03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Un patrimonio viviente

01/04/2005
Cuatro generaciones de una familia hakka. Las mujeres mayores visten el atuendo tradicional.

Las noches en el pueblo sureño hakka de Meinong casi parecen pertenecer a otra era. Por supuesto, hay muchos restaurantes pequeños que sirven los famosos tallarines de arroz de Meinong, pero no espere hallar muchos bancos, máquinas de cajeros automáticos o tiendas de ultramarinos. Se prefiere el dinero efectivo en comparación con las tarjetas de crédito. Y los residentes locales le dirán que la única actividad nocturna es el karaoke. Los visitantes necesitan disminuir su paso y ajustar el reloj un par de décadas para poder sentirse bien.

Entonces, Meinong no es un pueblo taiwanés común. Por lo menos, no se parece al resto de los pueblos repletos de tráfico y luces de neón de Taiwan. A sólo un paso del área del centro se ven paisajes campestres -arrozales, campos de tabaco, plantaciones de papaya, canales y lagunas de tortugas- que se esparcen hasta llegar a las montañas, donde los árboles crecen hombro con hombro, y las famosas mariposas amarillas de la zona llenan el aire veraniego.

Y la gente de Meinong dice que desean que permanezca de esta manera. La apariencia de Meinong quizás se deba a un accidente de la evolución, pero ahora la gente ha tomado conciencia sobre el medio ambiente, y desea que su pueblo se quede así. Este es un pueblo hakka desde la cabeza hasta los pies, y en un país que ha optado en mayor parte por la modernidad monótona, eso no es algo insignificante.

Un patrimonio viviente

Las entradas de los edificios hakka tradicionales exhiben con frecuencia pareados y una tablilla horizontal colocados a los lados y sobre la puerta.

De los 4 millones de hakka de Taiwan -el nombre significa “gente huésped” porque se dice que viajaron desde el norte de China en época de guerra hacia el sur hace muchos siglos- las comunidades sureñas formaron seis alas, o literalmente “pilas” en hakka. Cuarenta y cinco mil de ellos viven aquí en Meinong, que fue fundado hace 200 años por los hermanos Lin, quienes llegaron con sus familias en 1736 desde China. Ellos pasaron gran parte de los primeros años en conflicto con los inmigrantes hokkieneses, quienes son hoy día la mayoría de la población de Taiwan. Las luchas armadas entre ambos grupos eran frecuentes, y según Huang Sen-lan, guía narrador, los hakka Meinong enterraban a menudo a los muertos cerca de los templos del Dios de la Tierra.

El Dios de la Tierra se vislumbra mucho en la tradición religiosa del pueblo hakka, y en Meinong se dedican a él más de 400 templos. “Cada dios que adoramos tiene ciertos deberes”, dice Gu Te-fu, un hombre de setenta y pico de años. “El Dios de la Tierra nos da cosechas abundantes y buena siembra”.

Además de su reverencia al Dios de la Tierra, el pueblo hakka da mucha importancia a la adoración de sus antepasados. Chu Pan-hsiung, ceramista, dotó el altar de su familia con un par de lámparas hechas por un famoso maestro artesano de Lukang en el centro de Taiwan. Las lámparas fueron compradas para celebrar su recién obtenido Doctorado (Ph. D.) en Bellas Artes, que recibió en noviembre de 2003 de la Universidad Griffith de Australia. Chu regresó originalmente a Meinong hace unos 20 años después de vivir en Taipei para fundar el Horno de Meinong y promover los frescos de cerámica como arte público.

Un patrimonio viviente

Chu Pan-hsiung: “Para mejorar Meinong, tenemos que mejorar primero los aspectos fundamentales a través de la educación”.

“Cuando estaba quemando incienso en el altar”, dice él, “Le dije a mis antepasados que había logrado lo que había dicho cada año que deseaba lograr”. El dice que espera que algún día más lámparas rojas rodeen el altar ancestral.

