29/04/2024

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Niños pequeños, ambiciones grandes

01/08/2006
El documental ¡A saltar chicos! ganó varios premios y fue un éxito comercial.

A primera vista el gimnasio ubicado en una esquina del campus de la Escuela Primaria Gong Jheng, en el Distrito de Ilan, no es particularmente impresionante. Los niños, algunos pequeñitos de cinco años de edad, y adolescentes, se observan dando volteretas o haciendo volteretas laterales o practicando en los aparatos de gimnasia dentro del edificio, y varios chicos haciendo paradas de mano contra la pared como castigo por comportarse mal.

Es difícil imaginarse que este gimnasio fue, durante un tiempo, una especie de imán para los medios de comunicación, así como para los simplemente curiosos. No obstante, el gimnasio se hizo famoso después de la presentación de un documental sobre siete jóvenes gimnastas de esta escuela a principios del año pasado. Con el título de ¡A saltar chicos!, la película no sólo fue un éxito de taquilla en el país, sino que también se hizo acreedora del galardón como mejor documental en los Premios Caballo Dorado del año 2005.

Gong Jheng ha sido la única escuela primaria en Ilan que organiza equipos de gimnasia desde 1984, y el gimnasio, que cuenta con cinco entrenadores, es actualmente el único lugar para entrenar alrededor de 50 gimnastas locales, que están estudiando en Gong Jheng o son ex alumnos de esta institución y que ahora están en las escuelas secundarias locales. Pero son las siete estrellas de la película en particular sobre las que ha recaído el centro de la atención del público. Seis de los chicos están en el mismo equipo, y el séptimo, quien es también el más pequeño, entrenaba con los chicos mayores, pero actualmente forma parte de otro equipo. “Los medios de comunicación enfocaron su atención en ellos. Por ello, los otros estudiantes de la escuela los veían como ídolos”, dice Lin Yu-hsin, el entrenador de estos dos equipos de chicos, que desde el año pasado ha comenzado también a entrenar a niñas. “En ese entonces, se lo tenían creído. Ellos pensaban que eran superestrellas. Eso realmente me molestaba”.

Lin no estaba contento con la actitud prepotente de los gimnastas, porque él deseaba que progresaran hasta hacer realidad su sueño final de ayudar al equipo a ganar una medalla olímpica. Poco a poco, mediante la disciplina constante de los pequeños atletas para que dominen sus enormes egos, Lin los ha ayudado a poner los pies otra vez sobre la tierra. Al mismo tiempo, él comenzó a rechazar las invitaciones irrelevantes al programa de entrenamiento, tales como las solicitudes de los medios de comunicación para entrevistar a los gimnastas.

Sin embargo, alejados de la publicidad exagerada de los medios de comunicación, existen sólidas razones para que los jóvenes atletas se sientan orgullosos de sí mismos. En 2003, los chicos hicieron su debut en el Campeonato Nacional de Gimnasia —una competencia para atletas de diferentes grupos de edad— y ellos compitieron en la categoría para estudiantes de grados inferiores entre las edades de siete y ocho. Los gimnastas lograron vencer a más de diez equipos, y obtuvieron medallas de oro en las competencias de equipo y las polifacéticas individuales, más 14 otras medallas en los eventos individuales. Ellos demostraron que su victoria no fue sólo un golpe de suerte al mantener el título como mejor equipo infantil masculino durante los dos años siguientes. El equipo ya se había dado a conocer muy bien en los círculos de la gimnasia en Taiwan antes del galardonado documental que los presentó al público general.

“Se supone que deberían ser mejores gimnastas que yo porque comenzaron a practicar un par de años antes”, dice el entrenador Lin, de 36 años de edad, quien fue miembro del equipo de gimnasia de la escuela hace 27 años. Un ex gimnasta que ganó medallas de oro en varias oportunidades en los Juegos Nacionales (una competencia para atletas adultos solamente), especialmente en el evento de salto, Lin comenzó a entrenar cuando estaba en tercer grado. En 2000 él regresó a su alma mater para ayudar a entrenar a futuros atletas. Hoy, él no sólo ofrece entrenamiento, sino que enseña a los niños pequeños en el jardín de infancia anexado a la escuela primaria a hacer ejercicios básicos; y al mismo tiempo, busca talento potencial entre ellos para que luego participen en el entrenamiento de gimnasia formal. Lin seleccionó a seis de siete pequeños gimnastas de esta manera cuando eran alumnos del jardín de infancia, fijándose especialmente en la buena flexibilidad física y la capacidad de aguantar la presión.

