Taiwan Today

“¿Cómo vamos a cantar las canciones del Señor en una tierra extraña?” ­preguntaba el salmista hebreo exilado en Babilonia junto con sus hermanos israelitas. Alejados de su patria, rezaban para que Dios los ayudara a recordar cómo cantar “las canciones de Sion” cuando volvieran; pero en espera de un tiempo más dichoso de regreso al hogar, dejaron sus arpas colgadas de los sauces de Babilonia. Como los hebreos en Babilonia, los misioneros de Taiwan viven en una tierra extraña, “completamente ajena”; a diferencia de los israelitas, no han abandonado sus arpas ni sus canciones. Pero los instrumentos con que alaban al Señor han tomado formas diferentes: según el Ministerio del Interior, los misioneros católicos y protestantes (que representan el 92 por ciento del contingente misionero total en Taiwan) han puesto en marcha hasta el momento 11 universidades, 24 colegios universitarios, 36 escuelas de enseñanza secundaria, 21 de enseñanza primaria, 315 jardines de infancia, 9 guarderías, 5 orfanatos, 5 asilos de ancianos, 4 centros de rehabilitación, 24 centros para deficientes mentales, 7 instituciones de beneficencia para minusválidos, 103 instituciones dedicadas al proselitismo, 27 hospitales, 31 clínicas, 40 bibliotecas y 104 editoriales. Los misioneros extranjeros de Taiwan han hecho de la isla su residencia adoptiva. Para ellos, el dichoso regreso al hogar ya ha comenzado.