de sonido capaces de captar hasta los latidos del corazón. Sin embargo, no todos los equipos siguen este mismo procedimiento. El grupo Tlatelolco “moles” de México no emplea equipos sofisticados, solamente palancas, y entran ellos mismos en las estructuras derrumbadas sin la ayuda de perros. Uno de los equipos con instrumentos más sofisticados fue el de Corea del Sur, que cuenta con un tipo de instrumento de alta tecnología que registra sonido e imagen al mismo tiempo. A este equipo se debe el rescate de un niño de seis años, uno de los momentos más emocionantes de las operaciones de socorro, tras estar atrapado ochenta horas bajo los escombros.

Sin embargo, algunos aspectos relacionados con la ayuda extranjera fueron objeto de censura por parte de los medios de comunicación y del pueblo en general. A pesar de que la presencia de un pequeño grupo de especialistas de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en Taiwan causó cierta extrañeza entre el público, las Naciones Unidas recibió comentarios adversos por solicitar permiso de Pekín para enviar ayuda a la isla. Además, la actitud de China continental durante las primeras semanas de rescate suscitó duras críticas. La principal ofensa de China continental fue exigir a la Sociedad de la Cruz Roja Internacional que solicitara la aprobación de Pekín antes de enviar ayuda a Taiwan. Por si esto no fuera poco, se ofreció para recabar las donaciones provenientes del extranjero para las víctimas del terremoto. El hecho es que China continental ofreció la suma de US$100.000. Para muchos observadores locales, esta actitud de China continental está a la par de su rotunda negativa a renunciar al uso de la fuerza contra Taiwan.

No obstante, no todos se sintieron obligados a obedecer a Pekín, y muchas organizaciones no gubernamentales acudieron a la ayuda de inmediato sin pedir la opinión de nadie.

Hay que darle crédito a los equipos de rescate extranjeros que elevaron la moral del público de Taiwan y nos demostraron que no estábamos solos en esta ardua tarea. Y ahora que ya se han ido debemos reflexionar sobre diversos aspectos: ha quedado claro que debemos establecer un mejor sistema de comunicaciones –por ejemplo, preparar un equipo de traductores que se pueda asignar a los rescatistas extranjeros; asimismo, hay que prestar más atención a la coordinación para aumentar la eficiencia de los equipos extranjeros, que en algunos casos no sabían a donde ir por falta de mapas; por último, Taiwan debe formar un equipo de rescate con el objetivo de hacer frente a cualquier desastre a nivel nacional y, al mismo tiempo, ayudar a otros países en el futuro, y de este modo, devolver la ayuda prestada por la comunidad internacional durante esta catástrofe.

La belleza imperecedera de Formosa

La ubicación de Taiwan entre tres zonas climáticas y su diversidad topográfica han dotado a la isla con una amplia gama de fauna y flora y un magnífico paisaje natural. A esto se suman las exóticas costumbres tradicionales, zonas comerciales y exquisitos restaurantes, donde se pueden degustar versiones originales de todos los tipos de comida china y platos de todas partes del mundo.

Algunas zonas turísticas del centro de Taiwan se vieron afectadas por el sismo, y su reconstrucción es una de las prioridades del Gobierno Central y los gobiernos locales correspondientes. Sin embargo, quedan innumerables lugares de extraordinaria belleza para ser explorados por quienes buscan aventura. Muchos templos y viviendas de arquitectura clásica china, el majestuoso Museo Nacional del Palacio, con la colección más grande de tesoros artísticos chinos, o el impresionante Monumento Conmemorativo a Chiang Kai-shek son algunos ejemplos de los puntos más interesantes en un recorrido por la capital Taipei. Al norte de Taipei se encuentran el hermoso Parque Nacional Yangmingshan y, muy cerca de allí en la costa, las formaciones rocosas de Yehliu, dos lugares de indescriptible belleza.

La costa al este de Keelung, calificada como Zona Paisajística Nacional de la Costa Nororiental, también es una de las regiones más atractivas de la isla. Wulai, al sur de Taipei, es un enclave aborigen donde los visitantes pueden ser testigos de danzas y ceremonias tradicionales.

Un lugar turístico de inigualable hermosura se halla en la costa este: se trata del Desfiladero de Taroko, que con sus elevados peñascos y rugientes cascadas deja asombrado a todo el que lo visita.

El sur de Taiwan está lleno de contrastes, entre ellos el de ciudades modernas rodeadas de arrozales. Tainan es la ciudad cultural de la isla, rica en historia y arquitectura antigua. Un poco más hacia el sur está la vibrante Kaohsiung, la segunda ciudad más grande de la isla. Allí se encuentra el principal puerto internacional de la isla. En el extremo de la isla se halla la Península de Hengchun. El Parque Nacional Kenting ocupa casi toda la península y sus espectaculares costas ofrecen a los visitantes algunas de las mejores playas de la isla.

En los alrededores de Taiwan otras islas más pequeñas, las Islas Pescadores, la Isla Verde, la Isla de las Orquídeas, ofrecen a los turistas una amplia variedad de atractivos: fantásticas formaciones coralinas, bellas playas, templos antiguos, pintorescas villas y cultura tradicional aborigen, entre otros.

Todo esto, sumado a los excelentes hoteles, medios de transporte de primera calidad y la hospitalidad y el carácter amistoso de los taiwaneses, hacen que esta isla siga siendo un excelente destino para los turistas.

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