Sin embargo, a pesar de su aguante físico y mental, es imposible para los pequeños atletas permanecer en el equipo sin el apoyo total de sus padres, lo que puede ser una dura prueba para las habilidades persuasivas del entrenador.

La principal preocupación para la mayoría de los padres es que sus hijos puedan lastimarse durante el entrenamiento. Algunos se preocupan también de que sus hijos no crezcan hasta una estatura normal si reciben entrenamiento, pues ellos creen que éste atrofia el crecimiento. Pero Lin afirma que el entrenamiento es menos riesgoso que en el pasado porque los entrenadores son más metódicos que sus predecesores, exigiendo a los atletas hacer progresos poco a poco.

“En el pasado, los entrenadores exigían a los atletas que imitaran directamente los movimientos más difíciles de los gimnastas extranjeros. Eso es peligroso e ineficiente”, dice. En cuanto al asunto de la altura, Lin dice que esto es una falacia. Mientras que los gimnastas más sobresalientes suelen ser más bajos que el promedio, esto es porque su naturaleza baja les da una ventaja en el deporte, no porque el entrenamiento atrofió su crecimiento.

Los niños seleccionados para entrenamiento necesitan mucha energía, tanto física como mental.

Lin dice que los padres de los gimnastas adoptan una actitud positiva hacia el deporte. “La mayoría de los niños hoy día están pegados a la televisión o sus computadoras cuando están en casa. No tienen tiempo para desarrollar relaciones interpersonales”, dice Huang Jheng-ming, padre de un gimnasta, al explicar por qué apoya la participación de su hijo en el equipo. Para él, el duro entrenamiento de la gimnasia le ayuda a formar un carácter saludable. “Mi padre lo idolatra porque es el nieto mayor. Su participación en el equipo le ayudará a no ser un niño consentido”, dice.

Con los jóvenes de Taiwan dados en llamar la “generación fresa”, haciendo referencia a las características de fragilidad y facilidad de dañarse de esta fruta, los pequeños atletas están rompiendo el estereotipo. “Es bueno que la gente aprenda a enfrentar retos y presión a una edad temprana”, dice Huang Shu-fen, cuyo hijo también está en el equipo de gimnasia. “A través del entrenamiento, espero que mi hijo tenga algo que recordar de su niñez y se convierta en una persona que no se rinda fácilmente ante las dificultades”.

La actuación de los chicos no ha sido decepcionante. Ellos han ganado los aplausos, construido su confianza en sí mismos, y desarrollado amor por el deporte. “Quiero practicar gimnasia porque quiero ganar. Si no lo hago de forma continua, me quedo atrás”, dice Sie Siang-syuan. “Si se descansa por unos días, los músculos se endurecen y dolerá cuando el entrenador estire nuestro cuerpo para hacerlo flexible”, agrega su hermano, el menor de los siete chicos.

Todos los chicos han derramado lágrimas en las primeras etapas del entrenamiento, cuando deben aguantar el dolor físico inducido por el esfuerzo del entrenador de “ablandar” sus cuerpos. Hubo veces cuando los atletas pensaron en abandonar y, algunos dejaron el entrenamiento durante varios días. Pero, al final, persistieron. “Los días más duros ya terminaron”, dice Lin. Hoy aún tienen que hacer estiramientos a diario al comienzo del entrenamiento entre 2 p.m. y 7 p.m. pero ya nadie le tiene pavor.
 

Fue este grado de perseverancia lo que impulsó al hermano del entrenador, Lin Yu-hsien, a hacer un documental sobre el equipo cuando volvió a su pueblo natal en 2002. “Al principio, yo no estaba muy interesado. Pensé que la historia no iba a ser muy atractiva”, recuerda. “Pero esos niños realmente me sorprendieron. Yo observé a los pequeños llorando terriblemente del dolor, pero luego los vi volver al gimnasio al día siguiente”. Después de eso, él decidió pasar un tiempo filmando al equipo cada vez que venía a Ilan. Y terminó con una grabación de la actuación del equipo en el Campeonato Nacional de Gimnasia en 2004, la película mandó de inmediato a los chicos y al entrenador al estrellato por todo Taiwan.

