04/05/2024

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La competencia en la corriente principal

01/02/2006
Lin Po-heng lleva la delantera en una curva S durante el Campeonato Fórmula Renault de Asia 2005, donde obtuvo la victoria con el primer lugar.

Cuando le preguntan con qué tipo de juguete se entretenía de niño, Lin Po-heng recuerda que solamente con automóviles de juguete. “Tenía de todo tipo”, dice, “autos a control remoto, del tipo modelo, cualquiera que se imagine. ¡Hasta les pasaba cera a los que más atesoraba!” Cuando cumplió seis años, Lin ya estaba frente al volante, conduciendo con un poco de ayuda de su padre. También fue su padre quien le llevó a la pista de cochecitos infantiles y descubrió el talento de su hijo. “Mi padre me observaba conduciendo y se dio cuenta que cogía las curvas suavemente mientras que otros niños se torcían”, dice.

A los 25 años, Lin se convirtió en el primer piloto taiwanés en ganar el Campeonato Fórmula Renault de Asia. Esta victoria de 2005 es una carrera que aseguró la reputación de Lin como uno de los pilotos más rápidos en Asia, y para Taiwan un puesto distinguido en un deporte que apenas está colocándose a la vista del público.

Aunque fue introducido en Taiwan desde Hong Kong hace más de 20 años, el automovilismo nunca ha sido tan popular como en Europa, Estados Unidos y algunos países de Asia. El énfasis típico en los logros educativos y profesionales en Taiwan resultó ser un obstáculo para el desarrollo del deporte. “Para promover el deporte del automovilismo en Taiwan, tenemos que tratar serios ‘problemas culturales’”, dice Yeung Kwong-wing, director de la Asociación de Deporte Automotor Chinos-Taipei (CTMSA, siglas en inglés). Aunque, el automovilismo es un deporte costoso, la emoción que produce, llama especialmente la atención de los adolescentes, un grupo que no puede costearlo. “Los jóvenes entusiastas del deporte se topan pronto con problemas financieros si sus padres no los apoyan”, indica Yeung. Se suele oír las historias de las artimañas nocturnas de los adolescentes aficionados a la velocidad, y esto se ha sumado a su connotación negativa en la opinión de los padres.

Sin embargo, las actitudes están comenzando a cambiar. “Cuando le dije a mi padre que quería solicitar la beca Le Mans, un programa de entrenamiento para competencia en Fórmula Uno en Francia, él me dijo ‘está bien’”, dice Lin, quien luego ganó la beca. En su primera carrera en Francia, Lin quedó en tercer lugar. “Cuando mi padre vio nuestra bandera izarse, lloró de la emoción”, dice.

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La mirada firme y el atractivo físico de Lin son ventajas para su carrera.

En la opinión de Yeung, para lograr una cultura del automovilismo es necesario que pasen por lo menos dos o tres generaciones, y en Taiwan este ambiente está madurando rápidamente. Los automóviles se consideraban artículos de lujo antes de la década de los setenta, cuando la economía de Taiwan creció rápidamente. La mayoría de los taiwaneses no han crecido mirando a sus padres, desde el puesto de atrás, conducir automóviles. Para aquellos mayores de 30 años, los automóviles son simples medios prácticos de transporte. No obstante, el interés en el automovilismo recreativo y las carreras de auto ha aumentado a medida que la sociedad de Taiwan ha prosperado.

En la isla, las carreras de auto comenzaron en miniatura, en la forma de carreras de karts, que son vehículos pequeños generalmente fabricados en casa. Las carreras de karts fueron traídas en 1983 por un ingeniero informático desde Hong Kong, y atraían principalmente a los profesionales educados quienes podían darse ese lujo. Un año después, las primeras carreras de karts se llevaron a cabo en la Comunidad Wanfang en Taipei. La comunidad recién construida, cercada y sin residentes ofrecía un escape perfecto de las congestionadas calles de la ciudad. Después que los residentes empezaron a habitar la comunidad, los aficionados al deporte buscaron un lugar permanente, y en 1985, una pista pequeña de 600 metros en Taipei se convirtió en la sede de la primera organización oficial de automovilismo deportivo, el Comité de Kartismo de la Ciudad de Taipei.