“No hago esto para decirle a la gente lo bueno que soy. Estoy tratando de dar el ejemplo de ofrecer respeto a nuestros antepasados y fomentar el interés en las artes y la literatura. Nuestra sociedad está en seria necesidad de ese respeto. Con frecuencia, digo a la gente que me rodea: para mejorar Meinong, tenemos que mejorar primero los aspectos fundamentales a través de la educación”.

Eso es algo que se ha venido haciendo desde hace tiempo en el pueblo; los residentes locales disfrutan al decirle a los visitantes que una vez produjeron más títulos de doctor y maestría que cualquier otro lugar del país. Chu dice que la razón es la tierra fértil de Meinong, que produce mucho arroz en un área donde los vecinos en otros distritos sureños aún dependen de las batatas como alimento básico. Esta abundancia, dice él, permitió que los jóvenes de Meinong lograran excelencia académica. Huang bromea que otra razón del éxito académico del pueblo fue el trabajo exigente de los campos de tabaco que fueron introducidos por primera vez durante la ocupación japonesa (1895-1945) cuando el tabaco era todavía una importante fuente de ingresos.

Un patrimonio viviente

Un monumento histórico, el pabellón más antiguo en el pueblo, fue construido en honor a la comunidad de literatos.

Pero Chu dice que ese respeto por el aprendizaje tiene sus raíces en la tradición hakka. Si se toma como ejemplo el tradicional vestido de color índigo de las mujeres de Meinong, Chu dice que él tiene planes de emprender una celebración anual los primeros tres días del Año Nuevo Lunar, donde las mujeres de Meinong modelen el atuendo tradicional. “Es la mejor manera de enseñar a la gente la belleza de nuestra cultura”, dice él. “Las esposas hakka son muy trabajadoras y merecen que sus esposos agreguen a su vestuario varios vestidos nuevos, exquisitamente elaborados”.

Chu invitó a un joven diseñador de moda taiwanés que estudió en Francia para hacer siete vestidos de seda en el estilo hakka tradicional para su esposa. “Eso fue lo que mi esposa se puso el día de mi graduación en Brisbane”, dice. “Ella obsequió uno de los vestidos a una amiga que vino a mi ceremonia de graduación. Cuando las dos damas se aparecieron con esos vestidos en las calles de Brisbane, todo el mundo que las miraba se daba cuenta”.

En Meinong, los vestidos de color índigo quedaron en el olvido hace mucho tiempo por la moda. En los años ochenta, hasta las mujeres hakka mayores dejaron de usarlos, y sólo se pueden ver ahora en el Museo Hakka del pueblo. Hsieh Chin-lai, un modisto de 94 años, quien fuera alguna vez el decano del negocio aún está bien y capaz de trabajar con las tijeras que ha usado por más de 70 años, y ahora parece que puede tener la oportunidad de usarlas otra vez.

Un patrimonio viviente

Estas mariposas son la maravilla del verano, que la gente de Meinong espera cada año.

Los residentes de Meinong están hablando sobre convertir los canales del pueblo en atracciones recreativas. Esos proyectos son todo parte de un movimiento local en el que la gente está volviéndose más consciente de su ambiente. Después de un esfuerzo de 10 años, desde principios de los noventa, por ejemplo, el pueblo logró detener un plan gubernamental de construir una represa masiva que hubiese atentado contra el geológicamente inestable valle, que se cree le atraviesan alrededor de 10 fallas. El pueblo también detuvo un incinerador que los residentes sentían que estaba envenenando el aire y enfermando a la gente.

La Asociación del Pueblo de Meinong (MPA, siglas en inglés), que Chu ayudó a establecer para luchar contra el proyecto de la represa está ahora bajo el cuidado de Chung Tieh-min, el hijo del famoso escritor hakka, Chung Li-he, y varios jóvenes. Con la ayuda de muchos otros como Chu, Chung construyó un museo conmemorativo a su padre en 1977. Este museo ha sido expandido para incluir un segundo piso, y ahora cuenta con obras literarias de otros escritores llamados “tradicionales”. Se ha convertido en un lugar turístico popular del pueblo.