Decidió hacer la película en parte porque quería que sirviera de incentivo para animar a la gente a quedarse en la industria cinematográfica de Taiwan, que va en declive”, dice Lin Yu-hsien. El director no fue el único que se emocionó con el coraje de los niños para enfrentar su frustración. El documental ha sido un éxito comercial, que ha sido mostrado en 100 escuelas primarias con el patrocinio del Ministerio de Educación y Amway Taiwan. En la actualidad, Lin Yu-hsien sigue siendo invitado por diversas organizaciones para mostrar su documental a los empleados y miembros. Los hermanos Lin y el equipo de gimnasia viajaron a Tokio en junio para el primer estreno comercial de la película en el extranjero.

El director espera producir otro documental ¡A saltar hombres! en 2012, que termine con el equipo compitiendo en las Olímpiadas de Londres o, incluso mejor, con sus miembros de pie en el podio de premiación. Los gimnastas de Taiwan han ganado medallas en concursos internacionales como el Campeonato Mundial de Gimnasia y los Juegos Asiáticos, pero una medalla olímpica aún parece remota.

El entrenador espera que los chicos puedan dar el gran paso hacia delante. El ya está viendo buenas señales, especialmente después que su hermano ayudó al equipo a acercarse más a su meta final. Gracias al éxito del documental, el entrenador tiene mayor habilidad para buscar ayudar financiera de compañías locales. “Ahora no sólo actúo como entrenador, sino que pienso en maneras de recaudar dinero para el desarrollo del equipo”, dice Lin Yu-hsin. Su plan para los chicos es enviarlos al extranjero a competir en tantos eventos internacionales como sea posible, cuando sean adolescentes, lo que significa que necesitará mucho dinero. “La calidad de los atletas en sí misma es importante. Pero también es importante dejar que los jueces internacionales los recuerden”, dice Lin. “Para los gimnastas en el mismo nivel, los más familiarizados con los jueces suelen obtener puntuaciones más altas”.

Todos los gimnastas del equipo de la Escuela Primaria Gong Jheng esperan ser entrenados por Lin después de entrar en la escuela secundaria superior en Ilan. El problema real vendrá cuando sean mayores y vayan a la universidad, que los alejaría de Ilan y del entrenador Lin. Para resolver este asunto, la Universidad Nacional de Ilan ofrecerá admisión a los gimnastas sobresalientes el año próximo, para que los gimnastas adultos puedan quedarse en su pueblo natal y ser entrenados por entrenadores que conocen desde su niñez. Al mismo tiempo, se está planificando un departamento de deportes competitivos, que recluta a atletas prometedores.

Entre tanto, un nuevo gimnasio está proyectado a terminarse en Ilan para finales de este año. Lin Yu-hsin cree que la atención de toda la isla en su equipo ha ayudado a facilitar la construcción del gimnasio, que comenzó hace tres años. Se espera que el nuevo gimnasio, más espacioso y mejor equipado, eleve la seguridad y la eficiencia del entrenamiento.

Nadie sabe si estos chicos, aún tan jóvenes, podrán realmente hacer historia en los Juegos Olímpicos, y permitir a Lin Yu-hsien crear el final perfecto para su planeado documental. Pero, al menos, ellos han estimulado enormemente a cientos de pequeños gimnastas a entrenar en las escuelas primarias de Taiwan, así como a gente de todas las profesiones y clases sociales. “Se hace cada vez más difícil encontrar nuevos gimnastas. Mucha más gente elige no tener niños. Si quieren niños, sólo tienen uno o dos. Por lo que los padres son cada vez más protectores que antes”, dice Wang Yuan-hong, quien fue entrenador de Lin Yu-hsin y aún enseña en la Escuela Primaria Gong Jheng.

Al considerar las palabras del viejo entrenador, pocos no sienten emoción al ver la determinación de los pequeños gimnastas de saltar alto y lejos con coraje y gracia.

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