Entre 1986 y 1989, se construyeron algunas pistas pequeñas conforme a los estándares internacionales, y facilitaron la promoción del deporte. Por desgracia, un incendio en 1989 destruyó la pista más popular, la mayoría de los karts, y provocó la muerte del propietario. Sin embargo, los aficionados no se desanimaron, y se estableció una nueva pista de karts. Compartió las instalaciones con un club de aeronaves ultraligeras a principios de los noventa. Haciendo carreras en dos equipos, los miembros del club de karts competían de forma irregular, y como en su mayoría eran jóvenes adinerados, el kartismo adquirió pronto una reputación de alta clase.

A comienzos de 1993, la reputación del deporte se vio nuevamente empañada, cuando un serio accidente dejó paralizado a un piloto, y expuso los asuntos de seguridad y falta de gestión de la pista. Para sobreponerse a la partida de aficionados al kartismo, un club comenzó a alquilar karts. Esta fue una buena noticia para aquellos sin sus propios karts, pero no fue una medida responsable porque los administradores no brindaban entrenamiento adecuado para los pilotos aficionados.

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Las carreras de motocicletas solían realizarse mensualmente en el Circuito Internacional de Velocidad de Taiwan.

Después de examinar las causas de los accidentes, Yeung y algunos pilotos de karts con mucha experiencia pensaron que era necesario construir una pista más segura en Taiwan. La adquisición del terreno fue uno de los principales problemas que enfrentó el grupo de inversionistas. Según el plan original, necesitaban 10 acres de terreno para construir una pista de dos kilómetros. Pero, el lugar más adecuado era de sólo 7,5 acres, que no servía para la pista deseada sin comprometer los estándares de seguridad.

Como médico, Yeung insistió en que la seguridad era la prioridad en el diseño del Circuito Internacional de Velocidad de Taiwan (TIS, siglas en inglés). Luego de consultar con diseñadores extranjeros de pistas, Yeung y sus socios decidieron sacrificar la longitud de la pista para mantener la seguridad. En el diseño final, se incluyeron más curvas para prevenir la aceleración excesiva en la pista de 1,85 kilómetro. “La seguridad se enfatiza tanto en el diseño que algunos pilotos extranjeros han bromeado que la pista de TIS es simplemente una S doblada”, dice Yeung con una carcajada. “La S quiere decir seguro y suave, no super”. Después que se estableció TIS en 1993, CTMSA comenzó a celebrar eventos allí para atraer a más pilotos y espectadores. Además, se estableció un nuevo club en el circuito, y ofreció programas de entrenamiento para los aspirantes a piloto.

Así como en otros países, el kartismo sembró las raíces de las carreras de automóviles en Taiwan. A medida que más gente ha buscado diversión en el kartismo en los últimos años, se han construido más pistas en zonas recreativas y paisajísticas, tales como Kenting, un lugar turístico en la costa en el sur de Taiwan. Algunos circuitos más pequeños techados también han aparecido en los mercados nocturnos, y en los almacenes para complacer a los entusiastas de la ciudad.

Como la diferencia entre deporte y recreación no está bien definida legalmente, no hay reglamentaciones específicas para regular las pistas. Yeung piensa que esto es un serio abuso de la seguridad pública. Tsai Pei-jung, funcionaria en el Consejo Nacional para la Salud Física y Deportes, dice que el Gobierno ha notado el problema, y comisionó una investigación de este asunto. “Los resultados serán tomados en consideración en el proceso de creación de políticas futuras”, dice.

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El kartismo bajo techo se ha vuelto una actividad popular en los mejores mercados nocturnos.

El TIS aumentó cinco veces el tiempo gastado en la promoción de las carreras de autos desde 1993. Según la idea original de Yeung, el programa de popularización de TIS debió haberse completado en ocho años, pero tomó más tiempo de lo planeado, y ahora piensa que Taiwan no está aún preparado para la próxima etapa. “Todavía tengo esperanzas para el automovilismo en Taiwan”, dice Yeung, “pero creo que adopté el método equivocado. Si hubiese puesto más atención a aumentar el número de participantes, a lo mejor el deporte se hubiese desarrollado mejor”. De hecho, CTMSA decidió cerrar TIS a finales del año pasado, y centrarse en la promoción del deporte a través de las gincanas públicas.