Chung participa en el comité del Consejo para los Asuntos Hakka, que fue establecido en junio de 2001 para preservar el idioma y la cultura hakka. El comité también ha creado una estación de televisión hakka, que comenzó sus operaciones en 2003. El idioma hakka está lingüísticamente relacionado al mandarín y holo, por lo que se le facilita a la gente hakka hablar los idiomas más hablados en Taiwan, pero esto ha tenido un impacto en el mismo idioma hakka. “El idioma es nuestro principal interés porque tiene implicaciones culturales profundas y sutiles”, dice Chung. “Esperamos pasar la sabiduría hakka aprendida de la vida a través de nuestro idioma”.

Un patrimonio viviente

Chung Tieh-min: “Esperamos pasar la sabiduría hakka aprendida de la vida a través de nuestro idioma”.

La lengua hakka tiene dos divisiones, Sihsian y Hailu. La primera se considera el hakka estándar y se habla extensamente en Meinong, que es 97 por ciento hakka. El resto de la población consiste de minameses y mujeres del sudeste asiático casadas con los residentes locales, y un pequeño grupo de familias chinas que fueron atrapadas en Myanmar y la provincia Yunnan de China después de la revolución comunista, y escaparon mucho después de China.

Los recién llegados, especialmente los de otros países, pueden participar en las clases de idioma en el Colegio Comunitario Meinong para aprender el dialecto hakka. Así como la Revista Montaña Rayo de Luna -una publicación producida localmente que se publica tres veces al mes desde hace 23 años sin fallo- el colegio comunitario es un lugar para compartir nuevas ideas y asuntos de interés. Es uno de muchos grupos comunitarios que incluyen una liga medioambiental, que encabezó el movimiento contra el incinerador, una unión juvenil formada por estudiantes universitarios, y un grupo de profesores dedicados a estudiar una rara ave local, la pitta Brachyura.

Aunque la idea de construir la represa ha sido abandonada, el gobernante Partido Democrático Progresista ha propuesto una alternativa para construir un lago artificial. Los académicos locales y los líderes comunitarios han estudiado el plan y llegado a la conclusión de que el lago acabaría con la capa freática, y sus beneficios serían pocos para la comunidad de Meinong. Hay un mar de fondo de apoyo para oponer la construcción del lago, pero esta vez los protestantes tendrán que enfrentar una batalla más dura, porque el proyecto del lago ha sido emprendido por una administración que ha ganado el firme respaldo de MPA y muchos de la liga medioambiental de Meinong.

Un patrimonio viviente

Un negocio próspero en el pasado, las plantaciones de tabaco ya no son tan rentables como antes.

El MPA está ahora concentrándose en plantar más árboles y plantas florales alrededor del pueblo. Chung dice que a medida que la industria agrícola pierda su potencia, el mejor paso a seguir es promover el agroturismo y los cultivos orgánicos. “La idea es crear un ambiente que nosotros mismos podamos disfrutar de verdad, y no uno que simplemente complazca a los turistas”, dice Chung.

No obstante, para atraer el dinero que substituya las pérdidas agrícolas, los turistas deben sentir que el viaje valió la pena. Para esto, los guías de Meinong están entrenados en el colegio universitario para brindar giras informativas a los visitantes. Ellos tienen historias que contar sobre el patrimonio hakka: los templos, la aún en funcionamiento planta eléctrica Kaoping, los edificios antiguos donde se ahumaban las hojas de tabaco, y el tradicional recinto hakka con sus tres secciones y techo de tejas.

Estas estructuras son un patrimonio viviente listo para abrir la memoria de los hakka, quienes han casi olvidado tanto sus tradiciones y su lengua materna. Quizás algunos años después, los visitantes que vengan a Meinong encontrarán a las mujeres vestidas con el tradicional traje de color azul índigo.

Popular

Más reciente