La gincana se centrará en técnicas de conducir y gestión de crisis. El entrenamiento más común de gincana es conducir a través de una serie de curvas S demarcadas con conos de tráfico. La ventaja de promover gincanas es que los participantes no tienen que gastar dinero para contratar equipos de mantenimiento ni preparar sus propios equipos —en la mayoría de los casos, los patrocinadores se encargan de cubrir esos gastos.

Gracias a los esfuerzos de Yeung y otros representantes de Asia, la Fédération Internationale de l’Automobile aprobó las reglas de gincana y la reconoció como un deporte automotor oficial. Para países asiáticos como Taiwan que no tienen la tradición de las carreras de auto, una competencia de nivel principiante razonable como la gincana oficial, no es sólo útil para fomentar el automovilismo, sino también una actividad educativa. “Es una manera fácil para que los pilotos comprendan que la velocidad no lo es todo en una carrera”, dice Yeung. “Conducir cuidadosamente a alta velocidad según las reglas requiere de destrezas y experiencia”.

CTMSA organiza competencias de motocicleta y automóviles. Taiwan tiene la más alta densidad de motocicletas del tipo scooter en el mundo, y Yeung cree que este alto número de motociclistas es una ventaja para el desarrollo de las carreras de karts y scooters en la isla. En Taiwan, se permitió la importación de motocicletas de más de 150 centímetros cúbicos sólo después de su entrada en la Organización Mundial del Comercio en 2002. Yeung contactó a los fabricantes locales, quienes dependieron de motores importados por décadas, para ver si podían producir motores para karts. “Los fabricantes me dijeron que sí podían, pero que como el mercado era volátil, no era económico hacerlo a gran escala”, dice Yeung. Si todo sale bien, el costo del equipo bajaría a alrededor de US$2.000, un precio razonable para la gente común. Aunque tomará tiempo, Yeung cree que a las carreras de karst y scooters de Taiwan les depara un futuro prometedor.

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Huellas de patinazos en forma circular y pilas de neumáticos sirven de decoración en el Circuito Internacional de Velocidad de Taiwan.

La posesión del equipo es una cosa, pero competir es otra, especialmente en el círculo internacional. Como es el caso de competir en China, donde los pilotos taiwaneses son tratados de manera diferente a los otros extranjeros, y no les permiten utilizar el nombre ni la bandera de su país cuando ganan. En el caso de Lin, él piensa que esto es frustrante. “Cuando estoy de pie en el podio con los otros, sin importar el lugar que obtuve, los himnos y banderas nacionales de ninguno de los tres son permitidos en la ceremonia”, dice Lin. “Eso no ocurre a los demás, solamente a mí porque soy de Taiwan”.

Ante tales circunstancias, tanto Lin como Yeung están de acuerdo en que los pilotos taiwaneses tienen que comprometerse y apasionarse más con el deporte que el resto de sus colegas. Lin se da ánimo con los ejemplos de pilotos de Fórmula famosos, tales como Michael Schumacher y Fernando Alonso. “Yo admiro la fuerte voluntad de Schumacher para competir y la estabilidad de Alonso”, dice. “Sus vivencias y éxitos me sirven de inspiración”.

La inspiración de la nueva generación ya está lista para un cambio de velocidad a medida que la actitud de la gente en el país hacia el automovilismo se ha alejado de los boxes de la oposición, y cuenta con el apoyo total en menos de 20 años. El Gobierno colocó NT$2 millones (US$59.700) para los trece eventos automovilísticos celebrados por las asociaciones pertinentes el año pasado, y CTMSA organizó la primera gincana internacional de Asia en Taipei, en noviembre de 2005. “Esto demuestra que la participación positiva puede llevar a un deporte no tan popular a la corriente principal”, dice Tsai Pei-jung.

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